Uno nunca sabe lo que un candidato presidencial es capaz de hacer en tiempos de campaña, lo que si es seguro es que estará dispuesto a llegar hasta el ultimo recurso, por más vil que este sea para lograr, asegurar más y más votos. En El Salvador incluso, violando todos los reglamentos establecidos, los candidatos comienzan su campaña hasta con un año de antelación y si es posible más.
Las elecciones presidenciales del 3 de febrero de 2019 están a la vuelta de la esquina, y el TSE ha dado el banderillazo de salida a inicios de este mes para que los candidatos comiencen a pedir el voto. Cada quien a su manera lo comenzó a hacer, sin embargo, el inicio oficial de los dos partidos que lideran las encuestas hasta el momento -GANA Y ARENA- estaban programados para el domingo 7 de octubre, con eventos públicos en La Unión e Izalco respectivamente. Esto coincidió con la emergencia nacional en el oriente del país ocasionada por Michael, que hasta ese momento era nada más una tormenta tropical.
En ese primer fin de semana de octubre, debido a las fuertes lluvias que azotaban esta zona del país, al menos dos personas habian fallecido, 10 se encontraban lesionadas, alrededor de 570 se estaban refugiadas en albergues, 357 viviendas habían sido afectadas y una había sido completamente destruida, dos muros habían colapsado y dos ríos se habían desbordado.
El director de Protección Civil, Jorge Meléndez, declaro alerta amarilla para 29 municipios de la zona costera del país, y también para algunos municipios del departamento de Morazán: Arambala, Perquín y Joateca; y de San Miguel los municipios de San Jorge, San Miguel, Chinameca, San Rafael Oriente, El Tránsito, Quelepa y Moncagua. Haciendo un total de 39 municipios en alerta amarilla y los 223 restantes en alerta verde debido a las constantes lluvias. Entre lunes y martes, Michael ya había alcanzado el nivel de huracán categoría 2. Razón por la cual se suspendieron clases a nivel nacional.
La emergencia no paso de ser percibida como una oportunidad para aumentar la popularidad de los candidatos en contienda. Haciendo un uso bochornoso de la misma salieron en ayuda de las víctimas. El candidato presidencial por GANA, Nayib Bukele, dijo que no suspendería su mitin de apertura de campaña en La Unión, sino que lo haría y desde allí coordinaría esfuerzos para ayudar a la gente. Por su lado, Carlos Calleja de ARENA suspendió su actividad en Izalco para ir a brindar ayuda en la zona afectada. El candidato del FMLN, aunque con menos cobertura mediática, también se hizo presente en estos municipios. ¡No podían iniciar de mejor manera!
Quienes tampoco dejaron pasar la oportunidad fueron los medios de comunicación afines, impresos y electrónicos, para hacer quedar a sus candidatos como los más altruistas y bondadosos a los ojos de la población. La utilización electorera de la condición deplorable de los salvadoreños es realmente nauseabunda y no causa otra cosa que asco.
Carlos Calleja declaró: «En este momento es cuando debemos de dejar a un lado la política para poner los intereses de país primero, pero sobre todo a nuestra gente, a quien debemos de poner por encima de todo”. Curiosamente, sus víveres iban en bolsas estampadas con mensajes que ¡pedían el voto! ¿A quién quieren engañar?
No es para nada casualidad que en estas situaciones, ‘los desastres naturales’ ocurran en los municipios más afectados por la pobreza en el país. Los habitantes de estos municipios viven en las zonas más vulnerables del territorio nacional, debido al abandono de los gobiernos que nunca se interesan por garantizarles condiciones mínimas de seguridad ante las amenazas de la naturaleza. Aquí no cabe decir que es la voluntad de Dios la que permite que sucedan estas cosas o que es la mala suerte de esta gente, es más bien la desigualdad en su máxima expresión, sino preguntémonos porque las comunidades más opulentas -Santa Elena, Escalón, etc- no sufren estos mismos males.
La desigualdad que condena a vivir a esta parte de la población en zonas de alto riesgo, es la desigualdad ocasionada por el capitalismo, sistema que favorece el hecho de que unos tengan más y otros menos. Rechazamos el uso electorero del sufrimiento del pueblo y hacemos un llamado a la solidaridad de la clase trabajadora, en esta situación adversa como en todas: ¡Solo el pueblo salva al pueblo!