La situación de confrontación entre trabajadores y empresarios se ve claramente reflejada en la despreciable decisión, por parte de los representantes de la ANEP en el CNSM, de aumentar solamente el 15 % en todos los rubros y 13.5 % en el sector comercio en tres etapas, es decir, el 5 % anual al salario mínimo en el país. Más allá de ser un ataque económico hacia los trabajadores, es también un ataque político, la burguesía con esto está sentenciando y mostrando valor para no dar marcha atrás ante cualquier reforma por mínima que sea. Por eso nosotros debemos sacar las conclusiones correctas de la situación para plantear un plan de acción no solo defensivo sino también ofensivo.
La situación de confrontación entre trabajadores y empresarios se ve claramente reflejada en la despreciable decisión, por parte de los representantes de la ANEP en el CNSM, de aumentar solamente el 15 % en todos los rubros y 13.5 % en el sector comercio en tres etapas, es decir, el 5 % anual al salario mínimo en el país. Más allá de ser un ataque económico hacia los trabajadores, es también un ataque político, la burguesía con esto está sentenciando y mostrando valor para no dar marcha atrás ante cualquier reforma por mínima que sea. Por eso nosotros debemos sacar las conclusiones correctas de la situación para plantear un plan de acción no solo defensivo sino también ofensivo.
En esta lucha la clase obrera no tiene más compañeros que los miembros de su propia clase, estos son los campesinos pobres, la pequeña burguesía arruinada y los desempleados, solo con la ayuda de estas capas explotadas, las luchas pueden tener un impulso colosal. La dirección del movimiento jugará un papel crucial en esto, una política tímida puede arrastrar al movimiento a una derrota, una política combativa y audaz puede llevar al movimiento a una victoria.
¿Qué sucede actualmente? ¿Qué debemos hacer?
A simple vista, pareciera que la lucha apenas inicio hace un par de días, pero no es así, lo que se ha expresado es la reacción tardía por parte de la dirección del movimiento; la movilización que hoy llevamos a cabo es tan solo una reacción del golpe que la burguesía hace mucho había preparado. La burguesía se encargó de establecer condiciones favorables para no aprobar un aumento sustancial desde el 2013, la premisa para esto residía en mantener intactas las cotas de representación en el CNSM. Según la editorial UCA, la representación laboral de los trabajadores en el CNSM no representa, desde hace muchos años, ni tan siquiera al 3 % de la clase obrera real.
El proceso de discusión que duró más de un año, desde el inicio presentó la necesidad de transformar la representatividad en las instancias tripartitas, el gobierno aún sabiendo esto se atuvo a los resultados de las negociaciones en las instituciones burguesas. La remoción de los agentes de la burguesía que decían representar al sector laboral era un claro motivo para responder con movilizaciones de masas, combinar la lucha legal con la ilegal, sin embargo, esto no se hizo. Ahora que ha llegado la fecha final nos hemos topado con la “sorpresa” de que nuestra propuesta —la propuesta del Ejecutivo respaldada por la mayoría de sindicatos consecuentes— ha sido denegada. “Esto es una traición”, “es un ataque más de la derecha para asfixiar al gobierno”, dirán muchos, pero esto era de esperarse. No se pueden esperar resultados correctos si se aplica una política incorrecta, el gobierno y muchos sindicatos sabían que la supuesta representación laboral se vendería, pues obedecían y obedecen aun a la patronal, pero fuimos pocos los que nos movilizamos para contrarrestar tal situación.
Actualmente la indignación por la decisión de CNSM puede tomar un cause revolucionario y militante, si actuamos de manera consecuente, es necesario avanzar hacia a la unidad del movimiento y dar los pasos que tendrían que haberse dado con antelación a los hechos ya consumados. Debemos volcarnos a una campaña que vaya enfocada en dos aspectos: a) La unidad del movimiento a través de un frente único de las organizaciones obreras, y b) La preparación de huelgas en las fábricas donde tenemos presencia con movilizaciones permanentes en las calles.
Debemos afinar todos nuestros aparatos, todos los medios de comunicación posibles para explicar la necesidad de un Frente Único de trabajadores que nos defienda en el plano inmediato de los ataques de la burguesía, y a largo plazo para luchar por más reivindicaciones. Muchos de nuestros dirigentes han declarado su simpatía con estas ideas, pero no es suficiente dar el visto bueno, de lo que se trata es de llevarlo a la práctica, preparar asambleas democráticas, movilizaciones, piquetes, y huelgas indefinidas así como también debemos desenmascarar en el parlamento a la burguesía y sus agentes.Todo esto debe de estar enfocado en hacer retroceder a la burguesía ,obligar a la ministra y al Ejecutivo a establecer un nuevo CNSM, donde si haya representación laboral y se decrete una decisión a favor de la gran mayoría explotada, o sea un salario mínimo no menor a $300.
Podrán oponerse los reformistas afirmando que no existen las condiciones para tales acciones, pero los trabajadores golpeados por la crisis durante años están buscando luchar por mejorar sus condiciones de vida, lo que ha hecho falta durante todo este tiempo es un llamado serio. Los trabajadores pertenecientes a las confederaciones sindicales, deben estar conscientes de que hay una clase obrera numerosa que los respalda si se van a la huelga, que no están solos y que tenemos un partido de izquierda en el gobierno que ha manifestado en diversas ocasiones su compromiso con la clase que representa, no podemos excusarnos en la aparente negativa mostrada por los trabajadores de que no están dispuestos a avanzar, si antes no les hemos explicado pacientemente estas directrices. Si la clase obrera, a través de nuestra propaganda y agitación, toma conciencia de su poder inconmensurable, podremos ganar cada una de las batallas que nos propongamos, en este sentido nuestra tarea es preparar a las capas más combativas, para que estas se encarguen de atraer a las capas más atrasadas.
El Frente Único debe partir de las dos principales demandas: salarios y pensiones, pero estas deben ser defendidas desde la perspectiva de un programa con reivindicaciones mínimas e inmediatas que conecten con reivindicaciones máximas (expropiación de los medios de producción, industria, tierras, banca y el control obrero de estas). Si luchamos solo por las inmediatas nada se habrá solventado, el capitalismo seguirá en pie y nuevos ataques estarán al orden del día, la única salida es luchar por un programa socialista, para esto es necesario urgentemente la unificación de la clase trabajadora, que es la clase que en verdad moviliza diariamente al país. Es el momento idóneo, cualquier desenlace positivo o negativo por ahora recaerá en nuestros hombros.
¡Por jornadas de lucha revolucionarias que nos ayuden a conquistar
un salario y una pensión digna!
¡Por un programa revolucionario que nos saque de la miseria!