El fenómeno del Me Too o la denuncia anónima en los últimos años abrió una caja de Pandora en muchos países a nivel mundial, como medio que visibilizó el acoso sexual en el trabajo, el hogar o las escuelas, lo que para la sociedad antes era normal o cotidiano, como la presión académica que diversos maestros utilizan para orillar a alumnas a hacer favores sexuales por temor a reprobar la materia o no poder titularse, en los trabajos dónde la moneda de cambio para mantener nuestro empleo es soportar el acoso sexual del patrón y múltiples situaciones y actos que se comenzaron a denunciar.
La sociedad capitalista genera la desigualdad social y económica, imponiendo la ideología de la clase dominante, apropiando la cultura en beneficio de la propiedad privada. La cultura machista y patriarcal es inherente a estos principios del capital, así la clase dominante utiliza los prejuicios sociales, la moral y las divisiones de raza, género, etc. Para mantener un control de la clase trabajadora, las mujeres y la juventud.
Todos y todas cargamos con actitudes machistas en menor o mayor grado, reproducimos vicios que nos dejó el haber sido concebidos y formados dentro de un sistema capitalista machista y patriarcal.
Luchar por erradicar esta sociedad machista y el ambiente de acoso no es fácil y tampoco se puede combatir en lo individual, este es un problema social y en lo colectivo es como debemos combatirlo.
El fenómeno de la denuncia anónima
Bajo el capitalismo los órganos estatales responden ante la clase dominante y funcionan para proteger la propiedad privada y sus intereses, ya sean hombres o mujeres. Responden pues ante las personas que son dueñas del sistema capitalista bajo el que vivimos hoy día, personas que para perpetuarse defienden ideologías e intereses machistas y patriarcales. Ésta razón también responde al porqué los órganos que suponen garantizar seguridad son completamente inútiles e incompetentes ante denuncias como las del acoso hasta el seguimiento de un robo o una investigación por feminicidio, pues, los órganos policiacos y cámaras de justicia están constituidos en un carácter de defensa de los intereses de la clase dominante y no para garantizar seguridad ni justicia para el pueblo de a pie.
Por razones como ésta, nace una respuesta inmediata de denuncia, por lo general anónima, como lo es el Me Too, interiorizado como un acto de rebeldía contra las leyes y métodos de justicia burgueses que ponen claros limitantes para la liberación y seguridad de la mujer. Nace como un método de denuncia en la industria del entretenimiento, en particular en Hollywood, pero sabemos que las mujeres proletarias carecen de la difusión y proyección mediática de las actrices que valientemente se atrevieron a denunciar a gente poderosa dentro de la industria.
Es innegable la valentía que se requiere para denunciar y exponer a quienes han perpetuado éstos actos de violencia machista, por las consecuencias que eso supone bajo un sistema como el que nos rige, injusto y favorecedor a unos cuantos.
El movimiento del Me Too traspasó las redes sociales y se situó en espacios públicos como las escuelas y universidades que utilizaron los tendederos de denuncia para exponer a agresores y acosadores. Las denuncias públicas se hacen de forma anónima para cuidar la seguridad e integridad de quien denuncia, de lo contrario la persona que decide alzar la voz puede ser sometida a cuestionamientos, represalias institucionales u hostigamiento de parte de los círculos que la rodean, estos medios de expresión se dan derivados de la revictimización y la violencia institucional a la que se somete una víctima cuando hace una denuncia formal. Al momento de hacerse pública la denuncia, se procede a difundir y exponer a quien ha acosado o violentado de cualquier forma a una mujer, desde miradas lascivas o comentarios fuera de lugar, hasta violaciones sexuales se han leído en los tendederos públicos y en las redes sociales de los diversos #MeToo. Ahí, se evidencian los hechos y quienes los han cometido, en las escuelas, en los centros de trabajo, en algún colectivo o comité estudiantil, así podemos ver que la violencia no para, es difícil sentirte segura en cualquier espacio pues bajo el sistema capitalista busca preservar el orden patriarcal para mantener sus ganancias, sin ver por el bien de las mujeres, ya sean estudiantes, obreras, campesinas, indígenas, defensoras, entre otras.
Las denuncias dentro del Me Too ayudan a visibilizar la necesidad e importancia de la emancipación de las mujeres y de la lucha contra cualquier tipo de violencia hacia las mujeres, estamos de acuerdo en luchar y denunciar el asunto es ¿Cómo?
En todo el país surgieron paginas Me Too en redes sociales como Facebook, Twitter e Instagram para hacer denuncias en el ámbito musical, del periodismo, hay Me Too de las principales universidades del país, etc. En Hidalgo hay una serie de cuentas que se han abierto con este fin, donde se denuncia a profesores, estudiantes u activistas de la UAEH o a gente que vive en el estado. Existen cuentas que no se sabe quién las administra, que no garantiza la seguridad de nadie y no dan alternativas de seguimiento o protocolos para que quienes denuncian puedan recibir ayuda profesional integral. Lo que el Estado no es capaz de garantizar estas páginas tampoco lo ofrecen. Me Too periodistas fue uno de los ejemplos más grandes de lo que se debe hacer cuando hay una serie de denuncias. Las compañeras no sólo denunciaron a sus agresores, se organizaron para exigir apertura de carpetas en denuncias formales ante el Ministerio Público, formaron una especie de sindicato u organización para defender sus derechos también como trabajadoras, Periodistas Unidas Mexicanas es producto del trabajo organizado y colectivo para el combate del acoso sexual en este ámbito, lograron que despidieran al director de operación Editorial de Grupo Reforma. Sólo un ejemplo de lo que unidos y organizados podemos hacer, denunciar nunca será fácil para la víctima, pero lo realmente complicado será llevar a sus últimas consecuencias la denuncia.
¿Cómo combatirlo?
El combate contra la violencia no es sencillo debido a que no es un comportamiento personal, sino un problema estructural que se va a terminar hasta que se derrumbe al capitalismo y como Marxistas nunca estaríamos dispuestos a posponer la lucha de las mujeres hasta alcanzada la revolución, es menester la lucha colectiva con intereses de clase iguales, utilizando métodos de la clase trabajadora para combatir el acoso, por ejemplo: asambleas estudiantiles, o en los barrios, juicios comunitarios, casas comunales para mujeres víctimas de violencia doméstica o cualquier otra. En las instituciones la burocracia debe eliminarse para que se atiendan las denuncias, iniciar investigaciones integrales, atención médica; sobre todo psicológica integral y con protocolos de género para las víctimas y castigos ejemplares para los responsables.
Reivindicamos los métodos de la clase obrera porque con ellos el avance de conciencia ante los problemas sociales se hace de manera colectiva, la reeducación y la eliminación de las actitudes machistas no puede darse de manera individual, en espacios como las organizaciones políticas, comités u colectivos estudiantiles así como los sindicatos y las organizaciones democráticas se deben discutir los problemas que aquejan a las mujeres trabajadores y tanto hombres como mujeres deben hacerse responsables de la lucha contra estos vicios y prejuicios.
El combate dentro de las organizaciones políticas
Ninguna organización está exenta de reproducir los vicios del sistema capitalista, somos realistas y quienes nos organizamos llámense feministas, anticapitalistas, de Morena, de organizaciones sindicales o Marxistas somos parte de esta sociedad, la única diferencia es que nosotros somos un poco más conscientes de las implicaciones que bajo las presiones cotidianas ocurren y son “normales” para la gran mayoría. No es que sobre nosotros haya un aura de purificación cuando adoptamos una posición de izquierda o revolucionaria, pero si estamos un paso adelante en la concientización y reeducación política.
Nuestra lucha es por la construcción de una organización amplía y revolucionaria que con la discusión política pueda erradicar los machismos y que además luche por la destrucción de la sociedad dividida en clases y sus instituciones que mantienen los vicios de esta cultura desde hace cientos de años.
Las organizaciones debemos luchar contra el capitalismo y no sólo contra los hombres que se señalen como machistas, nuestra moral debe ser una moral revolucionaria que atraiga a la juventud, a las mujeres y los trabajadores a la lucha conjunta.
No podemos reproducir la política inquisidora y de persecución que durante años la derecha y los grupos conservadores ha utilizado para eliminar a las organizaciones revolucionarias y personajes incómodos para el orden social establecido, desde la cacería de brujas, hasta las purgas estalinistas y ahora la expulsión de personas sin más que un señalamiento, que solo benefician a la clase dominante que nos quiere divididos.
Con esto no decimos que tenemos que convivir con agresores, si alguno incurrió en un delito el juicio colectivo determinará su castigo, justicia obrera se antepondrá a la democracia burguesa. Con esto decimos que debemos unirnos como clase trabajadora para luchar contra el acoso sexual, la violencia y la explotación capitalista y entre nosotros ayudarnos a reducir al mínimo los comportamientos que violentan a nuestras compañeras y compañeros de clase.
Somos totalmente intolerables a que existan casos de acoso y abuso sexual o de cualquier índole contra las compañeras dentro de las organizaciones de izquierda, de igual manera intolerantes ante el punitivismo y linchamiento.
La lucha contra el acoso es una parte esencial para cualquier lucha que lleve consigo a la emancipación de la mujer, en cualquier grupo, ésta discusión debe estar presente y el no tolerar ni encubrir éstos casos debe ser esencial.