Julien Arseneau
El movimiento de campamentos de solidaridad con Palestina ha llegado a Canadá. Esta escalada de la lucha es un soplo de aire fresco.
El sábado 27 de abril por la mañana se instaló un campamento en la Universidad McGill, en el centro de Montreal. Este fin de semana, miles de personas visitaron el campamento para mostrar su solidaridad. Estudiantes de McGill, Concordia, UQAM y otros campus también están presentes.
El lunes 29 de abril, la administración de la Universidad de Columbia Británica se despertó con la noticia de un campamento en sus terrenos. Seguramente aparecerán otros campamentos en los próximos días.
Las administraciones y la clase dirigente tienen miedo y ya están intentando impedir que el movimiento se extienda. Esto es lo que estamos viendo en la Universidad de Toronto, donde el mayor espacio abierto del campus ha sido vallado hoy, alegando la administración su preocupación por «actividades no autorizadas». La administración de la Universidad de Ottawa emitió un comunicado en el que afirmaba que «no se tolerarán campamentos ni ocupaciones».
Tras meses de estancamiento, los campamentos representan un paso adelante concreto en el movimiento de solidaridad con Palestina. Los comunistas apoyamos plenamente esta lucha, y nuestros activistas están trabajando para extender el movimiento a todos los campus y a la clase trabajadora en general.
Ambiente de lucha
En McGill, el campamento está en su quinto día. El campamento se está desarrollando de forma tranquila y disciplinada, y el ambiente es festivo y combativo.
Tanto el sábado como el domingo, las marchas por Palestina terminaron en el campamento. Según admite la propia administración de la universidad, el campamento ha triplicado su tamaño desde que comenzó. Está claro que miles de personas siguen de cerca los acontecimientos y están entusiasmadas con esta evolución, en la que los estudiantes recurren a la acción directa masiva para detener el genocidio.
Hay una verdadera sed de ideas y de debate político en la acampada: se organizan constantemente círculos de lectura, debates y sesiones de confección de pancartas.
Los camaradas del Partido Comunista Revolucionario organizaron un seminario el domingo sobre el imperialismo, al que asistieron entre 50 y 100 personas. Seguiremos organizando actividades de formación política en el campamento durante toda la semana.
Siguiendo claramente un guión escrito de antemano, la administración de la universidad envió un correo electrónico a los estudiantes denunciando el «lenguaje antisemita» supuestamente utilizado en la ocupación. El comunicado afirma su compromiso con la libertad de expresión y la libertad de reunión… y la administración se prepara ahora para reprimir el movimiento.
En el momento de escribir estas líneas, la policía antidisturbios está presente y podría atacar el campamento en cualquier momento.
Esta gente nunca aprende. El impulso está del lado de los manifestantes pro Palestina, a medida que los campamentos se extienden por todo el mundo. La calumnia y la represión, como vimos en la Universidad de Columbia, podrían hacer que el movimiento creciera aún más.
¡Difundid el movimiento!
Se ha roto el hielo. Ahora el movimiento debe extenderse a todas las universidades, colegios y Cégep [escuela secundaria] de Quebec y Canadá. En todas partes hay que organizar la rabia contra el genocidio.
Los campamentos no deben quedar solamente en manos de los estudiantes. Hay que ampliarlos haciendo un llamamiento a los trabajadores de las propias universidades para que se unan a ellos. Profesores, asistentes, personal de apoyo, investigadores, todos deben unirse a la lucha sobre el terreno. Los profesores de la Facultad de Derecho de McGill ya están en huelga. Todos estos estratos deben ponerse en huelga para apoyar el movimiento.
El movimiento de los campamentos tiene un objetivo concreto: la desinversión en empresas cómplices de genocidio y que las universidades hagan públicas sus actividades financieras.
Estas reivindicaciones tienen el mérito de apuntar a una cuestión importante: ¿por qué nuestras universidades operan como empresas privadas? En McGill, los miembros de la administración ganan entre 147.603 y 595.325 dólares al año. ¿Por qué una pequeña camarilla burguesa puede embolsarse sumas asombrosas en tasas de matrícula exorbitantes, concederse cuantiosas primas e invertir dinero en proyectos financieros que permiten el genocidio en Palestina?
Necesitamos crear un movimiento tan poderoso que obligue a las administraciones a hacer concesiones. ¡Ni un céntimo, ni una bala para la maquinaria de guerra de Israel! ¡Abran los libros de cuentas!
Hay que echar a esta camarilla de parásitos adinerados. El PCR exige la abolición de los consejos no electos, sustituyéndolos por representantes electos de los estudiantes, el profesorado y el personal. El control de las universidades debe estar en manos de los estudiantes y los trabajadores que las dirigen.
La clase obrera
Los campamentos son un paso adelante y podrían obligar a algunas universidades a hacer concesiones. Pero la guerra genocida depende de algo más que de las inversiones de los consejos universitarios.
A día de hoy, Canadá está enviando equipamiento militar a Israel. Hay que detener esta máquina de guerra.
Nuestra misión debe ser ampliar el movimiento para incluir a la clase obrera en su conjunto. Los trabajadores, por su papel en la producción, pueden parar los engranajes de la máquina de guerra. Debemos incorporar a los trabajadores a la lucha.
Los trabajadores de los puertos de Montreal y Vancouver; los trabajadores de la empresa de armamento Raytheon en Calgary; los trabajadores de TTM en Toronto; los trabajadores de Google, donde los empleados de EE.UU. han intentado tomar cartas en el asunto; franjas enteras de la clase obrera están implicadas de una forma u otra en empresas que hacen negocios con Israel. Hay que acercarse a estos trabajadores y atraerlos al movimiento.
¡Abajo Justin genocida!
En Canadá tenemos una oportunidad de oro para hacer avanzar el movimiento contra el ataque genocida en Gaza. Estamos gobernados por un odiado y débil gobierno liberal minoritario de Justin Trudeau que sólo existe porque está siendo apuntalado por el NDP. Mediante la difusión del movimiento en todos los campus de Canadá y la incorporación de los trabajadores a la lucha, podríamos derrocar a este gobierno. Esto enviaría una onda de choque a través del movimiento en todo el mundo.
El movimiento acaba de empezar en Canadá, pero el potencial es inmenso. Los comunistas estaremos en el corazón del movimiento allí donde tengamos fuerzas sobre el terreno. Defenderemos la necesidad de derrocar todo el sistema capitalista, de poner las universidades y los centros de trabajo en manos de los trabajadores y de construir una sociedad socialista libre de guerra y explotación.
¡Ni un céntimo para la maquinaria de guerra de Israel! ¡Cortar todos los lazos financieros con Israel y abrir los libros!
Por el control y la gestión de las universidades por parte de los estudiantes, el profesorado y el personal.
¡Por el boicot obrero a cualquier industria o empresa que permita los crímenes de Israel!
¡Abajo Justin genocida!
¡Intifada hasta la victoria!