Decenas de miles de marroquíes indignados salieron a las calles este fin de semana después de que un pescadero de Alhucemas muriera aplastado dentro de un camión de la basura, cuando estaba tratando de recuperar los pescados arrojados allí por la policía local después de habérselos confiscado. Los pescados de Mouhcine Fikri le fueron confiscados el viernes, cuando las autoridades locales estaban aplicando una prohibición a la venta de pez espada en esta temporada. Testigos de los hechos afirman que, la policía activó deliberadamente el compresor del camión de la basura, cuando Mouhcine Fikri saltó a su interior para recuperar su pescado.
Decenas de miles de marroquíes indignados salieron a las calles este fin de semana después de que un pescadero de Alhucemas muriera aplastado dentro de un camión de la basura, cuando estaba tratando de recuperar los pescados arrojados allí por la policía local después de habérselos confiscado. Los pescados de Mouhcine Fikri le fueron confiscados el viernes, cuando las autoridades locales estaban aplicando una prohibición a la venta de pez espada en esta temporada. Testigos de los hechos afirman que, la policía activó deliberadamente el compresor del camión de la basura, cuando Mouhcine Fikri saltó a su interior para recuperar su pescado.
Ver vídeo de protesta aquí: https://youtu.be/qiXR0LJ9t4U
Las imágenes del cuerpo aplastado en el interior del camión fueron publicadas en las redes sociales y desataron un frenesí de reacciones de indignación. Dos etiquetas de twitter (hashtags) en árabe #طحن_مو («Lo trituraron») y #كلنا_محسن_فكري («Todos somos Mouhcine Fikri») se hicieron virales en la web. El centro de la ira es el «Hogra”, un término árabe que se refiere a la sensación de abuso y de injusticia a manos del Estado. Este es un sentimiento poderoso que conecta con la experiencia cotidiana que viven muchos pobres. Es la realidad de desprecio, explotación y opresión a manos de los patrones, los terratenientes, las autoridades locales y regionales, los directores de escuela, los líderes religiosos, la policía, los políticos y los hombres y mujeres del rey. En otras palabras: del propio régimen. Esta sensación se ve reforzada por el alto desempleo, los bajos salarios y los altos precios. Muchas personas se identifican con el destino del pescadero. Como un manifestante declaró: «Todo el mundo se siente aquí aplastado por el camión de la basura». El camión de la basura se ha convertido en una metáfora del sistema opresor y explotador. Una de las consignas de las manifestaciones era: ‘Mohcine fue asesinado, Majzen tiene la culpa’. Majzen es la palabra usada para describir las instituciones monárquicas del Estado, la monarquía absoluta que controla la sociedad y la riqueza de Marruecos. La gente comprende que el comportamiento de los policías locales está ampliamente vinculado al aparato estatal y al sistema económico.
Los activistas de las redes sociales y los manifestantes no creen en la tesis oficial del suicidio de Mouhcine Fikri, o en su muerte accidental. Están convencidos de que los policías lo mataron deliberadamente y exigen que sean castigados. Las autoridades policiales por supuesto rechazaron esas acusaciones.
Hubo manifestaciones de masas, no sólo en el norte de la ciudad de Alhucemas, sino también en Casablanca, Rabat y muchos otros lugares. Fueron en gran parte espontáneas, pero los activistas del viejo “Movimiento 20 de Febrero” han estado participando en su organización. Estas manifestaciones son, probablemente, las más grandes vistas en el reino desde la ola de protestas a raíz de la Primavera Árabe en 2011. En la región del Norte del Rif, las manifestaciones han tenido un carácter casi insurreccional y hoy se ha convocado una huelga general en toda la región. Esta zona siempre ha sido, históricamente, un foco de revueltas y de disidencia. La guerra del Rif a principios de los años 20 del siglo pasado, conducida por el legendario Abdel Krim contra las potencias coloniales de España y Francia, fue la primera revuelta anti-imperialista de masas de la historia. Este espíritu sigue vivo. Pero la victoria contra la opresión del Estado marroquí sólo se puede ganar en una batalla conjunta con el resto de la clase obrera y de la juventud del país. El separatismo, que es defendido por algunas fuerzas políticas en el Rif, sólo debilita el movimiento revolucionario contra el régimen.
La muerte de Mohcine Fikri y la indignación masiva que ha provocado en todo Marruecos es una reminiscencia de la autoinmolación del pobre vendedor ambulante tunecino, Mohamed Bouazizi, en diciembre de 2010. Este trágico suceso se convirtió en la chispa que inició la Revolución Árabe. No es el primer «incidente» de este tipo este año en Marruecos. Decenas de personas que han sufrido un comportamiento brutal y humillante de las autoridades se han suicidado delante de edificios oficiales o en plazas de mercado. Esta ola de protestas de masas indignadas no es ninguna sorpresa. Todo el material social y políticamente combustible ya estaba presente y esperando un incidente, una chispa para ponerlo en movimiento. En ninguna parte del mundo árabe ha cambiado la situación para mejor desde el comienzo de las revoluciones árabes. Este año, solamente Túnez, fue testigo de dos revueltas de masas como resultado de la brutal política de austeridad. Egipto se tambalea al borde de una nueva explosión social mientras se hunde más y más en la espiral de la recesión, ataques a las condiciones de vida y la represión. Los días del nuevo faraón, Abdul Fatah al-Sisi, están contados. Para tener éxito, los nuevos movimientos no pueden limitarse a cambiar un presidente o un rey por otro. Deben tener como objetivo erradicar el viejo aparato estatal y el sistema capitalista, y sustituirlos por un Estado obrero democrático y una economía planificada.
Las autoridades viven con el temor de que se repitan los acontecimientos tormentosos de la revolución árabe. El régimen marroquí resistió el huracán de la revolución gracias a una combinación de concesiones materiales, reformas cosméticas y la corrupción de los líderes de los sindicatos y del movimiento de protesta. Esto dio la impresión de estabilidad bajo la «sabia y progresiva orientación» del Rey. Se alimentó la idea de la “excepcionalidad marroquí” en el mundo musulmán. Ellos pensaban que habían domesticado a las masas. Los marxistas marroquíes siempre han sostenido lo contrario. Los últimos días han confirmado nuestro análisis en contra de todas las perspectivas derrotistas y desmoralizantes de las demás tendencias de izquierda en el país.
El rey Mohamed VI ha enviado a su representante para visitar a la familia de la víctima y ofrecer sus reales condolencias. También ha prometido una investigación. Los ministerios del Interior y de Justicia hicieron lo mismo. Esta no es la primera vez que las autoridades prometen investigaciones exhaustivas y transparentes. Pero éstas nunca conducen a nada. El Estado es tramposo. Todos los funcionarios están tratando desesperadamente de proyectar una imagen de personalidades e instituciones preocupadas. Al hacerlo, el régimen está activando los mecanismos diseñados para protegerlo de un cuestionamiento más amplio. Si es necesario, algunos agentes de policía serán sacrificados para tratar de calmar la ira de las masas. El régimen tratará de apoyarse en los líderes de los partidos desacreditados y también en las izquierdas reformistas y los islamistas de Al Adl Wal Ihssane para descarrilar el movimiento. Pero nada va a cambiar fundamentalmente. Esto sólo fortalecerá la comprensión de la necesidad de un verdadero partido revolucionario para llevar a cabo la única revolución que puede satisfacer las demandas de las masas: una revolución socialista. Se ha abierto una nueva etapa de la revolución marroquí. Las masas en Marruecos están reatando el nudo de los acontecimientos de 2011, cuando «el pueblo exigió el fin del régimen».
¡Abajo el régimen asesino y opresor!
¡Abajo el capitalismo!
¡Viva la revolución socialista en Marruecos y en toda la región!
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