El presente testimonio data del reciente conflicto sociopolítico que protagonizo El Salvador en el pasado siglo XX. Rigoberto Aguilar Clímaco, de seudónimo “Benja”, nos relata su experiencia:
Benja y el proceso revolucionario salvadoreño
El presente testimonio data del reciente conflicto sociopolítico que protagonizo El Salvador en el pasado siglo XX. Rigoberto Aguilar Clímaco, de seudónimo “Benja”, nos relata su experiencia:
Benja y el proceso revolucionario salvadoreño
Expresa: Me organice en el año de 1972, en una célula de la Juventud Comunista, a los 16 años de edad cursaba en ese entonces, octavo grado en grupo escolar José Martí de Santa Tecla.
Participe por primera vez en actividades políticas en la huelga de maestro de “ANDES 21 de junio” (Asociación Nacional de Educadores Salvadoreños), el gremio de los maestros, en el año 1972, con cuatro compañeros más miembros de la célula en apoyo a los docentes.
En 1975 participe en la heroica marcha del 30 de julio como militante de AES (Asociación de Estudiantes de Secundaria) y de la JC (Juventud Comunista) y tiempo después en algunas otras protestas fuertes que también fueron reprimidas y de las que también soy sobreviviente.
En 1977 participe en apoyo a la UND (Unión Nacional Opositora) con el partido UDN (Unión Democrática Nacionalista) frente político del Partido Comunista Salvadoreño (PCS), en el último proceso electoral antes que iniciara el conflicto armado siendo ya maestro y miembro de ANDES.
En 1980 cuando se funda el FMLN el 10 de octubre de ese año, paso a formar parte de la milicia urbana de las FAL (Fuerzas Armadas de Liberación) brazo armado del Partido Comunista, en la semiclandestinidad.
En 1981 fui parte de un comando que atacaría el municipio de Tepecoyo durante la ofensiva del 10 de enero, a última hora, la misión se aborto por órdenes superiores. El 29 de junio de ese año, soy capturado y secuestrado por miembros de la Policía Nacional, a las 11:30 pm sin más pruebas que un disco de Los Guaraguao, en casa de mi madre. Fui objeto de torturas físicas y psicológicas durante quince días que estuve como desaparecido, gracias a la Cruz Roja Internacional, fui consignado al Penal de Mariona como preso político, estuve preso de 1981 a 1983, ahí fui miembro de COPPES (Comité de Presos Políticos de El Salvador).
En 1983 fuimos amnistiados por la presión internacional y la guerra que obligo al régimen a decretar esta decisión. De junio de 1983 a junio de 1984 el Partido Comunista me saco del país junto a una compañera y un compañero mas, estuve en exilio y preparación política y militar en Bulgaria, México y Nicaragua.
En octubre de 1984 regrese al país, directamente a involucrarme de lleno a las FAL, en el Frente Sur-Oriental “Francisco Sánchez” en la zona de Jucuarán, Usulután.
En 1986 fui sacado del Frente por problemas de Salud, me sometí a un tratamiento medico y me asignaron la misión de reincorporarme a ANDES, para en la ofensiva “hasta el tope” de 1989, participar como activista estratega político.
Después de haberme reincorporado al magisterio nacional, hasta la fecha soy militante de la Asociación Nacional de Educadores Salvadoreños.
Benja y el 30 de julio
Nos cuenta: El 30 de julio de 1975, yo me encontraba en Cuidad Normal “Alberto Masferrer”, lugar en el que estudiaba el bachillerato pedagógico, para ese día habíamos sido convocados por estudiantes universitarios y sus organizaciones para participar en la marcha en protesta por la intervención del 25 y 29 de julio de ese año, que había tenido la Policía Nacional, La Guardia Nacional y La Policía de Hacienda, estos eran los tres cuerpos represivos de aquel entonces, a la Facultad Multidisciplinaria de Occidente de la Universidad de El Salvador en Santa Ana para frenar un desfile bufo de los estudiantes en el que se ridiculizaba al gobierno de turno.
Nosotros en Cuidad Normal “Alberto Masferrer” estábamos organizados como educación media en AES, era la Asociación de Estudiantes de Secundaria, ligada a la Juventud Comunista, por ende, al Partido Comunista Salvadoreño, en esa ocasión nosotros tratamos de convencer a demás compañeros para que asistieran con nosotros a la manifestación, pero muchos tenían miedo por la advertencia previa del ministro de seguridad: Carlos Humberto Romero, bajo el gobierno del en ese entonces presidente Arturo Armando Molina, que era mas una amenaza a que no se marchará.
Entonces, como todo el día estudiábamos en la Normal, decidimos salir después el almuerzo, habíamos logrado convencer a treinta compañeros, de los cuales habíamos cinco compañeros y compañeras involucrados del todo en el movimiento estudiantil y de masas, de ellos dos, es decir una compañera: Sandra y yo éramos de AES y los otros tres compañeros del MERS, el Movimiento de Estudiantes Revolucionarios de Secundaria, al momento de salir de Ciudad Normal a la calle que va hacia Santa Ana, había un reten de la Policía Nacional e inmediatamente no nos permitieron salir y nos dijeron que era mejor que no fuéramos porque el asunto iba a estar algo “peligroso”, y de ir que nos “atuviéramos a las consecuencias”.
Los compañeros que habíamos logrado convencer se atemorizaron y desistieron de acompañarnos, de los treinta solo los cinco comprometidos con el movimiento, decidimos irnos y nos fuimos a “ray”, salimos a eso de las 12:30 md, estábamos llegando al Parque Cuscatlán en San Salvador mas o menos a las 1:30 pm y de ahí emprendimos el camino hacia la Universidad de El Salvador, en el camino no advertimos gran presencia de cuerpos represivos en las calles, pues era normal en esos días, la presencia de estos en los alrededores de la ciudad.
Llegamos a la Universidad aproximadamente a las 2:00 pm, hora en que estaba convocada la salida de la marcha, pero mas o menos, fuimos saliendo como a las 2:30 pm, ahí los compañeros universitarios que habían organizado la protesta, nos dijeron a los estudiantes de secundaria que nos fuéramos en los bloques de en medio para acompañar la marcha, porque como ya tenían todo organizado y considerando que nosotros solo íbamos cinco, como los tres compañeros del MERS buscaron a sus adeptos, Sandra y yo decidimos irnos con ellos, para mantenernos juntos.
En el transcurso de la marcha, todo pintaba para bien sin anomalías, pero cuando marchábamos ya a la altura del paso a desnivel del Seguro Social, comenzamos a ver un alboroto adelante, en las primeras filas de la manifestación, se veía que estaban lanzando bombas lacrimógenas a los que encabezaban la protesta, también comenzamos a escuchar disparos y ya se veían los antimotines que estaban casi encima de la marcha, lógicamente hubo un momento de tensión y muchas personas que nos acompañaban comenzaron a correr pero resulta que al lado de atrás, cuando quisimos retroceder aparecieron unas tanquetas, ahí por el Externado San José, y esas tanquetas venían también, dispuestas a masacrar nuestra marcha estudiantil
Nosotros nos vimos obligados con algunos compañeros y con Sandra a lanzarnos en el puente del Seguro hacia abajo, afortunadamente en ese tiempo yo estaba yendo a un gimnasio de Taekwondo y por lo menos sabía como caer, pero Sandra al lanzarse y se doblo un pie, pero no se fracturo, yo junto con otros compañeros que ya no eran los que iban conmigo, sino otros, logramos levantarla y caminamos hacia arriba de ese desnivel, afortunadamente una persona de un Pick Up nos vio y nos paro, nosotros en el momento desconfiamos, el conductor expreso que nos llevaría a la Universidad, y nos fuimos con el, nos llevo hasta allá.
Ahí llevamos a Sandra a la Facultad de Derecho, donde la atendieron, la vendaron por que no era fractura, entonces, pues, esperamos mas o menos lo que quedaba de la tarde, yo espere hasta las seis de la tarde que ya las cosas estaban un poco mas tranquilas, mas en orden, por que también esperamos una intervención en la Universidad, pero no. Yo me retire de la Universidad a las 6:00 pm y logre llegar hasta mi hogar, en esos días, residía en Santa Tecla, y pues, mi madre estaba muy preocupada, pero pues, tuve la oportunidad de llegar con bien, del hecho nunca se supo el dato de los masacrados, pues, a las pocas horas del hecho, los cuerpos represivos, ambulancia y bomberos, limpiaron la calle llena de cadáveres y lavaron la sangre.
Yo pues tuve la oportunidad de sobrevivir a esa intervención reaccionaria, a ese ataque armado al movimiento revolucionario salvadoreño, así como otros mas, como el 28 de febrero de 1977, 22 de enero de 1980, etc., Soy de los poco que tuve la oportunidad de vivir para contarlos.
Rigoberto Aguilar Clímaco, de seudónimo “Benja”, actualmente reside en Soyapango, San Salvador, El Salvador, y sus 60 años de edad aun labora como maestro de Matemáticas y Ciencias Naturales en el Complejo Educativo “Montes de San Bartolo 4”.
El testimonio fue recopilado en Julio de 2015, en Soyapango.