Un crimen de guerra es una violación de las protecciones establecidas por las leyes y las costumbres de la guerra, integradas por las infracciones graves del Derecho Internacional Humanitario, cometidas en un conflicto armado y por las violaciones del Derecho Internacional.
La amnistía de 1993 pasó por encima de los Acuerdos de Paz firmados el 16 de enero de 1992 entre la guerrilla del FMLN y el gobierno. El documento, suscrito en el castillo de Chapultepec, México, incluyó un párrafo titulado: Superación de la impunidad. Este consignó que las partes firmantes concordaban en que las personas involucradas en graves crímenes, independientemente del bando al que pertenecieran, deberían recibir «la actuación ejemplarizante de los tribunales de justicia».
La Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia declaró inconstitucional la Ley de Amnistía General para la Consolidación de la Paz de 1993, normativa legal que a lo largo de los últimos 23 años fue usada por la Fiscalía y por jueces como escudo para impedir la investigación, el enjuiciamiento y las sanciones de los delitos cometidos por el ejército y la guerrilla durante la guerra.
“Las estimaciones de la Comisión de la Verdad expuestas en su informe de 1993 son que, un 85 % de los casos de graves delitos en el marco de la guerra civil fueron responsabilidad de instituciones del Estado, particularmente la Fuerza Armada y los cuerpos de seguridad adscritos al Ministerio de la Defensa”1.
Esa persecución al nivel más alto de las estructuras que hicieron la guerra, no solo aplicaría para esclarecer casos como el asesinato de monseñor Romero, la masacre de los jesuitas, la del río Sumpul, o la de El Mozote, perpetradas por fuerzas del gobierno: también abre la posibilidad de enjuiciar actuales funcionarios del Órgano Ejecutivo.
“La masacre de los jesuitas sucedió el 16 de noviembre de 1989. La Comisión de la Verdad responsabilizó de ese crimen al general Juan Orlando Zepeda -candidato a diputado de
ARENA en la elección de 2015-, al coronel Inocente Orlando Montano -detenido en Estados Unidos-, al general René Emilio Ponce, al general Juan Rafael Bustillo y a los coroneles Francisco Elena Fuentes y Guillermo Alfredo Benavides. Asimismo, determinó responsabilidad de otros 14 militares de más baja graduación. Cuatro de ellos están pendientes de una petición de extradición de España para ser juzgados por este delito”2.
La reapertura del caso jesuita también vincula al actual diputado del PDC Rodolfo Parker. La Comisión de la Verdad concluyó que Parker alteró declaraciones para ocultar las
responsabilidades de altos oficiales en el asesinato.
No cabe duda que es necesario que se investiguen todos los casos considerados como crímenes de guerra, ya que se sabe que la burguesía desato la ira contra la población salvadoreña; así también los casos atribuidos al FMLN, aunque estos se dan dentro del contexto de una respuesta a las agresiones de la burguesía que
utilizando el ejército masacró a la población salvadoreña.
No debemos olvidar, que existe la posibilidad de que la burguesía utilice la derogación de la Ley de Amnistía para dar un golpe de Estado, amenaza que sigue latente en el menú de la clase dominante. Los Acuerdos de Paz de Nueva York (1991) y Chapultepec (1992) constituyeron un punto de partida fundamental para el nuevo proyecto de nación la República democrática que el FMLN hizo suyo en el transcurso de los 12 años de guerra civil.
Pero existe un sin sabor en los familiares de las víctimas que fueron asesinados de manera vil y cobarde, estas familias exigen justicia para sus parientes que simplemente dejaron de existir por el odio de la clase dominante que busco y ejecuto todos los medios para preservar este sistema capitalista y su modelo neoliberal que lleva a mas miseria a la población salvadoreña y que aun a estas fechas se mantiene intacto.
Necesitamos un modo de producción en el que se produzca con base en las necesidades humanas y no solo al que pueda pagar, ese es sin duda el socialismo, ese modo de producción por el que muchos seguimos luchando para evitar que la humanidad vaya a la
barbarie, aunque ya estamos inmersos en ella.
_________________
2. Ibídem.