La prensa burguesa está haciendo lo posible y lo imposible para enterrar las manifestaciones del 29 de septiembre contra el candidato ultraderechista Jair Bolsonaro y la disposición a la lucha que allí se expresó. Se realizan comparaciones descabelladas con los actos «pro-Bolsonaro» del día siguiente, que fueron decenas de veces inferiores, y se omiten hechos como las manifestaciones espontáneas que se realizaron en el transporte público antes y después de las manifestaciones. Sin contar sus «encuestas» de intención de voto y el análisis de ellas, usadas para mostrar que las manifestaciones «ayudaron» a Bolsonaro en vez de combatirlo.
El problema de la burguesía es uno solo: ¿cómo combatir la polarización que amenaza con hacer venir la vieja lucha de clases, burguesía versus proletariado? Y eso en un ambiente tal que su más fiel servidor, Alckmin, (el principal candidato de la burguesía por el PSDB) no consigue despegar en las «encuestas» y los que teóricamente darían apoyo a su candidatura en los Estados, para conseguir mantener sus puestos, se adhieren con armas y bagajes, con declaraciones públicas, «papeletas electorales» y panfletos, a Bolsonaro.
Todo esto sucede en el momento en que el sube/baja en las encuestas cambia debido a una intensa especulación financiera en la bolsa de valores y en el comercio del dólar y de otras monedas. La mediana y la pequeña burguesía buscan en Bolsonaro su salvador, mientras que la gran burguesía, los que manejan los hilos de la economía, en Brasil y en los países imperialistas, buscan los puntos de contacto con los economistas y asesores de ambos candidatos «mejores posicionados «, Bolsonaro y Haddad [el candidato del PT de Lula]. Quieren garantizar el mantenimiento de todo como estaba antes de las elecciones.
Intentan, al mismo tiempo, enterrar la «polarización». Sólo que eso no es posible y sus mejores representantes en los periódicos y cadenas de TV suspiran inertes con la agudización de la lucha de clases.
Voto útil, PT y Bolsonaro
Militantes y activistas de izquierda, impresionados con el ascenso de Bolsonaro, concluyen a partir de eso que el fascismo está a la vuelta de la esquina, ganando el apoyo de las masas, o que se prepara una nueva dictadura militar. Sin embargo, hay que poner en esa evaluación la correlación de fuerzas actual entre las clases y la posición de los sectores mayoritarios de la burguesía para enfrentarse a la actual situación. La burguesía sabe que la clase trabajadora no está derrotada y que puede explotar en luchas revolucionarias con cualquier paso equivocado que dé. Por eso, a pesar de que necesita endurecer la represión, sabe también que faltan las condiciones, una base social sólida, para implantar una dictadura descarada en el país. La base electoral de Bolsonaro, a pesar de contar con grupúsculos de extrema derecha, no está organizada en un partido de combate para la destrucción de las organizaciones obreras, aunque los grupúsculos fascistas se sienten con más voluntad de actuar en ese clima de polarización. La base de Bolsonaro está en la pequeña burguesía desesperada y en sectores del proletariado engañados con su discurso antisistema. Bolsonaro es un oportunista demagogo de derecha, y hay que combatirlo con una línea política de clase.
Los demás candidatos intentan aparecer como la mejor alternativa. Alckmin busca atraer los votos de Bolsonaro prometiendo acabar con los radicalismos de «derecha» y de «izquierda» y derrotar al PT en la segunda vuelta. Ciro se presenta como aquél que en las encuestas tiene más posibilidades de derrotar a Bolsonaro en la siguiente etapa. Y el PT recabará votos para sí como el único partido de izquierda que pasa a la segunda vuelta.
La Esquerda Marxista no se alinea con estas posiciones. No estamos por «cualquiera menos Bolsonaro». Hay una división de clase entre los candidatos y se trata de un error considerar a Alckmin o a Ciro el mal menor, ambos son políticos burgueses, pertenecientes a partidos políticos burgueses. Ciro teniendo como su vice a la dama del agronegocio, Katia Abreu.
El PT es el partido obrero burgués que recobró algún aliento electoral por la destitución de la anterior presidenta del país Dilma Roussef, en realidad un favor de la burguesía nativa que le evitó al PT, al gobierno de Dilma, la intensa tarea de aplicar las contrarreformas más duras y el ajuste fiscal. Haddad puede incluso hacer un discurso a la izquierda, prometer la revocación de las contrarreformas, pero entre bastidores dialoga con el mercado para tranquilizarlo. La cuestión ahora es fortalecer la construcción de una alternativa de izquierda al PT, sin las traiciones que provocaron la actual situación de desorientación de la clase trabajadora.
Por qué votar al PSOL
En este enmarañado escenario de la actual situación política y de la lucha de clases brasileña, hemos explicado que la tarea inmediata para los activistas y militantes de vanguardia de nuestra clase consiste en votar al Partido Socialismo y Libertad. Esto no se debe a la calidad revolucionaria de este partido o de su candidato a presidente. Aunque Boulos, el candidato del PSOL, en la recta final de la campaña, haya adoptado un discurso contra el sistema y buscado diferenciarse del PT, sigue careciendo de un contenido claro que dialogue con los anhelos de la clase trabajadora –no intentos de mejorar, reformar, el modelo vigente–, limitándose a reivindicar «igualdad de oportunidades», o «tasación de grandes fortunas y patrimonio». Lo que puede hacer la izquierda para captar el sentimiento antisistema existente en la base de la sociedad es decir claramente que una revolución es necesaria, que hay que echar abajo los poderes de la república, estatizar los bancos, las multinacionales, las empresas que reciben dinero del Estado, y ponerlas bajo el control de los trabajadores, poner a toda la sociedad bajo el control de la clase trabajadora organizada. .
La tarea fundamental de los marxistas en este momento consiste en ayudar a una parte de la vanguardia de los trabajadores y de la juventud a comprender la actual situación, sin caer en el impresionismo alimentado por los reformistas de turno, y encontrar el camino de la lucha organizada por el socialismo. Para ello, en primer lugar debemos afirmar claramente nuestros pies en el campo de la independencia de clase. Ningún voto a los candidatos burgueses o de partidos burgueses. Y sí, votar en la primera vuelta al PSOL para fortalecer la construcción de una alternativa de izquierda. El PSOL, a pesar de sus errores y sus debilidades, sigue siendo visto por una vanguardia de jóvenes y trabajadores como un polo para reagruparse de manera independiente y seguir la lucha por la construcción de un partido de la clase trabajadora en Brasil.
Los trabajadores brasileños ya han demostrado incontables veces un alto nivel de conciencia de clase y de una inteligencia proveniente de sus experiencias históricas y políticas. A pesar de las incontables frustraciones y traiciones de sus dirigentes tradicionales, esa conciencia no fue destruida.
A nosotros los marxistas nos interesa aclarar lo que hay que hacer hoy para ayudar a fortalecer los músculos de la vanguardia de nuestra clase para las próximas batallas que se avecinan, en la polarización que se acentúa cada día más. Esta es la tarea que la Esquerda Marxista se propone con sus candidaturas, basadas en el manifiesto «Contra el Sistema, por la Revolución Socialista», en la lucha por la construcción de un partido de clase, que ayude a los trabajadores a recorrer el camino para su liberación de la explotación y opresión del capital y para construir un futuro socialista.