Los días 9 y 10 de junio se celebró en San Salvador el Décimo Congreso Nacional del Bloque Popular Juvenil (BPJ), sección salvadoreña de la Corriente Marxista Internacional (CMI), con el acompañamiento de camaradas de México, Honduras y Guatemala. El Congreso es la máxima autoridad de la organización, en el cual se realiza un balance del trabajo realizado, se corrige lo que sea necesario y se extraen las lecciones pertinentes para mejorar el trabajo organizativo en el siguiente periodo. Desde nuestro ingreso a la CMI, hace diez años, realizamos un análisis marxista de la realidad nacional y mundial que nos permite adaptarnos de forma dialéctica a los cambiantes procesos sociales, pero manteniendo la firmeza en nuestros principios y objetivos. A continuación narramos un poco de lo aprendido durante la jornada:
El primer día se expusieron las perspectivas mundiales por un camarada de la sección mexicana de la CMI, en ellas se hizo ver que nos encontramos en un periodo de cambios a nivel mundial dónde la clase obrera está dando muestras de su poder en muchos países alrededor del mundo. Esto se debe principalmente a la incapacidad del sistema capitalista para dar solución a los problemas que atraviesa la humanidad en este momento. Una muestra de ello es que el sistema no se ha podido recuperar completamente de la crisis que experimentó hace diez años, incluso sus propios economistas reconocen que ha sido una de las recuperaciones más lentas de la historia. Ante esto han intentado solucionar la crisis abriendo las compuertas del crédito, pero ésto tiene sus límites, no se puede vivir prestando sin pagar indefinidamente, y no solo tienen problemas de deuda los países pobres, sino también las grandes potencias económicas, a tal grado que la deuda mundial es ahora de $217 billones, es decir el 327% del PIB del planeta, la más alta de la historia.
La dinámica de producción anárquica del sistema ha saturado los mercados con mercancías que no se pueden consumir al mismo ritmo en el que se producen, esto se traduce en una constante disputa por los mercados mundiales, en la que cada país quiere imponer sus mercancías a las otras naciones y a la vez toman medidas proteccionistas para resguardar su economía interna. Esto se confirma con la guerra comercial que está a punto de desatarse ente EE.UU. y China; ambos quieren establecer aranceles a los productos extranjeros que entran a sus mercados para proteger la producción local. Debe recordarse que fue el proteccionismo lo que transformó la crisis de 1929 en la Gran Depresión de los años treinta. Si el proteccionismo se afianza, puede hacer que toda la frágil estructura del comercio mundial se derrumbe con las consecuencias más graves.
Así como existe una crisis económica del sistema en general, hay otra crisis en los partidos reformistas que en un momento se plantearon la lucha contra el sistema y no lo lograron, no porque el sistema sea indestructible, sino porque se enfrascaron en reformas tímidas y parciales en lugar de enfrentarlo directamente; creyeron que podían reformarlo o hacerlo “más humano”, pero esa sí es una batalla pérdida. La única forma de acabar con la desigualdad y los problemas que de ella se generan es acabando con el sistema que la produce, el capitalismo. Las masas de trabajadores inicialmente se abocan a la lucha a través de sus partidos tradicionales, pero ante la degeneración de éstos, los trabajadores han optado por crear nuevos instrumentos de lucha, e irán probando y desechando partidos, dirigentes y programas, hasta forjar los verdaderos que estén a la altura de los acontecimientos y que sepan responder de forma audaz a las demandas del momento actual.
La juventud es el sector de la población que más está dando señales de querer cambiar las adversas condiciones que se viven dentro del capitalismo. Una encuesta realizada a la juventud de Europa en el 2017 preguntó a 580,000 encuestados de 35 países: “¿Participarías activamente en una sublevación a gran escala contra la generación en el poder, si se produjera en los próximos días o meses?” Más de la mitad de los jóvenes entre 18 y 34 años, dijo sí. El artículo concluye: “Los jóvenes europeos están hartos del status quo en Europa. Y están listos para salir a la calle para generar cambios”. Este ánimo de la juventud es una constante en todos los países, lo podemos ver en América Latina, Europa, Asia e incluso en EE.UU. donde el 69% de los jóvenes menores de treinta años manifiesta que votaría por un presidente socialista. Esto demuestra que nos encontramos en un periodo de cambio de conciencia de las masas y sobre todo de la juventud, que incluso en el país donde la propaganda anti-comunista es el pan de cada día, los jóvenes están apostando por el socialismo.
Dentro de esta realidad mundial está inserto El Salvador, con su propia historia y su dinámica de lucha de clases particular. A partir del contexto geopolítico mundial, también esbozamos las perspectivas nacionales para el próximo periodo, estas fueron explicadas por un camarada del BPJ, quien hacia énfasis en que nuestro país por ser dependiente de otras economías, se vio afectado por la crisis del 2008, y hasta el día de hoy ha tenido una escasa recuperación, siendo el país centroamericano que menos ha crecido en el último periodo. Según los datos del año 2017, el aumento del PIB en puntos porcentuales es el siguiente: Honduras 4.8%, Guatemala 3%, Nicaragua 4.3%, Panamá 5%, Costa Rica 3.2%, mientras que El Salvador creció solamente un 2.25% demostrando su mayor dependencia de los países imperialistas.
Hay que tener claro que el aumento del PIB de un país, no se traduce necesariamente en una mejoría de las condiciones de vida de la clase trabajadora, sería tan iluso como pensar que si aumentan las ganancias de la empresa en la que trabajas, se aumentará automáticamente tu salario, de ninguna manera. Lo que mide el PIB es la capacidad del sistema para desarrollarse en un país, y como se puede ver El Salvador está estancado y sin mayores posibilidades de salir de la crisis. La lógica de acumulación capitalista busca la mayor ganancia al menor costo, sacrificando puestos de trabajo que son sustituidos por maquinaria, o redoblando las jornadas laborales para los trabajadores. Esto hace que aumente el desempleo y el empleo informal, llegando la cifra al 7% de desempleo respecto a la Población Económicamente Activa (PEA), la cual se estima en 2.8 millones de personas, de estas solo 817,620 poseen un empleo formal con prestaciones de ley; lo que significa que casi 2 millones de personas están en condiciones de trabajo deplorables o de carácter eventual, pero que para el sistema son consideradas un empleo.
Esta situación de inestabilidad económica se ve reflejada en expresiones políticas, ante la imposibilidad del FMLN de resolver los problemas de las masas trabajadoras en el país, surgen nuevos movimientos políticos. Esto responde a una tendencia generalizada en muchos países, donde las políticas reformistas se han quedado cortas y han sido desechadas por los trabajadores junto con sus partidos; lo podemos ver en España con el surgimiento de PODEMOS, en México con MORENA, en Gracia con SIRYSA, etc. De la misma forma Nuevas Ideas en El Salvador viene a llenar el vacío político que dejaron ARENA y el FMLN, los cuales fueron rechazados por el electorado que decidió votar nulo o se abstuvo de votar, que sumados llegan al 55% del padrón electoral.
Nuevas Ideas se está desarrollando de forma acelerada y muchas capas jóvenes se sienten atraídas por el partido en formación, son jóvenes que buscan donde organizarse y poder aportar a la transformación de su país. Será necesario que este nuevo movimiento se dote de un programa que contenga las reivindicaciones más sentidas de las masas, pero no solo eso, sino que tiene la titánica tarea de cumplirlo en un probable gobierno de Nuevas Ideas. De esto dependerá la existencia política del movimiento, que tiene el riesgo de ser domesticado por el gran capital, como sucedió con Funes, el cual claudicó ante el poder económico y solo se limitó a hacer pequeñas reformas sociales que no cambiaron nada sustancialmente.
Como marxistas no nos hacemos ilusiones de que un gobierno de Bukele vaya a realizar las transformaciones que el país necesita, pero si creemos en el poder de las masas obreras, estudiantes y campesinas que pueden empujar al movimiento hacia posicionamientos más a la izquierda. Será nuestra tarea, desde las pequeñas fuerzas que poseemos, ayudar a las masas a sacar las conclusiones necesarias para dotar al movimiento de un programa con carácter de clase y que se plantee transformaciones estructurales y no solo de maquillaje. Si esto no ocurre el destino del movimiento será el mismo que el de todos los reformistas, que se proponen realizar reivindicaciones tibias -que luego son cobradas por la clase dominante a grandes costos-, por lo que pierden toda credibilidad ante sus votantes y son sacados de la escena política.
El segundo día realizamos un análisis exhaustivo de nuestras intervenciones en las organizaciones de masas y la forma de cómo se han realizado estas intervenciones, con el objetivo de afinar detalles organizativos y de mejorar los métodos de entablar contacto con los trabajadores, estudiantes, sindicalistas y demás sectores que son receptivos a nuestras ideas. Intercambiamos experiencias con los camaradas internacionalistas sobre cómo se lleva a cabo el trabajo político, y podemos ver que las luchas en América Latina son prácticamente las mismas con algunas variantes particulares de cada país, por lo que es necesaria la constante comunicación entre las diferentes secciones para garantizar un trabajo más exitoso en la construcción de la CMI.
Este congreso nos deja muchas lecciones y aprendizajes que surgen de la evaluación de los acontecimientos que vivimos en el periodo reciente en el país, como de las experiencias de otros países a lo largo del mundo. La conclusión general que podemos sacar es que se avecinan periodos turbulentos en materia política y económica, por lo que hay grandes retos planteados para las fueras del marxismo a nivel mundial, las cuales están teniendo una aceptación sin precedentes, sobre todo entre la juventud. Ante la incapacidad del capitalismo para resolver los problemas más acuciantes y la traición del reformismo hacia los más desposeídos, se erige el marxismo como la única teoría capaz de dar una explicación científica a las crisis cíclicas y orgánicas del actual sistema, que es como un cadáver en descomposición que se quedó tumbado en el camino de la historia, el cual es necesario destruirlo, y construir una nueva sociedad que quite de su centro la acumulación de ganancias y coloque en su lugar a la persona humana.
El ánimo de la organización se fortalece de manera general al saber de las perspectivas de crecimiento, y a la vez contagia a los camaradas de Honduras y Guatemala, quienes se van deseosos de construir las respectivas secciones de la CMI en sus países, e iniciar la siembra de las ideas del marxismo que pronto florecerán con la fortaleza que les brinda el internacionalismo proletario.
Un comentario sobre “Décimo Congreso del BPJ: ¡10 años construyendo la Corriente Marxista Internacional en El Salvador!”