El Salvador está sintiendo ya en gran medida lo embates del problema petrolero, el cual está provocando un efecto dominó entre los precios de los alimentos y demás productos de consumo básico entre la población, basta con mencionar que la decisión de países productores de granos de destinar parte de su producción a la creación de combustibles alternos-etanol-llevó a los panaderos a replantear el precio y a producir con harinas de menos calidad y un pan de menor tamaño, golpeando así el estómago de la clase trabajadora.
El ministerio de economía comenzó negociaciones con el sector panificador que después de muchos años volvió a salir a las calles a luchar por sus reivindicaciones, pero todo terminó en una burla pues se benefició solo a los distribuidores de harina.
El consumo de productos agrícolas también está en una cuerda floja pues los mandatos de ARENA dejaron olvidado y por el suelo a este importante sector, ahora las importaciones, provenientes de Centroamérica, son las que nos abastecen de alimentos. En meses anteriores el frijol y el maíz sufrieron importantes alzas debido al precio de los combustibles sin dejar de lado la especulación.
El sector transporte también está teniendo serios problemas para sostenerse y ya en varias ocasiones y como era de esperar, le trasladaron el problema a la población que hace uso de éste, incrementando el precio del pasaje. Resulta interesante cómo a pesar del alza en alimentos, los salvadoreños responden explosivamente ante un alza en el pasaje, y no es en vano, pues partiendo del salario minino (180 dólares americanos aproximadamente) restándole las cotizaciones de AFP (pensiones), el descuento sobre la renta, etc., la mayoría destina aproximadamente 35 dólares sólo para movilizarse a sus centros de trabajo, sin tomar en cuenta otros desplazamientos, ni las personas que se mueven a nivel interdepartamental. El sector esta recibiendo pérdidas aunque eso no se puede generalizar a todas las gremiales, desde abril hasta julio se mantuvieron tensas relaciones entre el sector transporte, el gobierno y los usuarios.
En los últimos meses esta cantidad se iba a recrudecer pues el aumento de 10 centavos, que representa un 40% del pasaje actual sería un golpe certero a las finanzas familiares y ese fue el descontento que llevó a la población a reclamar fuertemente, el gobierno pudo paliar el descontento que esto significaba pues el mayor afectado era Antonio Saca y sus compinches, tuvieron que ceder ante la presión del sector que realizó paros que si bien no fueron generales, tenían por objeto retar la autoridad y dejar en evidencia la incapacidad del estado quien hasta el momento ha aplicado un subsidio que en su principio tuvo deficiencias pero que en el futuro tampoco podrá ser solución pues hasta el momento el precio del diesel aunque se mantiene estable, es casi seguro que su aumento se va a hacer sentir y los subsidios darán capa para cubrir semejante tormenta que haría sacar conclusiones a las masas.
En julio se volvieron a concentrar las principales gremiales para retomar el tema y no de una manera conciliadora: “a mano alzada y gritando “¡paro… paro!”, la asamblea general de transportistas realizada ayer votó por irse a paro y no por incrementar la tarifa, dando un giro a la propuesta que algunos líderes gremiales habían planteado.
“Una nueva directiva de la Coordinadora Nacional del Transporte, elegida ayer, decidió que implementar el paro era precipitado y dispuso acudir al procurador para la Defensa de los Derechos Humanos, Óscar Luna” (La prensa gráfica 17/07/08).
La población tiene fuertes achaques hacia los motoristas por el trato que le dan a los usuarios, por ejemplo, cuando la manera de conducirse los lleva a una lucha por conseguir la mayor capacidad de pasajeros en los automotores llegando a soportar ir colgado en la puerta, y esa es un arma que quiere usar la burguesía con su doble moral, pero ese hacinamiento responde a las condiciones laborales en general y a la concentración del sector laboral en los sectores mas industrializados como las maquilas que hacen correr a la gente (donde las mujeres son el mayor número) para llegar a tiempo, con tal de no pasarse ni un segundo de su hora de entrada pues eso puede significar grandes descuentos o hasta su destitución del trabajo que de por sí es inseguro. La burguesía ataca este punto para desprestigiar a los motoristas, pues tiene la firme intención de concentrar el sector en pocas manos, que de por sí no es propiedad del Estado, generando un monopolio del transporte.
Los y las marxistas debemos estar preparados ante todos estos detalles, debemos orientar a los trabajadores del transporte, tanto motoristas como los cobradores, a que mantengan una política de clase que les lleve a sacar conclusiones revolucionarias, donde se preparen para hacer un llamado a la población a realizar una huelga general, ya que la clase trabajadora explota ante el aumento del pasaje, demostrando así la fuerza que tiene el pueblo salvadoreño y que puede servir como unión entre otros sectores que por lo general pasan dormidos en los momentos de reflujo de la lucha de clases, pero que estamos seguros de que en un momento de efervescencia pueden atraerse hacia la clase obrera y apoyar con fuerza la lucha contra el gobierno de Antonio Saca.
A pesar de su carácter de clase como pequeña burguesía, los pequeños propietarios del transporte no están exentos de todas las contradicciones del capitalismo, el BPJ apoyará toda lucha que lleve en su trasfondo la eliminación de la explotación y la eliminación del capitalismo, lucharemos por un transporte digno que reivindique al mismo tiempo todas las luchas del proletariado, que ya no se guíe en sus luchas como un sector alejado y que trascienda sus consignas a un plano político general.
¡¡¡¡¡¡¡Por la revolucion socialista en el salvador!!!!!!!!
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Por la federacion socialista latinoamericana!!!!!!!!!!!
El Salvador, 22 de septiembre de 2008