La situación política venezolana está marcada por tres elementos: el referéndum del 15 de febrero para permitir que Chávez pueda presentarse a la reelección, el impacto de la crisis económica internacional y la recuperación de las luchas obreras y la toma de fábricas. La entrada en escena del proletariado, en defensa de la revolución y contra el saboteo de los capitalistas, puede transformar decisivamente toda la situación. La burguesía lo sabe e intensifica sus ataques. El pasado 29 de enero, sesenta policías, siguiendo órdenes de la patronal, atacaban a tiro limpio a los obreros que mantienen ocupada la planta de Mitsubishi en Barcelona (Estado Anzoátegui) y asesinaban salvajemente a tres compañeros: Pedro Suárez, obrero de Macusa, y José Javier Marcano (Tico Tico) y Alexander García, de Mitsubishi.
La situación política venezolana está marcada por tres elementos: el referéndum del 15 de febrero para permitir que Chávez pueda presentarse a la reelección, el impacto de la crisis económica internacional y la recuperación de las luchas obreras y la toma de fábricas. La entrada en escena del proletariado, en defensa de la revolución y contra el saboteo de los capitalistas, puede transformar decisivamente toda la situación. La burguesía lo sabe e intensifica sus ataques. El pasado 29 de enero, sesenta policías, siguiendo órdenes de la patronal, atacaban a tiro limpio a los obreros que mantienen ocupada la planta de Mitsubishi en Barcelona (Estado Anzoátegui) y asesinaban salvajemente a tres compañeros: Pedro Suárez, obrero de Macusa, y José Javier Marcano (Tico Tico) y Alexander García, de Mitsubishi.
El referéndum del 15 de febrero
La burguesía ha lanzado una virulenta campaña nacional e internacional contra la enmienda constitucional. Lo que esta enmienda propone es que el pueblo pueda elegir democráticamente a cada cargo público tantas veces como quiera (la actual constitución sólo permite dos mandatos continuados). Aunque esto es lo normal en muchos países considerados democráticos (como Alemania, Francia o, sin ir más lejos el Estado español) los capitalistas y el imperialismo han orquestado una gigantesca campaña mediática intentando presentar esta propuesta como el establecimiento de una dictadura.
La "ceremonia de la confusión" mediática va acompañado por la desestabilización y la violencia callejera y la intensificación del sabotaje económico contra la revolución. Algunos productos básicos se encuentran con dificultad y la inflación supera ya el 30%, en el caso de los alimentos el 50%. La oposición ha intensificado la acción de las bandas fascistas de jóvenes de clase media, las cuales han provocado algaradas en varias ciudades y atacado a partidarios de la revolución. Los sectores contrarrevolucionarios que siguen existiendo, y en un número importante, en el aparato del Estado también han empezado a actuar: en pocas semanas hemos visto el asesinato de ocho jóvenes en Mérida y los tres trabajadores ya comentados en Barcelona. El objetivo de estas acciones es sembrar el caos, culpar allí donde sea posible al gobierno y generar miedo entre la clase media y los sectores más atrasados de la población: "Si gana la enmienda puede haber una guerra civil", ése es el mensaje de los contrarrevolucionarios.
Los marxistas venezolanos estamos en primera línea en la lucha por el SÍ a la enmienda. Al mismo tiempo explicamos que ésta sólo puede ser un primer paso, que debe ir acompañado de la expropiación de los capitalistas y la construcción de un Estado obrero que sustituya al actual. La correlación de fuerzas en la sociedad venezolana sigue siendo favorable a la revolución. Si el gobierno bolivariano tuviese una política marxista y actuase con decisión, dando respuesta a los trabajadores en lucha que mantienen sus fábricas ocupadas y estatizando éstas bajo control obrero, expropiando los latifundios para darle tierra a los campesinos y desarrollar la producción de alimentos en el propio país, decretando el monopolio estatal del comercio exterior para luchar contra el desabastecimiento y las subidas de precios, nacionalizando la banca y las principales industrias bajo control de los trabajadores para planificar democráticamente la economía y resolver los problemas sociales; la victoria sería aplastante. Pero la concepción predominante en la dirección bolivariana sigue siendo la de ir poco a poco y mantener sectores decisivos de la economía en manos de los empresarios. Estas ideas reformistas se revelan cada día que pasa como un peligro mayor para la revolución y hacen que un referéndum que podríamos ganar de manera aplastante presente un resultado incierto.
Las encuestas dan un 52% a favor del SÍ y entre un 40 y un 48% para el NO. El mayor peligro para el chavismo es que una parte de su base social pueda abstenerse, cansada de que, tras diez años de revolución, lacras capitalistas como el desempleo, el déficit de vivienda, la inflación, la inseguridad, el burocratismo y la corrupción no hayan sido erradicadas. Esto ya provocó la derrota en el referéndum de 2007 y fue también la principal causa de que en las recientes elecciones regionales de noviembre de 2008, aunque el PSUV ganó, lo hizo con dos millones menos de votos que en las presidenciales de 2006, perdiendo gobiernos regionales y alcaldías importantes.
Tras el referéndum: ¿gestionar la crisis capitalista o expropiar a la burguesía?
Pase lo que pase, el referéndum no va a ser el final de nada. Inmediatamente después de la cita electoral la revolución enfrentará nuevas y decisivas batallas. La primera será la de cómo responder a la crisis mundial del capitalismo. Los presupuestos del Estado (cuyo ingreso fundamental procede del petróleo) han sido calculados sobre un barril a 60 dólares, pero en estos momentos el barril de crudo venezolano cotiza a 37. Algunos dirigentes bolivarianos han reclamado austeridad. Pero la pregunta es: ¿austeridad en qué y para quién? Chávez ha dicho que nunca recortará los gastos sociales. Pero esto sólo es posible enfrentándose decisivamente a los capitalistas y a la propia burocracia del Estado.
Sectores decisivos de la burocracia, aunque se digan bolivarianos, han desarrollado vínculos crecientes con los capitalistas, así como prebendas y privilegios a los que nunca renunciarán. Esta casta reaccionaria intentará cargar la crisis sobre la espalda de los trabajadores y frenar la revolución. Pero, tanto los burócratas contrarrevolucionarios como los capitalistas chocan con un gigantesco obstáculo en su camino: la resistencia de las masas y en particular de la clase obrera, que lejos de estar derrotada mantiene sus fuerzas intactas.
Este es el tercer aspecto que condiciona las perspectivas para la revolución y el más importante. La victoria en las elecciones sindicales en SIDOR (Siderúrgica del Orinoco) de una candidatura vista por los trabajadores como surgida desde abajo y más a la izquierda, la victoria de candidaturas revolucionarias en las elecciones de otros sindicatos como SIBOTIPPECOL (sindicato de la industria petrolera en el Estado Zulia), la hegemonía de la izquierda en la UNT Anzoátegui, la presión desde las bases para organizar a los militantes obreros del PSUV en un frente de trabajadores, reflejan la búsqueda por parte de miles de trabajadores de una alternativa que permita llevar la revolución hasta el final.
Varias factorías importantes del sector automotriz (el que primero y más duramente está sufriendo los embates de la crisis) han sido ocupadas por los trabajadores. Las tomas de Macusa, Vivex (400 trabajadores) y Mitsubishi (MMC), con 1.200 trabajadores, dirigidas por nuestros camaradas de la Corriente Marxista Revolucionaria (CMR), se han convertido en un punto de referencia para el movimiento obrero de todo el Estado Anzoátegui, y para los sectores más avanzados del movimiento obrero a escala nacional.
El brutal asesinato de tres trabajadores no logra acabar con la toma de Mitsubishi
La burguesía lo sabe y por eso organizó el pasado 29 de enero, en connivencia con los sectores contrarrevolucionarios del aparato del Estado, un brutal ataque terrorista contra los trabajadores de la más grande de estas tres empresas. Sesenta efectivos de la policía regional arremetieron a punta de pistola contra los trabajadores de MMC, que sólo pudieron defenderse con sus manos y con piedras. El resultado fue el salvaje asesinato de los tres compañeros. En las imágenes y fotos tomadas por los trabajadores puede verse la brutalidad policial (www.manosfueradevenezuela.org).
El objetivo era asesinar a los principales dirigentes de la lucha y acabar con una toma que empieza a convertirse en un referente para miles de trabajadores. Además de las armas utilizadas para disparar contra los trabajadores desarmados, los sicarios uniformados de la policía de Anzoátegui portaban otras con el objetivo de, una vez tomadas las instalaciones, sembrarlas y justificar el ataque acusando a los trabajadores de haberles disparado.
Los oligarcas también esperaban poder utilizar este ataque en su campaña contra Chávez. Cuando los policías llegaron a Mitsubishi les acompañaba un equipo del canal contrarrevolucionario RCTV con chalecos antibalas. Algunos sectores contrarrevolucionarios intentaron aprovecharse de manera cínica y demagógica de las muertes pero este intento fue cortado por los propios trabajadores. Félix Martínez, dirigente del sindicato de Mitsubishi y de la UNT local, así como de la CMR, explicó que los trabajadores de Mitsubishi apoyaban firmemente el SÍ a la enmienda y denunció que los responsables de la masacre eran la patronal y los sectores contrarrevolucionarios del aparato estatal.
El brutal ataque fascista ha costado las vidas de tres compañeros, pero no ha logrado su objetivo. Los trabajadores, ayudados por las comunidades cercanas a la fábrica (que acudieron en masa a apoyarles) impidieron el desalojo. La lucha de Mitsubishi, Vivex y Macusa es ahora un referente aún más fuerte para todos los trabajadores del país.
La Federación Automotriz ha convocado un paro nacional de solidaridad de todo el sector del automóvil y la UNT de Anzoátegui una jornada de movilización regional. La Corriente Marxista Internacional (CMI) y Manos Fuera de Venezuela han lanzado una campaña internacional de solidaridad. Desde la CMR, sección venezolana de la CMI, proponemos además la convocatoria para finales de febrero de una gran marcha nacional de todas las empresas en crisis (empezando por las automotrices), en lucha o tomadas por los trabajadores. El objetivo, además de exigir el encarcelamiento de todos los culpables, es demandar la creación de una empresa automotriz estatal que garantice la totalidad de los puestos de trabajo del sector y la estatización bajo control obrero de todas las empresas amenazadas de cierre.
Las ocupaciones de Vivex, Macusa y Mitsubishi son sólo el principio. Los próximos meses verán entrar masivamente a la clase obrera venezolana en lucha haciendo frente a la crisis del capitalismo e intentando completar la revolución. Miles de activistas y dirigentes obreros son cada vez más críticos con la actuación de una burocracia sindical que ha dividido y paralizado a la UNT durante los últimos años, y buscan ansiosamente un programa y unos métodos que puedan unificar en la lucha al conjunto de la clase obrera y agrupar en torno a ella a todos los explotados para llevar a cabo la expropiación de los capitalistas y abrir el camino al socialismo.
El futuro de la revolución bolivariana va a depender de que el movimiento obrero venezolano encuentre esa dirección revolucionaria, marxista, que no ha tenido en los últimos años. Los marxistas venezolanos lucharemos con todas nuestras fuerzas dentro del PSUV, la UNT y el movimiento de masas para que sea así.
12 de febrero de 2009