El capitalismo mientras más se acerca al precipicio, más degradante resulta ser para la clase obrera, hace ya más de 9 años que existe un debate por el artículo 69 que se cree garantizaría el “derecho al agua y la alimentación”, sin embargo a medida se desarrolla se escapa cada vez más de las manos de la clase dominante y es que la clase dominante ha sido incapaz de mantener su poderío sobre algunos recursos naturales, según parece a este debate no se le encuentra salida alguna por lo menos dentro de la “honorable Asamblea Legislativa”. Vemos por un lado el sector reaccionario de la derecha y la empresa privada que no son diferentes y por el otro la izquierda y los partidos “progresistas” ambos defendiendo intereses de clase.
La burguesía representada en el bloque de derechas, por miedo al peligro potencial que representa la clase trabajadora en cuanto toma conciencia de la necesidad de defender sus intereses, han sido incapaces de preparar el camino para la futura privatización del agua. Y es que la burguesía y sus secuaces tienen muy fresco el recuerdo de aquellas movilizaciones que intimidaban y que amenazaban un posible proceso revolucionario, hablamos de las “marchas blancas” en contra de la privatización completa de los servicios de salud. Esto los hace, ahora, en medio de una crisis económica, dudar en cuanto a sus intereses mezquinos por abalanzarse a un mercado provechoso y rico como lo es el agua y las libres leyes para vender sus productos alimenticios y los derivados de estos, que por medio del TLC dejan grandes ganancias a las multinacionales y a la burguesía nacional.
Intereses de clase
Detrás de toda esta discusión, hay claros intereses de clase y no es para menos el agua y la alimentación son dos elementos íntimamente relacionados, ambos pueden genera lucro para los empresarios, de aquí parte el «quid» de la cuestión y por lo cual la derecha se opone a aprobar el artículo 69, y es que actualmente en El Salvador funcionan 89 empresas que se dedican a lucrarse del agua embotellada –entre ellas está la marca Agua Cristal, producida por Industrias La Constancia (ILC), liderada por Roberto Murray Meza. Empresarios como estos y los mismos grandes monopolios que tienen mucha influencia en nuestro país, -aunque no se vea abiertamente- no quieren abandonar tan fácilmente su facultad de explotar deliberadamente este recurso, por el contrario argumentan que entre menos restricciones se impongan mejor será para el país –léase para las ganancias de la burguesía-.
Negocio redondo
Según ANDA, las empresas que se dedican a comercializar el agua deben pagar $0.50 centavos por metro cúbico, esto si ocupan la red pública de ANDA pero si en cambio utilizan pozos extrayendo el agua de mantos acuíferos subterráneos solo tienen que pagar al Estado $0.06 centavos por cada metro cúbico, un metro cúbico equivale a 1000 litros de agua. Industrias la Constancia se caracteriza por tener una extracción directa lo cual hace aumentar sus ganancias, suponiendo que se venden esos mil litros de agua en bolsas a $0.10 ctvs. En el mercado con un contenido de 500 mililitros, esto le dejaría a Agua Cristal de Industrias La Constancia un total de $200 por el cual solo se pagó $0.06 en impuestos de extracción, podemos ver que es claramente un negocio redondo y debido a la mala calidad del agua suministrada por el Estado este sector sigue la línea ascendente de crecimiento, cada día nos parece más saludable comprar agua en botella que consumir el agua del grifo y con justa razón, pero esto solo es permisible para los que tienen la posibilidad de hacerlo de lo contrario se vuelve un impedimento al derecho de acceso a agua de calidad en general.
La burguesía ha sido incapaz de satisfacer las necesidades más vitales de los trabajadores y por ahora se imponen como un freno para el desarrollo, así vemos que en pleno 2015 en la zona urbana el 91% de la población tiene acceso mínimo al agua y en la zona rural se expresa de manera más precaria teniendo así solo el 68% de cobertura que no es igual a acceso, Un estudio realizado en diciembre de 2007 por el CIOPS, en el marco de la campaña Democracia Azul, destaca que de los mil 855 entrevistados el 50.3% afirma que no tiene un servicio continuo de agua, y que a pesar que tienen conexión domiciliar sólo reciben el servicio entre 2 y 5 horas al día. y esto sin hablar de la calidad, ya que debido a la manera tan irresponsable de producir –típico del sistema capitalista- solo el 5% del agua existente es apta para el consumo humano. La Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (Fusades) publicó una investigación sobre la calidad del agua para consumo humano en áreas rurales, en la cual, el 61% resultó contaminada con coliformes fecales y 52% con Escherichia Coli.
En el 2007, el estudio del Centro de Información de Opinión Publica Salvadoreña (CIOPS) reflejó que el 70% de la población recibe agua sucia, con mal olor y residuos sólidos. El estudio ¿Realidad o Espejismo? del CDC (Centro para la Defensa del Consumidor) señala: la mayoría del agua doméstica e industrial es arrojada a los ríos prácticamente sin ningún tratamiento. Solamente entre el 2% y el 3% de las aguas residuales del país reciben algún tipo de tratamiento. Además el Banco Mundial ha afirmado en algunos estudios que El Salvador ocupa el último lugar de América Latina en saneamiento básico de las aguas negras. Pareciera que todos estos datos han dejado de sorprendernos hasta el punto de que casi se ha popularizado decir: “anualmente junto con el agua que bebemos, consumimos una cucharada de materia fecal”.
Podemos ver el callejón sin salida al que nos ha llevado toda la implementación de las medidas capitalistas defendidas e impuestas por la clase dominante, pero todo sea por el bien de la nación y por el bien del futuro económico, ya que según la burguesía nadie administra mejor los recursos que los empresarios, por eso afirman tanto que deben estar en sus manos. El agua es un mercado nuevo al que acechan como lobos hambrientos con garras afiladas y que esperan atentamente el descuido de su presa.
¿Soberanía alimentaria o seguridad alimentaria?
El aumento del hambre y la miseria parece paradójico con el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas, se dice que con el nivel de desarrollo que tiene la industria de los alimentos a nivel mundial se podría alimentar fácilmente no a diez mil millones de personas si no a 20 mil millones, entonces ¿por qué el hambre en nuestra clase? La situación reside en el lucro, en el valor de la mercancía y en su esencia de generar ganancias para una clase acomodada, así bajo el sistema actual se produce no para satisfacer sino para beneficiarse, mientras la ganancia no esté implícita en un producto éste no saldrá a la luz, no es el fin actual de la burguesía eliminar el hambre en El Salvador y tan poco lo es para el imperialismo en el mundo como decía Henry Ford “ estoy en el negocio no para producir coches si no para ganar dinero” premisa fundamental para ser empresario, esto nos aclara porqué hay tanta hambre en el mundo y porqué la negativa de la derecha por aprobar leyes que nos den una soberanía alimentaria.
La misma Mari Carmen Aponte, ex-embajadora de Estados Unidos y delegada del imperialismo, dijo que lo que se tenía que aprobar era seguridad alimentaria y no soberanía alimentaria, en el sentido de que la soberanía es un término más amplio que choca con los intereses de la Monsanto y demás monopolios de la industria agroquímica, la soberanía de cierta forma puede darle la facultad al Estado para poder imponer normas en las formas de la producción agrícolas “velando” que esto beneficie a la población y esto claramente choca con el TLC, el imperio necesita tener las mejores condiciones para poder imponer sus productos sin importar pasar por encima de la clase trabajadora. La misma idea defiende la FAO “organización de las naciones unidas para la alimentación y la agricultura” Pero que más se pueden esperar de estos agentes a sueldo del capital , la misma FAO ha publicado “un análisis” sobre la recomendación de que los pobres del mundo estamos preparados para comer insectos, algo totalmente inaceptable cuando ya hemos explicado arriba que la industria podría cubrir las necesidades alimenticias de la población mundial y esto con la capacidad actual que se tiene y claro está con una planificación de la producción, bajo el capitalismo en la industria alimenticia se desperdician la mitad o un tercio de los productos alimenticios, debido a que no hay capacidad adquisitiva para los trabajadores.
No podríamos imaginar lo que podría producirse en una sociedad que esté libre de la ganancia mercantil, donde la ciencia y la tecnología estén al servicio de los trabajadores pero sobre todo las necesidades que se cubrieran, el hambre ya no sería un problema fundamental del día a día. ¿Cómo se explican los defensores del capitalismo que exista hambre y desnutrición incluso en el país imperialista del mundo? según la USDA (Departamento de Agricultura de Los EEUU por sus siglas en inglés) casi 18 millones de hogares estaban sin seguridad alimentaria y 7 millones de hogares tenían seguridad alimentaria muy baja. ¿Alguien puede pretender insinuar seriamente que la agricultura de EE.UU. no puede alimentar a los ciudadanos estadounidenses? Según estudios los EEUU tiene la capacidad de alimentar y sobrealimentar a su población, esto nos arroja un dato muy importante sobre la reforma del artículo 69, en el cual ahondaremos más adelante.
Los diputados de izquierda y su papel en la defensa de los trabajadores.
El FMLN ha expresado su apoyo a la reforma de la ley y esto es correcto, pero si bien podemos decir que la derecha se ha mostrado incapaz de llevar a cabo sus planes y ha vacilado, durante casi una década, podemos también decir que el FMLN tampoco ha sabido aprovechar estratégicamente esta debilidad y es que la estrategia de la izquierda se ha basado en alianzas con diputados “progresistas” cuestión que los obligara a acompañar medidas de estos tipos en el futuro y no precisamente en beneficio de los explotados, estos diputados del FMLN se han basado además en la aritmética parlamentaria, menudo error, y no nos sorprende se dice que un centímetro de error en la teoría se expresara en kilómetros de error en la práctica, y es que los diputados del FMLN han olvidado adrede el papel revolucionario de las masas y que las soluciones a los grandes problemas de los trabajadores no residen únicamente en el parlamento sino en las movilizaciones de la clase trabajadora en las calles, y si bien podrían afirmar que sí, se han movilizado, pero solo ha sido un mínimo grupo de personas proporcionalmente hablando, son problemas que afectan a toda la clase trabajadora y el FMLN como instrumento de lucha está obligado a agitar y movilizar para una pronta respuesta a favor de las masas, debe ser prioridad para el FMLN agitar en los sindicatos, en las bases del mismo partido y en la organizaciones de izquierda. Son nuestros intereses los que están en juego, ¡por qué no habríamos de intervenir!, esto solo refleja su gran temor al poder revolucionario de las masas, sin duda la aprobación de esta reforma bajo esta forma animaría al movimiento de los trabajadores para avanzar en otras cuestiones fundamentales, a eso es a lo que más le teme la burguesía y la dirección del FMLN está sirviendo como freno.
El escrito en papel no es ningún garante ¡Marchar hacia adelante por un programa integral!
Ahora bien si en dado caso la reforma del artículo se aprueba independiente del método que se utilice, sabemos que lo escrito en el papel no es garante, como lo vimos en los datos sobre la desnutrición en los EEUU, ni el gobierno del país más “democrático” ha podido dar soberanía alimentaria a su población, ahora cómo se llevaría a cabo la seguridad alimentaria en nuestro país atrasado, y no es que despreciemos la lucha por esta mínima reforma, lo que queremos hacer ver, es que esto no solucionará el problema, no se acabará con el hambre con solo decretar una reforma a un artículo de ley. Apoyamos esta reforma solo como un primer paso para implementar una lucha más desarrollada que nos lleve a aplicar un programa mucho más integral y revolucionario en donde se nos garantice la soberanía alimentaria y el acceso al agua, una reforma agraria y la reactivación inmediata de este sector en manos de los trabajadores agrícolas y campesinos pobres, la estatización de los precios de la canasta básica y el aumento al salario acorde a ésta.
Así bajo un programa más amplio, la lucha se unificará garantizando el camino de la victoria. Unidos vencemos, aislados solo somos carne de cañón. La condición principal para que esto se lleve a cabo debe ser la lucha revolucionaria en el parlamento con el FMLN y en las calles con las masas respaldando las reformas que nos beneficien, la historia nos muestra que las reformas que se consiguen bajo el capitalismo solo se han conseguido utilizando este método pero que nunca han estado libres de retroceso, en ese sentido debemos avanzar hacia el socialismo que es el único sistema que nos puede garantizar una verdadera soberanía alimentaria, mediante el control de la producción por parte de los trabajadores y la planificación de ésta.
San Salvador 27/04/2015.