La democracia parlamentaria, que se nos ofrece cada 3 o 6 años, como única oportunidad para hacer política, no es más que la sacrosanta democracia de la burguesía, que solo pretende confundir a los trabajadores basándose en la idea de que es la única forma en la que uno puede hacer y participar en la política. Lo que esta plantea es la delegación de decisión y solución de los problemas a “otros, “los que saben”. Aun en países donde la democracia parlamentaría sea más justa, lo que se esconde detrás de ella es una dictadura de un puñado que mantienen las grandes fortunas en sus manos, los obscenamente ricos. Así su poder económico se transforma en control político. Al final, las elecciones parlamentarías son una cortina con la que se intenta ocultar el régimen de explotación despiadado del capital.
La democracia parlamentaria, que se nos ofrece cada 3 o 6 años, como única oportunidad para hacer política, no es más que la sacrosanta democracia de la burguesía, que solo pretende confundir a los trabajadores basándose en la idea de que es la única forma en la que uno puede hacer y participar en la política. Lo que esta plantea es la delegación de decisión y solución de los problemas a “otros, “los que saben”. Aun en países donde la democracia parlamentaría sea más justa, lo que se esconde detrás de ella es una dictadura de un puñado que mantienen las grandes fortunas en sus manos, los obscenamente ricos. Así su poder económico se transforma en control político. Al final, las elecciones parlamentarías son una cortina con la que se intenta ocultar el régimen de explotación despiadado del capital.
Cuestiones generales
No se necesita ser un erudito para darse cuenta de lo mencionado anteriormente. Sí nosotros recordamos de qué forma actúan los parlamentarios en cada una de las ocasiones en que se han votado las contra reformas y cómo se estructuran e imparten las leyes, nos damos cuenta a quien sirve esta mentada “democracia”.
Una vez dicho esto, los marxistas comprendemos que aún existe mucha gente (jóvenes, trabajadores, amas de casa y campesinos) que aún tienen confianza en el parlamentarismo, que ven como una alternativa viable el poder terminar con su miseria y sufrimiento al votar por gente honesta. Lenin, que sabía algo sobre táctica revolucionaria, escribió en su libro “La Enfermedad infantil del izquierdismo en el Comunismo” cuál debería ser la actitud de los revolucionarios hacia el parlamentarismo. Aunque el artículo no pretende analizar a fondo el planteamiento de Lenin sobre esto, sí nos gustaría mencionar la cuestión fundamental, el fondo de esta política revolucionaria.
Mientras exista confianza de parte de los trabajadores hacia la democracia burguesa parlamentaría los revolucionarios tienen la obligación de participar en estas coyunturas políticas para, por la vía de la experiencia de los propios trabajadores, demostrar la incapacidad para poder solucionar los problemas de nuestra clase por medio del parlamentarismo. Solo de esta forma se podrá tener la confianza de las masas para llevar adelante la revolución. Él dice que incluso en Rusia, unos días antes de la toma del poder (de septiembre a noviembre), cuando el partido ya tenía una fuerte influencia de masas, los bolcheviques participaron en dos procesos electorales burgueses para demostrar las limitantes de los parlamentos y la necesidad del gobierno soviético.
Lejos de una actitud moralista, sectaria o principista, Lenin plantea el problema como una cuestión táctica para hacer crecer la influencia del partido revolucionario y agitar en torno a la toma del poder por parte de los trabajadores y la necesidad que tiene este nuevo gobierno de conformar un nuevo estado, destruyendo la falacia democracia burguesa.
Particularidades nacionales
Ahora, uno no puede quedarse con planteamientos generales abstractos para plantear una táctica determinada en un proceso como el que vivimos en México ahora mismo. Tenemos que ver las condiciones concretas de este momento y a partir de esto poder plantear nuestra orientación y alternativa concreta con respecto a las próximas elecciones de julio.
Desde la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, el 26 de septiembre pasado, con la complacencia y participación activa, no solo del crimen organizado, sino de las mismas policías estatales y federales, las autoridades políticas del municipio, el estado y el ejército; las cosas han cambiado en nuestro país.
Los meses que han siguieron a esta bárbara actuación del Estado hasta diciembre pasado fueron de movilizaciones muy radicalizadas en prácticamente todo el país con apoyo a nivel internacional. El sector más radicalizado en esta lucha es la juventud la cual ha tomado sus escuelas, ha participado en manifestaciones callejeras y se ha enfrentado con la policía de forma valiente. El pico más alto de esta lucha lo pudimos apreciar entre el 20 de noviembre y el 1 de diciembre. En este periodo de tiempo las plumas del imperialismo americano, comenzaron a retirar el apoyo a EPN, desacreditándole e incluso haciendo eco de sus propiedades escandalosamente caras. Entre los participantes de la lucha se sentía este factor de fuerza y unidad, de confianza. La incapacidad de poder ir más lejos y las vacaciones decembrinas han bajado esa intensidad en la lucha, es natural. Esto no quiere decir que se ha terminado el ambiente de rabia y frustración que se acumula entre la clase obrera y los jóvenes, solo demuestra que cualquier movimiento que no cuenta con una dirección clara y firme, que no muestre un camino para derrotar a este gobierno, está destinado a sucumbir ante el desgaste.
Guerrero el punto más desarrollado de la lucha
El lugar donde aún se mantiene un ambiente de lucha en las calles es Guerrero. No es para menos. Este Estado es el experimento donde podemos encontrar lo peor de la crisis económica del capitalismo y la bancarrota del Estado para poder solucionar mínimamente los problemas más urgentes de la población.
La desaparición de los 43 chicos fue el catalizador para hacer estallar una bomba que se venía acumulando desde años atrás. El estado es uno de los más pobres del país, donde el narcotráfico encontró las tierras para convertir a Guerrero en el principal productor de opio del país; donde históricamente los gobiernos priistas han mantenido una política de cacique despojando de tierras al campesino pobre; donde el gobierno de la supuesta izquierda perredista ha demostrado que con tímidas reformas no se puede solucionar ni la pobreza y dolor del pueblo. La región ha sido arrasada por la peste del crimen, la muerte, el robo y saqueo por parte de la policía, los militares, los grupos del narco y un largo etcétera.
Es también la región donde las comunidades se han tenido que organizar de forma autónoma al gobierno federal y estatal para poner un alto a la corrupción, donde se instauraron las policías comunitarias desde 1997 para defender a esas poblaciones, donde los estudiantes universitarios y normalistas han tenido que defender su derecho a la educación en las calles y han dejado decenas de muertos para seguir manteniendo este derecho, donde las organizaciones campesinas se han politizado a fuerza de la represión y donde los profesores de la CETEG han comprendido que si no lucha, se organizan con el pueblo, serán condenados a ser fieles ciervos de la política charra del SNTE. Es en donde a últimas fechas, después de la desaparición de los normalistas se ha conformado la Asamblea Popular de Guerrero que agrupa a sindicatos, organizaciones campesinas, policías comunitarias y estudiantes, y están planteando la idea el boicot a las elecciones.
¿Qué significa boicotear las elecciones?
Con respecto a esta idea se ha abierto un gran debate entre los intelectuales de izquierda y activistas del movimiento obrero y estudiantil. Es preciso decir que el llamar a no votar o votar en blanco no es boicotear, estas dos ideas vienen de la llamada desobediencia civil pacífica, métodos de lucha “suaves” con los cuales puedes protestar siempre y cuando no causes inconveniente ni a tu prójimo, ni al sistema capitalista. En otras palabras es simular que luchas para cambiar pero que en realidad no cambias nada. Estos llamados a no votar o votar nulamente por lo regular son impulsados por la pequeña burguesía intelectual idealista que cree que si uno no participa en las elecciones o se divide entre cero va a transformar su entorno. Estas ideas también son impulsadas por “organizaciones civiles” (ONG´s) vinculadas a partidos de derecha que un momento piensan que el llamado a no votar afecta a los sectores de izquierda. En el fondo creen que el apoliticismo es la parte fundamental para protestar por la política de corrupción de la burguesía.
El boicot va más allá de esto, en realidad es su contrarió de la idea de no participación en la política. Los que agitan por el boicot en muchos casos se han dado cuenta de los límites de la democracia burguesa, argumentan que las elecciones no resuelven nada y que si las elecciones son contrarias a los intereses de los poderosos del país o el Estado, estos recurren al fraude o sus leyes para imponerse. Todo esto es cierto.
El boicot supone el no dejar instalar las casillas electorales en el estado y reventar los actos de campaña de los partidos, impedir que haya elecciones. Esto solo tendría que ser una primera parte de otra cosa ¿si no estás de acuerdo con esta democracia burguesa parlamentaria, que propones para reemplazarla? Esto implicaría necesariamente desarrollar los gobiernos autónomos en todo el estado de Guerrero y conformar una asamblea general de estos gobiernos locales, la pregunta es si es que esto se podría lograr.
La respuesta depende de quien se monte a la tarea de realizar este boicot. Si esta tarea la asume solo las organizaciones políticas sin el apoyo de masas seguramente que se podrán impedir las elecciones un algunos municipios pero no en todos, esto lo que plantea es el peligro de que en aquéllos lugares donde no se pueda seguir esta táctica la derecha, concretamente el PRI pueda ganar y entonces utilice los recursos del estado para formar un grupo de choque, paramilitares, para golpear, desaparecer y disminuir a los sectores más activos de la lucha.
Esto lo hemos visto en Chiapas después de la irrupción zapatista de 1994, cuando las organizaciones se plantearon el boicot y en algunos lugares se pudo lograr y en otros el PRI se apoderó de varios municipios, de ahí armo a la población y los utilizó como grupos de choque paramilitares.
No basta votar, hay que acrecentar nuestra organización, hay que seguir luchando
Todos los partidos de izquierda que existen ahora no conciben otra forma de llegar al poder y hacer cambios más que por la vía electoral, están bañados de lo que Lenin llamó “cretinismo parlamentario”. Es por eso que no pueden imaginarse que se puede llegar a tomar el poder por medio de una revolución, de la destrucción de las viejas estructuras estatales corruptas como lo son las cámaras parlamentarías y las otras instituciones del Estado.
Morena, partido que se formó hace poco más de un año, que fue resultado de luchas contra el fraude, contra la privatización del petróleo, contra la imposición derechista dentro del PRD, etc. y que se dijo ser un partido diferente, un partido-movimiento y que se posicionaría de lado de las luchas del pueblo, que tendría que haber una democracia interna para designar candidatos populares, una vez obtenido su registro ha caminado en posición contraria a lo que se había dicho e incluso a sus propios principios y estatutos.
Morena solo simuló la lucha contra la privatización del petróleo sin llevar a cabo acciones contundentes; por otro lado, no marchó hombro a hombro con los profesores contra la reforma educativa, ni participó activamente en la lucha por la presentación con vida de los 43 normalistas desaparecidos. A lo que más llegó es a dar su apoyo moral, se piensa que con dar comunicados de solidaridad se cumple.
Los demás partidos de derecha y que simulan izquierda representan lo peor de toda la podredumbre social que se vive en nuestro país: corrupción, cinismo, prepotencia, show, etc. Son el reflejo de una clase que está incapacitada para poder tirar para adelante el país.
El boicot tendría éxito en Guerrero sí en él se involucra todo el pueblo, para esto se tiene que lanzar una gran campaña de explicar las causas por las que se tienen que ir a esa acción; la consigna de presentación con vida de los normalistas tendría que mantenerse pero se tendría que sumar consignas de mayor fuerza política, por ejemplo el conformar gobiernos populares en cada munición, la desaparición de órganos policiales y sustituirlos por policías comunitarias, la toma de tierras de todos los latifundistas y hacendados, el aseguramiento de bienes del narco y utilizarlos para crear centros deportivos, educativos y artísticos en cada pueblo y particularmente avanzar en este ejemplo a nivel nacional. Si el boicot es solo de un sector se fortalecerán grupos de derecha priistas.
A nivel nacional se tiene que organizar de mejor forma el movimiento de la juventud y de los trabajadores. Estamos seguros que derrotar a EPN y toda su clase no va a pasar por ir o no ir a votar en estas elecciones, sino por la organización que se pueda lograr en las escuelas y dentro de los centros de trabajo, en los barrios y pueblos y la movilización que generemos en las calles. No basta votar, es necesario luchar. 20/03/2015