(Traducido al español por Vladimir Elias M. San Salvador 08/01/15)
El ataque terrorista contra el semanario satírico francés Charlie Hebdo ha causado una enorme ola de ira e indignación en todo el país. Por la noche, después del ataque más de cien mil personas salieron a las calles de muchas ciudades. La repulsión ha despertado entre las masas por este acto de barbarie y se ha exacerbado por el hecho de que muchas de las víctimas eran muy populares y se les tenía una alta estima.
(Traducido al español por Vladimir Elias M. San Salvador 08/01/15)
El ataque terrorista contra el semanario satírico francés Charlie Hebdo ha causado una enorme ola de ira e indignación en todo el país. Por la noche, después del ataque más de cien mil personas salieron a las calles de muchas ciudades. La repulsión ha despertado entre las masas por este acto de barbarie y se ha exacerbado por el hecho de que muchas de las víctimas eran muy populares y se les tenía una alta estima.
Los partidos de izquierda y los sindicatos han hecho un llamado a movilizaciones. La libertad de expresión es el principal punto focal de los lemas y discusiones. El gobierno, la derecha, el partido nacionalista de derecha y el Frente Nacional, han asumido este lema y lo están utilizando de manera oportunista para "defender" una libertad que pisotean el resto del tiempo. No tienen ningún problema con el flujo continuo de propaganda pro-capitalista, la imperialista y racista que se produjo por la abrumadora mayoría de los grandes medios. Desde que Marine Le Pen, líder del Frente Nacional, y sus compinches comenzaron a inundar los estudios de radio y televisión, el FN se ha estado quejando cada vez menos sobre la falta de libertad de expresión en Francia: en lo que se refiere a ese partido todo está bien en el mundo de los medios, los amos burgueses de los cuales son Bouygues, Lagardère, Dassault y Bolloré.
La hipocresía flagrante de la posición de la burguesía debería poner el movimiento obrero en guardia. La clase dominante y el gobierno "socialista" se aprovecharán de este ataque y la emoción que ha despertado con el fin de distraer a los trabajadores de la crisis del capitalismo y sus desastrosas consecuencias sociales. También lo utilizarán para desviar la atención de todas las medidas reaccionarias que el gobierno ha estado llevando a cabo en el interés de un puñado de grandes capitalistas -incluyendo los mencionados anteriormente-. Este es el significado detrás de los muchos llamados a la "unidad nacional" por todas las fuerzas antes mencionadas. Tal idea debe ser firmemente rechazada por las organizaciones de izquierda de los trabajadores y la juventud.
"Estamos en guerra", repetían los políticos y los periodistas ayer. Sí, pero si alguna "guerra" está en marcha en este país, es la dirigida por los empresarios y el gobierno en contra de los derechos democráticos, las condiciones de trabajo, nivel de vida y conquistas sociales anteriores de las masas. La "unidad nacional" buscada por muchos no pondrá fin a esta guerra. Estos llamados, pretenden desarmar a la clase obrera y desviar su atención con el fin de facilitar la aplicación de los recortes presupuestarios y contra-reformas, empezando por las Leyes Macron (una serie de leyes para la privatización y la liberalización de la economía, así como los ataques contra ciertas profesiones).
El gobierno está en "guerra" con nuestra clase. Y con el fin de dividirla, utiliza regularmente la propaganda racista. Cuando era ministro del Interior, Manuel Valls – que actualmente es el primer ministro – relevó a Nicolas Sarkozy, y en gran medida aumentó las declaraciones racistas que vienen del gobierno en contra de las diferentes minorías nacionales. Ahora bien, estos señores están haciendo llamamientos a la comunidad musulmana, "no confundir" a los yihadistas con el conjunto de la comunidad musulmana en Francia. Pero por supuesto ellos saben que esta "confusión" ocurrirá sin embargo, y cuentan con ella.
Esto muestra la verdadera relación entre los islamistas reaccionarios y la derecha occidental. Este ataque, sí tiene éxito en sus objetivos, no va a debilitar el Estado francés o la derecha en absoluto. Por el contrario, lo fortalecerá al dividir a la clase obrera en líneas religiosas y nacionalistas. Los ejecutores del ataque de ayer han hecho un gran servicio a todos los propagandistas del racismo que durante muchos años han participado en una guerra de guerrilla ideológica contra la comunidad Musulmana. Esta propaganda racista se intensificará en los próximos días y semanas. El movimiento sindical debe movilizar enérgicamente contra todos los ataques de la extrema derecha contra los musulmanes. Se debe movilizar a la clase obrera para luchar no sólo contra el racismo, sino también contra el capitalismo que lo genera y nutre.
Marine Le Pen pide a la gente "hablar contra el fundamentalismo islámico" y "tomar el camino de la acción eficaz y protección." Ella pretende suscitar un clima de miedo con el fin de obtener el máximo beneficio electoral. En cuanto a la protección y efectiva "acción", esto podría tomar la forma de nuevos ataques a las libertades democráticas bajo el pretexto de la "lucha contra el terrorismo”. Una vez más, el movimiento obrero debe estar en guardia y firmemente oponerse a esto. Como vimos en el despertar del ataque del 11 de septiembre en los Estados Unidos, las leyes "antiterroristas" terminan siendo utilizados contra el movimiento obrero, incluido el movimiento sindical.
El imperialismo francés está en "guerra" también, en África y el Medio Oriente. No con el fin de defender la "democracia" o "grandes principios republicanos", sino para defender los intereses del capitalismo francés. De este modo los gobiernos de Sarkozy y Hollande han apoyado directamente las fuerzas fundamentalistas, particularmente en Libia y Siria. Este hecho por su cuenta pone de manifiesto la hipocresía completa de los políticos burgueses que ahora se presentan como los defensores de los "valores republicanos" contra el fundamentalismo islámico. En los últimos meses Hollande ha estado gritándole a los estadounidenses que comiencen a armar a la oposición "moderada" en Siria. Pero estos "moderados" son en realidad todos los islamistas. De hecho el imperialismo francés ha sido uno de los principales patrocinadores occidentales del fundamentalismo islámico en Siria y Libia en los últimos años. Ha ayudado a construir estas fuerzas con el fin de combatir la revolución árabe y defender los intereses mezquinos del capitalismo francés. De hecho, sin el apoyo directo del imperialismo a los fundamentalistas islámicos no podrían haber sobrevivido.
Los imperialistas no tratan con estas fuerzas reaccionarias con el objetivo de defender el pueblo o para proteger los principios particulares, si no que sobre la base de sus propios intereses estrechos e inmediatos. Ayer Francia apoyó a los yihadistas en Siria; hoy combate a algunos de ellos mientras arroja más dinero a los otros. Debemos denunciar esta hipocresía y rechazar cualquier intento de explotar el ataque contra Charlie Hebdo para justificar la intervención del imperialismo francés en África y el Medio Oriente.
La base del terrorismo y el fundamentalismo islámico no fue establecida por el Corán, si no por el capitalismo y la pobreza, la explotación, las guerras imperialistas, el racismo y todas las demás formas de opresión, eso es lo que significa para millones de musulmanes de todo el mundo. No podemos luchar contra el fundamentalismo sobre la base de los llamados "valores de la República" – es decir, la República capitalista que explota, excluye y despide a las personas vulnerables y marginados en todo el mundo. Debemos ofrecer a la juventud musulmana un programa y perspectivas para acabar con el capitalismo y el imperialismo. En Francia, como en otros lugares, es sobre todo responsabilidad de la izquierda y el movimiento obrero el socavar las bases de terrorismo y el fundamentalismo. Y para esto, debemos rechazar firmemente toda la "unidad" con el ala derecha, la clase dominante y su Estado.