Después de una semana de huelga en la ESIA convocamos a una asamblea general politécnica para el 24 de septiembre. Algunos compañeros querían hacer una manifestación en ese mismo día, los compañeros del CLEP ahí presentes que tomamos la palabra, propusimos convocar a una manifestación central al día siguiente. Esto permitió ser el canal donde se expresara el descontento. Los hechos posteriores nos demostraron que fue correcta esta decisión. Otra de nuestras propuestas, también aprobada, fue la de impulsar un paro general para el 30 de septiembre, aunque las bases de varias escuelas decidieron parar con anterioridad.
La marcha del 25 de septiembre es una de las más numerosas de la historia de la institución, en 1987 la lucha contra el porrismo que llevó a 10 escuelas superiores a una huelga de 1 mes, llegó a realizar manifestaciones, con apoyo de estudiantes de la UNAM que un año antes habían realizado sus propia lucha, llenando el Zócalo. Solo con esas protestas podríamos comparar esta manifestación que habrá congregado entre 25 a 30 mil estudiantes.
Es realmente ridículo como la directora del IPN, Yoloxóchitl Bustamante Díez, ha tratado desde el inicio de minimizar esta lucha tratando de verlo como algo local de la ESIA Zacatenco o diciendo en un inicio “solo son 7 mil en la marcha”. En la noche del 25 de septiembre, el canal 11 del IPN, dijo que solo había 3 escuelas en paro, una era la ESIA que según ella ya estaba resuelto su conflicto; otra la Unidad Profesional Interdisciplinaria de Ingeniería y Ciencias Sociales y Administrativas (UPIICSA) donde fue contundente el paro, aprobado por la asamblea más grande que jamás se haya visto en esa escuela y la última escuela era vocacional 10 donde dijo que fue tomada a la fuerza, aunque ahí ha habido apoyo también de los padres de familia y fue una de las escuelas de nivel bachillerato con mayor presencia en la marcha. De la ESIME Zacatenco, donde se tomaron las instalaciones desde la mañana y ha habido una masiva participación, no dijo nada, como tampoco de la Escuela Superior de Ingeniería Textil o de la Escuela Superior de Turismo, también en paro.
En el año 2006 bastó una marcha de 10 mil estudiantes para echar abajo el reglamento general que ya había sido aprobado por el Consejo General. Pese a la gran manifestación del 25-S, las autoridades no dieron una respuesta satisfactoria a las demandas, lo que es una declaración de guerra contra el movimiento.
Al día siguiente de la masiva marcha politécnica, una nueva oleada huelguística se extendió en el IPN, entrando en paro otras escuelas vocacionales y superiores. Otros planteles que aún no han entrado a paro han acordado cerrar sus escuelas el próximo martes. Este es un movimiento inspirador que muestra el potencial de combatividad de los estudiantes. Se han elegido a representantes por escuela y en asamblea general politécnica se ha decidido una marcha para el 30 de septiembre, el día del paro general, y asistir a la marcha del 2 de octubre.
Contradicciones acumuladas
Este movimiento se caracteriza por una gran participación del estudiantado, no hubiera sido posible esa masa movilizada sin la iniciativa de estudiantes comunes y corrientes que han tomado la iniciativa de organizarse y llamar a los demás compañeros a luchar. Esto refleja un cambio de conciencia cualitativo, donde los estudiantes más conscientes han sacado la conclusión de que ellos deben actúan por si mismos sin esperar a nadie más.
Haciendo una referencia con el estudiantado, Lenin decía que el viento sopla primero por la copa de los árboles, las luchas estudiantiles suelen ser el preludio de luchas más generales de los trabajadores. “Este movimiento dejó de ser estudiantil para ser un movimiento político, porque los de arriba están golpeando a los de abajo”, fueron las palabras de una oradora de la Escuela Superior de Computo (Escom) frente a dirección general. Este gobierno está arrebatándonos todo, han aprobado una reforma laboral para que los jóvenes y futuros trabajadores no tengamos derechos y se facilite nuestra explotación. Han aprobado una reforma energética, para entregar el petróleo y la electricidad a los capitalistas privados. No olvidamos que el IPN fue creado para formar a los técnicos para el desarrollo del país y permitir el acceso a los hijos de obreros y campesinos en la educación superior.
La lucha del IPN refleja fuertes tenciones sociales acumuladas. Es un salto dialéctico donde la cantidad se ha transformado en calidad y los cambios a los planes de estudio de la ESIA ha sido la gota que derramó el vaso. El capitalismo mexicano no nos está ofreciendo una vida digna, hay más de 7 millones de jóvenes que no estudian ni trabajan. El futuro que nos espera a la juventud es el de la pobreza, el hambre, la violencia, el desempleo y la sobre explotación. Lenin decía que el capitalismo es horror sin fin y no se equivocaba. Nuestra generación no puede aspirar bajo este sistema a tener una vida mejor que nuestros padres, si se concreta el paso de la industria petrolera y eléctrica a manos del capital privado, nacional y extranjero, significará, entre otras cosas, una reducción drástica del presupuesto Estatal u este recortará el gasto social. Está en la mira del Estado la privatización de la educación y la salud, así como golpear las pensiones y reducir el gasto a infraestructura pública.
Las demandas del movimiento
Debido a la resistencia y lucha que han mostrado los politécnicos en el pasado, las autoridades no han tenido de otra alternativa que avanzar en su reforma educativa de manera paulatina, avanzando más en las escuelas donde menos organización estudiantil hay. En el último periodo lanzaron una ofensiva cambiando los planes de Estudio en toda una serie de escuelas. Su táctica ha sido el madruguete, aplicando los cambios tan rápido que no han dado tiempo de que la comunidad reaccione de forma organizada, muchas veces han escogido las fechas de exámenes o vísperas vacacionales para aprobar a los cambios de estudio. En ESIA, sin embargo, la lucha si se desarrolló y marcó un cambio cualitativo.
A la par de esta lucha se desarrollaba se aprobó en reunión extraordinaria del Consejo General un nuevo reglamento interno. Antes de esto se hizo una farsa de consulta con la comunidad. Este reglamento enfatiza las violaciones al derecho de expresión y de organización, al igual que facilita la represión. En general el Estado está aprobando leyes y medidas contra la protesta juvenil, este reglamento sigue la misma lógica a lo interno del IPN. Si lo permitimos nos impondrán internamente una Ley Bala como lo intentaron en Puebla.
De este reglamento se desprenden toda una serie de reglamentos internos, su modificación implicaría modificar todos estos lo que abre de par en par la puerta para atacar las condiciones laborales, académicas y de gratuidad de la educación. Sería una reforma laboral a lo interno del IPN y un avance en la privatización del instituto.
Yoloxóchitl niega que estas reformas van en detrimento de la calidad de la educación, esta es una de sus más grandes mentiras. En algunas escuelas se ha dejado a sociólogos cambiar los planes de estudio de los ingenieros, en el caso de ESIA Tecamachalco ya han reducido materias de física, lo que antes se impartía en 4 semestres ahora se imparte en uno, no sería tan grave si esta no fuera una de las bases en que se sustenta la carrera de Arquitectura. Esta reforma además facilita la baja escolar, promoviendo la deserción estudiantil con el objetivo de dificultar el término de la carrera.
Derrotar al reglamento sería un gran paso al frente, pero no eliminaría el acoso constante al que están sometiendo al politécnico, por lo que hay que mantenerse permanentemente organizados y alertas. En realidad esta lucha trasciende las rejas del politécnico, lo que se requiere es una política diferente, necesitamos un gobierno de y para los trabajadores, que plantee un proyecto distinto de sociedad, en beneficio de la gran mayoría que somos las familias trabajadoras. Se requiere un gobierno y un Estado que deje de servir a los grandes capitalistas. Es decir que mientras damos esta lucha concreta para detener el reglamento interno, debemos fortalecer la lucha general de los trabajadores porque necesitamos un cambio profundo de la sociedad.
Autoridades antidemocráticas, represivas y ciegas
Las autoridades del IPN han tratado de mostrar lo que pasa en el IPN como un conflicto local de ESIA donde a través del dialogo ya se está llegando a una solución. Después de la marcha, entró una gran comisión a dialogar con las autoridades con representantes electos por cada escuela. En los medios de comunicación las autoridades politécnicas quieren verse abiertas al diálogo y a escuchar las opiniones. La realidad es concreta y los hechos hablan más que las palabras. Después de esa gran movilización ¿qué resolvieron? Nada sustancial.
Se dice que en ESIA se aplazará la aplicación del nuevo plan un año, esto es pequeño avance de la lucha pero insuficiente, además que sigue en pie su aprobación, en otras escuelas ya se aplican o pretenden aplicar estos planes de estudio. Esta no es una lucha exclusiva de la ESIA sino de todo el politécnico. Con respecto al reglamento, han sido tan cínicas las autoridades que han respondido con una argucia legal: no podemos abrogarlo porque aún no se publica ni es oficial. La directora general, en una reunión con los consejeros dijo que podía abrirse una nueva consulta con la base una semana o el tiempo que fuera necesario. En realidad es una táctica de desgaste. Lo que buscan las autoridades y el Estado es que los estudiantes nos metamos en un debate de este punto o esta coma para en vez de movilizarnos y sumar al pueblo a nuestra lucha.
Este actuar refleja el verdadero papel antidemocrático de Yoloxóchitl y las autoridades del IPN, si los consejos en las escuelas son antidemocráticos el consejo general lo es más al contar con una ínfima participación estudiantil, en su mayoría cooptada por las autoridades. Frente a una movilización y una comisión mil veces más representativa que su consejo, se nos remite a que analicemos su reglamento y esperemos a ver que dictaminan.
Las autoridades politécnicas muestran una vez más su autoritarismo, mientras afuera quieren mostrarse democráticas, en las escuelas amenazan, reprimen y no nos escuchan. Ellos han mostrado su incompetencia para resolver las demandas de la comunidad, es necesario llevar la lucha más lejos, ir directamente al gobierno federal, que son quienes están dictando las reformas en el IPN en beneficio del capital privado y en detrimento del pueblo trabajador.
Es necesario extender la lucha
Los ojos de los estudiantes y trabajadores del país están puestos en la lucha de los estudiantes politécnicos. Es necesario que se sumen los profesores y trabajadores de apoyo a la docencia. Esto ya se hizo de forma general en el 2007 con los cambios a la ley del ISSSTE ¿por qué no hacerlo ahora que está en juego el futuro del IPN, los derechos laborales, la calidad educativa y la gratuidad de la institución?
El reglamento y los planes de estudio son solo parte de un plan general que pretende avanzar en una mayor selectividad, es decir, en la privatización del IPN. Ellos quieren una derrota de nuestra lucha para después avanzar en el conjunto de sus planes privatizadores.
El IPN es la escuela que se formó durante el gobierno de Cárdenas, producto directo de nuestra revolución, para dar educación a hijos de obreros y campesinos y ayudar al desarrollo del país. Ahora pretenden cambiar nuestro lema a “La técnica al servicio del gran capital”.
Estos ataques no debemos de verlos aisladamente, forman parte del plan general de reformas contra el pueblo mexicano. Yoloxóchitl dice que este movimiento está rebasando el ámbito académico y gente ajena al IPN quiere politizarlo. En realidad, esa gente ajena es el gobierno de Peña Nieto y los organismos del gran capital como el FMI y el Banco Mundial. Con estas declaraciones, además de mostrar su desprecio a los politécnicos al tacharnos de borregos, trata de satanizar la organización estudiantil permanente y evitar la unidad de nuestra lucha con la del conjunto del pueblo mexicano. Pero mientras da estas declaraciones, por abajo el Estado envía a agentes para combatir a las organizaciones políticas y estudiantiles.
No debemos caer en su trampa, es el momento de la unidad. El IPN es de y para el pueblo y su defensa no es particular de los politécnicos. La respuesta de las autoridades frente a nuestra marcha es una declaración de guerra, no quieren ceder en nuestras demandas. Solo será posible derrotarlos con acciones más contundentes.
Las autoridades quieren desgastar y aislar la lucha
Otra de las declaraciones de la directora general es que esta lucha estaba siendo promovida para alargarla, por esos presuntos grupos ajenos para que se juntara con la marcha del 2 de octubre. Es evidente que esto es falso. La táctica del Estado y las autoridades del IPN es hacer estas declaraciones justamente para tratar de evitar que hagamos lo que ellos temen. Apoyándose en que ha entrado una capa de jóvenes sin experiencia política y aun con prejuicios, intentan cortar con toda experiencia histórica de las luchas del pasado. Temen que este movimiento retome las experiencias de 1968 y que se unifique con los estudiantes de las otras universidades. Por eso las autoridades no quieren que marchemos el 2 de octubre.
No es casualidad que el CLEP, que tiene su origen en 1968, haya recibido una ofensiva de ataques a través de una campaña de mentiras y distorsiones de nuestro actuar, diciendo que somos porros o vendidos, tratando de aislarnos y hasta expulsados de este movimiento. ¿A quién le sirve esto? A las autoridades, sin duda. Quieren eliminar la conciencia histórica de la lucha estudiantil y aislar a los sectores experimentados que puedan dar la perspectiva y experiencia que la lucha necesita.
En varias escuelas salieron declaraciones contra la participación en la marcha del 2 de octubre, algunos compañeros sinceramente piensan que es peligroso y que el movimiento puede ser atacado por asistir. Pero es evidente que después de cada declaración las autoridades y el Estado mueven sus hilos dentro de las escuelas. Se podía ver hojas oponiéndose a la marcha del 2-O membretadas, muy parecidas a los oficios de los directivos, que casualmente tenían el mismo formato en escuelas distantes.
La fuerza de la lucha está en su extensión y la unidad con los trabajadores. Nuestro movimiento tiene oportunidad de desarrollarse y vencer, pero también corre el riesgo serio de ser derrotado. Los paros por si mismos no son suficientes para triunfar, estos solo son un medio para liberar al estudiantado y los trabajadores de la presión académica y laborar y así poder dedicar el tiempo completo para la organización, la formación política, la movilización y la agitación. Un paro que encierra a los estudiantes en las escuelas no nos ayudará a ganar.
Es muy simple para las autoridades que derogar el nuevo reglamento, el problema que tienen es que los ojos de los estudiantes y el pueblo están puestos en el IPN y un triunfo sería un ejemplo para otros sectores y clases golpeadas. Por eso quieren derrotarnos. Ellos quieren que nuestra lucha muera bajo el desgaste. El Estado y las autoridades están promoviendo la división, algunos de los mejores elementos y organizaciones en lucha están siendo víctimas de una campaña de intrigas y desprestigio, justamente para aislar a lo mejor del movimiento estudiantil, no debemos caer en su trampa.
Las autoridades le apuestan a que caigamos en desorganización y desgaste, por eso los paros deben basarse en asambleas democráticas, donde no se le cuarte el derecho de palabra y elección a ningún compañero de los estudiantes y la comunidad, al menos que se demuestren que actúa en complicidad con las autoridades y el Estado. Se deben organizar comisiones, se debe llamar al pueblo a apoyar con víveres y guardias. Se debe hacer charlas de formación, aprender de las experiencias del pasado. Debemos aprender a organizar las asambleas, si estas son caóticas, alargadas y no llegan a acuerdos, pueden desanimar y desgastar.
Nuestra lucha sobre todo debe asumir posiciones de clase. Esta es una lucha de los ricos y su Estado contra los trabajadores y sus hijos. Nuestros aliados inmediatos son los otros estudiantes y los trabajadores, entre ellos nuestros padres. Debemos avanzar en la solidaridad, pero también en una lucha unida por la defensa de nuestros intereses comunes.
Este movimiento será una escuela, debemos salir de él fortalecidos, porque la lucha por la defensa de la educación y por una sociedad mejor será larga y esta sólo es una importante batalla.