La gran brecha económica entre la minoría súper rica del planeta y el resto ha crecido a lo largo de 2019, alcanzando un máximo histórico: un montante colectivo de 5,9 billones de dólares si juntamos el patrimonio de los 500 individuos más ricos del planeta.
Respecto al año pasado, esto supone un incremento de un 25% de su riqueza colectiva, según el índice Bloomberg de multimillonarios, publicado a finales de cada año. El gran aumento en la fortuna de esta minoría súper rica se produce en medio de una situación de poscrisis en la que la mayoría en todo el mundo ha visto su riqueza estancarse o incluso disminuir.
Esta brecha entre los súper-ricos y todos los demás ha llegado a alcanzar un máximo histórico no visto en un siglo. Los gurús y asesores de esta casta llevan tiempo advirtiéndolos sobre la posibilidad de un «contraataque» por parte de la mayoría exprimida. Algunos, como Bill Gates, incluso piden más impuestos para los multimillonarios estadounidenses como él para intentar paliar la situación de desigualdad económica que atraviesa su país. 174 súper-ricos de los 500 en la lista son precisamente estadounidenses.
Cuando hasta algunos súper-ricos cuestionan la acumulación de riqueza de sus compañeros de clase, solo confirman la forma parasitaria en la que esta acumulación impide un desarrollo social verdadero y palpable. Sin importar las migajas filantrópicas que hayan podido dedicar a las masas como Amancio Ortega, conocen mejor que nadie que si no toman medidas de forma continua en un futuro podrían estar contra las cuerdas.
Según un estudio del economista Gabriel Zucman, asesor de la candidata Demócrata Elizabeth Warren, si se junta la riqueza de los 400 estadounidenses más ricos, esta es mayor que la riqueza conjunta de 150 millones de adultos del 60% más pobre en el país. El candidato Demócrata Bernie Sanders de la misma forma llegó a sentenciar que “los multimillonarios no deberían existir”. El quinto de la lista, Mark Zuckerberg, ante esta declaración de Sanders, dijo que “nadie se merece tanto dinero”.
Todo esto indica que la campaña presidencial en 2020 estará marcada por la cuestión de la desigualdad en el país, por lo menos por parte del bando Demócrata. Estas declaraciones incendiarias han hecho que dos demócratas multimillonarios, Bloomberg (el mismo fundador de la agencia de noticias detrás de la lista) y Tom Steyer se sumen también a la carrera por la presidencia del partido. Desde luego, no les faltará dinero para sus respectivas campañas.
Aunque es cierto que las políticas fiscales de Donald Trump lejos de aliviar esta desigualdad la hayan podido incluso acrecentar, los Demócratas no terminan de comprender que la desigualdad no es simplemente fruto de más o menos impuestos para los súper-ricos, sino que la existencia de estos súper-ricos es solo una de las muchas contradicciones del sistema capitalista que nunca cuestionarán de forma radical. No hay ninguna fórmula mágica para hacer desaparecer esta desigualdad mediante impuestos. Estos súper-ricos son fruto del sistema capitalista vigente en sus países, sin importar los gobiernos de derechas o socialdemócratas supuestamente de izquierdas que gobiernen en sus parlamentos burgueses.
Entre los 5 más ricos del planeta (Bezos, Gates, Arnault, Buffett y Zuckerberg), la cifra de riqueza alcanza más de 500 mil millones de dólares, lo que equivale a algo más de un tercio del PIB del Estado español. Esta concentración de riqueza cada vez mayor en una minoría es un reflejo del sistema capitalista, tal y como lo describieron Marx y Engels en su Manifiesto del Partido Comunista: “La existencia y el predominio de la clase burguesa tienen por condición esencial la concentración de la riqueza en manos de unos cuantos individuos (…)”.
Mientras que esta casta de ricos entre ricos lidera listas con cifras de riqueza que hasta resultan difíciles de imaginar para el asalariado medio, las masas siguen experimentando las consecuencias de la última gran crisis del sistema capitalista.