Actualmente, el sistema capitalista se encuentra en una encrucijada y cualquiera que sea el movimiento para salir de esto traerá consecuencias económicas desastrosas. Desde una mayor liberalización de los mercados a un proteccionismo, no obstante, el proteccionismo como tal es la carta que a algunas potencias les resultará mejor jugar, debido a sus desfavorables balanzas comerciales, el meollo de las consecuencias de esto es el tipo de mercado que se protegerá.
Por ejemplo, Estados Unidos es el país con el mercado más grande y absorbe la sobreproducción de países como China, los cuales con el eufemismo de “sobrecapacidad” reconocen la necesidad del mercado de Estados Unidos para dar salida a su sobreproducción de mercancías.
Estas desfavorables balanzas comerciales habrá que verlas en sus particularidades para lograr comprender la totalidad del problema, algunos países pueden optar favorablemente aprovechando esta oleada de proteccionismo, pero aquellos que producen materias primas se verán levemente afectados sino logran emplear las medidas oportunas para resistir lo que será una posible depresión. No obstante, el problema central de las medidas económicas actuales resulta de la desfavorable relación entre el capital real y el capital ficticio que se ha creado para lograr solventar la pasada crisis del 2008, lo que era una deuda de carácter privado, es decir la deuda del capital financiero, se ha vuelto una deuda pública que amenaza la estabilidad que hasta el momento han logrado tener los países capitalistas en su conjunto.
La problemática actual resulta que en la configuración del Estado burgués estas deudas no saldrán del bolsillo de los empresarios, debido a que esto puede aumentar más aun la “demanda deprimida”. Y de ahí surge la justificación de medidas proteccionistas, no se logra vender ni las mercancías que se producen en los diversos mercados internos, pero se reciben enormes cúmulos de importaciones.
El caso de Estados Unidos es muy ilustrativo y también sus implicaciones mundiales;
“A pesar de las promesas de repatriar fábricas y adoptar medidas proteccionistas por parte del presidente Donald Trump, el déficit comercial de Estados Unidos creció un 12.1% en 2017 y alcanzó la suma de 566.000 millones de dólares, anunció este martes el Departamento del tesoro.
Se trata del incremento porcentual más fuerte en siete años, desde el periodo 2009-2010, y la suma final es la más absoluta desde 2008, hace nueve años.
También aumentaron a nivel record las importaciones de bienes provenientes de 47 países, entre ellos, China (505,600 millones) y México (314, 000 millones de dólares) dos de los países a los que Trump ha acusado repetidas veces de mantener relaciones comerciales injustas con los Estados Unidos”.
Este déficit comercial es lo que impulsa a Trump como representante de la clase dominante americana a considerar el proteccionismo como una necesidad para proteger la débil economía estadounidense y la vez reestructurar la economía para que Estados Unidos cese de absorber el excedente mundial.
Es en líneas generales la necesidad de reestructurar el mercado mundial para lograr corregir los enormes déficits existentes. Estados Unidos está siendo amenazado en la hegemonía del dólar como patrón internacional, para 2001 las reservas internacionales en dólares rondaban el 60 %, actualmente han descendido a un 30 %, a eso se debe sumar el ingreso del yuan como moneda de reserva internacional.
Las consecuencias económicas no son nada alentadoras de ser ciertas estas medidas que Trump supuestamente llevaría cabo, no obstante, el panorama de mantener igual la situación comercial, llevará a un desplome financiero peor que el de 1929, los procesos ficticios de valorización del capital financiero comprometen a la economía real afectando a esta de manera directa, si los diferentes países capitalistas no recurren a medidas para protegerse de este desplome las consecuencias políticas serán desastrosas. Varios países han comenzado a sacudirse ante la salida en escena de las masas por sus derechos, consientes de una crisis que ellos no han provocado, pero obligados a cargar sobre sus espaldas las desastrosas consecuencias, han comenzado a manifestarse en cantidades enormes que superan los cientos de miles alrededor del mundo.
El capitalismo ha llegado a un punto de quiebre que no necesariamente significa su desplome, aunque su estabilidad relativa tiende de un hilo, hoy por hoy, el fin de las ideologías como lo asevero Raymond Aron se ve brutalmente refutado por una proliferación creciente en las ideas del marxismo, las cuales, actualmente, todo militante consiente de querer transformar la realidad está viendo obligado a revisar las principales tesis de Marx. Los mismos economistas burgueses reconocen que Marx tenía razón y que el capitalismo llegado un punto de quiebre tendrá que reestructurase de manera muy radical y no de forma transitoria como lo hizo en el pasado, ya no hay cabida para medidas keynesianas aunque los impulsores del neoliberalismo las impulsan dentro de sus países. Si Estados Unidos mantiene los niveles de desempleo bajo es por la salida de migrantes y por la flexibilización laboral, a la vez que invierte en infraestructura que se vuelven inversiones de dudoso cobro y ponen el déficit más a la escalonada.
De comenzar una guerra comercial, es posible que a la vez estallen guerras focalizadas por el control de ciertos territorios estratégicos para la circulación del capital. El conflicto de China en el mar amarillo es un buen ejemplo de esto, que aún no estalla, pero es latente.
El capitalismo ha llegado a un punto de que cualquier medida económica para reajustar el mercado mundial, pudiera resultar fatal y ser la chispa que encienda la llama de la revolución, los economistas burgueses están ante un dilema crucial, como un médico que cree que su paciente tiene cáncer y le recomienda sesiones de radiación, pero resultó ser una infección a lo cual su decisión de radiar el cuerpo resultó mortal. No hay medidas que logren solucionar la actual crisis porque cualquiera desatará un efecto en cadena, Trump en su ingenuidad cree que con dichas medidas garantizará el mercado estadounidense, pero es probable que en esta guerra comercial que emprenda Estados Unidos salga completamente derrotado.
En la actualidad, no queda más para la burguesía que apreciar un futuro incierto, en cambio para los que creemos en un mundo mejor, vemos con esperanzas la reactivación y salida en escena de las masas, el futuro socialista se encuentra en su germen revolucionario.