Los disturbios en Gran Bretaña son solo un síntoma de la crisis general del capitalismo. Los marxistas no se unirán al coro de denuncia hipócrita de la burguesía y sus agentes. Nuestro deber es encontrar un camino hacia la juventud, ayudarlos a encontrar el camino correcto – el camino revolucionario- el camino a la reconstrucción socialista de la sociedad.
Los disturbios en Gran Bretaña son solo un síntoma de la crisis general del capitalismo. Los marxistas no se unirán al coro de denuncia hipócrita de la burguesía y sus agentes. Nuestro deber es encontrar un camino hacia la juventud, ayudarlos a encontrar el camino correcto – el camino revolucionario- el camino a la reconstrucción socialista de la sociedad.
La ex líder del Partido Conservador Margaret Thatcher (ahora Lady Thatcher) dijo una vez: "No existe eso llamado sociedad". Tres décadas después, la sociedad le ha dado un duro recordatorio de su existencia a la clase dominante inglesa.
En el transcurso de 48 horas Gran Bretaña ha sido sacudida por una oleada de disturbios. Londres se ha cubierto de llamas en la tercera noche de saqueos y desorden. Cientos de personas han sido arrestadas tras los ataques a la policía; vehículos policiales dañados y negocios saqueados. Esta mañana varias zonas de la ciudad parecían sacadas de una guerra.
Los problemas empezaron el jueves, cuando un joven negro, Mark Duggan, fue disparado en la cabeza por un policía en Tottenham, al norte de Londres. Las verdaderas circunstancias de este incidente todavía no son claras. Lo que sucedió era parte de algo llamado "un caso pre planeado", bajo las órdenes de la Operación Tridente, que investiga crímenes a mano armada en las comunidades Africanas y del Caribe en Londres.
Estas acciones han generado un sentimiento dentro de estas comunidades de haberse convertido en blanco de la policía de manera injusta.
Según parece, la policía detuvo un taxi en el que había viajado el señor Duggan. El primer informe policial indica que el hombre falleció en un tiroteo, que tenía una pistola en sus manos, y que había disparado a la policía. La policía mintió. Ahora se ha determinado que no hubo ningún tiroteo. Tan sólo se dispararon dos balas y ambas fueron disparadas por armas de la policía. El torpe intento de ocultarlo solo sirvió para echar gasolina al fuego.
En una protesta en Tottenham el sábado, la gente, encabezada por la familia de Duggan, se dirigió hacia la comisaría de policía exigiendo una explicación de la muerte. No se les dio ninguna y la multitud tuvo que esperar durante horas. Pero esto fue superado rápidamente por una explosión de disturbios. Parece que la chispa fue el trato brutal que recibió una joven de 16 años por parte de la policía. La conflictividad se extendió hacia los próximos Wood Green y Tottenham Hale. Al ser preguntado acerca de las razones de su participación en los disturbios, un joven, con el rostro tapado, respondió: “La policía tiene demasiado poder y lo está usando. Eso está mal”.
Sin embargo, el problema inmediato de los disparos y el encubrimiento policial pasó rápidamente a un segundo plano, cuando una sensación general de rabia y frustración se apoderó de las calles, principalmente en zonas pobres con gran concentración de jóvenes desempleados, de los cuales un alto porcentaje son negros. Los disturbios de anoche y del domingo tuvieron un carácter diferente del de la noche del sábado. En Tottenham los disturbios fueron iniciados por los jóvenes indignados por la persecución de la policía. Pero esto era sólo la punta de un iceberg muy grande. Ahora se ha transformado en algo cualitativamente diferente.
La BBC informó que:
"Había gente en sus coches, los jóvenes en bicicleta, moviéndose muy rápidamente, dejando un rastro de destrucción tras de ellos. Tan pronto como llegabas a un lugar, ellos ya habían pasado al siguiente.
"La policía hacía todo lo posible para detenerlos. Había vehículos de la policía que iban hacia adelante y marcha atrás, con sus faros azules intermitentes, policía antidisturbios saliendo de sus vehículos.
“Diez minutos más tarde subían de nuevo y se dirigían hacia la siguiente ubicación – principalmente para tratar de combatir los fuegos, metafóricamente, que estaban extendiéndose por todo Londres".
Los disturbios se extienden
Los enfrentamientos comenzaron en Enfield, al norte de Londres, el domingo por la noche, donde las ventanas de los negocios fueron destruidos y los coches de policía dañados. Pero el lunes, los disturbios se extendieron como reguero de pólvora en muchas áreas: Hackney en el este, Ealing en el oeste, Walthamstow y Waltham en el norte de Londres y Clapham, Croydon, Lewisham y Brixton, al sur de la ciudad.
Un gran número de jóvenes ha salido a las calles, destrozando y saqueando tiendas, incluso en la principal zona de compras de la turística Oxford Circus en el centro de Londres. Los informes hablan de bandas de hasta 200 jóvenes saqueando tiendas y arremetiendo contra la policía en Coldharbour Lane y la High Street en Brixton, escenario de disturbios importantes en la década de 1980.
Paraic O’Brien, de la BBC de Londres, dijo que había presenciado saqueos en Brixton. "Destrozaron una William Hill [tienda de apuestas], y prendieron fuego a los cubos de basura." Y ahora lo que estamos viendo mientras avanza la noche es que replican, una especie de focos de tensión a lo largo de Brixton High Street.
El fotógrafo de la Asociación de Prensa Lewis Whyld, vio a los saqueadores peleando contra la policía en una tienda de Currys, en Brixton.
Un par de cientos de jóvenes estaban haciendo disturbios y saqueos. La policía antidisturbios fue a sacarlos y hubo una gran pelea en la calle. Él dijo: "Los jóvenes tiraban piedras y botellas y había contenedores de basura en llamas. Utilizaron un extintor para hacer retroceder de nuevo a la policía y poder así volver a Currys y continuar el pillaje."
Escenas similares se registraron en muchas otras áreas. En Croydon, al sur de Londres, una fábrica de muebles fue incendiada y reducida a cenizas en un par de horas.
Hubo perturbaciones en el transporte debidas a los cierres de varias estaciones de metro y cambios de ruta de autobuses para evitar los disturbios. La policía ha cerrado calles y se habla de "zonas prohibidas".
En todas partes la policía da la impresión de total impotencia. Durante las tres noches de disturbios, varias veces se han visto reducidos al papel de espectadores impotentes, superados en número por los manifestantes y sin poder hacer nada. Cualquier intento por su parte para tomar una acción ofensiva – incluso para detener a los saqueadores – amenazaba con empeorar las cosas.
El Comandante de la Policía Metropolitana, Christine Jones, dijo: "Los policías están sorprendidos por el alto nivel de violencia dirigida contra ellos". A estas alturas, unos 35 agentes han resultado heridos. Tres agentes fueron heridos cuando un vehículo los golpeó en el momento que trataban de hacer un arresto en Waltham Forest, no muy lejos de donde vivo, en el este de Londres. Un vehículo policial fue atacado en Islington, al norte de Londres. Las imágenes en televisión recordaban más a las de guerra civil en Beirut hace treinta años que a las de Londres a mediados de agosto.
De criminales y criminalidad
De repente, la clase política británica se ha visto sacudida de su letargo veraniego. En una escalada indigna, los líderes de los principales partidos han interrumpido sus vacaciones para volver rápidamente al Reino Unido y dar cierta apariencia de control. Pero el control en las calles se ha perdido – al menos de momento.
La clase política ha reaccionado de una manera predecible. Kit Malthouse, Vice-Alcalde de Londres y Presidente de la Autoridad de la Policía Metropolitana, hizo hincapié sobre el impacto en la imagen de Londres en la víspera de los Juegos Olímpicos. Él describió las escenas de las dos últimas noches como "vergonzosas y escandalosas" y dijo que la policía hizo un buen trabajo.
Y agregó: "Obviamente hay gente en esta ciudad, por desgracia, que tiene una intención violenta, que está buscando la oportunidad de robar y prender fuego edificios y crear una sensación de caos, ya sean anarquistas o parte de bandas organizadas o sólo jóvenes salvajes que desean un nuevo par de zapatillas".
La Secretaria del Interior Teresa May, se apresuró a denunciar el desorden como la "simple criminalidad", y señaló que todos los responsables son criminales que serán castigados con todo el peso de la ley. Dijo:
"Ayer por la noche, los agentes de policía volvieron a ponerse en peligro para proteger a los londinenses y sus bienes".
"Los londinenses han dejado claro que no hay excusas para la violencia, y hago un llamamiento a todos los miembros de las comunidades locales a trabajar de manera constructiva con la policía para ayudar a llevar a estos criminales ante la justicia"
Por supuesto, el elemento criminal está siempre presente en la sociedad capitalista. Marx se refiere a ella en el Manifiesto Comunista como "la ‘clase peligrosa’ [lumpenproletariado], la escoria social, ese producto pasivo de la putrefacción de las capas más bajas de la vieja sociedad."
En este sector de la sociedad hay elementos desclasados y criminales que siempre están dispuestos a saquear y quemar. También hay delincuentes profesionales. Pero la gran mayoría de los miles de jóvenes que fueron al alboroto la última noche no eran de este tipo. Había criminales presentes, sin duda. Pero eran una pequeña minoría. La gran mayoría fueron movidos por otras consideraciones.
¿Tuvieron estos disturbios algo que ver con los problemas sociales y económicos en Gran Bretaña? ¿Están tal vez relacionados con una alta tasa de desempleo entre los jóvenes, especialmente a los jóvenes negros? ¿Acaso no están relacionados con los recortes impositivos del vicioso gobierno liberal-demócrata, que están provocando una fuerte reducción de los niveles de vida y que recaen de forma desproporcionada sobre los hombros de las capas más pobres de la sociedad? ¿Y qué hay de las detenciones racistas y registros dirigidos contra la juventud negra y asiática?
¡No! Los líderes políticos son unánimes. Esta es la "criminalidad pura" y los autores deben sentir todo el peso de la ley. Aquí tenemos la mentalidad de la policía en su expresión más cruda e ignorante. La idea de que miles de jóvenes podrían salir a la calle y atacar a la policía simplemente porque querían un nuevo par de zapatillas es el colmo de la estupidez. Y si todos fueran delincuentes, deben haber sido los delincuentes antes. ¿Por qué los disturbios sólo se producen ahora y no hace dos, cinco o diez años?
Vamos a formular la cuestión de manera muy sencilla, para que incluso un ministro del Interior conservador pueda comprenderla. Si un joven tiene un trabajo razonablemente remunerado, no tiene ninguna necesidad de entrar en una tienda para obtener un nuevo par de zapatillas. Esa es la razón por la que muy pocos banqueros son condenados por hurto. No tienen ninguna razón para entrar en una tienda y robar dinero de la caja, ya que tienen sus manos en una caja mucho más grande – la Hacienda Nacional, que tiene una pala de millones de libras de dinero público en sus arcas, mientras informan a las comunidades pobres que no hay dinero para escuelas y viviendas.
La sociedad capitalista es una sociedad enferma, y reproduce una enfermedad moral que es la tierra envenenada en la que florece la delincuencia de todos los tipos. Están los grandes criminales que prosperan y se vuelven ricos y terminan en la Cámara de los Lores, y están los pequeños delincuentes, que viven en barrios pobres, tratando de mejorar su suerte por acciones individuales y que acaban siendo huéspedes de Su Majestad Británica en entornos algo menos confortables.
Solón el Grande de Atenas dijo una vez: "La ley es como una tela de araña. Detienen al débil y son deshechas por el fuerte y poderoso." Los medios de comunicación fulminan los manifestantes que están supuestamente motivados por una insaciable codicia de un par de zapatillas nuevas. Pero espere un momento. ¿No hay alguna falla en esta lógica? Si un niño negro pobre, saquea una tienda en Brixton es enviado a prisión. Pero si los banqueros arruinan la economía del país, son recompensados con miles de millones de libras.
La clase política se quejan contra la codicia y la criminalidad en las calles de Hackney y Brixton. Pero, ¿qué derecho tienen los políticos para dar lecciones de moral de los jóvenes de Gran Bretaña o a cualquier otra persona? Estas son las mismas damas y caballeros que fueron desenmascarados hace no mucho tiempo, por sus mentiras, engaños y estafas. Se robaron grandes cantidades de dinero público para la renovación de pisos de lujo, se pagaron por instalaciones que no existen, e incluso repararon fosos alrededor de los castillos. ¿Qué es esto, si no codicia y criminalidad?
Y misma prensa prostituta de siempre ahora está dando aullidos y ladridos por la sangre de los "criminales" de los jóvenes de Gran Bretaña? ¿No será la misma prensa que ahora está en juicio por hackear teléfonos móviles de las adolescentes asesinadas, de sobornar agentes de policía, y de sobornar y chantajear a altos cargos? En comparación con la codicia y la criminalidad de las pandillas de prensa, el alborotador promedio en Hackney y Lambeth es como un cordero inocente.
¿Aprobamos los disturbios?
¿Aprobamos los marxistas los disturbios, saqueos y el vandalismo? No, por supuesto que no. Y tampoco aprobamos el cáncer. Pero como todos saben, no es suficiente condenar el cáncer. Es necesario descubrir sus causas y encontrar una cura.
Rechazamos los disturbios y saqueos por completo. Sin embargo, nuestro rechazo no tiene nada en común con la hipocresía pestilente de la burguesía. Las rechazamos porque son un ejercicio inútil y destructivo que no hace nada para resolver los problemas de los jóvenes y, de hecho los empeoran. ¿Cómo va a ayudar a crear más empleo para los jóvenes el destruir y quemar comercios y negocios?
Nosotros los rechazamos también porque las principales víctimas de los disturbios son los pobres, como los propios manifestantes. La mayoría de tiendas y negocios saqueados e incendiados son principalmente de pequeñas empresas de los locales. Los ricos no viven en Brixton y Hackney. Los verdaderos criminales no están amenazados por el colapso de la ley y el orden, que observan desde una distancia segura, bien protegido por la policía, que brilló por su ausencia ayer por la noche en las zonas más pobres de Londres. Se trata de familias pobres que han perdido sus hogares y pertenencias a causa de la locura sin sentido de los incendiarios. Y eso es sin duda un crimen.
Por encima de todo, rechazamos estos métodos, ya que proporcionan munición de gran alcance a la clase dominante para su maquinaria de propaganda. Ellos ayudan a ensuciar el nombre de todos los que están luchando por un mundo nuevo y mejor. Permiten a los venenosos medios de comunicación criminalizar a la juventud de Gran Bretaña, responsabilizándolos colectivamente de la estupidez de una minoría sin sentido y un pequeño número de criminales que siempre aprovechan cualquier perturbación social para saquear y quemar.
Los reaccionarios se están aprovechando de la situación para exigir medidas más represivas. El primer ministro, David Cameron, ofreció una conferencia de prensa esta mañana en la que repitió la idea de que se trataba de "delincuencia pura y simple". Prometió que los responsables serán castigados con "todo el peso de la ley" y que "los tribunales se acelerarán" para enviar a muchos de ellos a prisión. Sky News está ejecutando una campaña particularmente viciosa exigiendo que la policía esté permitida al uso de gases lacrimógenos y balas de goma y que el Ejército sea sacado a las calles.
Si el movimiento obrero estuviese a la altura de sus responsabilidades, hace tiempo que hubiera tomado medidas para organizar a los desempleados y los jóvenes, y atraerlos a la clase obrera organizada. Pero los dirigentes sindicales han adoptado un enfoque de mente estrecha. No han tomado medidas serias para organizar a los desorganizados.
En cuanto a los dirigentes del ala derecha del Partido Laborista, ellos están a miles de kilómetros de distancia de la cruda realidad de la clase obrera. El Partido Laborista parlamentario está lleno de arribistas de clase media: abogados, médicos, economistas, etc., que no tienen idea de lo que es vivir con el subsidio de desempleo en uno de estos estados empobrecidos.
Ayer por la noche se anunció que Ed Miliband, se apresuraba a regresar de su residencia de vacaciones en Devon (un lugar muy bonito). No he visto sus declaraciones sobre los disturbios, pero ya sé lo que dirá. Anoche, un parlamentario “Laborista” de Birmingham (donde también hubo disturbios), dijo que se trataban acciones de la delincuencia común y que todo el peso de la ley debería recaer sobre ellos etc., etc. Es decir, exactamente la misma melodía que cantan los conservadores, con exactamente la misma letra.
Privados de voz, los jóvenes no organizados no pueden hacer frente los efectos de la crisis capitalista por sí mismos, sacar sus propias conclusiones y actuar en su propio nombre. Por un lado, se enfrentan a un aluvión de propaganda en la televisión que les muestra la buena vida que otros disfrutan, pero de la que son excluidos radicalmente. Ellos son atraídos por los anuncios brillantes para unirse a la alegre fiesta del consumismo, pero luego encuentran la puerta cerrada de golpe en sus caras.
"¿Por qué los ricos lo tienen todo y nosotros no?" La pregunta es razonable. Sin embargo, en ausencia de un partido revolucionario que muestre el camino a la emancipación, por medios colectivos, mediante el cual se levante el conjunto de la sociedad, de la ciénaga de la pobreza y se eleve a un nivel más alto, inevitablemente buscarán la salida de manera: tratando de apoderarse de las cosas que carecen, como vimos ayer por la noche.
Esto es deplorable, pero es una consecuencia inevitable del capitalismo y la moralidad del mercado. El capitalismo enseña a ser egoístas y codiciosos, porque la codicia y el egoísmo son la fuerza motriz principal. El capitalismo se rige por las leyes de la selva, en la que el fuerte debe ganar y los débiles deben ser pisoteados. Este es ahora el mundo en que la empresa opera. ¿Por qué se quejan cuando la gente normal se comporta de la misma manera?
Los disturbios en realidad son una expresión de rabia impotente. Por unos pocos días los manifestantes se llenan de una falsa sensación de poder. Se intoxican, y no sólo por los efectos del alcohol robado, sino con con la descarga de adrenalina que siempre acompaña a la acción de masas. Los chicos piensan que es divertido: "esto es mejor que un partido de fútbol", dirán. Sin duda, es mucho más barato.
Pero al igual que las secuelas de una borrachera, los vapores de la euforia pronto desaparecerán. En la fría luz del día, las actividades de anoche parecerán un tanto diferentes. El aparato represivo del estado, que ha perdido el equilibro por un momento, lo va a recuperar.
Establecerán planes para retomar la ciudad, zona por zona, calle por calle, casa por casa. Las detenciones se realizarán. Se llevarán a cabo juicios, y muchos de aquellos jóvenes que anoche parecían ser dueños de la calle, tendrán que pagar un alto precio por ello.
Nuevas explosiones son inevitables
La crisis capitalista ha producido ya manifestaciones masivas, paros y huelgas generales en un país tras otro. Fue la verdadera causa de la revolución árabe, que condujo a la caída de dos dictadores todavía no ha acabado. En Grecia y España ha llevado a cientos de miles de personas en las calles. Incluso Israel ha sido sacudido por las manifestaciones de masas.
Los disturbios en el Reino Unido deben ser vistos como parte de este cuadro general. Tomaron la escena por sorpresa, pero en realidad eran totalmente previsibles. El callejón sin salida del capitalismo ha condenado a capas enteras de la juventud a la muerte en vida del desempleo.
Millones de personas viven en tugurios y viviendas sociales inadecuadas, mientras que millones de hogares están vacíos o en virtud de ocupados. La vivienda social no se está construyendo, sólo los ricos pueden permitirse el lujo de comprar incluso la casa más modesta en Londres.
Bajo de la superficie de calma y orden, una ira creciente se estaba acumulando en las profundidades de la sociedad británica. Durante décadas, la sociedad se limitó a cerrar los ojos a la cruda realidad de lo que son realmente los guetos donde los pobres se pudren en la pobreza cada vez más profunda y el endeudamiento, y donde las drogas y las armas son más fáciles de conseguir que un tratamiento sanitario decente, la educación o de ocio. Hay un montón de dinero para los parásitos de la ciudad de Londres, donde los banqueros se premian a sí mismos de bonos lujosos pagados con fondos públicos. Pero no hay dinero para proporcionar incluso las condiciones de una existencia semi civilizada para la gente de Brixton.
Esta es una interpretación nueva e interesante de la Biblia: "Porque a todo el que tiene le será dado, y tendrá en abundancia; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado". No es de extrañar por tanto que haya un sentimiento general de rabia y frustración, especialmente entre los jóvenes de estas comunidades.
Los disturbios han coincidido con una crisis general en los mercados bursátiles del mundo. Esto refleja un nerviosismo general por parte de la burguesía, que finalmente ha despertado para darse cuenta de que la recuperación económica se ha agotado. El anuncio de un crecimiento excepcionalmente bajo de la economía de EEUU y la UE fue suficiente para provocar un pánico universal en el mercado, que ya estaba asustado por la crisis de la deuda a ambos lados del Atlántico. Ahora los economistas están hablando abiertamente de una recesión de doble caída, que pueden venir más temprano que tarde.
No hay duda de que la política de recortes y austeridad sólo puede hacer peor la crisis actual. Al reducir los niveles de vida, reducen la demanda y esto agrava la crisis de sobreproducción. En esa medida, los keynesianos y los reformistas son correctos. Sin embargo, no tienen otra alternativa que ofrecer. ¿Cómo van a aumentar los gastos del Estado, cuando todos los gobiernos del mundo occidental, está luchando con un enorme déficit?
La única respuesta es la llamada flexibilización cuantitativa, es decir, la emisión de dinero. Pero eso sólo avivará el fuego de la inflación, preparando el camino para una recesión aún más profunda en una fecha posterior. La burguesía se encuentra atrapada entre el diablo y el profundo mar azul.
Cameron podrían recibir un impulso temporal al hacerse pasar por el representante del orden y el enemigo de la anarquía. Pero la verdadera anarquía es la anarquía del sistema capitalista, la anarquía del mercado. Eso es lo que ha privado a millones de personas de trabajo, de vivienda y esperanza. Y es la ausencia de estas cosas que da lugar a brotes de desesperación y levantamientos violentos.
A más largo plazo, los disturbios tendrán serias consecuencias políticas. Se profundizarán las divisiones en la coalición conservadora liberal demócrata. La táctica de la "tala y quema" de los conservadores, que están utilizando la crisis y la enorme deuda pública para destruir los servicios sociales de Gran Bretaña y diezmar el sector público, tiene serios problemas.
Los disturbios en Gran Bretaña son sólo un síntoma de la crisis general del capitalismo. La crisis se está profundizando en todo momento, y la burguesía no tiene salida. Cada intento de restaurar el equilibrio económico sólo sirve para socavar el equilibrio social y político. Eso no va a ser resuelto por la aceleración de la acción de Tribunales y llenando las cárceles de gente.
Nuevas explosiones se están preparando. Mañana habrá nuevos levantamientos. La juventud está tratando de encontrar una manera de salir del callejón sin salida al que lo ha condenado el capitalismo. Pronto se darán cuenta de que los disturbios son otro callejón sin salida. Deben encontrar una manera mejor y más segura de librarse de la esclavitud capitalista.
Los marxistas no se unirán con la burguesía y sus agentes en su coro hipócrita de denuncia. Vamos a seguir el buen consejo de Spinoza: "Ni reír ni llorar, sino comprender". Nuestro deber es ayudar a los jóvenes a encontrar el camino correcto – el camino de la revolución, el camino hacia la transformación socialista de la de la sociedad.
Londres, 9 de agosto de 2011