Las elecciones en Francia y Grecia representan un cambio fundamental en la situación. La crisis del capitalismo europeo ha entrado en una etapa nueva y turbulenta. Un estado de ánimo de ira está extendiéndose por toda Europa. Por supuesto, entendemos que los resultados electorales no reflejan la psicología de las masas con una precisión total. Son como una instantánea del estado de ánimo en un momento dado. Sin embargo, es necesario analizar los resultados electorales cuidadosamente, ya que muestran ciertas tendencias en la sociedad.
Las elecciones en Francia y Grecia representan un cambio fundamental en la situación. La crisis del capitalismo europeo ha entrado en una etapa nueva y turbulenta. Un estado de ánimo de ira está extendiéndose por toda Europa. Por supuesto, entendemos que los resultados electorales no reflejan la psicología de las masas con una precisión total. Son como una instantánea del estado de ánimo en un momento dado. Sin embargo, es necesario analizar los resultados electorales cuidadosamente, ya que muestran ciertas tendencias en la sociedad.
El primer efecto de la crisis económica que comenzó en el año 2008 fue de conmoción, lo que resultó en una parálisis temporal. Pero este estado de ánimo pronto desapareció, y fue reemplazado por una ola de huelgas y manifestaciones de masas. Sin embargo, tal es la gravedad de la crisis que la presión de las calles no es suficiente para provocar ningún cambio sustancial. El movimiento está, por lo tanto, volviendo hacia el frente político.
Los votantes en Grecia y Francia se han inclinado a favor de los candidatos anti-austeridad. En Gran Bretaña, las elecciones locales registraron un giro masivo contra la coalición de Conservadores-Liberaldemócratas y a favor del Partido Laborista. Los resultados parciales de las elecciones locales en Italia también sugieren un marcado alejamiento de los partidos mayoritarios. En ausencia de una alternativa seria de izquierda , algunos votantes giraron hacia un movimiento de protesta contra el euro, liderado por el ex cómico Beppe Grillo, que consiguió resultados significativos en muchos lugares, incluyendo ciudades como Parma y Génova.
Los mercados bursátiles cayeron en Francia y Grecia, pero en gran medida se recuperaron más tarde. Las bolsas griegas cayeron a mínimos de 20 años, mientras que en París el índice bursátil CAC 40 cayó un 2,8 por ciento, y el Xetra Dax alemán cerró con una caída de un 1,9 por ciento. El euro bajó un 0,3 por ciento frente al dólar hasta 1,3022 dólares.
De hecho, los mercados han recibido los resultados de las elecciones francesas con una ecuanimidad sorprendente. Esto sugiere que tienen un excelente conocimiento de la verdadera naturaleza del reformismo, o que han recibido informaciones fidedignas de que lo que dice el señor Hollande en su plataforma electoral es una cosa, y lo que señor presidente Hollande va a hacer es otra cosa totalmente distinta. Sin embargo, la Bolsa de Atenas había caído un 6,67% al final del lunes, lo que refleja la naturaleza extrema de la crisis en Grecia.
Francia: ¡Giro a la izquierda!
En Francia, los socialistas ganaron las elecciones presidenciales por primera vez en una generación. Nicolas Sarkozy entra ahora en los libros de historia como el presidente francés que, por primera vez desde 1981, no consiguió revalidar un segundo mandato. Se convierte en el último líder europeo en ser echado de su oficina en medio del enojo generalizado entre los votantes contra las medidas de austeridad provocadas por la crisis de la deuda de la eurozona. El candidato socialista, François Hollande, defendió la necesidad de un "pacto de crecimiento". En su campaña, atacó a los banqueros y a los ricos y fue claramente percibido por muchos como un opositor a las medidas de austeridad.
En la primera ronda estuvo bajo la presión de la izquierda, en la medida que las encuestas de opinión indicaban que Mélenchon, el candidato del Frente de Izquierda (Partido Comunista y el Partido de Izquierda), iba a recoger un número significativo de votos. Hollande trató de cortar esto apareciendo estar más a la izquierda de lo que realmente es.
En declaraciones a un público eufórico en Corrèze, su base de operaciones en la Francia rural, el presidente francés recién elegido subió al escenario y anunció que iba a buscar una alternativa a la austeridad. Los coches hacían sonar sus bocinas cuando se dirigían por las calles del centro de París que no fueron cerradas al tráfico. "El cambio está llegando", declaró el señor Hollande, que anunciaba el "fin de la austeridad" y una nueva era a favor de "la juventud y la justicia".
Se comprometió a aumentar los impuestos a las grandes empresas y a las personas que ganan más de un millón de euros al año. Quiere aumentar el salario mínimo, contratar a 60.000 profesores más y bajar la edad de jubilación de 62 a 60 años para algunos trabajadores. Y consiguió algo menos del 52% de los votos en la segunda ronda. Esto demuestra que las masas están buscando una alternativa a las políticas de recortes y austeridad. Esto fue subrayado por las escenas de alegría en la noche del domingo en Francia, que se asemejaban a una fiesta callejera de masas.
Los partidarios jubilosos de Hollande se reunieron en la Plaza de la Bastilla en París, un punto de encuentro tradicional de la izquierda – para celebrar. Pero, al igual que ocurre en todas las buenas fiestas, esto será seguido seguramente por un gigantesco dolor de cabeza. El problema es que todos los reformistas creen que es posible resolver la crisis sin una ruptura radical con el capitalismo. Esta es una ilusión peligrosa y utópica. Si acepta el sistema capitalista también deben aceptarse las leyes del capitalismo.
Es muy bueno que el señor Hollande hable en contra de la austeridad. Pero hay un problema: en el contexto de la crisis mundial del capitalismo, si él no está dispuesto a romper con el capitalismo, la austeridad es la única política posible. Si François Hollande no entiende esto, los mercados se lo harán entender pronto. Como los griegos, Hollande quiere desafiar la insistencia alemana en la austeridad. Se han elevado grandes esperanzas por la victoria de Hollande, en Francia y en toda la zona del euro, y en que los duros planes de austeridad que han marcado la respuesta a la crisis de Europa hasta el momento serán aliviados en favor de un estímulo de crecimiento. Los franceses sienten ahora que las cosas se están moviendo con firmeza en su dirección, y que cuentan con el apoyo de diversos sectores en Europa y en Norteamérica.
Pero Hollande pronto se enfrentará a un dilema espinoso. ¿Va a estar con el pueblo griego, que lucha contra la austeridad o con el gobierno alemán y el Fondo Monetario Internacional, que dicen que el plan de rescate griego no puede ser renegociado?
Francia y Alemania
La señora Merkel no perdió tiempo en felicitar al presidente electo por teléfono y lo invitó a Berlín para mantener conversaciones en breve, pero advirtió que el pacto fiscal "no está en juego". Ella dijo en una conferencia de prensa en Berlín: "El núcleo de la discusión es, realmente, sobre todo … si vamos a tener nuevamente programas de crecimiento que estén respaldados por la deuda o, efectivamente, si vamos a tener programas de crecimiento que sean sostenibles y, de hecho, se basen en la competitividad de los países. "
Francia ya no puede equipararse con Alemania como principal potencia europea. Por el contrario, es vista como parte de la Europa del sur, un miembro del club de los países enfermos, aunque en la actualidad sólo espera con inquietud en el departamento de pacientes externos. Los gobiernos español e italiano está mirando esperanzadoramente hacia el presidente francés. París se muestra comprensivo con Italia y Grecia. Hollande ha encontrado incluso algunas palabras amables para el viejo enemigo, el Reino Unido.
Esto podría conducir a un cambio de la correlación de fuerzas dentro de la UE. Podría resultar en un movimiento para crear un contrapeso a Alemania, una ruptura con la política exterior post-guerra de la burguesía francesa, que tenía la ilusión de que podría gobernar Europa en tándem con los alemanes. En la práctica, esto siempre fue un sueño imposible. El músculo industrial y financiero de Alemania le ha dado un papel preponderante, relegando a Francia al papel de un "socio".de segundo orden.
Mientras la economía europea iba hacia adelante, esta situación podía estar, al menos, parcialmente disfrazada. Pero después de la debacle económica de 2008, la relación real ha sido expuesta cruelmente. La debilidad de Francia ha sido revelada a todos. Es Alemania quien lleva la batuta. Las tensiones entre París y Berlín podrían terminar en el naufragio del euro, e incluso en la desintegración de la propia Unión Europea (UE). En palabras de The Financial Times (7 de mayo) "una escisión abierta entre Francia y Alemania podría causar problemas a escala europea, la apertura de una falla sísmica en los fundamentos de la Unión Europea y en su moneda única".
La crisis griega ha puesto a prueba a Hollande mucho más rápido de lo que esperaba o deseaba. La señora Merkel exigirá que tome una posición en un lenguaje muy simple: ¿está usted con Atenas o con Berlín? Esta es una pregunta muy difícil de contestar, pero que debe responderse. Sin embargo, al dirigir sus observaciones a Berlín, Hollande se apresura a aclarar que es un hombre razonable que no quiere causar problemas. Él no desea cambiar el acuerdo "sólo añadirle cosas", etc. etc.
La crisis política griega ha puesto todo en un crisol. El problema es tan grave que ningún tipo de maniobras y de acuerdos puede arreglarla. Hollande puede pensar que algunas cláusulas inteligentemente redactadas añadidas a un tratado de la UE serán suficientes para que se le conceda crédito. Los planes de Hollande incluyen los "bonos proyecto" (o bonos para el crecimiento, como otros los describen) para financiar el gasto en infraestructura de Europa, y una mayor inversión por parte del Banco Europeo de Inversiones. También, en el largo plazo, quiere que el Banco Central Europeo preste directamente a los estados individuales. Pero la señora Merkel ha dejado claro que esta no es su visión.
La canciller alemana podría incluso estar de acuerdo con los "bonos proyecto" respaldados por la UE, que financien proyectos de infraestructura. Algunos aumentos de los préstamos del Banco Europeo de Inversiones también podrían ser acordados. Pero ella no está dispuesta a "renegociar" el tratado. Como hemos visto, ella insiste en que "los programas para el crecimiento" deben basarse en la "competitividad" de los países. Si en esto está refiriéndose a Francia, ella es demasiado educada para decirlo abiertamente. Pero los alemanes van a estar observando a Francia como halcones.
Hollande todavía tiene que explicar cómo tiene la intención de reducir su déficit presupuestario al 3% del PIB el próximo año, cuando ha prometido que respetará todas sus promesas de campaña, tales como aumentar las prestaciones sociales al inicio del año escolar, los miles de puestos de trabajo extras para la enseñanza, así como la reversión parcial de la edad de jubilación de 62 a 60 años. Todo esto implica un gasto extra. Sin embargo, en Francia el gasto público ya representa el 56% del PIB, y la presión fiscal general también es alta. Y el FMI prevé un déficit cercano al 3,9% para 2013.
Aquí tenemos el dilema central. ¿Mantendrá Hollande firmemente sus compromisos con el pueblo francés? ¿O se inclinará ante la presión implacable de Merkel y “de los "mercados”? Parece más que probable que él decidirá que la discreción es la mejor parte del valor y de la retirada, mientras que se acepten desde Berlín algunos gestos para salvar la cara. Él dirá que ha cambiado la dirección de la política de la UE en favor del "crecimiento". Merkel, acordaría algún tipo de "pacto de crecimiento" muy genérico, pero el precio serían más recortes. En esencia, todo permanecerá como antes. "plus ça change, plus c’est la même chose ("cuanto más cambia, más es la misma cosa ").
El Presidente de Francia se encontrará entre la espada y la pared. Si se va con los alemanes inmediatamente se expondría la falsedad de su retórica anti-austeridad . Provocaría profundas divisiones en el Partido Socialista y fortalecería la posición de Mélenchon y del Frente de Izquierda. la alianza entre el Partido Comunista y el Partido de Izquierda, que consiguió un 11,1% de los votos en la primera ronda de las elecciones presidenciales.
Terremoto en Grecia
La victoria de Hollande en las elecciones francesas es importante, pero fueron las elecciones en Grecia las que sacudieron a los mercados más que cualquier otra cosa. Los resultados de las elecciones generales del domingo 6 de mayo, sin embargo, no fueron realmente una sorpresa.
Grecia se ha visto obligada a hacer recortes profundos en las jubilaciones y en los salarios, aumentar los impuestos y recortar miles de empleos del sector público. Bajo el plan de rescate actual de Grecia, tendrán que ser encontrados en junio miles de millones de euros para nuevos recortes de austeridad – y el país cuenta también con préstamos de 30 mil millones de euros de la UE a devolver a plazos. Esta situación es claramente insostenible por la sencilla razón de que no se puede exprimir sangre de una piedra.
A pesar de todo esto, la UE y el Fondo Monetario Internacional han advertido que bloquearán pagos de préstamos adicionales hasta que el Parlamento griego aprueba el paquete de austeridad de mediano plazo, que incluye recortes más profundos en el gasto de salud y en los empleos del sector público. Éstas fueron precisamente las medidas que desencadenaron protestas masivas en los dos gobiernos anteriores.
Este resultado muestra un rápido cambio en la conciencia de las masas. Sólo fue hace unos meses que el principal partido burgués, Nueva Democracia, estaba esperando con confianza que el poder cayera en su regazo como una manzana madura. En cambio, fue humillado, mientras que el PASOK vio colapsar su voto. De ahí que los partidos anti-austeridad consiguieran más del 65 por ciento en la votación del 6 de mayo, en la cual los griegos expresaron su indignación contra el alto nivel de desempleo, los recortes salariales y una previsión de otros 18 meses de recesión.
La alarma de la burguesía se hizo eco en el mercado de valores de Grecia. El índice ASE cayó un 3,8 por ciento, a 619,52, el más bajo desde noviembre de 1992. Ya ha perdido un 9,1 por ciento este año, lo que refleja el nerviosismo extremo de la burguesía griega. El carácter inconcluso de las elecciones generales del 6 de mayo es una clara indicación de una aguda polarización hacia la izquierda y a la derecha. El centro político está derrumbándose ante nuestros ojos. Los dos principales partidos pro-europeos vieron hundirse sus votos. Esta es la forma que tomarán los acontecimientos, y no sólo en Grecia.
En Grecia, tanto la derecha de Nueva Democracia como su ex socio de coalición, el PASOK, vieron desvanecerse su apoyo en favor de partidos radicales a la izquierda y a la derecha. El apoyo a Nueva Democracia cayó del 33,5% en la última elección a sólo un 18,9% de los votos, con 108 escaños en el parlamento de un total de 300. Y sólo tuvo este resultado gracias a una ley que otorga al partido ganador un extra de 50 escaños. El socialdemócrata PASOK fue empujado a un tercer lugar humillante, con el 13,2% de los votos y 41escaños. En las elecciones anteriores habían conseguido el 43% de los votos. Nueva Democracia y el PASOK consiguieron conjuntamente apenas un tercio de los votos.
Esto es un terremoto político, un cambio repentino y agudo en la situación. Antonis Samaras, líder de Nueva Democracia, quiso formar un gobierno de unidad nacional con él como primer ministro, pero casi de inmediato abandonó el intento. The Economist dice:
"Su partido, que presionó para la convocatoria de elecciones anticipadas cuando estaba muy por delante en las encuestas de opinión, ahora se tambalea. Por su parte, el PASOK, si bien esperaba que le fuera mal, no previó que iba a ser superado por SYRIZA. Varios diputados socialistas que desertaron del PASOK el año pasado por el programa de austeridad consiguieron sus escaños ayer con SYRIZA, mientras que destacados reformistas del PASOK, entre ellos Anna Diamantopoulou, la ministra de Desarrollo y ex comisaria europea, perdieron sus escaños. (George Papandreou, el ex primer ministro, consiguió a duras penas un escaño en un distrito electoral provincial.)."
El gran ganador fue SYRIZA, la coalición de izquierda encabezada por el partido Synaspismos, que quedó en segundo lugar y que estuvo a punto de vencer a Nueva Democracia y ganar las elecciones. Aunque era evidente que SYRIZA iba a aumentar considerablemente su votación, el resultado final fue una sorpresa para los encuestadores. SYRIZA consiguió el apoyo de votantes del PASOK y alcanzó el 16,8% de los votos (frente a sólo el 4,6% por ciento en la elección anterior, en 2009), y tendrá 52 escaños en el parlamento, gracias a los grandes resultados conseguidos en Atenas y El Pireo, los mayores distritos electorales de Grecia y fuertes bastiones de la clase obrera, donde SYRIZA quedó en primer lugar.
La ironía de las situación es que incluso el conservador Samaras sabe que el plan de austeridad es contraproducente. Quería bajar los impuestos a las empresas griegas. Pero esto es rechazado de plano por la canciller alemana, Angela Merkel, con quien se ha enfrentado, y que sigue siendo implacable. Como reacción a los resultados de las elecciones, Merkel dijo que las medidas de austeridad "no son negociables", y describió las reformas de Grecia como de la "máxima importancia". Esta es la contradicción central, que ha impedido la formación de un nuevo gobierno tras las elecciones.
El abyecto fracaso del gobierno de Lucas Papademos, el primer ministro "tecnócrata" no elegido y apóstol de la "unidad nacional", ha dejado un vacío que debe llenarse. Pero, ¿quién lo va a llenar? Papademos, ex vicepresidente del Banco Central Europeo, ha hecho un llamamiento a la estabilidad política "para que los sacrificios de los griegos no se desperdicien … después de que ya hemos recorrido una gran parte del difícil camino hacia la reconstrucción de la economía". Pero después de tres años de tormento, de caída del nivel de vida y del creciente desempleo, que ha reducido a millones de griegos a la pobreza extrema, la gente está cansada de la misma vieja canción. No se puede ver ninguna señal de "reconstrucción de la economía".
Por el contrario, ven en todas partes los signos demasiado visibles de un colapso económico: fábricas y astilleros cerrados, las persianas bajadas en los escaparates, y un desempleo cada vez mayor. Como resultado de las políticas impuestas por Bruselas y Berlín, Grecia ha sido relegada a una recesión aún más profunda de lo esperado en 2012, según el banco central del país. En una revisión de la estimación anterior, la economía griega va a contraerse un 5% más en los próximos meses.
El sufrimiento del pueblo griego está siendo empujado a los límites de la resistencia humana, y más allá. Cuando el diez por ciento de los griegos ha sido reducido a recibir paquetes de alimentos o de asistencia de salud, hablar de una mayor austeridad en el nombre de la "unidad nacional" cae en oídos sordos. El caos financiero ha causado un sufrimiento terrible y ha desatado un malestar social enorme. En la actualidad existe una profunda desconfianza hacia los partidos que las masas ven con razón como los arquitectos de la austeridad.
Como líder del mayor partido en el parlamento, Samaras intentó formar una coalición y no pudo. Samaras hizo hincapié en la noche del lunes 7 de mayo que su partido había hecho "todo lo posible" para formar un gobierno. "Traté de encontrar una solución para un gobierno de salvación nacional, con dos objetivos: para que el país permanezca en el euro y para cambiar la política del rescate a través de la renegociación", dijo en un discurso televisado. "Hemos dirigido nuestra propuesta a todos los partidos que podrían haber participado en este esfuerzo, pero o bien rechazaron directamente su participación, o plantearon como condición la participación de otros que no aceptaron."
A continuación todos los ojos se dirigieron a Alexis Tsipras, el líder de SYRIZA, que entró en negociaciones con otros partidos para formar un gobierno. "Vamos a agotar todas las posibilidades de llegar a un entendimiento, sobre todo con las fuerzas de la izquierda", dijo Tsipras. Sin embargo, planteó condiciones de tal naturaleza que hizo imposible que cualquiera de los partidos burgueses las aceptara. Éstas incluían:
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Cancelación de los términos del rescate financiero, en particular las leyes que incrementan los recortes de salarios y de las jubilaciones.
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Demolición de las leyes que suprimen los derechos de los trabajadores, en particular, una ley que abolía los convenios colectivos de trabajo y que debería entrar en vigor el 15 de mayo
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Exigir la representación proporcional en el Parlamento y el fin del bono de escaños de 50 al primer partido.
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La investigación del sistema bancario de Grecia, que recibió casi 200 mil millones de euros de dinero público, y plantear la necesidad de algún tipo de control estatal sobre los bancos
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La creación de un comité internacional para averiguar las causas del déficit público de Grecia, y poner en suspenso el pago de todos los servicios de la deuda.
El líder de SYRIZA hábilmente usó su posición para dar a conocer su rechazo a las "bárbaras" medidas de austeridad impuestas a Grecia por la UE. Al mismo tiempo que quiere que Grecia permanezca dentro de la eurozona. ¡Esto es ligeramente más complicado que la cuadratura del círculo! Las condiciones impuestas por Tsipras, naturalmente, hicieron prácticamente imposible la formación de una nueva coalición. Él hizo un llamamiento tanto a Nueva Democracia como al PASOK para que retiraran las garantías que le dieron por escrito a la “Troika” (El banco central europeo, el FMI, y la Comisión Europea, el gobierno de la UE).
Por lo tanto, la única posibilidad de formar un gobierno de izquierda dependía del acuerdo con el KKE (Partido Comunista Griego). Pero sus dirigentes lo rechazaron sin más explicaciones. Esto ha causado malestar en las filas del KKE, cuyos miembros son cada vez más críticos con las políticas sectarias y divisionistas de sus dirigentes. Es esta actitud sectaria de la dirección – una constante durante la campaña electoral – lo que explica por qué en una situación tan favorable fue el único partido anti-austeridad que incrementó sus votos en menos de un uno por ciento. En algunas zonas obreras el partido en realidad perdió votos. [Ver las elecciones griegas (II): el liderazgo del Partido Comunista limitado el impacto de la fiesta para leer más sobre esto, en inglés].
Como una nota al pie que podríamos añadir, la pequeña coalición de grupos de extrema izquierda (Antarsya) obtuvo sólo un 1,2 por ciento. Ellos afirman que esto fue un "gran paso adelante", ya que cuadruplicaron sus votos, consiguiendo 75.000 en total. Sin embargo, sigue siendo una fuerza insignificante comparado con el apoyo de masas a SYRIZA y al KKE. También ignoran convenientemente el hecho de que en las elecciones regionales y municipales de 2010 habían conseguido 97.000 votos.
Al haber fracasado Tsipras inevitablemente en su empeño, el líder del PASOK y ex-ministro de Evangelos Venizelos, tomó sobre sí la tarea de tratar de formar un gobierno con muchas menos posibilidades de éxito. "Es necesario que el gobierno de unidad nacional incluya a todas las fuerzas que tienen un punto de vista pro-europeo", dijo Venizelos. "El nivel mínimo de acuerdo es que Grecia se mantenga en el euro."
La fórmula de la "unidad nacional" siempre fue la más vacía de todas las consignas políticas. El pueblo griego no es tan tonto como para ser incapaz de ver que la idea de unidad entre ricos y pobres es en realidad la "unidad" del burro y del hombre que lo monta, hundiéndole las espuelas en los costados. En el momento de escribir estas líneas, Venizelos seguía haciendo un esfuerzo para componer algún tipo de coalición precaria. Sin embargo, cualquier gobierno que fuera visto como una continuación de la serie anterior sería visto completamente como ilegítimo y podría provocar que las masas salieran a las calles otra vez.
La subida de SYRIZA
The Economist (7 de mayo) describió los resultados de las elecciones en Grecia como un espasmo de furia. Pero en realidad representan mucho más que eso. Un espasmo pasa rápidamente, pero los procesos que se están desarrollando en Grecia y en otros países no es probable que desaparezcan en el corto plazo. "Algunas personas interpretaron el resultado de las elecciones como un voto de ira", dijo Tsipras. "Están cometiendo un error. Fue una decisión madura y consciente".
SYRIZA es el frente electoral construido alrededor del partido Synaspismos, que tuvo su origen en una escisión del KKE en el pasado. Tsipras era el líder de la organización juvenil del Partido Comunista Griego, cuando se organizaron sentadas para protestar contra la reforma del sistema educativo bajo un gobierno de derecha, y tomó parte en las protestas anti-globalización. SYRIZA es vista claramente, por lo tanto, como parte de la "familia" comunista.
Teniendo en cuenta el escenario descrito anteriormente, es evidente que tendrán que ser convocadas nuevas elecciones, posiblemente tan pronto como el próximo mes. "Ahora estamos preparándonos para una segunda votación el próximo mes en un ambiente profundamente polarizado", dijo un funcionario del gobierno decepcionado. Pero, ¿qué cambiará unas nuevas elecciones? Las tendencias ya observadas en estas elecciones no serán muy diferentes, salvo que el centro político seguirá desintegrándose y la polarización izquierda-derecha seguirá creciendo a su costa.
El ganador principal será SYRIZA, cuya popularidad se ha visto muy reforzada por su posición intransigente ante la formación de un gobierno de coalición. Al adoptar una postura de línea dura contra la UE y el Fondo Monetario Internacional, es probable que SYRIZA gane las próximas elecciones. "SYRIZA está luchando por el pueblo que ha sufrido a causa de las medidas de rescate, por eso voté por ellos", dijo Demos Stergides, que perdió su trabajo en la industria textil el mes pasado y expresa el pensamiento de muchos trabajadores de Grecia.
Así SYRIZA se ha transformado en un factor vital en la política griega. "Para formar un gobierno se necesita el apoyo o la aceptación tácita de SYRIZA, y está claro que esto no va a darse", dijo Lukas Tsoukalis, jefe del grupo de reflexión Eliamep, de Atenas.
En la actualidad, los tres partidos de izquierda tienen sólo 97 escaños en el parlamento de 300 miembros, dejando a SYRIZA muy por debajo de la mayoría incluso si se le uniera a ellos el PASOK, con 41 escaños – un movimiento que el líder derechista del PASOK, Evangelos Venizelos, es poco probable que haga. Pero está claro que SYRIZA aumentará su porcentaje de votos en las próximas elecciones, ya que las últimas encuestas de opinión ya lo parecen indicar.
Según una encuesta llevada a cabo por Alfa TV, SYRIZA saltaba del 16,7% a 27,7%, mientras que Nueva Democracia (ND) recuperaría algunos votos de otros partidos de la derecha, pasando del 18% al 20%, el PASOK pierde aún más (del 13% al 12%), el KKE pierde (del 8,5% al 7%), los Griegos Independientes (escisión de ND) sigue con el mismo porcentaje de votos (10%), mientras que el ultraderechista Amanecer Dorado pierde (desde el 6,9% hasta el 5,7%) y también pierde Izquierda Democrática (del 6,1% al 4,9%, y esto incluso antes de que se anunciara que estaba dispuesta a gobernar con un hipotético gobierno ND-PASOK).
Los titulados universitarios que puede que tengan que emigrar para encontrar trabajo están girando a SYRIZA. La juventud y los desempledos votaron masivamente a SYRIZA en las elecciones, junto con los profesionales independientes opuestos a la liberalización de sus tiendas cerradas, y los viejos izquierdistas que se enfrentan a mayores recortes de sus jubilaciones en virtud de un paquete de 11.500 millones de euros que debe ser aprobado por el parlamento entrante.
El objetivo de Tsipras de formar el primer gobierno de coalición de izquierda en la historia del país choca con el sectarismo del Partido Comunista Griego (KKE), que ha rechazado en repetidas ocasiones sus ofertas de cooperación. El partido restante de izquierda en el parlamento es Izquierda Democrática, una escisión de derecha de SYRIZA, que ha permanecido vacilante sobre si aceptar entrar en una coalición con ND y el PASOK. Al final Fotis Kouveli, líder de Izquierda Democrática, aclaró que su partido no participará en un gobierno de coalición con ND y el PASOK sin SYRIZA. Él ha entendido que hacerlo, simplemente significaría una sangría de votos de su partido a favor de SYRIZA.
De hecho, tanto Venizelos del PASOK como Kouvelis de Izquierda Democrática se dan cuenta de que la formación de un gobierno de coalición con el apoyo de Nueva Democracia, pero sin SYRIZA, plantearía dudas sobre su legitimidad a los ojos de las masas y por lo tanto de su viabilidad.
El hecho es que a pesar de que un gobierno PASOK-ND-Izquierda Democrática tendría un total de 168 escaños, con mayoría absoluta en el Parlamento, simplemente prepararía el terreno para un mayor fortalecimiento de SYRIZA. Sin embargo, ND, el PASOK e Izquierda Democrática también se enfrentan al dilema de que si no se alcanza un acuerdo ahora deberán convocarse nuevas elecciones en junio, donde SYRIZA aumentará su porcentaje de votos – con la posibilidad de ganarlas y, por lo tanto, también de beneficiarse de la bonificación de 50 escaños-, mientras que los otros verán declinar su apoyo. Si no consiguen formar algún tipo de coalición ahora y las elecciones se celebran en junio, ¡la perspectiva de un gobierno de izquierda se convierte aún más concreta!
O … o
Como hemos visto anteriormente, es difícil ver cómo cualquiera de los partidos o una combinación de partidos, podría formar una coalición estable para continuar con las medidas de austeridad acordadas con los acreedores de Grecia, la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional. Ellos son los verdaderos amos de la Grecia actual.
Si, como es posible, SYRIZA gana las elecciones en junio y se las arregla para formar un gobierno de izquierda, sus políticas y sus dirigentes serán puestos a prueba. Sus líderes caerán inmediatamente bajo la presión de la burguesía, no sólo de Atenas sino también de Bruselas y de Berlín. Por otro lado, estarán bajo la presión de millones de trabajadores griegos que les votaron por un cambio.
Al votar a SYRIZA, los trabajadores, la juventud radicalizada, los jubilados desesperados, los desempleados y los pequeños burgueses arruinados no estarán votando solo contra los viejos partidos que trajeron la austeridad y la miseria. Estarán votando contra un status quo que se ha vuelto intolerable, contra un sistema corrupto y en bancarrota. Ellos votarán por un cambio fundamental: por una revolución. Pero a menos que la izquierda tome medidas inmediatas para expropiar a los banqueros y a los capitalistas, se convertirán en un juguete de los mercados.
El hecho es que la dirección de SYRIZA insiste en buscar una solución dentro de los límites del capitalismo, incluso dentro de la Unión Europea. Una solución que no esté basada en la abolición del capitalismo es la que ya ha sido adoptada por los gobiernos anteriores. El resultado por lo tanto, sería un gobierno de crisis. Fracasaría en satisfacer las demandas de las masas que votaron por él. En tales condiciones, se produciría eventualmente una desilusión en su propia base, los trabajadores y la juventud de Grecia. Eso prepararía el terreno para un regreso de la derecha en algún momento. Así, después de un período un gobierno de izquierda sería reemplazado por una coalición de partidos de derecha.
Grecia se ha visto sumida en el caos social y político por la crisis del capitalismo. Estos problemas no pueden ser resueltos por medios "normales". Las cosas han ido demasiado lejos como para resolverse con soluciones intermedias. No se puede curar el cáncer con una aspirina. A largo plazo, la crisis sólo puede resolverse ya sea porque la clase obrera tome el poder en sus manos, o por una pesadilla de la reacción.
El nudo está apretándose alrededor del cuello de Grecia. Todo apunta a una nueva e incluso más grave crisis en Grecia en los próximos meses. La UE se enfrentará a una dura elección: ¿enviará más ayuda todavía a Grecia para reponer la retirada de fondos del FMI? ¿O va a cerrar el grifo y permitir que Grecia se hunda?
La última posibilidad está siendo discutida abiertamente. Jörg Asmussen, miembro de la junta ejecutiva del Banco Central Europeo, planteó por primera vez la posibilidad de una salida griega del euro – una opción que el BCE se había negado a reconocer en público. "Grecia tiene que ser consciente de que no hay alternativa al programa de reformas acordado si quiere seguir siendo miembro de la eurozona", dijo Asmussen a un periódico alemán.
The Economist concluye: "El futuro de Grecia en el euro ahora parece más inestable: algunos analistas del mercado dicen hoy que las posibilidades de una "Grexit" (salida de Grecia, en un juego de palabras en ingles, NdT) han aumentado del 40% a más del 50%. El próximo gobierno debe impulsar un nuevo paquete de austeridad en el Parlamento en junio según los términos del segundo acuerdo de rescate de Grecia con la UE y el FMI. Este incluye recortes adicionales de gastos por 11.500 millones de euros, junto con impopulares medidas estructurales: las jubilaciones se reducirán de nuevo y miles de trabajadores del sector público se convertirán en prescindibles.
"Los funcionarios del FMI han advertido que si la hoja del calendario de reformas se mueve, Grecia no recibirá su próxima ronda de financiación. Eso podría significar que los salarios y las jubilaciones no puedan pagarse el próximo mes, una perspectiva posible que probablemente centrará la mente de los votantes después de la explosión de furia de ayer. "Tal vez deberían pensar en el resultado de ayer como la primera ronda de las elecciones, como una expresión de desahogo", dijo un ex ministro del gabinete. -Luego, los electores deberán votar de acuerdo a sus intereses reales en la segunda ronda. ‘"
La elección se plantea ahora en términos muy duros: ¿se comprometerá Grecia a hacer miles de millones de euros adicionales en recortes presupuestarios en los próximos meses, según lo exigido por Merkel y compañía? Tsipras se ha expresado muy claramente: "El veredicto popular ha declarado claramente nulo el acuerdo de rescate". Pero si ese es el caso, el FMI ha sido igualmente claro en cuanto a sus intenciones: no va a autorizar la liberación del siguiente tramo de dinero a Grecia. Eso significaría que el gobierno griego, simplemente se quedaría sin dinero. Los recortes más brutales de las jubilaciones y de los salarios aplicados hasta ahora no serían nada en comparación con el consecuente recorte en los niveles de vida.
La salida forzada de Grecia del euro se plantearía a quemarropa. El caos resultante y los trastornos sociales serían sumamente peligrosos para el capitalismo en Grecia. Sería la diferencia entre un coche cuesta abajo con los frenos malos y otro sin frenos en absoluto. La burguesía de la UE está consternada por esta perspectiva. Pero si no se hace nada y no se hace pronto, esta es la perspectiva a la que se va a enfrentar más temprano que tarde.
El resultado inevitable sería un cesación de pagos caótica de la deuda griega y la expulsión de Grecia de la eurozona, y probablemente también de la propia UE. Las consecuencias para el conjunto de Europa serían catastróficas, pero para Grecia sería aún peor. Contrariamente a las ilusiones nacionalistas del KKE, un retorno al dracma (la antigua moneda nacional) no resolvería nada, y convertiría una mala situación en algo mucho peor. El nuevo dracma no tendría ningún valor en los mercados internacionales. El colapso de la moneda significaría una inflación por las nubes, una corrida bancaria (retirada masiva de fondos de los bancos) y la liquidación de los ahorros y de las jubilaciones. Esta situación podría estar preñada de implicaciones revolucionarias, como en Alemania en 1923.
¿Revolución o contrarrevolución?
El movimiento hacia la transformación socialista de la sociedad no se llevará a cabo en una línea recta. Inevitablemente habrá altibajos. Los períodos de avances tormentosos serán seguidos por períodos de cansancio, calma, derrotas, e incluso por períodos de reacción. Habrá cambios intensos a la izquierda y a la derecha. Pero cada movimiento hacia la reacción sólo preparará cambios incluso más grandes a la izquierda. En la actualidad, no hay peligro de fascismo o incluso de reacción bonapartista en ningún país capitalista desarrollado. Pero eso puede cambiar en el período que se abre.
Tarde o temprano, la clase dominante griega sacará la conclusión: hay demasiadas huelgas, demasiadas manifestaciones, demasiado caos. ¡Abajo la anarquía! ¡Exigimos Orden! A la larga, la clase dominante se moverá abiertamente hacia el bonapartismo. Habrá todo tipo de conspiraciones de la derecha como la conspiración Gladio e Europa en los años 1970. Sin embargo, dada la fuerza de la clase obrera y de sus organizaciones, esto puede allanar el camino para una explosión de la lucha de clases e incluso de una guerra civil abierta.
Pero esta no es una perspectiva inmediata. En Grecia, la perspectiva es de un largo período de extrema inestabilidad política, en la que un gobierno de coalición inestable seguirá a otro. El péndulo oscilará violentamente de izquierda a derecha, y viceversa. Y cada oscilación del péndulo será más extrema que la anterior, como Trotsky explicó en el prólogo a la Historia de la Revolución Rusa:
"Los cambios rápidos que experimentan las ideas y el estado de ánimo de las masas en las épocas revolucionarias no son producto de la elasticidad y movilidad de la psiquis humana, sino al revés, de su profundo conservadurismo. El rezagamiento crónico en que se hallan las ideas y relaciones humanas con respecto a las nuevas condiciones objetivas, hasta el momento mismo en que éstas se desploman catastróficamente, por decirlo así, sobre los hombres, es lo que en los períodos revolucionarios engendra ese movimiento exaltado de las ideas y de las pasiones que a las mentalidades policiacas se les antoja fruto puro y simple de la actuación de los «demagogos».
Las masas no van a la revolución con un plan preconcebido de la sociedad nueva, sino con un sentimiento claro de la imposibilidad de seguir soportando la vieja sociedad. Sólo el sector dirigente de cada clase tiene un programa político, programa que, sin embargo, necesita todavía ser sometido a la prueba de los acontecimientos y a la aprobación de las masas. El proceso político fundamental de una revolución consiste precisamente en que esa clase perciba los objetivos que se desprenden de la crisis social en que las masas se orientan de un modo activo por el método de las aproximaciones sucesivas. Las distintas etapas del proceso revolucionario, consolidadas por el desplazamiento de unos partidos por otros cada vez más extremos, señalan la presión creciente de las masas hacia la izquierda, hasta que el impulso adquirido por el movimiento tropieza con obstáculos objetivos. Entonces comienza la reacción: decepción de ciertos sectores de la clase revolucionaria, difusión del indeferentismo y consiguiente consolidación de las posiciones adquiridas por las fuerzas contrarrevolucionarias. Tal es, al menos, el esquema de las revoluciones tradicionales" (León Trotsky, del Prólogo a la Historia de la Revolución Rusa)..
La crisis del capitalismo crea el tipo de condiciones enconadas en las que las ideas racistas y reaccionarias pueden encontrar un eco en sectores de la población. Cuando el movimiento obrero no ofrece una alternativa, las personas que no entienden la verdadera razón de por qué no hay suficientes puestos de trabajo ni de viviendas pueden ser persuadidas por los demagogos reaccionarios para buscar un chivo expiatorio.
Los elementos de esto ya pueden verse en el surgimiento de movimientos como Amanecer Dorado (Chryssi Avghi) en Grecia, que entrará en el Parlamento por primera vez, después de haber conseguido un 7% de los votos y 21 escaños. Este es un grupo racista neonazi que defiende la expulsión de los inmigrantes ilegales, lo que compagina con la organización de bandas de camisas negras que atacan y golpean a los activistas de izquierda. En Francia, el voto a favor de Mélenchon, por un lado, y de Marine Le Pen en el otro indica el mismo proceso de polarización (aunque el FN francés se ha alejado del fascismo).
Esto es una advertencia a la clase obrera de lo que puede suceder si no toma el poder. Sin embargo, es erróneo exagerar. En esta etapa, los fascistas son una pequeña fuerza. Consiguieron menos del siete por ciento de los votos, frente a casi el 17 por ciento de SYRIZA. Por otra parte, básicamente recogen los votos que la también ultraderechsita LAOS estaba perdiendo debido a su participación en el gobierno de coalición anterior. Y, como hemos visto en la encuesta de opinión antes citada, ya algunos de los votantes de Amanacer Dorado han cambiado de posición. Sería muy erróneo pensar que todos los votantes de este partido son neo-nazis. Muchos votaron por ellos en señal de protesta Además, el voto combinado de los partidos de izquierda fue de más del 31 por ciento. Esto significa que los fascistas consiguieron menos de un cuarto de los votos de la izquierda.
Sin embargo, tampoco debemos ignorar la amenaza que esos partidos pueden plantear en el futuro. Las bandas fascistas, como los lúmpenes de camisa negra de Amanecer Dorado pueden ser utilizados para intimidar y aterrorizar a la clase obrera, como Patria y Libertad en Chile en 1973. Esto ya lo están tratando de hacer.
Es decir, que pueden desempeñar el papel de auxiliares de la reacción bonapartista. Sin embargo, la burguesía no les permitirá tomar el poder, como lo hicieron con Hitler y Mussolini en el pasado. La historia reciente muestra que cuando la burguesía llega a la conclusión de que la democracia ya no le sirve, se orientan a un gobierno militar, prefiriendo basarse en la cúpula del ejército más que en los dirigentes enloquecidos de estos pequeños partidos fascistas. La burguesía, sin embargo, no recurrirá a la reacción hasta que haya agotado todas las demás posibilidades.
Lo que tenemos que enfatizar, sin embargo, es que mucho antes de que se llegue a esa etapa, los trabajadores habrán tenido muchas posibilidades de tomar el poder en un país tras otro. Sólo después de una serie de graves derrotas de la clase obrera se plantearía el peligro de una dictadura bonapartista.
La clase dominante, ya sea en Grecia o en cualquier otro país, no apoya la democracia por sentimentalismo, sino porque por lo general es la forma más económica de gobernar la sociedad, mientras que engaña a las masas con el pensamiento de que son ellas las que deciden sus asuntos. En última instancia, cuando ve que sus intereses fundamentales están en peligro, la burguesía no dudará en recurrir a la reacción desnuda, dejando a un lado la máscara de la democracia y del imperio de la ley, para revelar su verdadero rostro.
Aunque una parte de la clase dominante griega, sin duda, debe estar jugando con la idea de un golpe de estado, incluso ahora, las condiciones objetivas para ello no existen en la actualidad. Los resultados electorales muestran un giro claro a la izquierda. La clase obrera griega es más fuerte que en cualquier otro momento de la historia. No ha sufrido ninguna derrota decisiva en décadas. Por otra parte, la clase media está buscando a la izquierda (en particular, a SYRIZA) para una alternativa. Los recuerdos del golpe militar de 1967 y la brutal dictadura de los coroneles todavía están frescos en la mente de la clase obrera.
Por todas estas razones, cualquier intento de avanzar en esa dirección podría provocar una resistencia feroz. El resultado sería la guerra civil, que la burguesía no estaría segura de ganar. Por lo tanto, la perspectiva del bonapartismo en Grecia no está inmediatamente a la orden del día. La crisis puede prolongarse durante años antes de que se alcance un enfrentamiento decisivo. Mucho antes de que la cuestión de la reacción se plantee, la clase obrera habrá tenido muchas oportunidades de tomar el poder.
Cuando se consideran las acciones heroicas de los trabajadores y de la juventud de Grecia durante los últimos tres años, habría que ser de madera para no sentirse profundamente conmovido e inspirado. ¿Qué más tenemos derecho a pedirles? Han movido cielo y tierra para cambiar la sociedad. Si no lo han logrado hasta el momento, no es por su culpa. Es debido a que carecían de la dirección necesaria para garantizar la victoria.
Esto significa concretamente que la tarea inmediata es fortalecer a SYRIZA tanto política como organizativamente. Por el momento, SYRIZA es una coalición basada en su componente principal, Synaspimos. SYRIZA debe convertirse en un partido con el derecho a la existencia de tendencias diferentes que puedan expresar sus puntos de vista. En segundo lugar, se debe evitar la tentación de ser "realista" o "pragmático", de caer en las trampas que los partidos burgueses están preparando muy ocupados. En las próximas elecciones, está claro que SYRIZA emergerá mucho más fuerte en el parlamento. Al mismo tiempo, se debe insistir en la unidad con el KKE y las otras fuerzas de izquierda. Ya muchos votantes del KKE han indicado que pueden orientarse a SYRIZA en unas nuevas elecciones. Esta es una palanca que puede utilizarse para empujar a los dirigentes del KKE a abandonar su sectarismo y unirse a SYRIZA en un auténtico Frente Único de las organizaciones obreras. En tercer lugar, la dirección del partido debe adoptar un verdadero programa revolucionario socialista, el único programa que puede traer el cambio que tanto desean las masas.
En última instancia, sus posibilidades de éxito dependerán de la capacidad de los marxistas para ganar a las capas más decisivas de la clase obrera y de la juventud para el programa de la revolución socialista. Eso significa el fortalecimiento del ala marxista del partido, como un primer paso para ganar a todo el partido, y luego al conjunto de la clase obrera para el programa de la revolución.
Fuente: In Defence of Marxism
Traducción: El Militante – Argentina
Londres, 11 de mayo