El 9 de octubre de 2017 encontró la muerte en un hospital de Houston, quien fuera presidente del país y uno de los fundadores del mayor partido de derecha, el señor Armando Calderón Sol. Entre lamentos y pésames de familiares, políticos de todas las denominaciones, y desde luego de la burguesía local, fue despedido entre honores y reconocimientos militares y con ceremonias religiosas exclusivas propias de elementos pertenecientes a la “alta sociedad”.
El 9 de octubre de 2017 encontró la muerte en un hospital de Houston, quien fuera presidente del país y uno de los fundadores del mayor partido de derecha, el señor Armando Calderón Sol. Entre lamentos y pésames de familiares, políticos de todas las denominaciones, y desde luego de la burguesía local, fue despedido entre honores y reconocimientos militares y con ceremonias religiosas exclusivas propias de elementos pertenecientes a la “alta sociedad”.
Como revolucionarios no deberíamos sentir ningún tipo de regocijo por la muerte de las personas, pero aclaramos que tampoco sentimos pena alguna por este tipo de decesos, si tomamos en cuenta que fueron individuos que han saqueado y usado el Estado para su bienestar y usado la violencia del mismo en contra de muchas personas que se opusieron a sus políticas nefastas. No derramamos lágrimas de cocodrilo por ellos, y tampoco consideramos que las faltas o atropellos cometidos contra la clase trabajadora lo pagarán en el más allá. Nos hubiese gustado aplicarles una justicia revolucionaria a estas damas y caballeros que ya no están entre los vivos, y a otros que se manejan por estas tierras y que deambulan con total impunidad.
Calderón Sol fue un fiel discípulo de Félix Cristiani, su antecesor, al continuar con la aplicación de medidas que recrudecieron la precariedad de los niveles de vida de las masas trabajadoras, y siguió con el desmantelamiento del Estado. Al morir, salieron al paso una gran cantidad de personajes de toda índole, deshaciéndose en elogios ante el gran estadista y doctor, “por habernos dejado un legado importante”, según las mismas palabras de Guillermo Gallegos, presidente de la Asamblea.
Para la mayoría de este país, Calderón Sol únicamente heredó más miseria, su “gran legado” lo podemos resumir en una selección de casos de la más descarada corrupción ocurrida bajo su mandato, entre los que destacan:
Robo en el ISSS por $2.4 millones.
Malversación en el Fondo de Inversión Social, $2.1 millones.
Robos en Correos de El Salvador, por $1.5 millones
Caso Finsepro-Insepro, por $80.5 millones.
Malversación en el Ministerio de Hacienda: caso desvío para expatrulleros, por $1.1 millones
De entre estos casos, podemos extraer uno de los más escandalosos en la historia reciente, el de la financiera Finsepro-Insepro, dirigida entre otros por Roberto Mathies Hill, considerado uno de los miembros de la oligarquía tradicional de las 14 familias, quien purgara apenas 2 años por semejante desfalco. El monto final del fraude fue estimado en $146 millones, de los cuales el Estado aportó de sus arcas $80.5 millones como compensación a los ahorrantes, todo esto bajo el aval y beneplácito del recién fallecido. Al final el Estado no recuperó este dinero, así como tampoco muchas de las familias ahorrantes.
Entre otros aportes de gran valía que realizara el destacado y reconocido doctor están la privatización de ANTEL, que fuera una de las instituciones más rentables del Estado, pasando el monopolio de las comunicaciones al absoluto dominio de la empresa privada, quien es la mayor beneficiaria de esta fraudulenta transacción. Así también se privatizó la distribución de la energía eléctrica y las pensiones con la creación de las AFP, actuales protagonistas de la crisis que se ha generado desde entonces, y que tiene en vilo a la clase trabajadora con pensiones de miseria y al Estado con un círculo vicioso de endeudamiento.
No debemos olvidar también sus coqueteos con la privatización de la Educación y la Salud con lo cual pretendía reducir el déficit fiscal de Estado y poder ser el país sujeto de crédito ante el FMI y el BM. En este Proyecto de Ley se establecía literalmente la intervención de agentes externos a la educación para que los centros escolares fuesen manejados a su conveniencia y poder asegurar el “acceso y calidad de la educación a la población”. Esto fue frenado por una resistencia heroica de los docentes aglutinados en el mayor sindicato de educadores, Andes 21 de Junio, quienes lograron revertir dicho Proyecto de Ley y aseguraron que la educación continuara siendo pública y gratuita.
No podemos ocultar la verdad a esta sociedad, y pretender padecer de amnesia o elevar la consigna de perdón y olvido ante estos hechos. Es muy significativo que casi nadie de nuestros dirigentes mencionara una sola palabra sobre el detestable papel de Calderón Sol y sus secuaces y se limitaran a dar muestras de condolencia. Los revolucionarios no olvidamos y vamos a exigir en todo momento justicia ante toda afrenta a la clase trabajadora y los pobres de este país, de quienes se han mofado y ofendido sin mostrar la más mínima vergüenza.