Donald Trump anunció el envío de tropas de la Guardia Nacional a la frontera con México. El detonante de este conflicto es la caravana migrante que año con año se realiza para transitar por México y llegar a la frontera con EEUU. Trump exigió al gobierno de Peña Nieto disolver esta manifestación para días después decretar el envío de las tropas argumentando que es un tema de seguridad nacional. México se encuentra en el inicio del proceso electoral donde la burguesía temerosa intenta frenar el paso a un gobierno encabezado por López Obrador. El gobierno priísta de Enrique Peña Nieto ha aprovechado este ataque del gobierno del vecino del norte para fomentar la unidad nacional. Esto es en realidad un intento desesperado de salir de su profundo desprestigio, dejando de lado su retórica “en defensa de la nación”, la práctica del actual gobierno es de completo servilismo al imperialismo.
El problema migratorio
Cuando el capitalismo se enfrenta a problemas económicos serios, la burguesía suele culpar a los migrantes de la falta de empleo y otros problemas sociales. Trump ha desarrollado un fuerte discurso xenofóbico antimexicano en su visión racista por “hacer de los Estados Unidos de América nuevamente un país grande”.
La migración es un problema complejo. El imperialismo estadounidense ha sometido a Latinoamérica y se ha convertido en un freno que impide su desarrollo a la vez que la saquea. Las deudas externas no son más que una expresión de ese sometimiento pues mantienen atados a estos países económica y políticamente. Los platos rotos los pagan las masas de obreros y campesinos de nuestros países con condiciones miserables. Durante los años 80 la migración centroamericana se potenció con el desarrollo de los conflictos armados, provocados en última instancia por la situación de miseria al que el imperialismo llevó a las masas. Economías centroamericanas enteras son dependientes del envío de remesas, que en su mayoría las familias utilizan para el completar el consumo doméstico básico.
Al terminar las guerras vino una fuerte ofensiva contra las conquistas de los trabajadores y la situación económica empeoró. La violencia se generalizó al grado de llegar a niveles homicidas similares a los de un país en guerra. El caso de El Salvador es muy ilustrativo. Durante la década de los 80 (años del conflicto armado) salieron del país 127,450 salvadoreños (Ver emigración y Remesas, Equipo Maíz) según datos del PNUD del año 1998 al 2005 (prácticamente el periodo de gobierno de Francisco Flores) hubo más migración que en casi 5 décadas atrás. Las recomendaciones económicas de los organismos financieros imperialistas a los países ex coloniales han acelerado el fenómeno migratorio.
México en todo este proceso ha vivido un proceso similar al de Centroamérica, profundizándose la pobreza , la violencia y aumentando el sector de gente que busca una vida mejor del otro lado del Río Bravo. Existe una descomposición social que se ha expresado en el desarrollo del crimen organizado que coopta todo negocio ilegal y desarrolla una economía de barbarie. Hay un negocio de secuestros para pedir rescates o matar en el acto a los indefensos migrantes, el negocio se extiende a las áreas de prostitución, pornografía, venta de órganos humanos… Todo esto en complicidad con estructuras policiacas y Estatales en muy diversos niveles. Sumado a eso hay otros peligros como asaltos; violaciones (7 de cada 10 mujeres centroamericanas sufre de abuso sexual en su paso por México); la mutilación por caerse del tren, de la bestia, o incluso la muerte por accidente o en las manos del crimen organizado. Si la gente sigue saliendo de sus países es porque en Centroamérica la vida vale poco y el hambre golpea duro.
En oposición a esa criminalidad y corrupción se da todo un movimiento de solidaridad con casas e protección a migrantes, mujeres como Las Patronas que les alimentan en el camino o gente cualquiera que brinda una ayuda. De ese movimiento solidario surgieron las caravanas. Son miles de migrantes que transitan a diario sobre México. El hacer una caravana organizada y pública en el pasado daba cobertura que permitía protección contra el crimen organizado, permitía a madres buscar a sus hijos desaparecidos y hacer denuncias y exigir derechos para este vulnerable sector.
Este año la caravana estaba compuesta en su mayoría por hondureños, muy significativo dato al saber que este país sufrió recientemente un escandaloso fraude electoral que fue apoyado por Donald Trump y una lucha revolucionaria en oposición a este. Las presiones del presidente estadounidense tuvieron un efecto en la caravana migrante que se debilitó y decidió sólo llegar a la Ciudad de México donde está pidiendo apoyo de la sociedad.
Trump ha hecho toda una serie de declaraciones intolerables, dice que las violaciones sexuales a mujeres han incrementado en Estados Unidos y eso es culpa de los mexicanos. Señaló:
“Cuando México envía a su gente, no están enviando a los mejores. Envían drogas, traen crimen, son violadores. Y algunos, asumo, que son buena gente”.
El problema del tráfico de drogas se incrementó en México después de 2006 por una política consciente del imperialismo, después de la entrada del débil gobierno de Felipe Calderón, para militarizar al país haciendo frente al movimiento revolucionario de las masas. El imperialismo impulsó medidas como el la llamada Rápido y Furioso que significó el envío masivo de armas a México que terminaron en manos del crimen organizado.
Son las políticas imperialistas las que incrementan la violencia, la pobreza y el número de migrantes. En esencia lo que vemos es una expresión de un sistema incapaz de solucionar los problemas más básicos de los trabajadores a nivel internacional.
Las declaraciones de Donald Trump
El presidente estadounidense está impulsando medidas proteccionistas y ha iniciado una guerra comercial con China que puede tener consecuencias catastróficas para la economía mundial. Está obsesionado con cerrar el paso a los migrantes, lanzó como un tema central de campaña la construcción de un muro en su frontera sur, pero no ha conseguido que las cámaras aprueben el presupuesto para construirlo. En este contexto lanzó su ofensiva contra la caravana migrante que ha llevado a esta crisis.
México tiene tradiciones antiimperialistas muy fuertes. La lucha del pueblo mexicano durante la intervención francesa del siglo XIX expulsó a los monárquicos franceses de Napoleón tercero y se fusiló al emperador Maximiliano de Hambsburgo. Antes de ello los imperialistas norteamericanos intentaron adueñarse del territorio nacional. La cobardía y servilismo de los gobernantes llevaron a la perdida de la mitad del territorio nacional pero el pueblo mexicano insurrecto no permitió a los imperialistas cumplir su cometido. Les expulsaron e incluso usaron como banderas los calzoncillos de las tropas invasoras como trofeos de guerra.
El imperialismo sabe de ese antiimperialismo y Trump mismo tuvo que moderar sus acciones, amenazando primeramente con enviar a soldados regulares para decir ahora que mandará a la guardia nacional, conformada por voluntarios. Esta medida no deja de ser una amenaza latente que debe ser respondida contundentemente.
Peña Nieto hizo un discurso bastante duro en un mensaje a la nación transmitido a nivel nacional que fue respaldado y alabado por las cámaras empresariales. En este le dijo a Trump:
“Si sus recientes declaraciones derivan de una frustración por asuntos de política interna, de sus leyes o de su Congreso, diríjase a ellos, no a los mexicanos. No vamos a permitir que la retórica negativa defina nuestras acciones”.
Pero en todo momento deja en claro su disposición al diálogo y a negociar y no toma ninguna medida práctica de consideración, ni siquiera en el terreno diplomático. ¿Cuál ha sido el real actuar del gobierno de Peña Nieto?.
Al tomar posesión, Donald Trump, lanzó fuertes declaraciones contra los mexicanos, el gobierno de Peña Nieto hizo declaraciones en oposición para después entablar negociaciones y ser los más entusiastas impulsores de la política internacional del imperialismo. El canciller mexicano, Luis Videgaray, fue el más rabioso opositor al gobierno de Venezuela en diversas reuniones internacionales, siguiendo la política del gobierno estadounidense. Este es un ejemplo claro del real actuar de Peña Nieto. ¿Qué más podríamos esperar? La política exterior no es más que la continuación de la política interior. Hacer declaraciones no cuesta nada.
¿Unidad nacional?
El régimen está tratando de aprovechar políticamente la actual situación. Peña Nieto en su mensaje dijo:
“Los mexicanos podemos tener diferencias entre nosotros, y más aún en tiempos de elecciones, pero estaremos siempre unidos en la defensa de la dignidad y la soberanía de nuestro país”.
Paso seguido alabó que el senado se pronunciara por unanimidad contra las expresiones ofensivas contra los mexicanos y citó a cada uno de los cuatro candidatos presidenciales, diciendo que él como presidente de todos los mexicanos está de acuerdo con ellos.
Esa banda de corruptos y explotadores, que nos gobierna, nos ataca cada día y son los culpables de que la gente salga del país buscando una vida mejor. La realidad es que el pueblo está cansado y quiere un cambio. Éste es el gobierno más desacreditado de la historia reciente de México y el candidato del PRI está en un lejano tercer lugar y no ven la forma de que repunte. Peña Nieto quiere desviar la atención de los problemas fundamentales poniendo supuestamente a la nación por encima de todo. No es casualidad que los principales candidatos de la burguesía, Ricardo Anaya y José Antonio Meade, se sumen a ese llamado de unidad nacional. Esta situación no elimina las fuertes contradicciones de clase existentes en nuestro país, no puede existir “unidad nacional” con los explotadores y opresores del pueblo mexicano.
López Obrador y el gobierno estadounidense
Un gobierno que verdaderamente se opusiera a la política de Trump primeramente tomaría medidas de protección a los migrantes y no secundaría la presión de disolver acciones como la caravana. Se debería dar asilo a los miembros de la caravana y garantizar su seguridad y respeto a sus derechos humanos en su tránsito por México. Pero el gobierno de Peña Nieto es el policía del imperialismo que cuida la frontera grande para intentar frenar o disminuir el paso de migrantes.
Las primeras declaraciones que López Obrador dio señalaban su intención de hacer entender al presidente estadounidense que los mexicanos somos gente de bien y trabajadores, no delincuentes. Pero la política anti migratoria es una necesidad el imperialismo. Trump le pone su reaccionario sello particular pero no podemos olvidar que Barack Obama es el presidente que más deportaciones de migrantes ha realizado. No es un caso de buenas intenciones o malos entendidos. Son necesarios cambios profundos que eviten que este problema se desarrolle, que si alguien quiere vivir en otro lado no sea por necesidad, no sea criminalizado por ello y tenga oportunidades de vida digna. Estos cambios solo se pueden dar en una franca oposición al imperialismo.
Ante la amenaza de movilización de tropas estadounidenses a la frontera, AMLO ha girado un poco a la izquierda diciendo que si se concreta convocaría a movilizaciones pacíficas y se plantaría en la frontera. Son correctos esos llamados a la movilización. El problema que se vive no puede esperar a medidas de gobierno a futuro, se necesita protección de la caravana que ha sido acosada donde hay migrantes que necesitan una vida mejor. AMLO debería llamar a sumarse a acciones en la Ciudad de México con la caravana migrante, a reanudar la misma y ser recibida y protegida por la población en su paso por el país y hacer una gran manifestación en la frontera exigiendo asilo político, que si no se concede debe ser otorgado con todas sus garantías por el gobierno mexicano. Se podría convertir esta amenaza de Trump en manifestaciones de masas contra este gobierno reaccionario y su lacayo Peña Nieto.
Independientemente de lo que diga AMLO es deber de las organizaciones de los trabajadores y jóvenes apoyar la lucha y la caravana de los migrantes que han decidido por el momento permanecer en la Ciudad de México a donde ya han arribado y donde realizarán acciones.
Por una política antiimperialista y anticapitalista
Es claro que lo que busca el gobierno de Peña es restablecer el buen trato y la negociación con el gobierno de Trump con quien se tiene en la mira la renegociación del Tratado de Libre Comercio. Este es un tema de interés y preocupación de la burguesía nacional.
No le conviene al imperialismo generar un conflicto en México con el peligro de desatar fuerzas subterráneas contenidas en el pueblo trabajador que amenazan con desbordarse. Se presionará a Trump para desactivar este conflicto, aunque sus arrebatos y el papel que individualmente le pone a la situación estará sobre la mesa.
Lo que queda claro es que para el gobierno de Donald Trump México es un país despreciable y continuará con sus políticas antimigratorias. Ya ha tomado acciones como quitar la protección que tenían un grupo considerable de migrantes centroamericanos y caribeños y podría tomar en el futuro acciones concretas contra el DACA, por ejemplo.
La guerra comercial que ha iniciado contra China, habla que Trump está dispuesto a pasar de las palabras a las acciones. La aplicación de medidas proteccionistas contra la economía mexicana están sobre la mesa. Ya vimos la cancelación de la construcción en México de una enorme armadora de autos de la Ford bajo la presión de Trump, ya impusó aranceles a lavadoras y paneles solares y puede tomar medidas similares a productos agrícolas mexicanos o manufacturados. La perspectiva económica no es de bonanza y México puede pagar duras consecuencias desestabilizando e incluso llevando a la economía a una recesión abierta con sus consiguientes efectos sociales.
Sea quien sea quien quede como presidente le tocará un panorama económico desfavorable. Sabemos que el PRI y el PAN querrán cargar la crisis sobre la espalda de los trabajadores pero un gobierno de izquierda, que realmente se posicione a favor de los intereses del pueblo trabajador, sólo tendrá un camino para ser consecuente: luchar frontalmente contra el imperialismo y el sistema capitalista, raíz de estas convulsiones y males que padecemos.