Empecemos por aclarar la diferencia entre los conceptos de pedofilia y pederastia. La primera hace referencia a la atracción erótica o sexual que una persona adulta siente por niños y pederastia se refiere al abuso sexual que un adulto comete con los niños. El niño o menor incapaz es concebido para el Estado-nación desde la concepción hasta los dieciocho años de edad.
Empecemos por aclarar la diferencia entre los conceptos de pedofilia y pederastia. La primera hace referencia a la atracción erótica o sexual que una persona adulta siente por niños y pederastia se refiere al abuso sexual que un adulto comete con los niños. El niño o menor incapaz es concebido para el Estado-nación desde la concepción hasta los dieciocho años de edad.
El oleaje de abusos a menores por jerarcas de la Iglesia Católica que ha salido a flote recientemente es uno de los hechos que tiene estupefactos a miles de feligreses y a una amplia capa de la población.
Los casos de pederastia conocidos jurídicamente como “abuso a un menor incapaz” prescribian luego de 10 años de haber sido cometidos así como muchos más delitos que a diario se cometen en nuestro país, asediado por una delincuencia y criminalidad que son subproductos del capital.
El primer caso conocido a mediados del mes de noviembre fue el de Monseñor Jesús Delgado Acevedo, quien carga con una denuncia de pederastia que le imputa el abuso de una menor de edad entre 1982 y 1990, tiempo en el que la menor sufrió violaciones de parte de este jerarca religioso teniendo en ese entonces una edad de 9 a 17 años. Este jerarca católico hasta hace unas semanas era uno de los más respetado y admirados por la población salvadoreña ya que había desempeñado el cargo de secretario personal de Monseñor Romero, vicario General de la Iglesia Católica por el país, entre otros cargos importantes.
A finales de noviembre, la Iglesia Católica, informo sobre otras seis denuncias por pederastia contra dos sacerdotes de San salvador y San Vicente, cinco de estas atribuidas al párroco de Rosario de Mora, San Salvador: El sacerdote Juan Francisco Gálvez quien ya permanecía suspendido de sus labores religiosas desde el 15 de octubre pasado debido a las denuncias que le inculpaban. Gálvez negó todas las denuncias como era de esperarse, sin embargo, el clero salvadoreño manifestó que estas cinco denuncias fueron hechas por personas que hoy día ya son adultas que habría que estudiar si alguno de los caso aún tiene menos de 10 años de haber sido cometido para actuar conforme a la ley.
El arzobispo de San Salvador: Monseñor José Luis Escobar Alas expreso que solo estos casos le competen a la Arquidiócesis de San Salvador. Sin embargo, existe una denuncia más en San Vicente, la sexta de las que mencionamos arriba, esta se le imputa a Oscar Gilberto Alvarado sacerdote de la Arquidiócesis de San Vicente, quien abusó sexualmente de una niña de 12 años, la cual declaro su denuncia en 2012, cuando esta ya era una mujer adulta, por lo tanto, el caso también ya ha prescrito.
Monseñor Urrutia expreso que el único caso que la Arquidiócesis de San Salvador conocía era el de Jesús Delgado, en defensa del magnífico clero salvadoreño. William Hernández un activista de los derechos de la comunidad LGBT, en respuesta, declaro a un periódico virtual del país –El Faro- que Luis Recinos López, sacerdote que abuso de él, cuando él era un niño, también pertenecía a la Arquidiócesis de San Salvador. Luego de eso, Urrutia se retractaría diciendo recordar el caso de Recinos.
Esto no es todo, existen dos casos recientemente conocidos y mucho más alarmantes, el primero el del sacerdote salvadoreño Francisco Abilio Rivas, quien falleció en un accidente de tránsito en Honduras el pasado jueves 3 de diciembre, el cual fue acusado en 2009 de violar y desaparecer a una menor de 15 años en dicho país, la violo y la embarazo, por eso la desapareció, según expreso Mélida Urrea, la madre de la menor en marzo de este año, añadió que lleva cinco años buscando a su hija.
El último caso conocido hasta hoy es la grave acusación hacia el arzobispo de San Salvador Monseñor José Luis Escobar Alas de sobornar a una víctima de pederastia, con un cheque a su nombre valorado en $5 mil dólares, para guardar silencio en el caso del fallecido Leopoldo Antonio Deras Guillen, destacado en la parroquia de Mejicanos, San Salvador, a quien se le imputo el caso alarmante de violar a una menor de 13 años y embarazarla, la mujer quien hoy en día ya es adulta, dio su declaración a los medios recientemente, expreso que se negó al soborno del clero y crio a su hijo como madre soltera.
La religión: aparatado de dominación
La Iglesia Católica con su voto de casticidad y demás estatutos, ha sido históricamente una de las más conservadoras y una de las más reaccionarias desde la Santa Inquisición, pero no por esto defendemos a las demás religiones, al contrario, expresamos que las religiones son entes de dominación socio-históricas, como diría Marx “el opio de los pueblos”, y como también lo decía Preobrazhenski en su momento “el gendarme espiritual del capital”, en fin, han sido hasta nuestros días la delusion más fuerte de la cual la sociedad nunca se ha podido librar. Por lo tanto, en las demás instituciones religiosas no solo en la católica se cometen crímenes que en su mayoría quedan impunes o también son silenciados. Tampoco descartamos que existen miles de feligreses muy honestos que aún creen que congregándose con fervor, el mundo puede cambiar, que la iglesia puede ser instrumento de trasformación social, que asistiendo a dicha entidad aseguran un paraíso después de la muerte independientemente de las acciones de su dirección.
En El Salvador como en el mundo entero las religiones están intrínsecamente ligadas al poder político y económico, no solamente la Iglesia Católica sino también todas las demás, y desde ahí, pues cualquiera comete el peor de los delitos. Dentro de las cuatro paredes del capitalismo todo es válido, posible e impune para los agentes de la clase dominante. Por ende, no descartamos, es más aseguramos que dentro de las demás entidades religiosas existen mil y un caso iguales o peores de pederastia a los que hemos conocido en estos días.
Prueba de esta gran alianza entre religión y política en nuestro país es la prohibición de la educación sexual en 2008 de la mano del gobierno de ARENA y Antonio Saca, hecha por la Iglesia Católica y el iluminado Arzobispo de San Salvador en ese entonces: Fernando Saenz Lacalle, el cual con su grupo clerical generaron tanta influencia que dicho programa del Ministerio de Salud y el Ministerio de Educación quedo a la deriva y no se puso en práctica por ser “inmoral”, cuando el programa solo buscaba educar y evitar más casos de VIH-SIDA. Pues claro el educar sexualmente implica una toma de conciencia de la población sexualmente activa que podría desglosar en un aumento de las relaciones sexuales, nada más que con el componente de tomar precauciones, para evitar las ITS (Infecciones de Transmisión Sexual).
Cabe recalcar que con la llegada de los gobiernos del FMLN el panorama de la educación sexual cambio, pues, hoy en día existen muchas entidades que se encargan de esto aunque muchas aun respetando algunas prohibiciones religiosas absurdas, irónico, en un país como el nuestro con un supuesto Estado “laico”.
Esta alianza de poder que poseen religión y política es la que no permite a muchos países auto determinarse en cuestiones jurídicas que violentan derechos humanos, como el caso del aborto. Mientras las religiones sigan prometiendo una vida después de la muerte, no importa si hay vida antes de la muerte, pues dictan sufrir aquí para vivir allá, planteamiento que consideramos como una justificación más para el sistema capitalista que les nutre y les hace empresas inversionistas y traficantes de una fe en algo imaginario.
Un enriquecimiento a costa del llamado diezmo u ofrenda es el que a diario perciben las religiones en nuestro país, enriquecimiento que les permite cometer crímenes que quedan impunes, pues, la inocencia de las víctimas no les concede el valor de denunciar a tiempo y al no hacerlo, nuestro sistema judicial se encarga de simplemente prescribir los casos.
El sistema judicial salvadoreño
Lorena Peña, presidenta de la Asamblea Legislativa expreso que debería de discutirse la no prescripción para los delitos de pederastia, y al poder legislativo le toco tomar como válida esta reforma a la ley —en el tiempo que se escribía este articulo ha sido ya aprobada dicha reforma, pero siempre guardando un carácter reducido solo para casos de violaciones sexuales a menores, para ver nota pinche aquí—
La derecha, como era de esperarse, se reuso en repetidas ocasiones a apoyar dicha reforma. ¿Por qué? La respuesta es simple, recientemente las declaraciones de la ANEP sobre que “los ataques” que la Iglesia está sufriendo no son correctos, nos dan un panorama claro, del porque no les conviene tocar este tema.
La ANEP y toda la derecha del país y posiblemente burócratas de “izquierda” están involucrados en enormes casos de corrupción, lavado de dinero, peculado, entre otros. Francisco Flores es por hoy su gran emblema. Por ende, nada descarta que tengan un buen negocio de pederastia, de prostitución infantil o incluso la trata de personas. Claro está que ellos son solo los autores intelectuales tras ellos hay una amplia capa en su mayoría lumpen que realiza el trabajo sucio a cambio de mejorar sus condiciones mezquinas.
Los marxistas exigimos la depuración del sistema judicial, aun sabiendo que esta no es la solución para que la injusticia y la impunidad se acaben, sin embargo lo consideramos un paso adecuado para plantearnos las siguientes tareas en camino de la transformación socialista de la sociedad, que sea este un paso firme que asegure a funcionarios público con salarios obreros que ejerzan su deber con vocación y valor para encarcelar a quienes abusan sexualmente de los menores incapaces, a quienes eluden y evaden impuestos, a quienes lavan dinero, cometen peculado, en fin, a las capas de la burguesía que mantienen en degradación a las mayorías explotadas.
El marxismo frente a estos casos
El panorama nos pinta que estos jerarcas religiosos involucrados en crímenes de pederastia se toman muy a mal y tergiversan el propósito de aquel famoso pasaje bíblico del Evangelio según San Lucas: “Mas Jesús, llamándolos a su lado, dijo: Dejad que los niños vengan a mí, y no se lo impidáis, porque de los que son como éstos es el Reino de Dios1, parecería que el único “Reino de Dios” que estos niños abusados conocieron fue una horrenda infancia que un pervertido y pedófilo les arruino.
¿Cómo es posible que estos casos queden impunes? El papa Francisco dicto “Cero tolerancia” hacia estos casos, ¿y qué? Podemos tener cero tolerancia a esto y aquello cuantas veces nos plazca y decir yo no lo tolero, cuando al no tolerar no hacemos más que quejarnos sin acciones concretas. Ni la misma Iglesia ha puesto en marcha esta sentencia papal.
El meollo de la cuestión es la impunidad de la que gozan las clases mezquinas y parasitas de la sociedad salvadoreña. Ni clero, ni burguesía son juzgados por sus crímenes como debe de ser, porque poseen los medios para librarse y quedar impunes. Solo el clero invierte grandes cantidades de dinero para silenciar todos sus crímenes, la burguesía triplica esas cantidades para silenciar sus actos criminales. En cambio la clase trabajadora no posee dichos privilegios y cuando cometen un delito son juzgados con todo el peso de la ley. Vivimos en la justicia de la burguesía y por ende en el reino y paraíso pleno de esta, en este reino muchos actos que no necesariamente son delitos, serán juzgados como faltas graves a sus leyes, sobre todo cuando parten de las clases explotadas.
Las religiones siguen siendo un arma ideológica potente del capital, aunque cabe resaltar el papel de la teología de la liberación que impulso una parte de sacerdotes de la Iglesia Católica en las décadas del 70´s al 90´s del siglo pasado en nuestro país, sin duda un paso revolucionario, sin embargo, han regresado las condiciones que permitieron su conversión al lado del pueblo han desaparecido y hoy muchos sino han vuelto al lado de la reacción, pocos son los que hoy se salvan de estas prácticas.
Ante esto, los marxistas expresamos que debe ser el Estado quien garantice la seguridad de la infancia del menor, quien le garantice un desarrollo digno, sin embargo mientras el Estado no impulse una economía planificada, esto resulta casi imposible, de ahí la explicación porque aun con un gobierno izquierda y de la clase trabajadora, siguen existiendo en El Salvador niños que a diario son abusados sexualmente incluso por agentes de la PNC en los alrededores de la Plaza El Trovador, niñas menores que se prostituyen debido a su gran necesidad económica en la Avenida y Plaza Zurita, niños que esperan que la Fuente Luminosa se encienda para darse un baño en público, menores que son instrumentos del trabajo mezquino del lumpen, que no poseen un acceso a una educación, a una salud gratuita, que no poseen condiciones mínimas de vida. Basta de decir que es culpa de ellos, de su “malacrianza”, pues, la culpa yace parafraseando a Marx, en la acumulación de exorbitante riqueza en un pequeño polo de la sociedad que produce una terrible miseria en su polo opuesto.
Porque hablar de justicia dentro del capitalismo es hablar de una justicia a conveniencia de la clase explotadora, ¿Qué es la justicia para la burguesía? Precisamente una injusticia percibida desde el proletariado y ¿Qué es justicia para el proletariado? La que la burguesía siente como injusticia. Siendo el proletariado la mayoría de la población mundial justicia debería de ser la que atente contra el capitalismo y sus defensores criminales. Por lo tanto, la justicia plena solo será posible en un sistema socialista donde el humano transite a ser verdaderamente humano y dejara pues, de cometer delitos, la necesidad de hacerlo habrá sido abolida por la justa repartición de la riqueza producida, tal es nuestro fin a conquistar.
Exhortamos al FMLN y a las entidades defensoras de los derechos de los menores que tomen cartas en el asunto, pero no solas, ni aisladas, de la mano con toda la clase trabajadora organizada y no organizada abriremos la brecha de una tenaz lucha contra todo tipo de delito que busque quedar impune, luchemos por depurar el sistema judicial, por la no prescripción de los delitos y por condenar a los criminales de cuello blanco que tanto daño le han ocasionado al proletariado.
¡Que ningún delito prescriba!
¡Cárcel para el clero criminal!
[1] La Biblia, Nuevo testamento, Evangelio según San Lucas, cap.16, ver.18.