Autor: Luis Quintanilla
En El Salvador, como en Centroamérica, y gran parte de América Latina los vestigios de las civilizaciones originarias, los denominados patrimonios culturales, son vistos como cualquier otra mercancía, muchas de las piezas que se encuentran en los diferentes sitios Arqueológicos de la región son extraídos para posteriormente llevarlos a museos extranjeros perdiendo así nuestros vestigios de arte precolombino, ante esto en El Salvador se proclamaron diferentes leyes en torno a la protección y la defensa del patrimonio cultural. Pero ¿Qué sucede cuando estas leyes se oponen a los intereses capitalistas? La respuesta la encontraremos a continuación.
En el municipio de Nahulingo, departamento de Sonsonate, por la ribera del Rio Ceniza se encuentra el sitio arqueológico “Tacuzcalco los Cerritos”, declarado en 1997 como bien cultural, mediante Acuerdo Ejecutivo y protegido por la Ley Especial de Protección al Patrimonio Cultural de El Salvador (LEPPCES), ley que poco o nada ha servido para evitar que el sitio sufra daños ante las inclemencias y los intereses de las empresas privadas.
Pues la constructora “Inversiones e Inmobiliaria Fénix S.A. de C.V”, una de las empresas del grupo Salazar Romero, haciendo caso omiso de las exigencias de la población que salió a defender el sitio arqueológico y en total desobediencia de la Ley de Protección al Patrimonio, ha destruido parcialmente el lugar con su proyecto de vivienda “Las Victorias” el cual pretendía ser una “fuente de desarrollo para la región”. No ha sido hasta nueve meses después, de agosto 2017 a abril 2018, de iniciadas las construcciones que dicha empresa ha parado sus operaciones, y no precisamente por acatar los llamados de las autoridades pues ni la policía, ni los jueces, ni Secultura[i] o la Fiscalía habían podidoevitar que la empresa continuara operando, no fue hasta una orden girada por la jueza ambiental de Santa Ana, Norma Elizabeth Lemus, que ordenó el cierre indefinido de la construcción, debido a que esta no contaba con la actualización de un permiso ambiental para realizar sus actividades.
La reacción de la empresa no se ha hecho esperar, pues reclaman que no se está destruyendo ningún bien protegido, y lo que se está haciendo es el cierre arbitrario de las operaciones dejando sin trabajo a decenas de personas que defienden a la empresa con los mismos argumentos, pero sobre todo por no contar con oportunidades de empleo en otros proyectos. La batalla por la defensa de Tacuzcalco no ha terminado y los defensores de este lo saben bien, la empresa Fénix estállevando una batalla legal con Secultura para continuar con las construcciones, pues el pasado miércoles 20 de junio las partes se reunieron para establecer cual es “la verdad” de Tacuzcalco, esta reunión resulta increíble y a la vez indignante con un panorama en donde la parte ofendida no es el Estado, o las personas que han reclamado la defensa del sitio arqueológico, sino la empresa constructora que reclama la pérdida de 50 mil dólares por día luego de que la jueza decretara el paro de la obra.
El panorama no se ve favorable para Tacuzcalco pues la mayoría de diputados que conforman la mesa de discusión en este caso son diputados de los principales partidos de derecha, partidos que para nadie es una sorpresa, quedefiendan los intereses de las empresas privadas dejando de lado las exigencias del pueblo de conservar el patrimonio cultural que guarda en sus tierras Tacuzcalco. La comisión encargada de llevar el caso se seguirá reuniendo en las próximas semanaspara continuar con el caso. Ante lo cual la población exige se le cumplan sus derechos, pues no es solo Tacuzcalco quien está siendo afectado si no también el Rio Ceniza por la contaminación que la constructora ejerce sobre el mismo.
[i] Secretaria de Cultura