El Agente la corporación policial conocido con el alias de su profesión “el policía” se declaró en huelga de hambre desde el 9 de mayo, y sus reclamos son ya bien conocidas por la población, ha logrado acaparar la atención de muchos medios informativos de diferentes tendencias y afirma que continuará hasta que sus demandas sean escuchadas y se logre cambiar el estado de la situación.
La situación dentro de la PNC se está volviendo alarmante e inestable desde muchos puntos de vistas y desde los factores que implican el funcionamiento de dicha institución. La acción por el momento aislada del agente solo demuestra una parte de los primeros síntomas de este problema, que lleva ya varios meses acumulándose y sin que los que están al frente de la institución le presten la debida atención.
El Agente la corporación policial conocido con el alias de su profesión “el policía” se declaró en huelga de hambre desde el 9 de mayo, y sus reclamos son ya bien conocidas por la población, ha logrado acaparar la atención de muchos medios informativos de diferentes tendencias y afirma que continuará hasta que sus demandas sean escuchadas y se logre cambiar el estado de la situación.
La situación dentro de la PNC se está volviendo alarmante e inestable desde muchos puntos de vistas y desde los factores que implican el funcionamiento de dicha institución. La acción por el momento aislada del agente solo demuestra una parte de los primeros síntomas de este problema, que lleva ya varios meses acumulándose y sin que los que están al frente de la institución le presten la debida atención.
Éste no es un agente novato como cualquiera podría pensar, y ser así presa de acusaciones y afirmar que está siendo manipulado por fuerzas oscuras o de cierta ideología política como es común escuchar en nuestro medio. Lo cierto es que este trabajador de la seguridad pública lleva ya 12 años de servicio y lo normal es que durante todo este tiempo ha visto y vivido en carne propia las condiciones laborales actuales de la policía y ha logrado sacar conclusiones correctas, que es necesario ponerle atención al problema y resolverlo lo antes posible antes que sea demasiado tarde. El apoyo expreso de miembros ARENA, sólo demuestra el oportunismo y la hipocresía de esta gente, puesto que en sus administraciones habría sido tildado de desestabilizador, agente infiltrado, terrorista o cualquier otra tontería a la que ya estamos acostumbrados.
¿Puede irse a huelga un trabajador de la seguridad pública?
Como marxistas reconocemos que toda persona tiene derecho a la huelga de manera general, este es un derecho arrancado a las clases dominantes y todo trabajador debería sentirse orgulloso de ello, ya que representa una conquista que no ha sido otorgada de manera gratuita y con la benevolencia de los amos de otras épocas. Incluso si el Presidente de la Republica decidiera irse a huelga, tendría todo el derecho del mundo, pero la cuestión no es así de fácil para los policías.
Si nos vamos por la vía jurídica constitucionalista, que es el pensamiento que actualmente predomina en las mentes de todas las autoridades, empresarios, intelectuales y la cual también nos vemos obligados a aceptar la mayoría de la población, bajo esta sociedad y sus autoridades es ilegal declarar una huelga en este sector, pues el policía no puede. Así de simple lo representa el siguiente artículo de este papel:
Artículo 221 de la Constitución de la República- Se prohíbe la huelga de los trabajadores públicos y municipales, lo mismo que el abandono colectivo de sus cargos.
Así mismo otro de los documentos que recoge las normas del funcionamiento de la institución policial se encarga de poner el freno definitivo a este tipo de acciones, Artículo 30 del REGLAMENTO DISCIPLINARIO DE LA POLICIA NACIONAL CIVIL, CAPITULO II, CONDUCTAS CONSTITUTIVAS DE FALTAS GRAVES: Participar en huelgas, en acciones sustitutivas de las mismas o en actuaciones concertadas con el fin de alterar el normal funcionamiento de los servicios.
Desde ese ángulo la cuestión es clara, visto desde el punto de vista de las fuerzas vivas de la sociedad y de la lucha por la subsistencia y la existencia digna, desde la vía político revolucionaria y no la jurídico constitucionalista, el compañero agente debe y tiene el derecho a expresar su condición y la de sus compañeros que no dudamos lo terminarán apoyando más temprano que tarde. Debido a que limitarse a que funcione “institucionalidad” de dichos órganos del Estado no le ha dado la respuesta a las demandas del policía, se ha visto en la necesidad de usar una de las armas clásicas de todo trabajador consciente, muchas veces situaciones extremas requieren de medidas extremas.
Los trabajadores de otros países del globo gozan de derechos a la sindicalización y desde luego aspiran a métodos obreros de lucha como la huelga, sólo por mencionar el ejemplo de España, en dicho país existen asociaciones tales como: el Sindicato Profesional de Policía (SPP), la Unión Federal de Policía (UFP), el Sindicato Unificado de Policía (SUP), el Sindicato Profesional de Policías Municipales de España (SPPME), etc. Cualquiera dirá que es hablar de un país europeo y otra cultura, nosotros le podemos afirmar que son igualmente trabajadores, y esto solo se ha podido logra través de la lucha organizada de la clase obrera, no es algo que venga de la nada.
¿Qué pide el policía? Pues nada del otro mundo, que sea escuchado por una autoridad de la policía razonable, que cese la persecución de la que afirma está siendo víctima de manera sistemática por parte de la misma PNC, que las condiciones laborales en las cuales desempeñan su labor la mayoría de agentes se mejore sustancialmente, así mismo que pueda cargar consigo cuando esté de licencia su arma de fuego para defenderse de cualquier ataque incluso de sus mismos compañeros, ya que ha sufrido atentados recientes y no por parte de delincuentes comunes o pandilleros según afirma.
Auge del crimen organizado y el accionar del lumpemproletariado
Desde los inicios del año y con la cancelación de la famosa “tregua” entre las pandillas, ha habido una intensa actividad delictiva con un promedio de 13 asesinatos diarios y por ejemplo han habido 79 asesinatos más sólo en el mes de marzo con respecto a marzo del año pasado[1], esas estadísticas las podemos corroborar en nuestras comunidades donde la espiral de violencia no parece tener fin.
Todo indica a que los miembros de estas estructuras han entrado en la era del crimen organizado a gran escala, la inteligencia del estado tiene informes detallados de que están recibiendo instrucción militar [2]en municipios del interior del país, y que tienen ya contactos con miembros de cárteles de la droga local, con quienes estarían llevando a cabo un trabajo conjunto, y cuyo papel estaría subordinado a asegurar el paso libre de la droga por municipios, caseríos y territorios rurales controlados por las pandillas y con derecho a la venta a nivel de menudeo en esas zonas.
Para nadie es un secreto en vista de recientes noticias que el armamento de éstos últimos ha superado al de la misma policía, y ya no se limitan a simples machetes o armas hechizas, estamos hablando de fusiles AK-47 con mira telescópica, M16, subametralladoras UZI, lo que deja en clara desventajas a los agentes con la convencional arma de fuego que se les asigna para su tarea. El resultado entre enfrentamientos y emboscadas con estos elementos ha dejado ya el saldo de varios policías muertos y la tendencia parece ir al alza.
Es natural que los policías teman por sus vidas y la de sus familiares, es de todos conocidos como las estructuras criminales poseen ya sus propias redes de inteligencia y espionaje, muchos incluso ya saben quiénes son los parientes de los agentes, donde viven, qué hacen y no dudarán un segundo en intentar cualquier atentado si la situación sigue como hasta ahora. A muchos agentes no les queda de otra que “colaborar” con ellos para así proteger a los suyos.
La PNC desde adentro
La institución policial no es un agente libre que pueda decidir sobre sus políticas y accionar de forma independiente, es un cuerpo vivo formado por miles de personas que están sometidas también a la presión del medio y condicionadas por el nivel de desarrollo de la sociedad en la que se desenvuelven. Las presiones de la vida cotidiana, de la economía, de las condiciones materiales, afectan sobre todo a los agentes que día a día tienen que mirar a la cara al crimen del lumpemproletariado y enfrentarse a su irracionalidad asesina.
El hecho de comer irregularmente, de no poseer un equipo más sofisticado para enfrentar al crimen, de tener patrullas sin combustible, de delegaciones sin las condiciones mínimas para el trabajo óptimo y sobre todo la tentativa de morir en cualquier momento por un salario de miseria al mes, merman la moral de los agentes y los afectan de tal manera que muchos optan por evadir el enfrentamiento, y esto sobrepasa cualquier juramento policial, frases vacías y abstractas que son superadas por la verdad objetiva que como decía Lenin es siempre concreta.
La PNC no está al margen y libre de las garras de la corrupción, y no podía ser de otra manera dentro de un sistema político económico por naturaleza podrido. En su libro “Infiltrados: Crónica de la corrupción en la PNC”, lanzado hace unos días Héctor Silva Avalos, hace un balance y recorre los orígenes que le dieron vida a la PNC y de cómo desde su nacimiento y en su etapa de desarrollo “por insistencia de Washington, el Gobierno de El Salvador incorporó íntegras a la PNC dos unidades de la vieja Policía, la antinarcotráfico y la de investigación criminal. Este hecho fue, cuando menos, una violación al espíritu de los Acuerdos de Chapultepec. La tesis de Héctor Silva es que la incorporación de esta vieja guardia como resultado de la presión conjunta de los militares salvadoreños, Arena y Estados Unidos es el “pecado original” de la PNC, el cual infectó a la nueva Policía con la impunidad y la corrupción que caracterizaba a los viejos cuerpos de seguridad[3].”
Este reciente libro es de lectura obligatoria para poder entender el actual accionar de la PNC y cómo se mueven los intereses de clase desde dentro de la corporación. Planteaba Lenin hace años que para entender un fenómeno es necesario estudiar sus orígenes, analizar las diferentes etapas por las qué ha atravesado y comprender en lo que se ha convertido hasta la fecha para poder tomar cartas en el asunto y plantear una solución. Esto aplica tanto para la actual situación de la policía como del mismo crimen organizado. De seguir así no está lejos el día en que la corporación está tan permeada de corrupción que emule a sus similares de México y otros países de la región donde el aparato de seguridad del estado camina de la mano con los cárteles de la droga, redes de tráfico de personas y con los grandes empresarios y dirigentes políticos corruptos que le echan un guiño a estas honorables actividades.
¿Qué podemos esperar?
Actualmente sólo esta voz y otras que se le han sumado recientemente han denunciado las condiciones laborales de los agentes y el acoso sistemático, pero esto es solo el principio de la lucha, el que crea que una simple voz de denuncia no nos dice nada de las condiciones en que laboran los agentes, está equivocado. Debemos ver esta situación de manera interrelacionada con los demás sucesos que acontecen a diario en la institución, con su pasado, y su futuro, y no de manera aislada como un hecho sin precedentes y totalmente desconectado de la sociedad en su conjunto.
Hay que decir que el crimen no se detendrá, si las condiciones siguen igual, si no hay cambios radicales y sustanciales en la sociedad, estos jóvenes no dejarán de asesinar, de extorsionar, de reclutar nuevos miembros, ya que tienen ya un referente de lo podrido del sistema y su funcionamiento. Quizá no lo sepan con lujo de detalles, pero en el fondo saben que en este país hubo una guerra, que se mataba a diestra y siniestra por pensar diferente, que las masacres no son cosa nueva, que las técnicas de tortura se asemejan y en muchos casos las suyas, sobrepasan a la de los célebres Escuadrones de la Muerte, que robar acá es una costumbre “normal” y si no pregúntenle a cualquier funcionario de ARENA.
Los agentes de la policía deberían de tener el derecho “legal” de aglutinarse en sindicatos y hacer uso del derecho a la huelga y poner sobre la mesa sus pliegos petitorios de demandas para mejorar su labor. Como marxistas estamos conscientes de que la Policía y el Ejército son los elementos que la burguesía utilizará en primer momento para la defensa de sus intereses y reprimir cualquier movimiento que ponga en peligro su status quo, pero aplicar de manera mecánica este principio a la actual situación nos puede acarrear una serie de errores de apreciación y de acción.
Estamos seguros que las capas más bajas o por decirlo de otro modo, el grueso de la policía está conformada por agentes como “El policía”, hombres y mujeres de extracción humilde, trabajadora, campesina incluso que se juegan la vida en el buen sentido de la palabra no sólo contra el crimen campante si no contra la misma existencia digna. Éstos son nuestros hermanos de lucha también, el policía y el soldado también es explotado.
En la actual situación diferente a la de los años de la guerra civil, el ver un hombre o mujer de uniforme puede ser un alivio al llegar a nuestras comunidades después de una jornada laboral, distinto era cuando esto nos daba pavor ya que significaba represión, desaparecimiento, tortura, tristeza y llanto. La mayoría de la población aún confía en los elementos policiales a pesar de todos los problemas, si la PNC sigue por su camino de descomposición llegará el momento de un cambio en la percepción y quizá volvamos al pensamiento de los 80’s pero a un nivel superior de desconfianza.
La población podría llegar a la desesperación y esto puede definir un cambio cualitativo en la situación, el armamento y la autodefensa dejará de ser una respuesta de locos y alucinados trasnochados para convertirse en la opción válida para las masas de responder de manera efectiva ante el problema de la inseguridad arrasando a su paso a todo aquel que se muestre contrario a la idea. La policía ha demostrado su incapacidad actual de proveer seguridad a la población y la alternativa de los comités de autodefensa recobra fuerza poco a poco, la formación de estos comités tiene que comenzar a desarrollarse a todo nivel, en los barrios, colonia, pueblos, cantones, y terminar cubriendo todo el territorio, esto demostrará la capacidad organizativa de la clase trabajadora y su nivel de consciencia para combatir este problema.
¡Por el derecho a la huelga de los trabajadores públicos y municipales!
¡Por el derecho a la sindicalización de soldados y policías!
¡Por la autodefensa de la clase trabajadora!
[1] elsalvador.com El primer medio digital salvadoreño.
[2] http://www.elsalvador.com/mwedh/nota/nota_completa.asp?idCat=47655&idArt=8633510
[3] Prólogo de Infiltrados: Crónica de la corrupción en la PNC