Editorial Lucha de Clases Nº74 – Las elecciones a la Asamblea de Madrid tienen una enorme relevancia. Una derrota de la derecha madrileña sería un golpe demoledor para ella en uno de sus bastiones principales. Y no menos importante, la victoria de la izquierda en Madrid insuflaría confianza y entusiasmo en la clase obrera y pondría presión al gobierno PSOE-UP para forzarlo a ir más allá de su mezquina política actual.
Vox, penalizado por el efecto del “voto útil” en la derecha a favor del PP, se ha dedicado a provocar en los barrios obreros para generar altercados, con la complicidad de la policía, como vimos en Vallecas, y llamar la atención para impulsar su campaña. Denunciamos las torturas policiales a jóvenes luchadores de Vallecas y la cobardía de la Delegación del Gobierno “socialista” y del ministro Marlaska por dejar hacer a los uniformados de Vox en la policía y la Guardia Civil.
Que un personaje, como Ayuso: ignorante y de nula capacidad intelectual –reflejo de la clase a la que representa– encare estas elecciones con una fortaleza aparente, refleja el pésimo estado de las direcciones de la izquierda y de las cúpulas sindicales. La desastrosa gestión de la pandemia en Madrid creaba condiciones únicas para desacreditarla completamente. Se dejaron solos a los barrios obreros de Madrid que espontáneamente se movilizaron en mayo-junio pasado contra las movilizaciones reaccionarias de los “cayetanos”, y sobre todo cuando se levantaron masivamente contra la gestión sanitaria de Madrid a fines de septiembre. Las condiciones para una huelga general exitosa en la región estaban dadas. Pero se dejó escapar la ocasión. Tampoco la gestión del gobierno central genera entusiasmo: no se avanzó contra el encarecimiento de la vivienda, ni contra la reforma laboral del PP, ni contra la ley mordaza. Pese a todo, el odio de clase a la derecha está presente en los barrios obreros, y los trabajadores sanitarios están sufriendo en sus carnes la política criminal de Ayuso.
El PSOE no ha existido como oposición en Madrid. Y tanto Gabilondo como Más Madrid se han orientado a presentar una imagen “amable” con un claro giro a la derecha, apelando sin sonrojarse a los votantes de Ciudadanos que, previsiblemente, se quedará fuera de la Asamblea de Madrid. Por supuesto, los medios de comunicación les están dando una enorme cobertura y silenciando todo lo que pueden a Unidas Podemos (UP). Esto ha llegado, incluso, a TVE, donde la sección sindical de CCOO de los Informativo lanzó un comunicado para denunciar la manipulación y tergiversación contra Pablo Iglesias, así como la escasa cobertura de su precampaña, con sólo un 3% del tiempo total, frente al 31% del PP, 24% de Vox, 19% PSOE, 12% Más Madrid y 11% de Ciudadanos.
Esto no es casualidad, pese a todo, Pablo Iglesias es el enemigo a batir por el régimen, que lo odia sin ocultarlo. Independientemente de que Iglesias no sea consecuente con sus palabras en los hechos, y se haya implicado en una política de medias tintas con el gobierno de Sánchez, sus críticas a la monarquía, al aparato judicial, a las grandes empresas, y su negativa a demonizar al independentismo catalán y vasco, lo convierten en el principal enemigo del régimen, que querría verlo desaparecer del mapa político. Unidas Podemos, pese a su carácter reformista y presentar un programa bastante moderado, es el único que reclama abiertamente el voto de los barrios obreros, plantea propuestas concretas para reducir los alquileres, incrementar sensiblemente el gasto público social y terminar con los chiringuitos del PP con los empresarios de la región.
De ahí que el voto más útil para las familias trabajadoras y cerrar el paso a la derecha sea Unidas Podemos. Pero la clave es movilizar los barrios obreros con actos masivos y movilizaciones por demandas concretas. Podemos derrotar a la derecha en Madrid, hagámoslo realidad.