POR: JESÚS MARÍA SOUBIES GÁRATE
El movimiento Pensionista de Euskal Herria nos cruzamos por tercer año consecutivo con la conmemoración de aquel 3 de Marzo de 1976. Los que estamos manifestándonos más de 100 lunes somos precisamente los que estuvimos en aquellas luchas. Resulta evidente el nexo entre aquella realidad política y social de la Transición y la realidad económica y política actual. Se puede afirmar sin exagerar que el “Contrato Social” y el “Derecho del Trabajo” a día de hoy han quedado prácticamente rotos o bien son papel mojado.
Aquellas luchas trajeron grandes cambios. La semana laboral quedó fijada en 44 horas; 2000 horas/año. Con ello se dejaba atrás el ritmo laboral de 6 días semanales de 8 horas (2200 anuales). La subida salarial fue de 6000 pesetas lineal y para todos igual, suponía una media de aumento del 30-35% del salario y la reducción de jornada 200 horas/año menos, un 10%; también se formaron las primeras Comisiones de Seguridad e Higiene en el Trabajo elegidas directamente en las Asambleas. Aquellas luchas significaron un gran avance para los trabajadores de Vitoria-Gasteiz, de Euskadi y de todo el Estado. Esa convulsa época trajo beneficios para la sociedad en todos los ámbitos y un fuerte impulso en el desarrollo del Estado del Bienestar en España. La represión fue feroz, 5 hermanos asesinados y cientos de heridos. Nosotros y nosotras no olvidamos.
Finalizada nuestra vida laboral, y con cien peleas para mejorar las condiciones salariales y laborales a nuestras espaldas, las personas pensionistas hemos asistido, atónitas, a un ataque sin precedentes, no sólo a las pensiones sino también a las condiciones laborales y salariales: en plena crisis se aprobaron las reformas de 2010 y 2012. También han aprovechado para recortar derechos de jubilación y de pensión, reformas de 2011 y 2013: un desmantelamiento en toda regla del “Derecho del Trabajo”. Los sindicatos gobernantes las aceptaron sin rechistar, incluso presentando dichas claudicaciones como avances. Hasta que hemos dicho: basta, esto no puede seguir así.
La determinación de la lucha del movimiento Pensionista de Euskal Herria es indiscutible y contundente. El origen y la causa de este poderoso impulso e interés por la defensa del sistema público de pensiones, ha quedado totalmente claro: son conquistas nuestras y de generaciones obreras anteriores. No vamos a permitir que las pisoteen. Estamos luchando todos y todas juntas. Las reivindicaciones abarcan a todos los grupos: las pensiones mínimas a 1080 euros, el aumento automático como mínimo del IPC anual, el 100% para las pensiones de viudedad, acabar con la brecha de género en pensiones, salarios y trabajo.
La experiencia es un grado. Somos la generación pensionista más preparada de la historia y una de las generaciones que más ha luchado. Hemos asumido rápidamente la participación de hombres y mujeres, no sólo para llevar la pancarta, sino en todos los niveles de la gestión del movimiento, aunque todavía haya carencias y predomine la presencia masculina. Nos encontramos, afortunadamente, con la rotura del patrón habitual de la protesta social. Todas estas novedades son las que han hecho que el movimiento pensionista de Hego Euskal Herria, haya tenido una proyección social como pocas veces ha tenido un movimiento de protesta.
Paridad en la pancarta, paridad en el micrófono, paridad en el euskera-castellano. Podemos decir que hay un gran interés en que todos nuestros actos tiendan al equilibrio y a la igualdad. Se defiende una pensión mínima de dignidad, se exige garantizarlas por ley, hablamos de la dependencia, de las residencias públicas, del copago farmacéutico, la factura de la luz, nos cruzamos por sectores en lucha de trabajadoras de residencias, o con los médicos de Osakidetza que reclaman la reapertura del PAC del barrio de San Martin, etc… En nuestra tabla reivindicativa también entran algunas de ámbito laboral, como es el SMI de 1200 euros y la derogación de las leyes regresivas de las reformas laborales del 2010 y 2012; se exige mejorar las condiciones laborales y salariales de la población ocupada.
Contra el discurso pensionista, surge la contraria con fuerte bombardeo por los medios de comunicación controlados por los poderosos, por los representantes de instituciones propias e internacionales, banqueros, financieros, políticos, académicos, etc. Pocas veces se ha visualizado la confrontación de dos discursos con más claridad. La confrontación de dos clases y de “dos sociedades” con tanta claridad: los poderosos y el pueblo llano. Un discurso de conceptos nuevos respaldado por los abuelos y abuelas de la sociedad con la propuesta de una nueva sociedad y una nueva economía y que sostiene que con los derechos sociales no se juega. El capital, como siempre, con sus oscuras y amañadas cuentas y balances y una fuerte campaña constante de intoxicación y manipulación informativa.
Asombrosamente y a pesar de esta enorme desigualdad, el resultado no ha sido el esperado, no: hemos visto todos esos discursos de expertos financieros cayendo, uno tras otro, en saco roto. Por el contrario, lo que se explica y se dice en las plazas todos los lunes, poco a poco va calando en las conciencias. La hoja-comunicado que se reparte todos los lunes, marcha para casa, andando, en el metro o en el tranvía, guardado en el bolsillo de cada una y uno, para releerla con calma y detenimiento. La calle, nos ve semanalmente y se impregna de nuestras consignas y lemas. Las convocatorias a la movilización que prepara la coordinadora del movimiento pensionista terminan en un éxito tras otro.
La Huelga General del 30E ha sido contundente y buen reflejo del cambio que se está produciendo en la sociedad: amplias capas sociales han empezado a despertar. A pesar del boicot de los sindicatos y partidos gobernantes, la población ha sabido elegir el bando correcto: el suyo. En la Transición y en las huelgas del 3 de marzo del 76, a pesar de la intoxicación fascista y franquista, la inmensa mayoría de jurados y enlaces también supieron ponerse en el lado correcto, en el bando de la clase obrera, en la suya. Ahora se va a ir produciendo una contestación social sin precedentes y por mucho que insistan con milongas y manipulaciones, los comités de empresa y los delegados sindicales, desoyendo a las burocracias, nuevamente sabrán elegir el lado correcto, ni más ni menos que la suya, la de clase trabajadora, unidos con la población pensionista y con el pueblo llano.
El Movimiento Pensionista de Hego Euskal Herria, y también el del resto de los pueblos del Estado, aspiran con una determinación como pocas veces se ha visto, a ganar esta batalla. De momento la dignidad social de las personas mayores ha ganado muchos enteros. Pero sabemos que para eso hay que movilizar a toda la sociedad. Solo sabemos que atacarán con mentiras y manipulaciones tratando de dividir a las personas pensionistas, trabajadoras y a la juventud. Las pensiones y las reivindicaciones laborales forman dos partes inseparables de la misma realidad, como lo son los periodos, laboral y de retiro en la vida de cada persona, sencillamente son inseparables.
Los sindicatos de izquierda y los comités de empresa, los sindicatos de estudiantes y organizaciones juveniles, el movimiento feminista y el resto de los agentes sociales tenemos que empezar a trabajar a favor de un cambio social. La sociedad entera, exceptuando un puñado de poderosos, ha tomado consciencia de la necesidad de construir otro modelo productivo, económico y social. El futuro será nuestro si ponemos empeño en ello.
GOBIERNE QUIEN GOBIERNE LAS PENSIONES PUBLICAS SE DEFIENDEN
3 DE MARZO: VITORIA HERMANOS, NOSOTROS NO OLVIDAMOS
Vitoria Gasteiz, 3 de marzo de 2020
Jesús María Soubies Gárate
Miembro de las Comisiones Representativas en las huelgas del 3 de marzo de 1976
Miembro de Arabako Penisonistak Lanean –Gaurgeroa-