El martes 10 de octubre de 2017 pasará a la historia política de nuestro país y en especial del FMLN y de Nayib Bukele como otro precedente de las luchas internas que existen desde mucho tiempo atrás y que son el reflejo al mismo tiempo de la batalla ideológica en el seno de nuestro partido. En esa fecha el Tribunal de Ética tomó la decisión de separar de una vez por todas del partido al alcalde de San Salvador, las acusaciones que fueron vertidas en su contra son de la mayoría conocidas: 1. Crear “división interna” en el FMLN y ventilar en público los problemas; 2. Violar la carta de principios y objetivos de los estatutos del FMLN; 3. Realizar actos difamatorios, calumniosos que dañan a miembros del FMLN y 4. Irrespetar los derechos humanos de las mujeres.
El martes 10 de octubre de 2017 pasará a la historia política de nuestro país y en especial del FMLN y de Nayib Bukele como otro precedente de las luchas internas que existen desde mucho tiempo atrás y que son el reflejo al mismo tiempo de la batalla ideológica en el seno de nuestro partido. En esa fecha el Tribunal de Ética tomó la decisión de separar de una vez por todas del partido al alcalde de San Salvador, las acusaciones que fueron vertidas en su contra son de la mayoría conocidas: 1. Crear “división interna” en el FMLN y ventilar en público los problemas; 2. Violar la carta de principios y objetivos de los estatutos del FMLN; 3. Realizar actos difamatorios, calumniosos que dañan a miembros del FMLN y 4. Irrespetar los derechos humanos de las mujeres.
El Tribunal de Ética da por oficial la remoción de Bukele debido a estas faltas y se cierra así un episodio de una relación Bukele-FMLN que parecía tomar un buen rumbo pero que con el correr del tiempo se fue deteriorando a tal grado que las acusaciones mutuas comenzaron a aflorar entre los dirigentes históricos, mandos medios y el alcalde. Denuncias que tomaron un matiz por momentos crítico, por las críticas de parte de Bukele hacia algunas medidas políticas y económicas consideradas erradas, sobre todo, por provenir de un partido considerado de izquierda. Esta lid al mismo tiempo se transmitió a las bases, quienes han tomado partido a favor y en contra, debate que se ha reflejado en las redes sociales—un sitio donde en último periodo, la población expresa su forma de pensar y sus anhelos a falta de espacios de la vida pública para hacerlo—y la cosa no parece terminar allí. Unos han optado por seguir al alcalde, lo cual tendría que reflejarse en las próximas encuestas y votaciones (por lo menos en las presidenciales), a otros muchos les es indiferente semejante escaramuza, y para otros tantos lo que se viene es cerrar filas para defender al partido.
Al ser expulsado el alcalde por San Salvador, no podría correr por un segundo período a la alcaldía capitalina con ningún otro partido. El Tribunal de Ética alega que dio todas las garantías de ley para que el imputado se defendiese; Bukele no quiso usar su derecho de defensa al suponer el resultado final de antemano y ahora Nayib eleva loas a la independencia política. Cualquiera que analice los cargos en contra del alcalde podría decir que son acusaciones más de carácter actitudinal que políticas—parece ser que Nayib es un chico rebelde e irreverente—sin embargo, esto es simplemente el desenlace de una serie de acontecimientos que comenzaron como ya dijimos, unos años atrás. Y el carácter político está inmerso en la profundidad de estos enfrentamientos y no tanto en el carácter superficial de las razones por las cuales muchos alegan fue separado, la manzana voladora y las muestras de misoginia resultan ser el accidente de una necesidad imperante de frenar el liderazgo ascendente de Bukele en las filas del partido.
Antecedentes de expulsiones
Acabamos de celebrar 37 años de fundación del FMLN, un partido que surgió de todo un periodo de batallas históricas, de diferentes ejércitos populares de combate con pensamientos políticos muy divergentes, que confluyeron bajo la estrategia de la lucha armada como única solución al derrocamiento de la feroz dictadura militar y a la falta de espacios para la libertad política dentro del marco de la democracia burguesa. Aunque en el fondo casi todos los dirigentes político-militares se planteaban la consecución del socialismo como fin último a su heroica lucha, muchos no tenían ni la más mínima idea de cómo se iba a alcanzar el tan anhelado socialismo, a tal grado que, en muchos dirigentes, antiguos y actuales, el discurso en torno al objetivo parece haber desaparecido y se han estancado en una “lucha tenaz contra el neoliberalismo”.
Bajo la bandera única del FMLN, se unieron corrientes ideológicas opuestas y excluyentes las unas de las otras. Dentro de una estructura militar, tales diferencias no eran superadas tan amablemente como ahora, a través de Tribunales de Ética, donde el combatiente podía decidir si llegaba o no a la audiencia. Una bala tenía la última palabra en el juicio, tales métodos de dirimir las diferencias lo sufrieron compañeros de la talla de Roque Dalton y otros que quedarán en el anonimato para siempre. Los asuntos internos se superan ahora de otra forma, ya no podemos alegar “errores de juventud” como dijo J. Villalobos al respecto de la muerte de Dalton. El juicio sumario le cedió espacio al debate y a los argumentos políticos y esto era un avance necesario dada las condiciones actuales de lucha política que se han adoptado bajo el escenario de la democracia capitalista. El juzgar si se ha aplicado o no correctamente el veredicto no es el objetivo de este escrito, pero haremos un balance corto de otros casos similares, pero no del todo iguales.
De los casos más sonados previo a la expulsión de Bukele tenemos al otrora comandante del frente de Chalatenango, Facundo Guardado, quien liderara una de las corrientes conocidas como “renovadora” contra las otras que se conocieron en su momento como la “ortodoxa” y la “tercerista”. Acá debemos decir que el partido tenía pocos años de haber pasado de la vida clandestina a la legalidad. Y lo que en un momento se resolvió a nivel de comandancia general en la guerra, acá continuaba por otros métodos. Las diferencias no se habían resuelto con la firma de los Acuerdos de Paz; al contrario, afloraron con más ímpetu. Y no solo Guardado era de la idea de un “cambio de rumbo” del partido, sino otros famosos comandantes como J. Villalobos y Ana G. Martínez.
El compañero Salvador Sánchez Cerén hace un breve análisis de las divisiones en el seno del partido en su libro Con Sueños se Escribe la Vida:
“Poco tiempo después de la firma de los acuerdos hubo quienes en el interior del FMLN consideraron que los objetivos de la revolución se habían logrado y que el partido debía transformarse en un partido moderado [sic] y replantear su programa según un enfoque neoliberal. Esta posición, minoritaria, pero activa, generó fuertes debates en la Comisión Política y por extensión en todo el partido, lo que culminó con la separación de esa fracción, a todas luces influenciada por el derrumbe del llamado socialismo real e influida por las élites económicas salvadoreñas que habían conseguido cooptar a una parte del FMLN que no estaba en la lógica de seguir la lucha revolucionaria. Esa posición la encabezaron Joaquín Villalobos y Eduardo Sancho, entre otros. La crisis tuvo cierto impacto porque parte de ese grupo pertenecía a la Asamblea Legislativa y al separarse del FMLN se llevaron a 7 de los 21 diputados con los que formaron su propio proyecto socialdemócrata, supuestamente de “centro”: el Partido Demócrata (PD). En el desarrollo de la lucha política electoral ese partido desapareció y el FMLN siguió en un proceso de fortalecimiento. Todo esto ocurrió en 1994. En 1997 ocurre otra ruptura al interior del FMLN, fundamentalmente en la misma dirección ideológica, por quienes consideraban la propuesta programática del FMLN no realista y que con el planteamiento de izquierda nunca iba a llegar a ganar el gobierno. Sin caer en las mismas posiciones de Villalobos y Sancho, los que abanderaron esta posición—Facundo Guardado, Roberto Roca y Raúl Mijango—miembros dirigentes del FMLN comenzaron a defender y difundir lo que llamaron una propuesta de viabilidad, bajo la promesa de que de este modo ganarían las elecciones presidenciales. En un momento dado ganaron la correlación al interior del FMLN y Facundo Guardado fue elegido Coordinador General en un congreso interno, y candidato del FMLN para las presidenciales.
“Se lanzó una campaña con un programa alejado de los postulados históricos del FMLN y sufrió una gran derrota frente al rival de ARENA, Francisco Flores. Su debacle electoral arrastró a Facundo Guardado y su grupo a quedarse en minoría en un FMLN cuyas bases se sintieron engañadas por quien, con tal de vencer en las presidenciales, había vaciado de contenido nuestro programa y se había rodeado de asesores gringos. [sic] Inmediatamente este grupo, incapaz de reconocer que había caído en desgracia al perder, en las siguientes elecciones internas comenzó a proclamar que en el FMLN no le quedaba espacio ya que era objeto de mecanismos de fraude e imposiciones. Rompieron con el FMLN y después conformaron un nuevo partido que se llamó Partido Movimiento Renovador, que también tuvo la misma experiencia que el PD: fue a elecciones y desapareció.
“La más reciente situación crítica se dio entre 2004 y 2005 cuando algunos compañeros y compañeras, utilizando la tesis de que la radicalidad del programa del FMLN lo aleja de las demandas de la gente y de que en el interior del partido no hay renovación, decidieron formar otro partido político, el Frente Democrático Revolucionario (FDR). Este grupo, dirigido por Julio Hernández, René Canjura, alcalde de Nejapa, Celina Monterrosa e Ileana Rogel, dirigen una fuerza política que tiene las mismas características de las divisiones anteriores: un proyecto moderado y centrista sin un planteamiento claro de enfrentamiento al neoliberalismo y sin un programa de cambios y transformaciones diferentes al neoliberal".1
Como se podrá apreciar, las luchas internas dentro del partido han sido una constante luego de su paso a la legalidad. Es de notar que en el caso de F. Guardado el compañero S. S. Cerén se cuida de mencionar la palabra expulsión y se menciona nada más el “rompimiento” y “separación” con la estructura orgánica del FMLN y la militancia. Estas luchas han estado casi siempre fundamentadas por el control del aparato y por ejecutar medidas que coincidan con la filosofía y la forma de interpretar la situación y realidad tanto local como internacional. Por tanto, el factor ideológico de estas pugnas es uno de los fundamentos principales que motivan a algunos a hacerse del dominio del partido y sus estructuras. Pero esto es solo una parte de lo que está en juego, muchos camaradas de armas que empuñaron los fusiles saben que el estar al frente de cualquier instancia del partido le puede asegurar estabilidad material, es decir económica, y un retiro tranquilo alejado de los problemas más asfixiantes de las masas trabajadoras.
El compañero S.S. Cerén continúa: “Las divisiones dentro del FMLN tampoco están fuera de la estrategia de la derecha con respaldo internacional, concretamente de Estados Unidos. Evitar que el FMLN se convierta en una fuerza gobernante ha sido y es una constante desde la firma de los Acuerdos de Paz. También es importante destacar que estas divisiones tienen base en aquellos sectores del FMLN que fueron derrotados ideológicamente por la influencia de la derecha, que abandonaron los valores y los principios revolucionarios, y por ello fueron adormecidos, atraídos o captados por la demagogia de la gran burguesía".2
La lucha por el control del partido se decantó por métodos administrativos para solucionar problemas políticos, lo cual hemos mencionado siempre que es un error; así en el 2006 de acuerdo con los escritos del compañero Cerén el partido toma la decisión de suprimir las elecciones de directivas internas y ahora sólo se presentan ante la militancia las figuras de elección popular sin previo debate o elección directa de las bases. Según este método el utilizar “otros” mecanismos que procuren el entendimiento y la búsqueda de consenso ha permitido definir las candidaturas y se ha “garantizado” la participación activa de la militancia. Y sentencia el camarada S.S. Cerén:
“Esta decisión soberana y democrática ha generado espacios para los debates políticos de fondo que interesan al país, superándose ciclos políticos con rasgos de lucha interna, sectarios, por el dominio del partido. En todo caso, las divisiones no han logrado detener el avance electoral del FMLN, pues la respuesta del pueblo en estos casos ha sido crítica, pero de respaldo a la naturaleza e identidad del FMLN, apoyo que se ha expresado a través del voto, con incremento significativo”.
Es evidente que todos o casi todos, los excomandantes o combatientes que acuerparon estas escisiones en el interior del partido ahora se encuentran del otro lado de la trinchera, algunos regresaron al seno del partido ya sea por interés o por convicción. No es extraño ver a los disidentes al lado de hombres y mujeres de negocios o políticos abiertamente de derecha ya sea como asesores, colaboradores o llevando a cabo proyectos empresariales, sin que esto les quite el sueño o les perturbe el pensamiento. Así cuando S.S. Cerén afirma que fueron “captados por la demagogia de la gran burguesía” coincidimos con él hasta cierto punto, muchos de estos comandantes eran aventureros con una psicología pequeñoburguesa, cuya extracción social era de clase media, que se enrolaron en el movimiento de liberación, nunca aceptaron completamente la lucha por una sociedad socialista sino una contra la dictadura militar de turno y al finalizar el conflicto afloraron sus verdaderas inclinaciones ideológicas. Pero ¿qué sucede cuando un personaje abiertamente burgués le dice a la dirección del partido que debe ir más a la izquierda y atacar a los de su misma clase, es decir a los otros capitalistas? Pero que al mismo tiempo no plantea destruir el capitalismo, ¡sino solamente avanzar en el desmontaje del neoliberalismo!
La crítica de Nayib, en algunos casos correcta, carecía de método para ser planteada, ya que cuando alguien está dispuesto a hacer avanzar el movimiento y ayudarlo a superar inconvenientes, no hace un escándalo en los medios y en las redes y descarga denuncias histéricas sobre los que están tomando estas decisiones. Se debe llamar al debate más abierto con participación amplia de las bases del partido y la dirección. Con todo y esto, estaba acertado en denunciar muchas de las medidas que está implementando el gobierno para combatir al neoliberalismo, que no se alejan demasiado de lo que los otros divisionistas defendían o querían implementar. En otras palabras, se luchó por el control y dominación del partido contra las corrientes “renovadoras” “terceristas” etc. Para abrazar… el reformismo, regresar a la posición contra la cual se combatía. Esto no nos ayudará a avanzar una pulgada en la liberación de la explotación de la mayoría por una minoría y a detener la acumulación de la riqueza por parte de esta minoría.
El modelo de izquierda defendido por Bukele
Las críticas que en su momento hizo Bukele al Ejecutivo como, no implementar más impuestos sobre la telefonía, los recortes a los subsidios, y hacer que los grandes rotativos del país como LPG y EDH pagasen impuestos y otros, eran del todo correctos, no se pueden implementar cambios profundos siguiendo la misma receta del FMI y el BD para sacar de la crisis a los trabajadores de estos países tercermundistas. Hasta allí coincidimos siempre con Bukele. Así mismo crear la consciencia en los funcionarios públicos de que deben estar al servicio de los más necesitados y no por el interés de los ingresos que sus puestos le otorgan. Esto está del todo en sintonía con nuestras propuestas para evitar que los compañeros militantes se desvíen u olviden sus orígenes de clase, siempre hemos sugerido:
- “Elección de forma democrática de todos los funcionarios con participación de las bases del partido, y con derecho a revocatoria una vez quede demostrado que no están realizando de forma correcta su trabajo
- “Informes periódicos ante las instancias que fue electo por parte de cualquier militante que posea algún cargo al interior del partido o de representación popular.
- “Revocabilidad de los cargos en asamblea democrática en cuanto la militancia de base considere que algún miembro con cargo al interior del partido o de elección popular desarrolla una política contraria a los intereses de la clase trabajadora.
- “Diputado obrero, salario obrero. Al interior del partido nadie podrá recibir un salario superior al de un trabajador calificado. Los militantes con algún cargo de elección popular deberán entregar íntegro su salario al partido para que le sea devuelta una cantidad como la antes mencionada. El resto de ese dinero deberá emplearse para el desarrollo y las necesidades del partido. ¡Basta de vividores!”.3
Esto serviría de salvaguarda para evitar que se desarrollen en el partido prácticas oportunistas y de arribo de elementos que dicen jurar y morir por la revolución pero que su estilo de vida y forma de pensar no coincide con su discurso. En este caso no se puede acusar a Nayib de ser un vil oportunista, ya que afirma no devengar el salario que le correspondería como alcalde de San Salvador. ¿Entonces cuáles eran los verdaderos intereses de Nayib? Por un lado, consideramos que deseaba un mayor protagonismo, algo que iba a chocar toda la vida con la vieja guardia de combatientes y militantes, tanto enquistados en puestos de dirección como dirigentes de las mismas bases, muchos de los cuales vieron sus vidas arruinadas por las dictaduras de turno y a sus familias masacradas. Esto ha desarrollado en el partido una tradición, por parte de un sector de la militancia de rendir culto a aquellos que empuñaron un fusil en el conflicto y que bajaron de la montaña. Por lo que un militante nuevo debe rendir un homenaje permanente a estos compañeros, no dudamos que merecen el más grande respeto y reconocimiento a su heroísmo, pero creemos que debemos combatir muchas de sus posturas legadas del periodo del conflicto, como el culto a la personalidad y la consigna estalinista de “obedecer al partido o traicionar”, que tanto daño ha causado a tal grado de generar capas de verdaderos autómatas dentro del partido con su obediencia ciega.
Por otro lado, consideramos que tras la experiencia con el expresidente M. Funes, la dirigencia del partido, ha pensado más de dos veces en tomar en cuenta personas para candidaturas que no puedan controlar completamente. Así, Funes se les escapaba del marco regulatorio del reglamento interno y los estatutos del partido, y hacía gala de su “independencia” política al nombrar ministros y funcionarios alejados de la ideología del FMLN. En el momento de su expulsión Nayib contaba con el reconocimiento y simpatía de un gran porcentaje de la población, no sólo de la ciudad, sino también del interior del país, con un 88 % de aprobación a su gestión, de acuerdo con una encuesta realizada por Mitofsky. La misma encuesta revela que un 68% seguiría votando por él en caso de que abandone las filas del FMLN"4 Por lo que el temor a tener un “segundo Funes” le quitaba el sueño a más de algún compañero.
Analizando estas posibles razones de la verdadera expulsión de Bukele, debemos decir también que su discurso no convencía completamente a todos los trabajadores, pero sí tenía y sigue teniendo un gran eco en capas de la clase media e intelectuales, cansados de no ver un relevo generacional en las filas del partido, y de ver que los que vienen tras los líderes históricos tienen un discurso poco claro y en sintonía con los actuales dirigentes, la cara fresca y propuestas de Bukele les era muy atractiva. La ideología de las capas de la clase media es la más volátil, y en un momento pueden estar 100 % de acuerdo con una propuesta y mañana 100 % en contra, esto tiene su origen en el eclecticismo y pragmatismo de pensamiento que manejan, si funciona es bueno, y hay que tomar de todo un poco.
La propuesta de Bukele de combatir el neoliberalismo se queda corta también, si analizamos algunas de sus perlas más famosas: “El dinero alcanza cuando nadie roba”, y “Las nuevas ideas se ven”. Por tanto, dinero existe para solventar las necesidades más acuciantes de las masas, entonces solo hay que administrarlo bien y cuidarlo. Esto nos parece correcto, pero le preguntaríamos al alcalde: ¿Quién en el país ostenta el dinero y toda la riqueza compañero Bukele? ¿No son acaso los terratenientes, banqueros, industriales y hombres de negocios a los cuales usted pertenece? Ahora, ni hablar de socialismo, Bukele nunca se ha considerado un socialista, aunque no dudamos que su consciencia de clase pueda cambiar como lo hemos visto en muchos otros casos. La historia conoce todo tipo de transformaciones, pero de allí que esté dispuesto a dejar sus jets, mansiones y empresas y sumergirse en la ruina económica en nombre de la justicia social y la revolución, nos parece que falta mucho. Los titanes revolucionarios que lucharon por la liberación de los pueblos no se anduvieron con medias tintas, el Che Guevara incluso abandonó sus anhelos de practicar una profesión humanista como la medicina, al ver su mochila con medicinas y la otra con armamento, tomó la decisión que cambiaría de una vez y para siempre su vida, tomó las municiones y se convertiría en combatiente a favor de los más necesitados.
Muchos compañeros, alegan que no es necesario declararse socialista y revolucionario para luchar por cambios profundos en la sociedad, que basta con ejecutar las acciones que valen más que mil palabras. Podemos estar de acuerdo con ellos en parte con este planteamiento, pero lo que debe prevalecer en una persona que desea cambiar radicalmente la sociedad es en concreto, cómo va a realizar semejantes cambios. Lo vimos con Fidel Castro en Cuba, con Hugo Chávez en Venezuela, quienes al principio buscaban lo mismo que Bukele, e incluso se declaraban seguidores de la revolución democrática, pero en la lucha de clases no hay cabida para posiciones intermedias. O se comienza a aplicar un programa socialista que atente contra los intereses de los capitalistas y a favor de las masas, o toda la vociferante radicalidad de estos elementos quedará al descubierto y tendremos más de lo mismo, capitalismo con rostro humano, revolución por etapas, neoliberalismo amable. Fidel y Chávez lo entendieron en su momento. Si Nayib logra por sus propios esfuerzos ser presidente se enfrentará a esta cruda realidad.
Antes que se retiraran los renovadores y los otros, planteaban un programa político que fue combatido ferozmente por los considerados ortodoxos, en aquel momento liderados por Schafik Hándal, y se impusieron a todo intento de diluir el programa revolucionario del partido en uno que se acercara a la conciliación con el capital y la burguesía:
“Los "renovadores" plantean un proyecto con una visión socialista y de características propias para El Salvador. Abierto para encontrar un equilibrio entre el mercado y el Estado. El objetivo principal sería buscar la democracia política y económica.
Del otro lado, los "ortodoxos" plantean un cambio estructural de las relaciones de producción y de trabajo. "Buscamos implementar otro modelo para El Salvador. Vamos a tomar parte del modelo chino, cubano, francés, etc.", declaró Humberto Centeno. Él declara que no es posible otro socialismo dentro del FMLN. "Esa es la diferencia con Facundo y también con Joaquín. Ellos creen que hay que llegar al gobierno, pero no hay que tener el poder; ese (poder) que lo sigan teniendo las pocas familias dueñas del sector financiero (…) para nosotros eso es inaceptable. No es posible hacerle cambios cosméticos al actual modelo económico".5
Cualquier militante se frotaría los ojos ante estas líneas que expresan cuánto se ha diluido el programa del partido, a tal grado de moverse a posiciones que se combatieron con determinación en el pasado, y llegar al punto que no hay una línea divisoria entre los que se llamaron en su momento ortodoxos y aquellos renovadores. Facundo y compañía se sentirían muy felices de estar en el partido en estos días. Su sueño se habría completado, y sin necesidad de divisiones o purgas internas.
Un cisma por arriba
La remoción de Bukele podría causar una fuerte hemorragia de votos para el FMLN, en la medida que votaron por el alcalde bajo la bandera del partido. Algunos creen también que el cisma puede llegar a impactar las bases del partido que se identificaban con Nayib y que le dieron su apoyo de forma abierta. Pero las bases y simpatizantes del partido no cambian sus inclinaciones políticas de forma rápida e inmediata. La militancia sabe en el fondo que el partido no solo representa figuras carismáticas sino también un proyecto, y no están dispuestos a abandonarlo tan fácil a pesar de los errores de su dirigencia.
Como lo hemos dicho en infinidad de veces, un partido no es sólo una forma organizativa, un nombre, una bandera, un conjunto de individuos o un aparato. Un partido revolucionario para un marxista es en primer lugar programa, métodos, ideas y tradiciones, y tan sólo en segundo lugar una organización y un aparato, aunque estos no dejan de ser importantes para hacer que las ideas revolucionarias se transmitan a la clase trabajadora.
Los trabajadores vuelven una y otra vez a sus organizaciones tradicionales a pesar de sus dirigentes, y no es que los trabajadores sean torpes o no se den cuenta de que hay varios oportunistas y corruptos en su seno, la razón es que no tienen alternativa, crear nuevas organizaciones de lucha no es cosa sencilla, a diferencia de los sectarios que les basta con proclamar un nuevo partido y…problema resuelto. Los trabajadores saben que si quieren incidir en la sociedad deben organizarse, y que las herramientas para ello son los sindicatos y el partido, que representan los intereses de su clase, o por lo menos hay posibilidades de dar la batalla en su interior para que sirvan a sus aspiraciones.
Hay una tendencia que parece tomar fuerza, y que proclama que hay que romper con la partidocracia—como si todo el poder y autoridad residiera en un partido—y que le apuesta a las candidaturas individuales, tal cual lo desean los que siguen a Nayib, pero una persona que aparentemente no responda al control y supervisión de nadie más que a sí mismo o a sus valores morales, no resulta ser atractiva a los trabajadores. Incluso tales posturas no resisten el mínimo análisis, ya que nadie se representa así mismo. Todos tenemos una filosofía, aunque lo neguemos, por tanto, tenemos inclinaciones hacia ciertas ideas e influencias de otras personas, de otras clases sociales, que son las que prevalecerán en última instancia.
No hay duda de que la salida de Nayib arrastrará un buen porcentaje de votos, pero muchos de esos votos al mismo tiempo no fueron nunca para el partido en el sentido que apoyaron a la figura del alcalde y no al FMLN como tal. Compañeros disgustados con la dirección y el actual régimen de nula o poca democracia interna al interior pueden comenzar a dudar de su militancia y de sus inclinaciones políticas, pero no consideramos que esto se generalice a todas las bases o simpatizantes. L. Trotsky en sus escritos sobre la Revolución Española y la degeneración de las direcciones obreras como la del POUM dijo: “El proletariado puede "tolerar" durante bastante tiempo a una dirección que ya ha sufrido una total degeneración interna, pero que no ha tenido la ocasión de manifestarlo en el curso de los grandes acontecimientos. Es necesario un gran choque histórico para revelar de forma aguda, la contradicción que existe entre la dirección y la clase. Los choques históricos más potentes son las guerras y las revoluciones. Por esta razón la clase obrera se encuentra a menudo cogida de sorpresa por la guerra y la revolución. Pero incluso cuando la antigua dirección ha revelado su propia corrupción interna, la clase no puede improvisar inmediatamente una nueva dirección, sobre todo si no ha heredado del período precedente los cuadros revolucionarios sólidos, capaces de aprovechar el derrumbamiento del viejo partido dirigente”.
¿Sobrevivirá el partido?
Esta sería la cuarta escisión de gran envergadura en el seno del FMLN si tomamos las anteriores divisiones que ha descrito el compañero S.S. Cerén en su libro. Con la diferencia que Nayib se ha ido solo, y no se lleva tras de sí a compañeros de armas como en los casos anteriores, a menos que alguna de las actuales figuras de peso dentro del partido se declare a favor de seguirle; pero sí puede arrastrar una serie de votantes que marcaron la bandera roja y blanca y que afirman irán a donde vaya el alcalde.
Desde de las divisiones del partido previas a la de Bukele, el caudal de votos por el partido aumentó, algo que no podemos asegurar se mantendrá para siempre y en la misma constante. Al contrario, muchas encuestas afirman el descontento y desilusión generado por la actual administración bajo la bandera de la izquierda. Y se prevé una disminución significativa de votos para el partido en las próximas elecciones de diputados y alcaldes. También hay que tomar en cuenta que las elecciones de diputados y alcaldes son de las que menos motivación despierta en las masas. Sobre todo, la de diputados, quienes son atacados continuamente por gran parte de la población que los tilda de haraganes y vividores en general, sin que nuestros compañeros den muestras de querer combatir dichas acusaciones, y todavía más si se limitan a un discurso de obtener más escaños en el parlamento bajo la excusa de solucionarlo todo bajo esa vía, es decir del parlamentarismo, lo cual desilusiona hasta los militantes más disciplinados.
La dirigencia le exige a la militancia esfuerzos y sacrificios, pero no logran despertar el espíritu de combatividad que se ha aletargado en los trabajadores, y es que los trabajadores no se pondrán a luchar simplemente porque sí, más si no observan ningún esfuerzo y sacrificio de sus dirigentes. Y si no son escuchados, y si se promueven prácticas autoritarias en el seno de los comités de base, y los sindicatos. Se ahogue toda crítica y el derecho a disentir de sus dirigentes, se limite toda iniciativa revolucionaria o se expulse silenciosamente a muchos compañeros por no contar con la simpatía de los mandos medios, y por aplicar el centralismo autoritario en lugar del democrático.
Un partido no se construye con robots a los que se les puede dar órdenes y esperar una respuesta automática. Hay diferentes corrientes de pensamiento en el seno del partido que son bloqueadas sistemáticamente en pro de seguir “la línea del partido” o la “línea sindical” en el caso de los sindicatos, a pesar de que se argumente de lo equivocadas que pueden estar ciertas propuestas. Al respecto Lenin afirma: “Es rigurosamente cierto que no existe entre los marxistas completa unanimidad (…). Esta falta de unanimidad no revela la debilidad sino la fuerza de los socialdemócratas rusos. (…) El consenso de aquellos que se satisfacen con la unánime aceptación de “verdades reconfortantes”, esa tierna y conmovedora unanimidad, ha sido sustituida por las divergencias entre personas que necesitan una explicación de la organización económica real, de la organización económica actual de Rusia (…) un análisis de su verdadera evolución económica, de su evolución política y de la del resto de sus superestructuras.6
Lenin combatió todas estas prácticas y tendencias en el seno del partido más revolucionario que la historia haya conocido, el Partido Bolchevique, sobre todo dirigió su puntería a los llamados Hombres de Comité: “Lenin se plantea este problema en su propia fracción, al enfrentarse con los Komitetchiki, que según el testimonio de Krupskaya, no admiten ningún tipo de democracia interna y se niegan a cualquier innovación, por su impotencia para adaptarse a unas condiciones nuevas: son hostiles a introducirse en los comités de obreros pues creen que en su seno no van a poder trabajar, pretenden controlar minuciosamente toda la actividad y mantener una centralización y jerarquías rígidas. Lenin les recuerda que ‘no es el partido el que existe en función del comité, sino éste en función del partido’7
Si no queremos ser los sepultureros del FMLN, se debe comenzar a cambiar muchas cosas, Nayib se ha marchado para no volver, al momento de escribir estas líneas, los noticieros dan a conocer que ha despedido a 11 trabajadores de la alcaldía de San Salvador, por su afiliación o simpatía con el partido, algo que ha sido considerado como una vendetta política por parte del redentor y mesías de muchos compañeros. Pero nuestros “compas” han hecho lo mismo a otros militantes en otras alcaldías en periodos anteriores, y no precisamente por ser considerados “areneros”. Si no queremos asistir al funeral del FMLN esto debe ser sustituido por la democracia interna, y combatir todas esas prácticas en el seno del mismo, que son las que están socavando los pilares de este gran partido.
¡Por nuevas victorias!
¡Por la democracia interna!
¡Por un programa verdaderamente socialista y revolucionario!
San Salvador, 12 de octubre de 2017
Lea también: ¿Se ha terminado la relación Nayib-FMLN?
[1] Cerén S. S., Con Sueños se Escribe la Vida, pág. 246
[2] Ibid. Pag. 249
[3] ¿Qué FMLN necesita la clase trabajadora?, Bloque Popular Juvenil (BPJ), http://www.bloquepopularjuvenil.org/node/7
[4] http://ultimahora.sv/nayib-bukele-ganaria-en-todos-los-escenarios-segun-encuesta-mitofsky/
[5] http://archivo.elfaro.net/anteriores/secciones/reportaje/semanal/061801.html
[6] Lenin, Obras Escogidas, Vol. 12, pág. 92
[7] Broué, Pierre, El Partido Bolchevique, pág. 53