Hace cuarenta años, el movimiento estudiantil salvadoreño fue testigo de uno de los más atroces eventos contra el pueblo empobrecido, ejecutado por la dictadura militar en turno. Cientos de jóvenes protestaban sobre la 25 avenida de San Salvador contra los ataques que militares habían realizado a estudiantes de la Universidad de El Salvador en Santa Ana. Era un periodo convulsivo, en el que cualquier manifestación de reclamo al régimen era visto por este como una amenaza a su poder, y por ende, respondían con medidas represivas como las tomadas en Santa Ana.
Hace cuarenta años, el movimiento estudiantil salvadoreño fue testigo de uno de los más atroces eventos contra el pueblo empobrecido, ejecutado por la dictadura militar en turno. Cientos de jóvenes protestaban sobre la 25 avenida de San Salvador contra los ataques que militares habían realizado a estudiantes de la Universidad de El Salvador en Santa Ana. Era un periodo convulsivo, en el que cualquier manifestación de reclamo al régimen era visto por este como una amenaza a su poder, y por ende, respondían con medidas represivas como las tomadas en Santa Ana.
Fue una tarde sangrienta. Las fuerzas armadas del Estado burgués dispararon gases lacrimógenos y balas a las y los jóvenes estudiantes de la Universidad de El Salvador y de bachillerato que marchaban, en las cercanías del Seguro Social. La cantidad de estudiantes asesinados y asesinadas se desconoce, sin embargo, un solo estudiante asesinado, es un acto repudiable. De forma abierta los soldados y policías de la época, demostraban el verdadero papel para el que fueron creados: cumplir la orden de defender los intereses de los capitalistas y de su Estado.
Cuarenta años después, las y los estudiantes siguen muriendo. La juventud sigue siendo víctima del capitalismo, arrojándolos en muchos casos a formar parte de agrupaciones delincuenciales, pues al no haber trabajo digno, educación de calidad, recreación accesible, la delincuencia gana terreno y arrebata cientos de vidas a su paso. Las noticias de asesinato a jóvenes son diarias, las precarias condiciones en la escuela pública es la cotidianeidad, no vemos salida bajo las condiciones actuales del capitalismo.
Los marxistas del BPJ-CMI luchamos por:
Las autodefensas obreras: Organización de las comunidades y elección democrática de los miembros de estas organizaciones para desarticular las pandillas y defender la vida de estudiantes, trabajadores, campesinos y el pueblo empobrecido.
Inversión anual del 10% del PIB (2 mil millones de dólares) en educación distribuidos en: aumento salarial docente, reparación inmediata de edificios escolares, equipamiento de centros de cómputo, laboratorios, espacios deportivos y material didáctico. Programa nacional de becas con el salario mínimo a estudiantes de escasos recursos.
Acceso inmediato a la Universidad de El Salvador. Ningún examen de selección, no pago de cuotas ni mensualidades. Nacionalización de universidades privadas para absorber la demanda anual de bachilleres.
Te invitamos a marchar con Fuerza de Acción Universitaria (FAU), BPJ-CMI este 30 de julio. Luchemos por estas y otras reivindicaciones.