Por Gabriel Galeano
Mientras el Paro General se adentra a su segundo mes, los medios de comunicación han intentado impulsar todo tipo de ataques navegando una línea muy fina. Por un lado, hasta una revista como Semana (que efectivamente es la voz del Centro Democrático) tiene que admitir que el paro general se da por una razón y que tiene apoyo masivo. Por consiguiente, no se puede atacar a las manifestaciones en sí. Pero lo que los medios de comunicación sí pueden hacer es atacar lo que consideran los excesos de las manifestaciones. Ya sea criticando a Petro como supuesto provocador, o por los desmanes, la prensa de los ricos claramente tiene algo que decir a los manifestantes: ¿Por qué no se comportan?
¿A quién afectan los bloqueos?
Efectivamente, un punto de ataque han sido los bloqueos que la prensa burguesa ha declarado como violaciones de los derechos humanos. José Miguel Vivanco, director de la División de las Américas de Human Rights Watch, se pronunció en su momento: “La policía tiene la facultad e incluso el deber de dispersar, con la menor fuerza posible, bloqueos que generan perturbaciones graves y desabastecimiento.” De los precandidatos a la elección del próximo año, 24 se han presentado en contra de esta práctica, incluidos dos de los tres candidatos del Pacto Histórico (la formación política liderada por Colombia Humana y Gustavo Petro que se presenta como progresista). La Comisión de la Verdad (institución creada para el cumplimiento de los acuerdos de paz) también ha apoyado al paro general, pero, asimismo, ha criticado los bloqueos. El periódico El Tiemporeporta que el 79% dijo que no está de acuerdo con los bloqueos. A su vez, es interesante notar que el 65% de los colombianos encuestados están en contra del uso de la fuerza pública para remover los bloqueos. Esto demuestra la falta de apoyo al gobierno de Duque y el ESMAD. Esta no es una opinión que venga del movimiento, sino de la clase dominante que quiere proteger sus intereses.
Vale la pena anotar que Arturo Calle reporta una pérdida en ventas del 70% debido al paro y a la pandemia. Para finales de mayo, los contenedores de Buenaventura se encuentran a 90% de capacidad. De acuerdo con Micolta, la Sociedad Puerto Industrial Aguadulce, uno de los puertos de descarga Buenaventura, no tiene capacidad para recibir un contenedor más. Fedesarrollo calcula que el paro general tuvo un costo económico de entre $4,8 billones y $6,1 billones. Efectivamente, cuando el establecimiento se queja de los bloqueos, no lo hace por el bienestar de los manifestantes, sino por el dinero perdido.
El valor de los bloqueos
Es obvio cuál es el impulso detrás de este ataque a los bloqueos y los desmanes. Para la clase dominante los bloqueos representan un golpe direccionado exactamente en donde les duele: el bolsillo. Las muertes y ataques causados por la fuerza pública son algo que no pueden apoyar debido a que la gestión de Iván Duque es increíblemente impopular. Pero, sin embargo, es interesante que la burguesía encuentre la necesidad de condenar los bloqueos con la misma fuerza (o incluso más) que los ataques violentos de la policía. Es claro el porqué: la preocupación de todos estos empresarios son sus ingresos multimillonarios.
Vivanco argumenta que los bloqueos son una violación de los derechos humanos. Pero el estado ha violado los derechos de los colombianos antes de y durante el paro general. Menos del 1% de los colombianos están protegidos bajo un acuerdo colectivo. Apenas un 4% de los Colombianos pertenecen a un sindicato. Esta oligarquía es infame a través del mundo por casos como el de los “falsos positivos”, bajo el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, donde 4.602 civiles fueron asesinados por el ejército, además de 3.062 sindicalistas que han sido asesinados desde el Paro General de 1977. Los obreros colombianos no tienen nada más que los bloqueos para poder hacer clara su presencia política.
Sin los bloqueos, la reforma tributaria y la Ley 010 hubieran sido implementadas sin problemas. Los mismos burgueses que se quejan de que Duque es el peor presidente en la historia del país, se hubieran sentado sobre sus manos esperando eternamente sin promover una alternativa. El hecho es que el bloqueo fue lo que puso suficiente presión al gobierno de Duque para causar que retrocedieran y se deshicieran de personajes como Carrasquilla y Claudia Blum.
Su ética y la nuestra:
El ala progresista de la clase dominante alaba el paro con la meta de congraciarse con los votantes. Pero incluso dentro de estos cumplidos no pueden evitar quejarse de los desmanes de la gente, los ataques a la propiedad privada y los bloqueos. Las razones son obvias: para ellos, los excesos del gobierno de Duque son nada más un tema de conversación. Pero para los obreros colombianos, estas son injusticias que sienten en su día a día. El hecho de que el salario mínimo no alcanza a cubrir la canasta familiar es una simple abstracción para ellos.
Para esta ala progresista, la destrucción de la propiedad privada y la violencia son lo mismo sin importar quien la perpetúa y para cual propósito. Para nosotros, como Marxistas, los desmanes del paro son la expresión de la furia de la clase obrera colombiana. Una furia mucho más que justificada por el gobierno represivo de la oligarquía colombiana. Martin Luther King (1929-1968), el famoso predicador que luchó por los derechos civiles de la gente afroamericana en Estados Unidos alguna vez dijo que los disturbios son el lenguaje de los ignorados.
Diferencias tácticas
Sin embargo, de la misma manera en que no condenamos los desmanes desde lo moral, tenemos que explicar las deficiencias tácticas de los bloqueos y las manifestaciones como única arma de la clase obrera en este momento. Ciertamente, estos han hecho que la oligarquía colombiana retroceda, pero tenemos que plantear la posibilidad de llevar el paro general a una huelga general. Hasta el momento los manifestantes se han tomado las carreteras y han restringido el intercambio de bienes entre la clase dominante, pero muchos de los lugares de producción se mantienen operando a pesar de las grandes pérdidas, debido a las medidas que muchas de las compañías han tomado dentro de la pandemia para poder sobrevivir. No solo esto, el liderazgo de organizaciones como la CUT (Central Unitaria de Trabajadoras, con 600,000 trabajadores afiliados) ha jugado un rol muy regresivo, proclamándose como los líderes del Paro Nacional, mientras que reducen las demandas de las bases para poder negociar con el gobierno de Duque y les ruegan a las bases que regresen a sus casas en vez de luchar.
La CUT podría jugar un rol clave en todo esto. Es cierto que solo el 4% de los trabajadores colombianos pertenecen a un sindicato. Pero el liderazgo de la CUT podría fácilmente extender esto con una campaña de sindicalización de diferentes fábricas, manufactureras y diversos sectores de industria. Además, la CUT podría usar su posición como el gran centro de los trabajadores sindicalizados para poder convertir el paro general en una huelga general, alentando a los trabajadores de diferentes sectores a detener la producción y aumentar la presión sobre los capitalistas. El hecho de que estas ideas no estén en la agenda de la CUT es triste. La CUT es una de las grandes conquistas de la clase obrera Colombiana, su tarea debería ser llevar el fruto de sus logros al resto de los trabajadores.
La crisis de dirección:
En su clásico texto, El programa de transición, Trotsky explicaba que “la situación política mundial del momento, se caracteriza, ante todo, por la crisis histórica de la dirección del proletariado.” Efectivamente, esto describe nuestra situación actual en este marco histórico. Cientos de miles de colombianos han entrado al escenario de la historia del país a jugar un rol más que honorable: darle un punto final al gobierno de Duque. Pero la falta de dirección se ha sentido.
Si bien los logros del paro general son dignos de celebrar, nada más se ha podido repeler los ataques del gobierno de Duque. La reforma tributaria no pasó; cierto, pero el Ministerio de Hacienda intentará pasar otra el próximo mes, por ejemplo. Estas victorias son hasta ahora temporales. Sin un programa y una meta clara, y una organización que pueda llevar estas ideas a la clase obrera, el movimiento solo podrá ir hasta el punto en el cual la gente esté dispuesta a luchar.
Si bien la inflación está por venir y el costo de bienes se incrementará con el paro general, esto, por otra parte, podría darle algo de combustible a la causa. Tampoco ayuda al gobierno de Duque que su estrategia hasta ahora haya sido una de provocación abierta. Sus negociaciones con el Comité de Paro Nacional (para nada un comité revolucionario y que sólo representa a una minoría del movimiento) fueron concluidas debido a su deseo de tratar de presentar concesiones como productos de su gestión y no del paro. En Barranquilla, el gobierno de Pumarejo efectivamente desplegó el ESMAD para tratar de reprimir una marcha en contra del partido de eliminatorias al mundial organizado como oferta de pan y circo del gobierno.
Pero todas estas provocaciones tienen efectos reducidos si la dirección de las coordinadoras no ofrece nada más que una fecha y un lugar para salir. Se necesita un programa y una organización que esté dispuesta a pelear por este programa. Los bloqueos y el paro general se deben mantener ya que estas son las únicas herramientas que la clase obrera actualmente tiene para luchar, pero la clase obrera colombiana tiene que extender su arsenal e incluir en él herramientas que le permitan golpear a la oligarquía exactamente en los cimientos de su poder: en la producción. La sindicalización y formalización del trabajo en Colombia es una lucha clave.
Para lograr esto se necesita un movimiento desde la base de la clase obrera tanto en los sindicatos como por fuera que pueda luchar por la sindicalización de los trabajadores. La mejor manera de hacer avanzar semejante causa es el avance de las ideas revolucionarias del socialismo en las bases de la clase obrera y ofrecer una perspectiva marxista sobre cómo luchar para lograr que el paro evolucione hacia una huelga general.
Por esta razón resaltamos la necesidad urgente de la creación de un partido obrero que ayude a trabajadoras y trabajadores de cada ciudad en Colombia a organizar su lucha. Un partido que sirva como memoria de la clase obrera, que pueda reunir a los mejores elementos para que puedan generalizar las lecciones de cientos de años de luchas de clases vividos en cada país, y aplicar estas lecciones para la lucha de hoy, llevando la teoría y las ideas del marxismo a la clase trabajadora. Si semejante organización es de su interés, les imploramos que se acerquen a nosotros y consideren descubrir la Corriente Marxista Internacional, organización de la que hacemos parte. Solo con una internacional saludable a nuestro respaldo podremos llevar este paro general a su conclusión lógica.
¡FUERA DUQUE! ¡A PARAR PARA AVANZAR! ¡AGUANTE ES LO QUE HAY!