Cada año, los estudiantes de la UES conmemoramos la imperdonable masacre del 30 de julio de 1975, ejecutada por el gobierno bonapartista de Arturo Armando Molina, y su ministro de defensa Carlos Humberto Romero, contra las organizaciones estudiantiles y populares que se pronunciaban por la intervención militar del 25 de julio de ese mismo año, acontecida en el Centro Universitario de Occidente, hoy conocido como la Facultad Multidisciplinaria de Occidente.
Cada año, los estudiantes de la UES conmemoramos la imperdonable masacre del 30 de julio de 1975, ejecutada por el gobierno bonapartista de Arturo Armando Molina, y su ministro de defensa Carlos Humberto Romero, contra las organizaciones estudiantiles y populares que se pronunciaban por la intervención militar del 25 de julio de ese mismo año, acontecida en el Centro Universitario de Occidente, hoy conocido como la Facultad Multidisciplinaria de Occidente.
Nuestros compañeros, que cayeron bajo los disparos de las tanquetas, murieron creyendo posible la construcción de una sociedad socialista. La lucha es diaria, no obstante, cada 30 de Julio debe ser una oportunidad de hacer sentir nuestras demandas estudiantiles. Sabemos que bajo el capitalismo una educación gratuita y de calidad no es posible. Esto sólo se conseguirá con una lucha firme y decidida contra este sistema económico, que nos explota a diario. Lenin, siguiendo a Marx, explicaba que “el capitalismo está bañado de sangre de pies a cabeza”, y bañó en sangre a la generación salvadoreña de los 70´s y 80´s, y sigue bañando de sangre a nuestra generación.
Perspectivas actuales
El Salvador solamente posee una universidad pública: la Universidad de El Salvador. Según el MINED, se gradúan anualmente cerca de 78,000 bachilleres en nuestro país, en su inmensa mayoría hijos de trabajadores. La UES cada año solamente logra abrir cupo para alrededor de un 30 % de estos, del 70 % restante que no son admitidos, unos optan por las universidades privadas en las que deberán laborar para pagar sus mensualidades. Otros que no poseen los recursos para estas universidades optan solamente por trabajar, es decir se proletarizan. Pero en el peor de los casos son lanzados al margen del proceso productivo de la sociedad, al bando de los desocupados, y muchas veces, no les queda más camino que integrarse al lumpenproletariado para sobrevivir.
La UES no recibe suficiente presupuesto para brindar una educación pública a todos los bachilleres. Este año 2016 fue de $83.3 millones, es el presupuesto para la educación superior más bajo en Centroamérica, el cual representa, según Transparencia Fiscal, no más de 2.6 % del presupuesto general de la nación. Por ende, la Universidad debe recurrir a imponer un examen de admisión para seleccionar a los aspirantes “más destacados”, éste se torna para muchos muy difícil, para otros hasta imposible de aprobar, dependiendo de la Facultad a la que se aspira, aunque es lógico está diseñado para dejar fuera la mayor cantidad posible de aspirantes. Y lamentablemente, en su mayoría aprueban el examen aquellos que poseen un capital cultural más alto, los provenientes de los colegios privados que generalmente no son los hijos de los trabajadores, pues estos provienen de las instituciones públicas, donde la educación es paupérrima. Es inconcebible que la Universidad del Estado, que la pagan los contribuyentes, es decir los trabajadores y campesinos, no logre albergar a sus hijos, sino que les excluya ¡vaya ironía! Esto refleja, de manera clara, las contradicciones del capitalismo decadente.
Pero esto es solamente el fenómeno no el porqué de ello. El meollo de la cuestión es que debemos comprender que la clase dominante controla la economía, por tanto todo lo que de ella se deriva, entre ellos la educación en todos sus niveles, por consiguiente no les interesa invertir en una educación gratuita y de calidad para los hijos de la clase trabajadora porque representaría un peligro para sus intereses y para sus ganancias. Nuestra educación en todos los niveles es miserable, y aún no poseemos un plan estatal como solución a este problema. Mientras, irónicamente, nuestra Constitución de la República expresa en sus artículos 53 y 61 que “obliga al Estado Salvadoreño a garantizar una educación digna y de calidad”. Pero nuestra Constitución es una constitución burguesa que está fundada en la defensa de la propiedad privada y de las exorbitantes ganancias de los capitalistas, generalmente lo escrito en su papel es lo contrario a lo practicado en la realidad concreta.
Retos para la lucha
El movimiento estudiantil actual sufre un serio reflujo, y sus fuerzas se ven desviadas y agotadas, este reflujo solo lo hará desaparecer una coyuntura fuerte que haga despertar a las actuales direcciones burocráticas del movimiento, pero debemos comenzar a forjar nuestra conciencia de clase desde hoy en día, para que los acontecimientos venideros no nos pasen por encima, debemos estar preparados para evitar errores políticos. En este sentido, lo primero que debemos comprender es que la lucha por una educación digna y de calidad es una lucha de la clase trabajadora, pues son sus hijos quienes no reciben una educación adecuada, los hijos de los burgueses si la tienen.
Nuestra Universidad aún goza de una supuesta “autonomía”, ya que ésta es violentada –como la reciente intervención en las elecciones universitarias de la Sala de lo Constitucional- siempre que atenta con los intereses de la clase dominante, pues ésta debe garantizar su dominio sobre nuestra Alma Mater en particular, y sobre la sociedad en general. Trotsky explicaba que es imposible que exista educación socialista sin socialismo, también decía que “el estudiante revolucionario sólo puede contribuir si, en primer lugar, vive un proceso de autoeducación revolucionaria rigurosa y coherente y, en segundo lugar, si se liga al movimiento obrero revolucionario cuando todavía es estudiante. Permítanme aclarar que cuando hablo de autoeducación teórica me refiero al marxismo no falsificado”. En otras palabras, el estudiante que no defiende la independencia de clase de los trabajadores es un farsante, un pequeñoburgués arruinado y confundido por teorías opuestas a la revolución proletaria, ya que los estudiantes no somos una clase aparte, nuestras demandas son las demandas de los trabajadores, por eso nuestra lucha debe estar estrechamente ligada a la lucha por el socialismo. Esto pasa inevitablemente por formarnos en el marxismo revolucionario, por luchar hombro a hombro con los trabajadores, en fin, por no desligarnos como sectas al margen del movimiento obrero, porque sino nuestro aislamiento será tal que nadie nos tomará en serio ni la más mínima palabra.
Necesitamos dejar de lado las ilusiones de que hoy las cosas solamente se resuelven por la vía “legal” en la Universidad, debemos combinar el trabajo legal dentro de la universidad con el trabajo de movilización y huelga para conquistar nuestras actuales demandas. Este método es el que nuestro compañeros del 75´siguieron pero los representantes del gran capital siempre reprimireron de forma violenta muchas de ellas, tal fue el caso del 30 de julio de 1975.
Sobre la base de lo anterior, los estudiantes revolucionarios de nuestra generación debemos demostrarle al gobierno del FMLN que en cada paso que dé por mejorar nuestras condiciones de vida, lo acompañaremos, y por cada ataque que dé la burguesía por ello, estaremos dispuestos a defenderlo. Pero debemos presionarle a su vez a impulsar medidas socialistas que se propongan nacionalizar los medios de producción para poder garantizar el financiamiento adecuado de nuestra Universidad Nacional, ampliar su infraestructura, mejorar la calidad del proceso enseñanza-aprendizaje, y a su vez nacionalizar las universidades privadas para poder brindar una educación gratuita y de calidad para todos los hijos de los trabajadores. Tales son nuestras tareas inmediatas. No existe mejor forma de conmemorar a nuestros mártires que continuar la lucha bajo estos métodos revolucionarios.