El FOMILENIO II pretende venderse a las masas salvadoreñas como una grandiosa donación de los Estados Unidos al pueblo salvadoreño. Una frase que recuerdo dice: “Nunca he creído palabras dulces de tan hambrienta boca” y esto le viene como anillo al dedo al imperialismo yanqui y sus agridulces donaciones.
El intento de los Estados Unidos por dominar el mundo es evidente en todos sus movimientos por medio de todas sus embajadas. La desvergüenza de la embajadora Mari Carmen Aponte responde a la obediencia que Washington exige de sus títeres diplomáticos. En tratos con el imperialismo siempre hay que preguntarse, ¿quién sale ganando?
El FOMILENIO II pretende venderse a las masas salvadoreñas como una grandiosa donación de los Estados Unidos al pueblo salvadoreño. Una frase que recuerdo dice: “Nunca he creído palabras dulces de tan hambrienta boca” y esto le viene como anillo al dedo al imperialismo yanqui y sus agridulces donaciones.
El intento de los Estados Unidos por dominar el mundo es evidente en todos sus movimientos por medio de todas sus embajadas. La desvergüenza de la embajadora Mari Carmen Aponte responde a la obediencia que Washington exige de sus títeres diplomáticos. En tratos con el imperialismo siempre hay que preguntarse, ¿quién sale ganando?
La presión de la embajadora Aponte al contradecir al Vicepresidente del país Oscar Ortiz ante la entrega de los $277 millones de dólares del FOMILENIO II, responde a la política internacional de los Estados Unidos. Aponte es categórica al asegurar que aún faltan algunos puntos que se deben dejar claros. Esto simplemente indica que el TLC se cumpla en favor de las transnacionales, y que la MONSANTO COMPANY venda libremente sus semillas transgénicas en el país. Esto afectará la agricultura salvadoreña, se tragará como un inemenso tiburón yanqui a los agricultores salvadoreños, además de perjudicar para siempre la vida de todos nosotros en El Salvador.
¿Cómo puede la Monsanto barrer con nuestra agricultura? Como bien sabemos los gobiernos de Arena siempre obedecieron calladamente el mandato de los imperialistas norteamericanos, el TLC con Estados Unidos da luz verde a que esta multinacional juegue con la vida de los seres humanos modificando genéticamente las semillas para los cultivos, de las que aún no conocemos exactamente qué consecuencias tendrá, por ejemplo que se agregue genes de ratas o de escorpiones al maíz. Comprarle a la MONSANTO sus semillas transgénicas obligará a los productores salvadoreños a comprar solamente los plaguicidas que la MONSANTO distribuye que es la forma en que esta multinacional garantiza que sus venenos se vendan, esto es una cuestión muy seria, recordemos las cifras de insuficiencia renal que nuestros agricultores y agricultoras padecen en San Luis Talpa, El bajo Lempa y Jiquilisco, esto pone a diario grandes retos al Ministerio de Salud y a la Red de Hospitales en todo el país.
Cristiani Burkan es ahora parte de la MONSANTO COMPANY, por esto la bancada arenera no se opondrá a que las presiones de los Estados Unidos se cumplan. Esta presión político-económica de los Estados Unidos no es un hecho coyuntural. Debemos movilizarnos porque el gobierno de El Salvador no acepte estas condiciones de muerte para nuestro pueblo. Muchas organizaciones que luchan por los derechos humanos, ambientalistas, sociales, y agropecuarias se han pronunciado porque no se aprueben las reformas al FOMILENIO II que Estados Unidos exige para el desembolso de los $277 millones de dólares, tal es el caso de FESPAD, la UNES (Unidad Ecológica Salvadoreña), la ANTA (Asociación Nacional de Trabajadores Agropecuarios). Todos debemos luchar juntos, solo de esa forma conseguiremos dar marcha atrás a las condiciones de dominación imperialista que se nos disfrazan de donaciones para desarrollar el país.
En países europeos La Monsanto ya fue despreciada y reconocida como una amenaza para la salud humana, como suele pasar nos llaman países del tercer mundo y con ello nos arrinconan toda la basura que el mundo desarrollado no desea.
Las mujeres sabemos bien cuán importante es la alimentación de nuestra gente y qué beneficios o perjuicios tiene el alimentarse adecuadamente o el no hacerlo. Las mujeres de todo El Salvador debemos movilizarnos popularmente para evitar que nuestras vidas y la vida de nuestra generación y nuestra descendencia se vean aún más deterioradas a costo del enorme negocio de la transnacional MONSANTO.
Solo las mujeres y hombres en las calles exigiendo el respeto a nuestra decisión soberana como pueblo salvadoreño conseguiremos que el imperialismo no mate lentamente nuestra agricultura y evitaremos que la MONSANTO nos envenene con toda su basura transgénica.
¡Para el pueblo, lo que es del pueblo, porque el pueblo se lo ganó!
¡MONSANTO, no pasará!
¡Ante la presión de la embajada gringa, movilización popular!