Por M. F. Varela y Carlos Márquez
Se celebraron las elecciones primarias en Honduras éste 14 de marzo en medio de un ambiente de enorme presión para las masas. Honduras ya tenía un sistema de salud colapsado antes de la llegada del COVID-19. Durante este último año se han usado medidas coercitivas muy severas como toques de quedas, desalojos de comerciantes por parte de la policía, etc. para así contrarrestar los efectos del contagio. Aún con ello, el país que cuenta con 9.5 millones de habitantes tiene más de 185 mil casos oficiales de contagio y 4500 muertes (cifras que son superadas por la realidad).
Honduras se ha beneficiado económicamente en la pandemia con la venta de cubrebocas producidos en el país, pero eso no ha evitado que la economía cayera un 7.1% en 2020. El país, además, no logra recuperarse de los dos huracanes que lo devastaron ese año.
El imperialismo ha apoyado a los gobiernos golpistas que derrocaron a Zelaya en 2009 pero al hacerlo actúa como un elefante dentro de una tienda de cristal. Al hacer esto sólo ha creado un desastre social, que ha aumentado con la pandemia y la crisis global capitalista. Esa es la verdadera causa de las masivas caravanas migrantes, donde miles de hondureños huyen del hambre y la violencia, arriesgando todo porque en Honduras no tienen nada. Hay miles de historias estremecedoras como la de una niña que viajó sola por 22 días hasta llegar a la frontera con EEUU1. Trump presionó a gobiernos como el mexicano y guatemalteco para que hicieran el trabajo sucio de frenar el paso migratorio, Biden ha prometido no meter a migrantes en jaulas como su antecesor ni separar a las familias. Plantea una política más humanista, pero en esencia sólo cambia un poco la forma porque su objetivo sigue siendo frenar la entrada de la migración. Al pueblo no le dan alternativas de vida digna bajo el capitalismo, la única alternativa viable y realista es luchar contra el sistema.
JOH: el amigo incómodo del imperialismo
El gobierno de Honduras es un fiel aliado del imperialismo en la región centroamericana, pero como dice el diario The New York Times: “El gobierno de Joe Biden tiene un gran dolor de cabeza: Juan Orlando Hernández”.
En el portal de ese diario se puede leer las acusaciones en que se le ha implicado en Nueva York:
“Recibió maletines llenos de dinero. Celebró reuniones clandestinas con narcotraficantes en una fábrica de arroz. Intentó invertir en un laboratorio de cocaína. Prometió inundar Estados Unidos de drogas. Y todo esto lo hizo mientras se postulaba al cargo más alto de Honduras”.
Que estas acusaciones lleguen al más alto dirigente del Estado hondureño muestra la putrefacción del régimen. Burgueses, altos políticos, familiares de expresidentes y actuales candidatos de los partidos han sido vinculados en casos de corrupción y narcotráfico. Lo que tenemos frente a nuestros ojos es un Narcoestado oligarca, represor, explotador y podrido en la corrupción.
Un reciente incidente puede servir de ejemplo del Estado de putrefacción de la burguesía y el Estado en Honduras. Recientemente en el Estado mexicano de Campeche fue decomisado un avión que traficaba vacunas falsas. Éstas tenían como destino Honduras. En este hecho está involucrado Mohamad Yusuf Amdani Bai, de origen pakistaníes que es uno de los empresarios más ricos de Honduras y es cercano a JOH. No conformes con la tragedia del pueblo hondureño ahora le quieren dar vacunas falsas.
El imperialismo estadounidense ha usado la droga y ha fomentado su comercio, protegiendo a quien lo hace cuando a sus intereses ayuda. Viejos aliados, al verse en desgracia, han sido abandonados a su suerte. La nueva vinculación de Juan Orlando Hernández en juicios contra narcotraficantes, seguida de una lluvia de críticas de propios funcionarios del gobierno estadounidense, es un reflejo de que el imperialismo no ve que sus antiguos aliados puedan mantener la estabilidad. No se puede descartar un retiro de apoyo buscando nuevos aliados dispuestos a mantener su fidelidad al imperialismo.
Frustración y rabia
Las masas ya en el pasado han realizado insurrecciones revolucionarias para quitarse de encima a los gobiernos golpistas. Trotsky dijo en alguna ocasión que las condiciones para la revolución socialista no sólo estaban maduras, sino que habían comenzado a pudrirse. Esa frase es cierta para la Honduras de hoy donde vemos un relativo ambiente de frustración entre las masas.
Las elecciones primarias del 14 de marzo no llegaron en el mejor momento si nos basamos en el ánimo de la mayoría de las masas. Si bien hubo un flujo de votantes muy interesante, comparando este proceso electoral con los anteriores es inevitable sentir un ambiente de desmoralización por las penurias que está viviendo la gente. Aunque pareciera que por la velocidad en la que ocurren los hechos estamos imposibilitados de entender lo que realmente sucede, los marxistas pensamos que el convulso proceso puede ser claramente comprendido.
En primer lugar, la pandemia ha sido un factor importante que ha aumentado la desconfianza de la gente de manera consciente o inconsciente hacia la democracia burguesa y el orden social mismo. Se ha visto que en tiempos de crisis como la actual siempre son los pobres los que terminan pagando por los platos rotos. Tampoco podemos obviar que los errores del pasado aún nos persiguen. Los momentos en los que se pudo hacer historia como en la crisis post electoral de 2017, cuando la gente estaba en las calles dispuesta a todo paralizando el país e ignorando el estado de sitio o cuando los policías se declararon en huelga tras afirmar no querer seguir reprimiendo al pueblo, simplemente fueron desperdiciados por la dirección de la oposición por no estar a la altura de los acontecimientos y aunque no hubiera una crisis sanitaria de esta magnitud, esos errores siempre estarían pasando factura.
Sumando a esto, el clima de cuestionamientos al actual sistema a escala mundial, que parece tener más eco en los jóvenes, ha dado lugar a muchos fenómenos que nos parecen sorprendentes. En las redes sociales, por ejemplo, los viejos políticos pierden popularidad, a pesar de que algunos ni siquiera han tenido oportunidad de demostrar sus capacidades para gobernar plenamente.
También vemos un Partido Liberal completamente desacreditado e incapaz de recuperarse de haber avalado un golpe de Estado contra un presidente que era de su propio partido. En el caso de Libre lo que vemos es que dirigentes antes incuestionados hoy empiezan a tener críticas e incluso jóvenes buscan alternativas diferentes. Aunque cabe señalar que el triunfo de Xiomara Castro como candidata y de Mel Zelaya como jefe de Libre no se pueden poner en cuestión como en el caso de los otros partidos.
Dado que las elecciones pasadas fueron burdas farsas, la oposición dio una batalla previa para generar instituciones más sólidas y creíbles que organizaran y protegieran las elecciones. Se ha iniciado un proceso de cambio de identificación con mayores niveles de seguridad y se ha actualizado el padrón para que ya no voten los muertos. También se ha creado un Consejo Nacional Electoral (CNE), como un organismo autónomo que pueda organizar los procesos electorales y los conteos. Todo esto se ha hecho con el boicot de la dictadura y por ese mismo boicot ha causado que no se termine el conteo. Al inicio del conteo al CNE le fue robado un disco duro y le cortaron el cable central del internet. La democracia burguesa en Honduras es un chiste de muy mal gusto.
El 14 de marzo
El desarrollo de las elecciones fue un proceso relativamente tranquilo al inicio. Aunque hubo pequeños incidentes, como las imágenes que se compartían en redes sociales de riñas entre los mismos movimientos del Partido Nacional y las quejas de algunos votantes porque no aparecían en los listados o los habían cambiado de centro de votación, todo parecía ir con tranquilidad en términos generales. El flujo de personas en los centros de votación a tempranas horas tiende a ser muy modesto respecto a la tarde. Así, después de las 1:00 pm la afluencia de votantes cambió drásticamente (al menos en las ciudades) lo que pudo ser una sorpresa para quienes tenían una perspectiva conservadora respecto a la asistencia de las personas en las urnas.
Contrario a otros tipos de pronunciamientos de tintes ultraizquierdistas, desde la Izquierda Marxista hicimos un llamado modesto a votar críticamente pues pensamos que era una oportunidad para darle un golpe no sólo a los políticos tradicionales que se hayan colados en la oposición sino también al mismo sistema y su dictadura. Elegir a los hombres y mujeres más capaces y comprometidos con la clase obrera y campesina dentro de Libre, sin dejar de mantener una posición independiente y crítica, puede generar mejores condiciones para la organización y la lucha popular contra la dictadura y por una sociedad socialista.
La participación en las elecciones
Las elecciones primarias comparadas con las generales tienden a ser menos interesantes para la clase trabajadora. Lamentablemente. al momento de escribir este artículo, no contamos con datos certeros sobre el número exacto de votantes porque el CNE, a casi dos semanas, aun no arroja los resultados finales.
El Partido Nacional de JOH cuenta con un aparato corporativo más poderoso, teniendo en las primarias cifras de votantes más abultadas que sus contrincantes pero que hoy están claramente infladas. En 2012 los datos oficiales arrojaron 1,144,444 votantes y en 2017 fueron 1,378,770. En las elecciones de este año, según los datos que da hasta el momento el CNE, con 84.4% de las actas escrutadas, Nasry Asfura (Papi a la orden) dobla la cantidad de votos que su contrincante Mauricio Oliva, teniendo el primero un supuesto apoyo de 70.16% de un total de 987,563 votantes contabilizados hasta ahora.
En el Partido Liberal fue destronado su gran dirigente Luis Zelaya, un poderoso oligarca. Entre acusaciones mutuas de fraude y una crisis interna, los resultados aventajan a Yani Rosenthal.
También es necesario decir que la cantidad de votos en estas elecciones primarias pueden estar marcada grandemente por el fraude, se ha visto que muchas actas están viciadas de irregularidades con candidatos inflados con 500 votos en mesas donde no llegan a votar ni 200 personas. Esta práctica ha sido usada por el Partido Nacional y no es secreto para nadie, pero también por el Partido Liberal con Yani Rosenthal y algunos candidatos de Libre (especialmente el movimiento 28 de junio que tiene su raíz en el Partido Liberal) se han visto embarrados penosamente de esto.
Los resultados de Libre
Con casi un 65% de las actas computadas, Libre cuenta con 385,107 votantes. En 2012 fueron a las urnas a votar por los precandidatos de este partido 594,531 y en 2017 461,825. Es posible que se supere la cantidad de votantes que las pasadas elecciones internas favoreciendo masivamente a Xiomara Castro.
También es necesario mencionar al fenómeno “Nelson Ávila” que sin duda ha sido una sorpresa para todos. Él ha sido el candidato de la juventud quien ha visto en él una propuesta diferente debido a su currículum. Nelson Ávila se destaca por ser un economista intelectual cuya popularidad ha crecido de manera exponencial en las últimas semanas, al ser un personaje con grandes logros académicos, los universitarios se han sentido identificados, no tenemos duda que incluso muchos jóvenes críticos del proyecto Libre encabezado por Mel le han votado. Hasta estos momentos cuenta con poco más del 11% de apoyo.
Esto deja un aprendizaje interesante: se está rompiendo el caudillismo dentro del partido debido a errores fatales que desanimaron a las juventudes en el pasado.
La atracción de los jóvenes hacia la academia es un arma de doble filo. Nosotros estamos de acuerdo en que la academia puede ayudar al movimiento social, pero considerar a alguien como “bueno para gobernar” por sus logros universitarios o lingüísticos es muy simplista. A Nelson Ávila, desde un punto de vista revolucionario, sólo se le puede juzgar por su programa y trabajo político, pero hasta hoy no ha expuesto ideas que planteen métodos radicales para acabar con tanta pobreza. Sus propuestas carecen de profundidad de cómo se llevarán a cabo y se podrían comparar con la de otros candidatos que no necesariamente están en Libre.
En épocas de crisis como la actual la burguesía también entra en crisis y sus representantes están marcados por esa decadencia. Para comprobarlo sólo es necesario ver la planilla del Partido Nacional que está colmada de faranduleros, ex modelos, ex futbolistas… y no es que dedicarse al periodismo cómico o al futbol cohíba a las personas de ser partícipes de las elecciones, el problema es que el escaso o nulo conocimiento de la realidad nacional que presentan personajes como José Villanueva, Orlando Ponce, etc. resulta altamente nefasto. ¿Pero eso significa que si el Partido Nacional estuviera conformado por grandes intelectuales sería diferente? Por supuesto que no. La derecha le ha dado un carácter ridículo a su régimen, pero eso no debe ser argumento para pensar que la cantidad de títulos académicos es proporcional a la capacidad para sacarnos de la crisis, esto es mucho más complejo. Depende ante todo de qué programa defiende de dicho partido, que en este caso protege a la gran burguesía corrupta y explotadora.
Crisis a lo interno de Libre
En Libre hay un fuerte debate de al menos 3 corrientes (que no llevaban a Xiomara Castro de Zelaya como candidata a la presidencia) que acusan las falencias que han rodeado estas elecciones. El Partido Nacional observa desde el silencio la crisis de sus antagonistas. Dado que comprendemos que la derecha se une para hacer sus fechorías y desde la ilegalidad se acomoda para ver cómo los demás entran en decadencia, no podemos tapar el sol con un dedo y actuar de la misma forma que ellos.
Nelson Ávila ha sido muy crítico del conteo e incluso ha hecho declaraciones donde solicita que es mejor que todas las corrientes se presenten a las elecciones generales, deslegitimando así este proceso interno. Wilfredo Méndez del movimiento Honduras Libre, ha expresado que en el partido existe una especie de burocratismo que favorece a los movimientos afines a los Zelaya, entre esos movimientos destaca el M28. Finalmente, Carlos Reina del movimiento Nueva Corriente ha manifestado que acepta no haber ganado elecciones a nivel presidencial, pero considera que sus números en los resultados están siendo manipulados al igual que con sus candidatos a nivel de alcaldías y diputaciones.
Libre se figura en la actualidad como la única alternativa electoral que tienen los oprimidos para luchar por un cambio en el país. Pero para que eso sea verdad es necesario comenzar con resolver toda esta trama de fraude lo antes posible. Es cierto que puede haber agentes de la derecha detrás de toda esta maraña de corrupción, pero también es cierto que un partido fuerte y bien estructurado es capaz de resolverlo en un abrir y cerrar de ojos.
Para la vitalidad del movimiento social es obligatorio ser transparente en este proceso y nos sumamos al reclamo de las bases de los movimientos afectados que piden un recuento vigilado por todos los implicados. De nuevo, es incuestionable que Xiomara ganó, pero eso no deslegitima a los otros candidatos que exigen un proceso transparente que respete la voluntad de los votantes y que proporcione los números correctos que obtuvieron en el escrutinio.
La necesidad de un programa revolucionario
Con todo este panorama de incertidumbre puede resultar agobiante nadar contra la corriente algo que es ciertamente urgente. Como marxistas no tenemos un fetichismo con la democracia de la burguesía, pero sabemos que las elecciones son un arma más que puede ser usada en la lucha por una sociedad mejor. Sabemos que es una herramienta poderosa para destruir a sus promotores. De ningún modo es el fin último acaparar todos los escaños posibles y ni siquiera nuestra lucha debe estar limitada por un evento que se hace cada 4 años.
Como ya hemos dicho, Libre se figura hasta ahora como el partido que más puede ser usado por los trabajadores en su lucha contra la dictadura, pero también está colmado de personajes nefastos que deben ser combatidos por los militantes. Derrotarlos sólo será posible con la lucha interna. Criticar desde lo lejos es sólo un comportamiento ultraizquierdista que no aporta nada, que le deja las manos libres a los burócratas para actuar frente a los miles de trabajadores que se orientan a este partido. Como revolucionarios debemos trabajar fuera y dentro del partido, legal e ilegalmente, fortaleciendo una tendencia marxista dentro del movimiento de masas que lucha contra la dictadura.
El imperialismo ahora mismo busca su caballo de apuestas, y aunque hace falta ver los movimientos que se generen posterior a los resultados de las votaciones internas, es muy probable que su apoyo se centre en Yani Rosenthal, Nasry Asfura o en última instancia en una alianza entre algunos sectores del Partido Liberal, Salvador Nasralla, Nelson Ávila, etc. Una Alianza puede poner fin al terror nacionalista, pero tampoco debe limitarnos, si Libre encabezado por Xiomara Castro acepta entrar en dicha coalición corre el riesgo de mutilar sus principios aún más.
Libre no tiene la necesidad de mezclarse con partidos tradicionales de carácter burgués, la única alianza que debería importarle es la de los obreros, pero en vista de que la dirección no ha tenido las cosas claras, es muy probable ver su participación en una alianza, ahora bien, no todo está claro y solo lo sabremos luego de que se resuelva la crisis que atraviesa actualmente el partido.
Las elecciones en Honduras son una farsa, pero la débil dictadura se ve obligada a realizarlas abriendo este espacio que puede ser usado nuevamente por las masas para luchar contra los golpistas. Probablemente, nunca hemos estado tan cerca de un cambio de régimen tras 11 años de la dictadura del Partido Nacional, por lo mismo es urgente luchar contra la desmoralización que agobia nuestro entorno. Reconocemos que bajo la democracia burguesa no se lograrán las conquistas que tanto anhelan los pobres, pero también reconocemos que luchar por la llegada de Libre al poder es luchar por crear un escenario menos oscuro para intensificar la lucha de clases.
Los errores del pasado deben ser superados con la organización y sin ceder ante las presiones de la burguesía. Una vez en el poder se debe desplegar un plan auténticamente revolucionario que plantee un cambio de este sistema capitalista podrido. No tenemos que esperar a que la dirección actué cuando ya sea tarde, sino que desde el principio se debe tener una lucha franca y abierta contra la oligarquía por una democracia obrera. En ese momento luchar en las calles será tan importante como luchar contra el ala conservadora y oportunista en el partido que se oponga a los cambios radicales en el país.
Por una transformación real:
¡Fuera oportunistas de Libre!
¡Alianza sí, pero con la clase obrera y campesina!
¡Cero conciliaciones con la dictadura burguesa y el imperialismo!
¡Socialismo o barbarie!