Por Alfredo Guzmán
En julio de 2021, Jeff Bezos viajó con sus amigos al espacio con su nave espacial de lujo mientras millones de personas perdían la vida por la falta de acceso a alimento y vacunas. En un episodio que hace recordar a María Antonieta (la reina de Francia durante la Revolución Francesa) cuando pronunció su frase “Que coman pasteles”, Bezos dijo de su viaje “Gracias a todos los empleados y clientes de Amazon, porque sois vosotros quienes habéis pagado por todo esto”.
El hombre más rico del planeta tiene razón en esto, es la plusvalía extraída del trabajo de sus empleados directos e indirectos (quienes trabajan en condiciones deplorables) y los clientes que consumen masivamente los productos de su empresa gigante lo que genera los millones de dólares que acumula cada día, esto sin agregar las subvenciones por parte de gobiernos que invierten en la “investigación espacial” y todos los impuestos evadidos al erario público.
La variante letal de los multimillonarios.
Según el informe 2021 de OXFAM (Comité de Oxford de Ayuda contra el Hambre, por sus siglas en inglés) publicado el 17 de enero de 2022 en el marco del foro de Davos, desde el inicio de la pandemia ha surgido un multimillonario en el mundo cada 26 horas; los diez hombres más ricos del mundo Elon Musk, Jeff Bezos, Bernard Arnault, Bill Gates, Larry Ellison, Larry Page, Sergey Brin, Mark Zuckerberg, Steve Ballmer y Warren Buffet han duplicado su fortuna pasando de $ 700.000 millones a $ 1.5 billones como promedio en los dos primeros años de la pandemia, mientras 160 millones de personas han sido empujadas a la pobreza.
Una pequeña elite de 2755 multimillonarios ha incrementado su riqueza anual como nunca antes se había registrado y es un fenómeno que tiene lugar en los 5 continentes del planeta, como resultado del alza de los precios del mercado de valores, el boom de las entidades no reguladas, el crecimiento de los monopolios y la privatización. Mientras tanto se calcula que alrededor de 17 millones de personas han muerto a causa del covid-19, unas cifras sin precedentes desde la segunda guerra mundial. La desigualdad económica que se traduce en la falta de acceso a las vacunas y a servicios de salud de calidad para la gran mayoría de la población mundial, así como en el aumento de la violencia de género, el hambre y la crisis climática contribuye a que cada día mueran 21,300 personas, es decir una persona cada 4 segundos según estimaciones conservadoras de OXFAM.
Desde que comenzó la pandemia, los gobiernos a través de sus bancos centrales han inyectado 16 billones de dólares a la economía, gran parte de este estímulo financiero ha ido a parar a las cuentas de los multimillonarios, ya que la emisión masiva de dólares provoca una escalada de precios en los mercados de las bolsas de valores. La pandemia ha aumentado la riqueza de grandes empresas como Google, Facebook y Amazon y sobre todo ha contribuido al ascenso de nuevos magnates del monopolio farmacéutico como Stéphane Bancel, director ejecutivo de Moderna, Ugur Sahin y Ozlem Tureci, director ejecutivo y directora médica de BioNTech quienes se asociaron con Pfizer y desarrollaron la vacuna “más” eficaz contra el covid-19 con el respaldo del gobierno alemán, obteniendo beneficios sin precedentes.
Cuando un pequeño grupo de empresas poderosas monopolizan la producción y la distribución de las vacunas se genera un apartheid de las vacunas que pone en peligro tanto a las personas no vacunadas como a las que sí lo están, ya que esto permite la mutación del virus en nuevas variantes que reducen la eficacia de las nuevas vacunas, lo cual lo hemos visto con la variante Delta en la India y la variante Ómicron en Sudáfrica. En vez de vacunar a miles de millones de personas de los países de renta media y baja, los gobiernos han enriquecido a las farmacéuticas mientras estas deciden quién vive y quien muere.
La brecha entre países también se ha ensanchado, al menos 73 países en vías de desarrollo se ven enfrentados a aplicar nuevas medidas de austeridad debido a los préstamos adquiridos con el FMI, lo cual implica el deterioro de la sostenibilidad de la deuda y más recortes en el gasto social.
Violencia económica: salud, violencia de género, crisis climática, pobreza y hambre
Dentro del sistema capitalista, las élites poderosas y corruptas de los multimillonarios son las que dictan las políticas económicas y sociales que favorecen la preservación y la acumulación de la riqueza y el poder en sus manos, sumiendo a la mayoría de la población del planeta en pobreza y pobreza extrema, esto es lo que se define como violencia económica, la cual no es una falla aleatoria sino más bien una característica estructural del capitalismo que perpetúa desigualdades históricas entre países y al interior de los mismos, las cuales tienen su origen en la época de comercio de esclavos, políticas racistas y el colonialismo. En términos económicos por ejemplo entre 1765 y 1938 Gran Bretaña obtuvo de la India aproximadamente un beneficio de $45 billones mediante el sometimiento colonial.
La Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michell Bachelet, señalaba en 2020 que “se deben corregir siglos de violencia y discriminación por medio de disculpas formales, procesos de reivindicación de la verdad y reparaciones de distintas formas”, el compromiso de reparación incluye acciones de reparación, restitución, reconocimiento y cese del daño. Aunque estas medidas son insuficientes y se quedan muchas veces en el papel, la cancelación de la deuda a los países ex coloniales sería un buen comienzo que permitiría a sus gobiernos fortalecer sus sistemas de salud y brindar una mejor respuesta a la población frente a la pandemia.
En los países de renta media y baja mueren 5,6 millones de personas al año como consecuencia de la falta de acceso a atención médica de calidad, es decir más de 15 mil personas mueren cada día por no recibir atención sanitaria. Esta es una estimación previa a la pandemia del covid-19. Lo cual se debe a las decisiones de los gobiernos de aplicar recortes durante décadas a la inversión en salud pública, dando lugar al negocio de la atención médica privada que sólo una mínima parte de la población puede pagar. Y así las tasas de letalidad por covid-19 son más elevadas en aquellos países que han aplicado políticas de austeridad, incluso en la UE donde la privatización de la atención médica limitó significativamente la respuesta a la pandemia.
Por otra parte, las restricciones de confinamiento y los problemas económicos, el desempleo, el cierre de los servicios, el aumento de las tareas de cuidados y la escasez de recursos durante la pandemia han dado lugar a lo que se denomina como “la pandemia ignorada”, es decir el incremento sin precedentes de la violencia de género. Como sostiene Graca Machel, “millones de mujeres, niñas y niños están luchando por sobrevivir no solo a la covid-19 sino a la brutalidad de sus abusadores dentro de la cárcel en que se han convertido sus propias casas”. Durante la pandemia los feminicidios han alcanzado cifras desorbitantes. Los asesinatos de personas transgénero y personas con identidad de género no binaria han aumentado en un 6%. Y sin embargo para combatir este espiral de violencia los gobiernos solo han destinado el 0,0002% de los fondos de respuesta al covid-19.
Según estimaciones de OXFAM, anualmente son asesinadas 67,000 mujeres, casi la mitad de ellas a manos de sus parejas o exparejas y el resto debido a la mutilación genital femenina. También 6,500 hombres son asesinados cada año por sus parejas o exparejas. En 2020 el exceso de mortalidad femenina se calcula que fue de 1,7 millones de mujeres y los abortos por razones del sexo 1,5 millones. Estas cifras no incluyen las muertes relacionadas con trabajos de alto riesgo como el trabajo sexual, los empleos precarios e informales, los empleos en sectores que utilizan prácticas de explotación como la industria textil, la recolección de cosechas, etc. Además, la gran mayoría de mujeres no cuentan con protección legal ante la violencia sexual y económica que sufren en el ámbito doméstico y social. Se calcula que el trabajo de cuidados no remunerados realizado por las mujeres contribuye a la economía con un valor de 10,8 billones de dólares.
Respecto a la crisis climática, los países ricos son los responsables del 92% del exceso de emisiones de carbono, lo cual responde a un sistema económico extractivista y basado en el uso intensivo del carbono. El 1% más rico de la humanidad es el causante del doble de las emisiones que el 50% más pobre. Por ejemplo, el nivel de consumo del magnate ruso-israelí Roman Abramovich, genera al menos 33,859 toneladas de emisiones de CO2 al año, un volumen que una persona promedio tardaría más de 7000 años en generar.
El caos climático causa la muerte de diversas maneras: desnutrición, enfermedades, temperaturas extremas y mayor intensidad y frecuencia de los desastres relacionados con el clima. La Organización Mundial de la Salud estimó en 2014 que hasta 2030 morirían 231,000 personas cada año en los países pobres a causa del colapso climático y se estima que millones de personas perderían la vida en la segunda mitad del siglo XXI.
En cuanto a la pobreza, según estimaciones de OXFAM la pandemia del covid-19 en un mundo brutalmente desigual ha causado que 163 millones de personas se vean obligadas a sobrevivir con menos de $ 5.50 al día, esta población se suma a la mitad de la población mundial (3,200 millones de personas) que ya vivía por debajo del umbral de la pobreza antes de la pandemia. Esta población es la que también tiene menos esperanza de vida y mayor índice de muertes prematuras. En un mundo de abundancia OXFAM calcula que cada año mueren 2,080,500 personas por falta de alimentos y desnutrición.
¿SOLUCIONES?
Luego de esta aproximación cuantitativa y a su vez cualitativa al horror del capitalismo, OXFAM propone algunas medidas para responder ante estas desigualdades abismales entre ultra ricos y pobres, dichas medidas que son claramente insuficientes podrían suponer el comienzo de una lucha abierta contra las elites dominantes.
Se propone la aplicación de un impuesto del 99% sobre los ingresos excesivos de los capitalistas más ricos del mundo, esto es algo que ya se ha aplicado anteriormente en algunos países después de la segunda guerra mundial que contribuyó a la creación del estado de bienestar de la post guerra, sin embargo estamos hablando de un periodo de un boom capitalista, donde la clase dominante podía darse el lujo de dejar caer algunas migajas a la clase obrera, ahora en medio de crisis tas crisis medidas como estas son ampliamente boicoteadas por los capitalistas, a una medida como esta le sucede la fuga de capitales, esto ya paso en Francia y en otros paises. También se propone gravar de manera permanente y progresiva los grandes capitales nacionales y multinacionales, así como la eliminación de los paraísos fiscales y la evasión y la elusión fiscal, pero esto lejos de ser una alternativa real, resulta ser solo una ilusión bajo el capitalismo, ya que el mismo sistema necesita de este tipo de actividades para mantenerse, la corrupción es la grasa que mantiene toda la maquinaria del capitalismo.
Con los fondos obtenidos con las medidas anteriores se plantea que es posible desarrollar una inversión masiva en los servicios públicos, sobre todo en los servicios de salud y la implementación de un sistema de protección social universal que garantice ingresos económicos y cuidados a todas las personas, sin embargo, con toda la riqueza de este 1% ostentosamente rico podríamos construir las bases de un mundo totalmente diferente, acabar con el hambre de un plumazo. Frente a la crisis climática los gobiernos deben aplicar impuestos sobre las emisiones de carbono y restringir la industria y maquinaria con grandes volúmenes de emisiones, las multinacionales deben abandonar progresivamente el uso de combustibles fósiles y cumplir metas de cero emisiones reales, así como aumentar las inversiones en energías limpias, lo que significaría que los monopolios del cartel de la OPEP reduzcan sus jugosas ganancias de billones de dólares anuales a no menos de la mitad, algo realmente imposible, porque son estos mismas transnacionales las que controlan el mundo. También se plantea la necesidad de invertir miles de millones de dólares y trabajar arduamente en el tratamiento y la prevención de la violencia de género, pero sin acabar con la desigualdad económica y social creada por el sistema es imposible acabar con todos los males y opresiones que viven los mas marginados y oprimidos del mundo.
Huelga decir que se pueden formular miles de propuestas para paliar la crisis económica profundizada por el covid-19, y el sistema capitalista seguirá la misma dinámica de ensanchar la brecha entre los súper ricos y los pobres, porque cuando se plantea que los gobiernos deben rediseñar el sistema de concentración de riqueza para unos pocos se omite que en realidad son los monopolios capitalistas los que diseñan a los gobiernos y las políticas económicas y sociales de estos últimos. Por lo cual es imposible un cambio de sistema por parte de sus mismos agentes. Por lo tanto es necesarios que todas las capas poblacionales marginadas y oprimidas se organicen y fortalezcan los movimientos sociales que ya llevan más de una década en efervescencia en diferentes lugares del planeta y lleven a cabo la expropiación de todas las fortunas obscenas que los capitalistas han acumulado antes y durante la pandemia y que sean puestas bajo administración de un nuevo gobierno conformado por la clase trabajadora con la prioridad de salvar las vidas de todas las huestes que ahora siguen condenadas al horror y sufrimiento del capitalismo.
La única alternativa real pasa por el proceso de toma de conciencia de la clase obrera y la organización del sector más consiente de su totalidad, con el objetivo de construir una herramienta eficaz, el partido revolucionario, que pueda acabar con toda la inmundicia que crea el sistema capitalista. Esta es la gran tarea a la que los marxistas de la CMI nos dedicamos. Luchamos por construir las bases de los partidos revolucionarios con todos los que compartan la idea de que es necesarios construir un sistema realmente humano, superior al capitalismo, ese sistema solo puede ser el Socialismo Internacional, únete a nuestra lucha.
Fuentes: