Son más de 125 mujeres las que están en prisión condenadas desde hace 16 años atrás, a penas de hasta 40 años de cárcel, mujeres que sufrieron un aborto por complicaciones obstétricas y falta de atención médica y luego fueron condenadas por homicidio agravado, mujeres pobres que en algunos casos fueron llevadas del hospital a la cárcel.
En un inicio estas mujeres fueron acusadas de interrumpir de sus embarazos de forma consciente (aborto), y la ley en El Salvador establece una condena de 2 a 8 años de prisión por dicho “delito”, pero estas mujeres debido a sus condiciones económicas y clase social han sido objeto de una serie de violaciones desde no poseer un apoyo legal idóneo hasta enjuiciarlas por un delito mayor el de Homicidio Agravado, las cuales hoy están en prisión pagando condenas hasta de 40 años.
Son más de 125 mujeres las que están en prisión condenadas desde hace 16 años atrás, a penas de hasta 40 años de cárcel, mujeres que sufrieron un aborto por complicaciones obstétricas y falta de atención médica y luego fueron condenadas por homicidio agravado, mujeres pobres que en algunos casos fueron llevadas del hospital a la cárcel.
En un inicio estas mujeres fueron acusadas de interrumpir de sus embarazos de forma consciente (aborto), y la ley en El Salvador establece una condena de 2 a 8 años de prisión por dicho “delito”, pero estas mujeres debido a sus condiciones económicas y clase social han sido objeto de una serie de violaciones desde no poseer un apoyo legal idóneo hasta enjuiciarlas por un delito mayor el de Homicidio Agravado, las cuales hoy están en prisión pagando condenas hasta de 40 años.
Dentro de estas mujeres condenadas se encuentras trabajadoras domésticas que dieron a luz dentro de las casas de sus patrones, mujeres que padecen de enfermedades mentales, otras que dieron a luz en sus casas, en zonas rurales y que sufrieron complicaciones durante el parto y no llegaron a tiempo a los centros hospitalarios.
Es evidente las contradicciones que sufren las mujeres obreras y la doble moral de la burguesía, en donde las mujeres pobres son condenadas con exorbitantes penas, mientras que las mujeres burguesas viajan a países donde es legal practicarse el aborto o pagan fuertes cantidades de dinero para que un médico privado pueda realizarle el procedimiento desde la comodidad de su casa, resguardada por su respetable y honorable apellido.
En estos últimos meses, hemos presenciado las diferentes movilizaciones de organizaciones de mujeres a nivel nacional e internacional, denunciando las condenas, juicios viciados y procesos irregulares de las cuales fueron objeto dichas mujeres. De igual forma la lucha por la modificación de la ley para que las mujeres puedan hacer uso de su derecho reproductivo de forma segura y libre. Actualmente la Agrupación Ciudadana por la Despenalización del Aborto Terapéutico, Ético y Eugenésico, y otras organizaciones internacionales están solicitando un indulto para 17 mujeres que se encuentran en esa situación (condenadas a prisión por aborto involuntario y accidental), en la campaña “Una Flor para las 17”. Con el indulto se busca la libertad total o condicional, o la reducción de la condena.
La violencia y discriminación que viven las mujeres bajo el capitalismo a nivel mundial, regido por sus normas moralistas hipócritas, solo está ocasionando que millones de mujeres luchemos por reivindicar y cambiar nuestra situación de oprimidas. Pero es necesario comprender que ningún sector oprimido y excluido triunfara de forma individual, sino es mediante la unificación de todos los sectores sociales oprimidos, y el trabajo hombro a hombro de mujeres y hombres dispuestos a ponerle fin a este sistema decadente y antagónico. Es evidente que el capitalismo no puede suplir, siquiera las necesidades básicas para las trabajadoras y trabajadores, como el acceso a la salud y educación, por las cuales hoy estas mujeres han sido condenadas a largos años de cárcel de forma hipócrita.
La historia nos demuestra que en un sistema socialista las mujeres y hombres poseemos los mismos derechos, desde el campo laboral, el acceso a los servicios básicos como salud, educación, vivienda, y desde luego autonomía para su vida afectiva y sexual. En la Rusia bolchevique observamos las conquistas de las mujeres rusas: la reivindicación de jornadas de trabajo que le permitiera obtener acceso a la educación y recreación, derecho a decidir tener o no tener hijos, pues era despenalizado el aborto, emancipación del quehacer doméstico lo que le permitía disfrutar de sus hijos y compañero de vida y otras actividades que le permitieran satisfacer sus necesidades.
Es posible que las mujeres en todo el mundo podamos disfrutar de estas conquistas, pero para ello, es necesario luchar por una revolución socialista, capaz de abolir la situación antagónica del sistema existente.
¡Libertad a las 17 mujeres apresadas injustamente!
¡Por el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos!
¡Por la verdadera emancipación de la mujer: luchemos por el socialismo!