Evelyn García
El Salvador ha sido uno de los países que más ha sufrido los embates y el incremento de la pobreza en la región. Uno de los factores principales es el desempleo, para miles de personas las oportunidades de trabajo se ven limitadas y no todos pueden acceder a un trabajo formal, sumado a esto el costo de la canasta básica cada vez aumenta y se hace inalcanzable para muchas familias salvadoreñas. En la última década, aparentemente se lograron obtener resultados favorables para el país, ya que se había logrado controlar la pobreza de una forma moderada, según los niveles de vida de $5.50 por persona al día, la pobreza disminuyó del 39% en 2007 al 29% en 2017; la pobreza extrema también disminuyó del 15% al 8.5% durante el mismo período.
El problema no se solucionaba, pero sé venía controlando, algunos avances se habían obtenido, en indicadores de desarrollo humano, principalmente debido a la expansión del acceso a los servicios públicos, por ejemplo: un mayor acceso a centros de salud, particularmente por personas de escasos recursos económicos, que son las que menos pueden acceder a los sistemas de salud; con la descentralización de las instituciones estatales, se logró que la población tenga los servicios públicos de una forma más accesible. Uno de los logros, según estadísticas, fue la reducción de la mortalidad en menores de cinco años de edad. Incluso estudios del 2017 por parte del Banco Mundial declaraban a El Salvador como uno de los países con menor desigualdad en América Latina, la desigualdad disminuyó de 0.51% en 2001 a 0.38% en 2017.
Pese a esto, el crimen y la violencia son factores que amenazan el desarrollo social y el crecimiento económico, ya que hace más difícil hacer negocios, ya que afectan negativamente las decisiones de inversión, nadie va a invertir en un país donde sus índices de criminalidad y violencia sean altos, con ello se dificulta también la creación de empleo. El Salvador produce sólo 30,000 empleos por año, pero se necesitan 40,000 empleos para proporcionar trabajo a quienes ingresan al mercado laboral, dejando un déficit de 10,000 empleos para solventar las necesidades económicas de quienes no pueden acceder a un empleo. Eso genera una migración acelerada de los salvadoreños, en busca de una oportunidad de empleo.
Esta situación se vuelve y se volverá más difícil en los próximos meses. Actualmente, un estudio de la CEPAL indica un aumento de la pobreza y pobreza extrema en el país y Latinoamérica, basado en esos datos, se estiman que se incrementarán 45.4 millones de personas en situación de pobreza para el 2020, con lo que el total de personas en situación de pobreza pasaría de 185.5 millones en 2019 a 230.9 millones en 2020, cifra que representa el 37.3% de la población latinoamericana. De esto tomamos también las personas en pobreza extrema que se incrementará en 28.5 millones pasando de 67.7 millones de personas en pobreza extrema en 2019 a 96.2 millones de personas en 2020, con un equivalente al 15.5% del total de la población. Según los datos, para El Salvador no hay una cifra favorable, al contrario, sería el país más afectado de la región y sería el cuarto país con mayor aumento de pobreza extrema de los países de la región latinoamericana, debido al cierre total de su economía, vinculado también con la tendencia a la baja de las perspectivas de crecimiento de la región latinoamericana y el aumento de la desocupación por desempleo. El Salvador desde inicios del año 2020, se ha visto golpeado por la cantidad de despidos que han surgido, por parte de entes estatales. Se estima que unas 8,000 personas han sido despedidas, muchas de ellas de las instituciones del gobierno, poniendo en marcha una agenda por parte del FMI, que incluye recorte de personal en los órganos del Estado. Por otra parte, El Salvador sufrirá la mayor caída en su PIB, en comparación con el resto de la subregión, el PIB regional va a sufrir un histórico declive a 9.1% en 2020 y elevará la tasa de desempleo hasta el 13.5%.
Son datos preocupantes, para la región y aún más para El Salvador, que será el país que más sufrirá las consecuencias de esta baja, se estima que, a finales de 2020, 4 de cada diez salvadoreños estarán en situación de pobreza, un crecimiento de 6.5 puntos porcentuales, en comparación de las cifras del 2019; donde se estima que 3 de cada 10 salvadoreños se encontraban en esa situación económica. En cuando a la pobreza extrema hay una variación de 4.5%, es decir, pasaría de tener 7.4% a tener un aumento de 11.9%
Es alarmante la situación que nos espera para los próximos meses, pero esto se debe primero a una mala administración estatal, que no tiene un orden, ni mucho menos un plan de trabajo que refleje lo que se hace en el país, tenemos un gobierno que solo improvisa y cada vez muestra su ineficiencia para administrar los recursos del país. Salvo esa situación tenemos reflejado lo nefasto que es el sistema capitalista, hoy más que nunca se está revelando, que este sistema no cumple con la satisfacción de las necesidades de las personas, ya que es un sistema que se basa en la acumulación de ganancias, donde unos pocos gozan de las mayores riquezas. No hay pobreza porque no hay comida, al contrario, a diario se tiran a la basura toneladas de comida, que bien podría suplir las necesidades de las personas que no tienen acceso a los alimentos, pero la propiedad privada y con ello la apropiación de las ganancias, provoca que algunos estratos sociales vivan en la pobreza. La más afectada de este fenómeno social es la clase trabajadora, ya que es la clase más desposeída y en el marco del sistema capitalista es como una condena: nacer pobre, vivir pobre y morir pobre.
A diario mueren miles de personas por hambruna, personas en pobreza extrema que no alcanzan a suplir sus necesidades básicas y que tienen de frente un sistema salvaje, que ve a las personas como objetos y no como sujetos. Un sistema al que solo le interesa explotar la fuerza de trabajo de las personas y cuando ya no le son útiles les deja sin la menor protección. El Salvador no se libra de este sistema, ya que está instaurado desde hace años, ya hemos visto los despidos masivos que se han estado dando y a este sistema no le importa si una familia entera se queda sin poder proveer al menos lo necesario para sobrevivir, es un sistema completamente inhumano, que solo le interesa producir y acumular riquezas.
Frente a esta situación, necesitamos un sistema justo, que se base en suplir la satisfacción de necesidades de las personas y no en reproducir ganancias, con una economía planificada, que permita el desarrollo humano en su máxima expresión, un sistema donde el acceso a la salud y la educación, sean eficientes y de primera calidad, un sistema que no se base en la privatización sino en la nacionalización de las instituciones y que los trabajadores tengan el poder, ese sistema es el sistema socialista, un sistema humano, contrario al capitalismo. Hoy más que nunca, debemos luchar por un socialismo a nivel internacional, todos los trabajadores que han sido despedidos sin la más mínima consideración, solo tienen una opción y es la de organizarse y luchar juntos, no solo para recuperar su trabajo, porque esa no es la solución total, sino que luchar por derrotar al sistema capitalista e instaurar el socialismo, no sólo en un país, sino a nivel internacional. De esa manera se logrará vivir de una forma más justa, donde no sean unos pocos los que se queden con las riquezas, sino que todo lo que se produzca sea para suplir las necesidades de todos, debemos unirnos y juntos luchar por el socialismo.