Por: Ulises Diaz
El presente año se cumple el 102 aniversario de la Revolución Rusa, el proceso histórico más trascendental en el movimiento de la izquierda internacional, que inspiró a las masas obreras del mundo en la lucha contra el capitalismo. Fue un proceso sociopolítico ocurrido entre los meses febrero y octubre de 1917, cuyo resultado culminó en la instauración del régimen obrero, comandado por Lenin y el Partido Bolchevique, llevando a la derrota del último zar de Rusia.
ANTECEDENTES
La Revolución Industrial genera la modernización y el progreso para muchos de los países capitalistas de Europa, a excepción de Rusia, cuyo sistema económico se regía por la tenencia monopólica de las tierras en manos de la nobleza y la aristocracia durante el gobierno del zar Nicolás II, permitiendo el ingreso del capital extranjero, dominando así los medios de producción, estancando la economía local, provocando miseria, y aumentando la diferencia de clases; ante ello, la ecuménica inconformidad de los trabajadores se manifiesta con numerosas revueltas y protestas contra el absolutismo monárquico.
Aconteció lo que se conoce como Revolución de 1905, con una Rusia derrotada por la guerra contra Japón, y de aquí devino una serie de huelgas obreras que sobrepasó los dos millones de personas. Entre levantamientos campesinos que tomaban posesión de las tierras y la organización independiente de los trabajadores contra la burguesía, se forman los soviets (del ruso concejo), los principales organizadores y agitadores de las huelgas y las luchas obreras subsecuentes, luchadores de la toma del poder sobre la monarquía, la ya incapaz de desarrollar las fuerzas productivas del Imperio pese a la continua opresión ejercida y a las malas condiciones laborales. El 22 de enero (para el calendario gregoriano)[1] se realiza una marcha pacífica conformada por estos obreros y campesinos en San Petersburgo, que pedía mejoras laborales al zar. Cuando llegan frente al Palacio de Invierno son salvajemente abolidos por tropas de infantería y perseguidos en un tiroteo larguísimo, dejando un inexacto número de muertos y heridos. Se le conoce como el Domingo Sangriento. Este hecho posibilitó que las organizaciones obreras de Rusia emprendieran protestas más activas y constantes, pero la opresión y la tiranía contra los trabajadores persistían sin parar, así como la precaria situación económica de los campesinos.
REVOLUCIÓN DE FEBRERO
Esta es la primera etapa de la Revolución Rusa. Una masiva huelga enfrenta al zar ante su negativa de mejorar las condiciones de la clase obrera y a reformar las políticas del gobierno para los combatientes rusos en la guerra, y lograr así una nueva Asamblea Constituyente. El 8 de marzo comienzan las protestas en contra de las privaciones a los obreros de Moscú, en donde los militares permitieron que el movimiento se expandiera, fue una fraterna coacción entre los manifestantes y las tropas. El zar ordena acabar con las protestas por la fuerza y desechando al gobierno, por lo que los miembros de la Duma[2] deciden establecer un Gobierno Provisional para tratar los nuevos cambios sociales ante la pérdida del control militar, no pudiendo acabar con la revuelta, y el zar aún se negaba a otorgar las reformas solicitadas. El 12, las últimas tropas que mantenían se acuartelaron por su incapacidad en el frente y muchas ciudades importantes se unieron al movimiento. Este fue un logro decisivo para los resultados en el Frente de lucha soviético.
Pasaría a la historia el 14 de marzo cuando el zar Nicolás II al verse sin el apoyo de sus generales y tropas, abdica al trono al igual que su sucesor inmediato: la Revolución había derrocado el autocrático régimen zarista. Se forma el Gobierno Provisional acordado por la Duma y el Sóviet de Petrogrado; pero este nuevo poder dual causa inestabilidad, no se evitaba la burocratización del Estado e inicia desacuerdos inmediatos como la cuestión de la guerra.
JORNADAS DE JULIO
Fueron protestas armadas infructuosas agitadas por anarcocomunistas y bolcheviques. Trotsky destaca que hubo divergencias en el interior del partido, que consideraba innecesaria tal intervención contra el Gobierno Provisional; hasta Lenin también la desaprobaba aunque decide no detenerla, pues pese a ser una prematura ofensiva, tal experiencia servía a la Revolución: Tuvimos que batirnos en retirada. Al prepararse para la insurrección y para la toma del poder, Lenin y el partido no vieron en la intervención de julio más que un episodio donde habíamos pagado bastante caro el profundo conocimiento efectuado entre las fuerzas enemigas, pero que no podía hacer desviar la línea general de nuestra acción[3].
Las jornadas se llevaron a cabo aun contra la prohibición emitida por el Comité Ejecutivo Soviético. En el segundo día participaron unas 500.000 personas, logrando entusiasmar a las masas populares, pero fue un proceso que terminó en catástrofe, con un saldo de 29 muertos y 114 heridos entre ambos bandos[4]. Sólo se logró que la persistencia en la lucha se mantuviera, el partido se posicionó brillantemente en sus métodos ideológicos, pero pésimos en las ejecuciones militares. Ya Lenin mostraría su decepción ante las jornadas, pues en julio hicimos bastantes tonterías.
REVOLUCIÓN DE OCTUBRE
La fase final de la Revolución Rusa y definitiva, los bolcheviques toman el poder sobre todo el país. En el otoño de 1917 el programa bolchevique brillaba con las consignas: Paz, pan y tierra y Todo el poder para los sóviets, y se suman cada vez más partidarios. Continuaban la crisis amenazadora en Moscú y la ausencia de reformas para las clases trabajadoras. Lenin defiende una inminente insurrección armada contra el Gobierno Provisional por parte de los bolcheviques únicamente, y se aseveraba que tal levantamiento podría no aprobarse entre las masas.
Lenin insistía en que la revolución se acelerara: Cualquier retraso en la insurrección ahora equivale a la muerte. La Historia no perdonará un retraso a los revolucionarios que pueden vencer hoy (y vencerán, seguro), pero que corren el riesgo de perderlo todo si aguardan a mañana.
La revolución arranca al darse orden de poner resistencia militar contra los bolcheviques. El Comité Central aprobó el 10 de octubre la decisión de proceder a la insurrección armada[5]. La primera estrategia defensiva la dirige Trotsky para asegurar el poder en manos del Sóviet de Petrogrado. Se toma el control de las guarniciones militares y con gran rapidez se aislaron las tropas del Gobierno. En la noche histórica del 25 de octubre, se produce el asalto final contra el Gobierno, como la victoria más importante de la Revolución total. El poder ya estaba conquistado y el Gobierno soviético constituido en San Petersburgo.
PALABRAS FINALES
Los resultados de la Revolución Rusa para la izquierda política en la historia mundial son logros altamente plausibles, destacan: la jornada laboral de ocho horas; los derechos de los pueblos de Rusia; abolición de los títulos y rangos sociales; las escuelas religiosas se traspasan al Comisariado de la Educación; igualdad legal de los sexos; declaración del matrimonio, divorcio, registros de nacimientos y defunciones como procedimientos civiles; la separación de la Iglesia y el Estado; y se adopta el calendario gregoriano el 1 de febrero de 1918.
El año revolucionario en Rusia se caracterizó por su persistente manera de enfrentarse a la monarquía y al Gobierno, no conformándose con derrocar a la primera, busca, pese a la represión y las masacres, la total destrucción del Estado burgués. Lo sabemos como un proceso organizado y cuidadosamente retroalimentado que permitió con el paso de los meses y los movimientos, aprender de las propias fallas, como dijo Trotsky: cualquier pueblo, clase o partido aprende principalmente de su propia experiencia; en tanto que considerar los intentos de la lucha de clases en el pasado a través del materialismo histórico, muestran cómo puede mejorarse con la teoría y la dialéctica la forma de encaminar la revolución socialista por los medios más seguros.
Desde la perspectiva del marxismo-leninismo se busca que los militantes, y en particular la juventud, estudie con la minuciosidad que merece la experiencia en el pasado para enfrentar el porvenir con toda seguridad, y conseguir el privilegio de experimentar en primera instancia la revolución socialista instaurándose, como Lenin ya decía: es mucho más agradable y provechoso vivir la experiencia de la revolución que escribir acerca de ella.
Sin duda existe un valor que todos los militantes deben reconocerle al vigor de un pueblo tan numeroso, organizado y consciente de su clase como el ruso de 1917, que se alzó victoriosamente en un proceso revolucionario genuino, con la mayoría de las masas obreras participando en todas las marchas e insurrecciones.
Es esta una conmemoración emotiva, una viva herencia de consejos y métodos empleados desde el materialismo dialéctico, siguiendo así el ejemplo de los grandes revolucionarios, obreros y campesinos organizados que brindaron su lucha y sus consignas, respondidas por la burguesía con represión, pagando con sangre su anhelo de un mejor país. Esta Revolución es un éxito evidente, el momento que por primera vez la clase obrera llegó al poder, bajo la dirección de un partido marxista y revolucionario, un singular avance sociopolítico que demuestra con la cientificidad que únicamente el pueblo organizado decide, mediante la insurrección, su propia libertad, que debe darse en todos los países, como fue la visión de Marx y Engels. En Rusia ocurre la primera aproximación a este gran resultado, al que todo militante organizado debe aspirar en la lucha contra el capitalismo.
¡Viva la Revolución Socialista!
[1]Para la época de la Revolución, en Rusia aún se utilizaba el calendario juliano.
[2]Asamblea Legislativa del Imperio ruso
[3]León Trotsky, «Cómo hicimos la Revolución Octubre», 1924.
[4]León Trotsky, «Historia de la Revolución Rusa», Volumen 2.
[5]León Trotsky, «Cómo hicimos la Revolución Octubre», 1924.