“Los reformistas se consideran grandes realistas. Pero en realidad son los utópicos más ciegos. Quieren un capitalismo “más humano”. Exigir que el capitalismo sea humano es como pedir peras al olmo. Nunca se podrán conciliar con la revolución. Las palabras bonitas no les convencerán, deben ser derrotados y desarmados. Debe terminar su poder económico, no hay otro camino.”
Alan Woods, Reformismo o Revolución
Los amos del capital, los dueños de la banca, la tierra y la industria saben muy bien que cualquier propuesta de ley, cualquier modificación a las ya existentes, cualquier reforma que trate de llevar bienestar a las masas empobrecidas representa un agujero en sus bolsillos y esto no es para nada de su agrado. Tratarán por todos los medios de revertirla y convertirla en una contrarreforma, para luego afectar a los mismos de siempre a las clases más pobres y explotadas de la sociedad, los trabajadores y los campesinos.
“Los reformistas se consideran grandes realistas. Pero en realidad son los utópicos más ciegos. Quieren un capitalismo “más humano”. Exigir que el capitalismo sea humano es como pedir peras al olmo. Nunca se podrán conciliar con la revolución. Las palabras bonitas no les convencerán, deben ser derrotados y desarmados. Debe terminar su poder económico, no hay otro camino.”
Alan Woods, Reformismo o Revolución
Los amos del capital, los dueños de la banca, la tierra y la industria saben muy bien que cualquier propuesta de ley, cualquier modificación a las ya existentes, cualquier reforma que trate de llevar bienestar a las masas empobrecidas representa un agujero en sus bolsillos y esto no es para nada de su agrado. Tratarán por todos los medios de revertirla y convertirla en una contrarreforma, para luego afectar a los mismos de siempre a las clases más pobres y explotadas de la sociedad, los trabajadores y los campesinos.
Los marxistas apoyaremos las reformas en cuanto éstas representen un bienestar o mejoras en las condiciones de vida para los explotados, siempre lo hemos sostenido y somos claros en afirmar que en una sociedad regida por las leyes del mercado más voraz e intransigente, quienes ostentan el poder económico no permitirán que se les imponga una ley que los haga reducir sus márgenes de ganancia, ya sea por medio de la aritmética parlamentaria o incluso si esta medida surge como resultado de un movimiento excepcional de las masas organizadas quienes buscan de manera consciente su liberación del yugo de la clase dominante.
Estamos hablando específicamente de la recién aprobada reforma fiscal, la cual busca darle un respiro a las deterioradas finanzas del estado. Como se ha dicho en diferentes publicaciones de diversos medios, esta busca recaudar entre 160 a 200 millones de dólares provenientes de impuestos sobre operaciones financieras, cuya iniciativa busca que las transacciones bancarias, ya sea en cheques o de manera electrónica, arriba de $750, cancelen impuestos. También por medio del impuesto a inmuebles suntuarios, con esta reforma se pretende generar ingresos al Estado por $60 millones. El actual ministro Cáceres explicó que esto va dirigido a los propietarios que tengan un inmueble urbano, ya sea individual o sumados que alcancen un valor superior a los $350 mil; estos deberán pagar un 1% de impuesto[1]; otro pilar de dicha reforma es el pago de impuestos de los medios impresos, quienes no tributan al estado producto de una ley de imprenta y del libro que data desde el siglo pasado en donde se exoneraba a los periódicos impresos de tal contribución.
Los voceros del capital en la asamblea legislativa ya pusieron el grito en el cielo y afirman que: “Esto es un aumento de impuestos, que quieren castigar a las empresas y las características de este incremento, es gravar la inversión. Están desnaturalizando la Ley de Renta, las empresas que serán afectadas o la trasladan en el precio o bajan costos, y cuando hablamos de bajar costos, hablamos de desempleo[2]”, advirtió la diputada Carmen Elena Calderón Sol de Escalón. Más claro no puedes estar, ni con una reforma a todas luces tímida estos señores pretenden pagar y lo que simplemente proponen es que los costos los paguemos todos los trabajadores y los pobres de este país. Por un lado se dan golpes de pecho porque los más afectados serán los más pobres de los pobres, y por el otro lado piden que los programas de bienestar social sean borrados del mapa ya que representan un “derroche”.
Pedir que los ricos paguen más luego de siglos de evadir impuestos y hacer con su obscena riqueza lo que les venga en gana resulta ser una medida muy progresista, la cual definitivamente hay que apoyar, sería imposible luchar por el socialismo si rechazáramos luchar por medidas que por pequeñas que fueran representan un paso al frente a la actual situación; tampoco somos conformitas e ingenuos como para creer que una ley será capaz de derrotar a un enemigo tan poderoso y cruel como la burguesía, y más aún si el estado está hecho a su imagen y semejanza.
Pera Jorge Daboub presidente de la ANEP que aglutina a la burguesía organizada del país, esto es una afrenta directa al poder económico del país y semejante osadía no debe ser permitida. En palabras de este individuo en la gremial no están de acuerdo con implementar nuevos tributos a los bienes suntuarios, transacciones financieras y a las ganancias de los periódicos del país. Este tipo insiste en que la única forma de recaudar impuestos y resolver los problemas sociales es a través del crecimiento económico y aprobar una ley de responsabilidad fiscal que obligue al Estado a hacer buen uso de los fondos públicos[3].
En las actuales condiciones de crisis global del capitalismo hablar de crecimiento económico para resolver los problemas acuciantes de las masas, es como mantener la esperanza de que algún día la cacareada teoría del rebalse económico hará desaparecer los problemas de injusticia y pobreza que por siglos el capitalismo ha sometido a las masas desde su aparecimiento sobre la faz del planeta. La situación evidentemente no va a cambiar con estas reformas y tampoco lo hará sin ellas, a menos que se avance en líneas socialistas. En el fondo los burgueses se ríen de dichas leyes ya que siempre encuentran la forma de hacer funcionar el sistema económico y de justicia a su antojo, y que esto sólo representa una piedra en el zapato momentáneamente.
A lo que le temen las clases dominantes es a la acción organizada de los trabajadores de manera consciente, que se comience a hablar de socialismo a todos los niveles, que en lugar de pedir la condonación de la deuda de las empresas morosas y con reducción de los intereses creados se hable de expropiar y nacionalizar estas empresas de ponerlas a funcionar bajo comités de trabajadores elegidos democráticamente. ¿Por qué debería condonársele los intereses a estos señores cuando ellos se muestran inflexibles y rapaces cuando un trabajador cualquiera les adeuda X cantidad? Según el Ministerio de Hacienda en total existen 955 contribuyentes que le deben al fisco $418.1 millones, entre ellos dos empresas de “alto prestigio[4]”.
El problema central es el capitalismo, no existe la acuñada “tercera vía” entre los dos sistemas, quienes en la práctica han intentado reformar al capitalismo se han enfrentado a una verdad infalible, o se mantienen las mismas condiciones de mercado con una que otra pequeña modificación que no resuelve ningún problema fundamental, o se gira hacia medidas verdaderamente revolucionarias que desembocarán más temprano que tarde en una batalla por girar en 180 grados a la sociedad, es decir en un cambio radical de las actuales condiciones de vida.
Los tambores de guerra han comenzado a sonar, diariamente vemos en los medios de la derecha las trilladas expresiones de que estamos sumidos en un caos—un hecho que obviamente es cierto—sin embargo no nos dirán nunca las razones de fondo de esta situación tan caótica, mientras ellos sin duda culparán a la actual administración de gobierno con Sánchez Cerén a la cabeza y sus decisiones para salir de la crisis, los trabajadores debemos tener definido que es el estúpido capitalismo el culpable y sus acérrimos defensores: la burguesía parásita y explotadora. Debemos fortalecer la organización a todos los niveles, en nuestros centros de estudio, trabajo, colonias, los comités de base; llevar el debate sobre la necesidad del socialismo en todas las estructuras del partido y prepararnos para el inevitable enfrentamiento contra quienes quieren seguir siendo los amos de la sociedad.
¡No más conciliación de clase, por la independencia de clase!
¡No hay solución con las reformas, la respuesta es el socialismo!
[1] Diario1.com; Ministro Cáceres: Reforma fiscal no gravará ninguna actividad productiva.
[2] Diario La Gaceta; El Diario de Hoy y demás medios impresos deberán pagar impuestos.
[3] La Página; ANEP rechaza reforma fiscal que busca recaudar $200 millones.