El 11 de abril los reos de once de los diecinueve penales se declararon en rebeldía negándose a participar en las escuelas, talleres internos y en las audiencias. En algunos penales los reos destruyeron candados y se negaron a entrar en sus celdas. La huelga de brazos caídos como la denominaron fue producto del descontento por las difíciles condiciones de hacinamiento provocados por el incremento de la delincuencia, que a su vez son consecuencias del sistema capitalista.
El 11 de abril los reos de once de los diecinueve penales se declararon en rebeldía negándose a participar en las escuelas, talleres internos y en las audiencias. En algunos penales los reos destruyeron candados y se negaron a entrar en sus celdas. La huelga de brazos caídos como la denominaron fue producto del descontento por las difíciles condiciones de hacinamiento provocados por el incremento de la delincuencia, que a su vez son consecuencias del sistema capitalista.
Las exigencias de la protesta fueron: mejor alimentación, atención a enfermos, mejor trato a las visitas, agilización en los procesos judiciales, etc. El punto más crítico de la situación se desarrolló el lunes 26 de abril, tras el fracaso de la negociación se intensificaron los ánimos que provocó enfrentamientos entre custodios y reos de los penales de Cojutepeque y Sonsonate, resultando dos reos muertos y 26 heridos. Esta situación dejó en apuros al sistema penitenciario reflejando la necesidad de tomar medidas correctas para encontrar una solución.
La población hacinada en las cárceles pertenece a las capas más atrasadas de la sociedad, que por nivel su baja conciencia y por la poca compresión del papel que deberían desempeñar en la lucha de clases son en tiempos de crisis los primeros en demostrar los síntomas de la sociedad en decadencia. El desempleo es el efecto más notable de la crisis, que facilita el incremento de la actividad delincuencial y por consiguiente el incremento de mas reos en los penales.
El número de reos alcanza aproximadamente 22,000 en penales con capacidad para 8 mil reos. El 38% esta en etapa de juicio y el 62% cumple condena. Esta situación dificulta la atención, el control y el mantenimiento de esta población. Este hacinamiento es una de las principales razones y amenazas de que se generen todo tipo de revueltas y fugas masivas. La huelga mantuvo un carácter relativamente pasivo pero no hay garantía de que en el futuro se mantenga en este mismo nivel.
De acuerdo con la cantidad de internos en los 19 penales, que sobrepasan su capacidad, una de las soluciones que ofrece la burguesía es la construcción de más penales, en ese caso habría que construir 29 más, también significaría construir penales hasta el umbral, conforme avanza el tiempo y la delincuencia y así “todos estaremos felices”. De la misma forma será necesario aumentar personal de vigilancia, mas los gastos de mantenimiento, es decir asignar más fondos al presupuesto penitenciario. Por supuesto que todo esto es una alternativa inútil para que el capitalismo y su legislación encuentren una solución.
En el país la búsqueda de una fórmula para superar el problema ha sido infructuosa. El turno arenero en el gobierno trató de frenar las consecuencias de su política neoliberal con medidas represivas, como la implementada en el periodo de Elías Antonio Saca “la súper mano dura” que en nada mejoró la situación. Se podrían ensayar muchas medidas entre ellas la de endurecer las penas, que sin la capacidad de penales y al ritmo que lleva la delincuencia, solo dificultaría mas la situación penal, o aumentar el numero de vigilancia con el ejercito y la policía, que en nada servirían si no se garantiza el empleo y salario digno; la oportunidad a la educación, etc. en vano pasarían las intenciones.
Las cárceles al igual que el ejercito y la policía, mas el conjunto de leyes representan la fuerza publica del aparato represor capitalista y la razón de su existencia es la de crear en la población una advertencia de ¡no alterar el orden existente, o te cae el rigor de la ley! Pero en esencia, desde sus orígenes ha sido la de mantener segura la propiedad privada. El 7 de mayo Mauricio Funes oficializó la intervención del ejército en las cárceles. Pareciera ser que el ejército es la panacea para curar los males de la delincuencia, pero lo que deja ciertas dudas es la preparación del ejército en este tipo de tareas, su formación, instrucción, entrenamiento y preparación responde a otro tipo de operaciones.
A la huelga en los penales se le sumó este 5 de mayo una marcha de los familiares de los presos, esta se concentro en el palacio legislativo donde se pedía a los diputados las mismas exigencias de los internos. Los familiares de los reos son directamente afectados, son ellos los que cargan con la parte económica. El hacinamiento no permite que el 100% de los internos tenga acceso a los programas de readaptación que les permita al cumplir su condena integrarse a las filas del proletariado.
Creemos que es necesario encontrar medidas para controlar la situación penal y delincuencial. Estas deben buscar sanear la sociedad de la delincuencia. Pero que si no se combaten de raíz la pobreza y el desempleo funcionarán por un tiempo limitado.
Estamos seguros que los capitalistas prefieren aumentar el gasto en los aparatos de represión en lugar de poner las fábricas en manos del pueblo. Mientras se intente reformar y humanizar el sistema irracional los resultados serán nulos. Sólo eliminando el mal que los engendra, la delincuencia se podrá superar y eso se consigue eliminando la propiedad privada de los medios de producción.
¡Por el acceso al trabajo y la educación!
¡Por una sociedad libre de la delincuencia!