Enfrentados a contradicciones cada vez mayores, los gobernantes militares de Egipto han buscado cortar la reciente oleada de lucha de clases, tratando de dividir a los trabajadores y a la juventud en líneas religiosas. Este es el contexto en el que debe ser visto el reciente asesinato de 24 manifestantes cristianos coptos de Egipto.
Enfrentados a contradicciones cada vez mayores, los gobernantes militares de Egipto han buscado cortar la reciente oleada de lucha de clases, tratando de dividir a los trabajadores y a la juventud en líneas religiosas. Este es el contexto en el que debe ser visto el reciente asesinato de 24 manifestantes cristianos coptos de Egipto.
Los últimos acontecimientos comenzaron después de una represión brutal por parte del ejército de una protesta de coptos en la provincia de Asuán en contra de la quema de una iglesia. Los manifestantes de Asuán pedían la destitución del gobernador de la región, que según ellos no había hecho nada para evitar la quema de iglesias coptas y que, además, había tratado de culpar a los coptos en primer lugar por haber construido iglesias.
El domingo 9 de octubre los cristianos coptos, que representan aproximadamente el 10% de los 85 millones de la población egipcia, marcharon desde Shoubra, un suburbio predominantemente copto de El Cairo, hasta Maspero, donde se ubica la televisión estatal egipcia, para protestar contra la violencia de Estado contra los coptos de Asuán, y una vez más exigieron la destitución del gobernador. La manifestación comenzó con cerca de 200 coptos, pero creció en tamaño mientras se dirigía hacia Maspero, con informes que hablan de más de 1.000 en el momento en que llegaron al edificio de la televisión estatal. Es importante destacar que, como indican numerosos informes, la protesta estaba compuesta al final de la marcha tanto de coptos como de un gran número de musulmanes.
Lo que siguió fue la peor brutalidad estatal vista en Egipto desde que Mubarak dejó suelta a su banda de matones y de policías para que atacara a los revolucionarios de la plaza Tahrir, a comienzos de este año. El Ejército atacó la protesta pacífica de los coptos y los musulmanes con una ferocidad increíble. El informe de un testigo en Al Masry Al Youm describe estos ataques:
"[La protesta en Maspero] se topó inmediatamente con una ráfaga de disparos al aire. Mientras los manifestantes continuaban avanzando, los disparos continuaron.
"De repente, hubo una gran oleada de personas retrocediendo, y sucedió algo extraño. Dos vehículos de transporte blindados (APC) comenzaron a circular a una velocidad alarmante por entre los manifestantes que se encontraban a su paso. Un soldado iba en la parte superior de cada vehículo tripulado con sus pistolas, a las que hacían girar salvajemente, disparando aparentemente al azar a pesar de los gritos, lo que hacía difícil discernir exactamente de dónde provenía el sonido de los disparos.
"Era como una perversión brutal de un desfile militar como el que las fuerzas armadas habían organizado tres días antes para la celebración de la fiesta nacional del 6 de Octubre. Los dos vehículos zigzagueaban por la carretera en las afueras de Maspero por debajo del Puente 6 de octubre, y luego regresaban sincronizadamente. El ritmo de este desfile especial lo proporcionaba el "tac tac tac" de nunca acabar de las armas de fuego, la música eran los gritos de los manifestantes a quienes se apuntaba directamente.
"Y entonces sucedió: un APC se subió a una rotonda en medio de la carretera, como un animal enloquecido en una estampida. Vi a un grupo de personas desaparecer, arrastradas debajo del vehículo, que pasó por encima de ellas. Yo no pude ver lo que les sucedió, ya que entonces empezaron a venir en mi dirección. "
L
os videos también muestran la masacre de los manifestantes por el ejército en gran detalle, con el atropellamiento enloquecido de la multitud pacífica por vehículos del ejército y el lanzamiento de gases lacrimógenos por todos lados. Las últimas cifras indican al menos 24 muertos y 329 heridos – el número de muertos más grave desde los meses de enero y febrero en los días de la revolución.Los medios estatales egipcios han tratado de justificar esta brutalidad como un acto de defensa contra los "manifestantes coptos violentos". Como informa un artículo de Ahram Online:
"La televisión estatal egipcia no sólo fracasó en llevar la calma a este suceso, sino que en realidad jugó un papel en el agravamiento de una situación ya tensa.
"En una acción sin precedentes, las emisoras de la televisión estatal en un momento dado pidieron al pueblo egipcio que se dirigiera en masa a Maspero para defender a los soldados egipcios de lo que describieron como "manifestantes cristianos furiosos”.
"De hecho, cuando la noche se cernía, turbas de vigilantes atacaron con machetes, espadas y garrotes. a los manifestantes que huían de las balas de la policía y de los gases lacrimógenos"
Sin embargo, innumerables fuentes indican que: a) la marcha fue totalmente pacífica, antes de ser atacada por el ejército, y b) la marcha no era sólo de unos pocos coptos enojados, sino de miles de coptos y musulmanes, que protestaban juntos contra el régimen militar ilegítimo, al ver que éste trata de robarles las conquistas de la revolución delante de sus narices. Como un testigo comentó: "Este no es un conflicto religioso, esto es terrorismo de Estado dirigido contra los coptos".
Estos intentos del Estado de dividir a las masas egipcias en líneas religiosas y de enfrentar a coptos y musulmanes entre sí deben ser vistos en el contexto de las recientes oleadas de huelgas y la creciente lucha de clases que emergieron durante el mes pasado en Egipto, y que han dejado expuesto al régimen militar como extremadamente impopular y débil.
Además, los estados imperialistas en otras partes tratarán de utilizar (y lo están intentando) ejemplos como el de las protestas coptas para mostrar cómo la revolución egipcia desembocará "inevitablemente" en el sectarismo religioso y en la violencia, de manera similar a cómo usan el nacionalismo y las diferencias religiosas entre los árabes y los judíos para dividir a los trabajadores de Egipto y de Israel.
Tales intentos de dividir a los trabajadores egipcios y a la juventud en líneas religiosas sólo sirven para demostrar lo débil que es el régimen militar egipcio en realidad. El pujante movimiento obrero y la intensificación de la lucha de clases han asustado al régimen y ha hecho que incluso se divida en la cúpula: el viceprimer ministro egipcio ha dimitido en protesta por la violencia estatal en Maspero el domingo pasado. Curiosamente, el (ahora ex) Viceprimer ministro, Hazem El-Beblawi, también citó la negativa del régimen a aplicar un salario máximo en el sector público y a mejorar la seguridad social como causas de su renuncia.
Los trabajadores y jóvenes de Egipto, sin embargo, conocen con claridad quién es su verdadero enemigo, y ya no están dispuestos a escuchar ningún intento de avivar los conflictos entre musulmanes y cristianos. La revolución que se inició a principios de este año y que derrocó a Mubarak vio la unidad de clase expresada con mucha claridad. Esto cortó todos los intentos de dividir al pueblo en líneas religiosas. Sin embargo, los actuales gobernantes – los militares de Mubarak – están desesperados por desviar a las masas de la lucha de clases y de hundirlas en el callejón sin salida del conflicto sectario. El problema al que se enfrentan es que la conciencia de los trabajadores y de la juventud de Egipto ha alcanzado un nivel donde pueden ver fácilmente a través de las maniobras descaradas de los militares. Como, claramente, lo expresó así un manifestante (hablando en este video):
"Nosotros, los musulmanes, estamos con los cristianos … El Consejo Militar es un segundo Mubarak. Entiéndanlo bien idiotas [hablando a la televisión estatal]: el pueblo egipcio son 85 millones de personas – no las provoquen."
Traduccion: El Militante (Argentina)
14 de Octubre de 2011