La campaña de Jeremy Corbyn por la dirección del Laborismo abrió la tapa de la ira hirviente contra la austeridad y todo el Establishment político dentro de la sociedad. Su aplastante victoria fue un terremoto político que dejó a la derecha visiblemente afectada.
La campaña de Jeremy Corbyn por la dirección del Laborismo abrió la tapa de la ira hirviente contra la austeridad y todo el Establishment político dentro de la sociedad. Su aplastante victoria fue un terremoto político que dejó a la derecha visiblemente afectada.
Inmediatamente, los conservadores, los medios de comunicación, y los Blairistas organizaron una campaña de ataques y calumnias dirigidas a desestabilizar a Corbyn, a fin de socavarlo y prepararse potencialmente para un futuro golpe en la dirección.
Aunque Corbyn está aislado dentro del Partido Laborista en el Parlamento, tiene un enorme apoyo, tanto dentro de los miembros del partido como fuera del mismo, entre el movimiento más amplio de trabajadores y jóvenes. Si Corbyn quiere superar los ataques de la derecha, tiene que movilizar este apoyo. De ahí la puesta en marcha de Momentum, una nueva organización diseñada para aprovechar la energía de la campaña de Corbyn por la dirección laborista.
Inmediatamente después de la elección de Corbyn como líder laborista, los conservadores lo declararon «una amenaza para la seguridad nacional y la familia». Sus amigos en los medios de comunicación vomitaron un torrente de calumnias y mentiras. Los Blairistas desarrollaron una estrategia para debilitarlo a la menor oportunidad. Ellos piensan que si esperan el momento, el bullicio en torno a Corbyn se difuminará. Tienen la esperanza de que si se lanza la suficiente suciedad desde los medios de comunicación, alguna que otra calará en las masas. Sólo entonces le clavarán los cuchillos.
Unidad ¿con los enemigos?
Hasta el momento, el propio Corbyn ha respondido tímidamente a este tipo de ataques, en lugar de llamar a la «unidad», para que el partido sea una «iglesia amplia». Pero los llamamientos a la unidad, no se pueden plantear en abstracto. Se necesita la unidad real de clase obrera, basada en la lucha por un programa común para cambiar la sociedad.
Pero también hay otra unidad: que fue presentada hipócritamente por el ala derecha, que apela a la unidad cuando sus propias carreras y posiciones están amenazadas. Cuando llaman a la «unidad», estas personas realmente quieren la unidad de su conveniencia; la vía libre para imponer su propio programa – el programa de las grandes empresas – sobre las bases del partido.
Tomemos, por ejemplo a Simon Danczuk, el diputado laborista por Rochdale, quien declaró antes de la victoria de Corbyn que iba a trabajar para derribar a Corbyn «desde el primer día… si no antes». Fiel a su palabra, Danczuk ha proporcionado un artículo tras otro para el Daily Mail, golpeando a Corbyn y a sus partidarios. Ahora, cuando se enfrenta a llamamientos para su descarte como miembro de la dirección, Danczuk declaró: «Se supone que debemos ser una iglesia amplia, pero justamente ahora que tenemos un dirigente de la izquierda laborista eso no debe implicar que los diputados más moderados tengan que ser excluidos o silenciados”.
Los partidarios de Corbyn, sin embargo, entienden claramente que la unidad con esos lobos, hambrientos de acabar con él a la primera oportunidad, no hay unidad real en absoluto, y de hecho es una receta para el desastre.
Es claro entonces que Corbyn y sus seguidores no pueden quedarse tranquilos. Los agentes de la patronal y los banqueros en el partido (también conocidos como los Blairistas) no van a esperar eternamente antes de que se muevan en contra de Corbyn. El apoyo a Corbyn en el grupo parlamentario del Partido Laborista es extremadamente débil: sólo recibió el apoyo genuino de unos 20 diputados con el fin incluso de figurar en la papeleta de votación. El noventa por ciento de su gabinete en la sombra, en realidad, ¡no lo apoyó!
Tal situación no puede perdurar: o no hacemos nada, y esperamos a que una camarilla de parlamentarios de derecha—que no representan a la amplia militancia del Laborismo—pasen por encima de la voluntad democrática de la mayoría de los miembros y quiten a Corbyn; o Corbyn y sus partidarios pasan a la ofensiva en contra de los diputados que buscan destruirlo. De esta manera podemos librar al partido de apologistas arribistas de las grandes empresas, y empezar realmente la lucha contra los Conservadores y por un programa socialista anti-austeridad.
Los partidarios se organizan
La campaña de Corbyn por la dirección vio unirse a cientos de miles de personas ya sea como miembros del partido, como sindicalistas afiliados o como simpatizantes registrados. Más de 70.000 personas se han unido al partido desde la victoria de Corbyn. Muchos más podrían unirse en el próximo período, siempre y cuando Corbyn se mantenga fiel a su programa.
La pregunta clave es cómo organizar a estos partidarios de Corbyn, tanto dentro como fuera del partido, para defenderlo contra los ataques de la derecha. El lanzamiento de «Momentum», como la continuación de la campaña de Corbyn por la dirección es un paso clave en esta lucha.
Existe el peligro real de que si los nuevos miembros aparezcan en sus reuniones de barrio o en las reuniones de la CLP (Circunscripción del Partido Laborista), y rápidamente sean aislados por la burocracia existente, que es un vestigio de la época pasada. El ala de derechas ya ha proclamado alegremente cómo va a desmoralizar con éxito a los nuevos miembros asfixiándolos en las reuniones aburridas sobre asuntos de rutina. Muchas reuniones de la CLP carecen de cualquier tipo de discusión política, o de cualquier otra razón para atraer a jóvenes entusiastas que buscan cambiar la sociedad. El ala de derechas espera eso para muchos de los miembros nuevos, que su primera reunión sea también la última. Esto no debe permitirse que ocurra.
Activemos el Momemtum
Aunque todavía en su infancia, los objetivos declarados de Momentum incluyen lo siguiente:
«Organizarse en cada pueblo, ciudad y villa para crear un movimiento de masas por un cambio progresista real.
«Hacer del Partido Laborista un partido más democrático, con las políticas y la voluntad colectiva para ponerlas en práctica en el gobierno.
«Reunir a personas individuales y grupos en nuestras comunidades y centros de trabajo para hacer campaña y organizarse en los temas que son importantes para nosotros.»
Esto se logrará a través de:
«La organización de eventos, concentraciones, reuniones y consultas sobre políticas para fomentar la movilización de masas por una sociedad más democrática, equitativa y decente.
«Animar a aquellos que inspirados por la campaña de Jeremy Corbyn se impliquen en el Partido Laborista. Ayudar a los militantes a hacer oír su voz en los debates del Partido Laborista.»
Esto es precisamente lo que se necesita si Corbyn quiere aprovechar el enorme apoyo que existe para su programa contra la austeridad, y para reclamar el Partido Laborista para la clase obrera. Mediante la organización de nuevos miembros alrededor de campañas políticas animadas, el entusiasmo de muchos de involucrarse en política por primera vez, no debe ser aplastado por la atmósfera asfixiante que existe en el Partido Laborista.
Por otra parte, organizando a los partidarios de Corbyn en cada área para defenderlo contra el ala de derechas, la lucha es más probable que tenga éxito de esta forma que si se deja a iniciativa de individuos aislados.
La derecha se tambalea
El despegue potencial de este movimiento ha sacudido claramente a la derecha. Antes, el movimiento alrededor de Corbyn era bastante amorfo, consistía principalmente en grandes mítines, sin ningún tipo de estructuras a través de la cual la energía pudiera ser canalizada y aprovechada.
Ahora con Momentum, sin embargo, el movimiento alrededor de Corbyn tiene una estructura nacional potencial para dirigir el entusiasmo de los recién atraídos a la actividad política. Los parlamentarios laboristas de derechas, por lo tanto, están comprensiblemente aterrorizados de que Momemtun pueda convertirse en un movimiento de masas que los barra a un lado por medio de una ola de revocaciones de estos parlamentarios. Ellos podrían perder sus carreras lucrativas que ven, correctamente, amenazadas.
El lanzamiento de Momentum ha puesto de manifiesto aún más el abismo masivo en el Partido Laborista entre Corbyn, McDonnell y los miembros ordinarios, por un lado, y de diputados Blairistas del grupo parlamentario del Partido Laborista por el otro—un abismo que ya era evidente en los ataques contra Corbyn durante la campaña por la dirección.
Por lo tanto, las tensiones dentro del partido se están desarrollando de una forma extremadamente alta, como lo demuestra la reunión del Partido Laborista en el Parlamento el lunes 12 de octubre, descrita por un diputado laborista veterano como «la peor de todas en las que he estado presente»
Los diputados estaban furiosos con John McDonnell por anunciar (correctamente) que el laborismo ya no apoyaría el Decreto Fiscal del gobierno tory; en el proceso, estos Blairistas quedaron expuestos como partidarios de la austeridad de los torys.
Además, los diputados del ala de derechas entraron en una rabia furibunda durante el anuncio de la creación de Momentum. Cuando Richard Burgon, partidario de Corbyn y miembro del Parlamento habló para defender el lanzamiento de este nuevo grupo, otros diputados lanzaron una infinidad de improperios, un diputado terminó declarando que «pareció en un momento como si ni siquiera fueran a dejarle terminar».
Así de aturdidos están en el ala derecha, que algunos, incluyendo a Dan Hodges (ex funcionario Laborista, y ahora columnista de Telegraph), han llegado a describirlo como un retorno de Militant—es decir, como un partido dentro de un partido. Estas son simplemente tácticas intimidatorias, y no guardan relación con la realidad. Momentum no es una organización que ha entrado en el Partido Laborista. Es más bien el desarrollo orgánico de la campaña de Corbyn por la dirección, y representa un verdadero movimiento de masas de miles de personas.
Incluso antes de la victoria de Corbyn, los partidarios de su campaña por la dirección fueron consultados por los voluntarios de Corbyn si estarían interesados en la transformación de la campaña por la dirección en un movimiento de las bases en el caso de una victoria. Corbyn simplemente sigue adelante con su promesa de campaña para volver a democratizar el partido, y desarrollar un amplio movimiento social en contra de los Conservadores y la austeridad.
La hipocresía de la clase dirigente
El delito de Corbyn a los ojos de la derecha es que él está organizando a la clase trabajadora y a la izquierda, y a la juventud radicalizada. Cuando Tony Blair se convirtió en líder del Partido Laborista en 1994, posteriormente estableció «Progreso», una organización financiada por las grandes empresas, que tenía su propia militancia, hizo campaña con su propio programa, y elaboró candidaturas para las elecciones internas del partido.
¿Dónde, estaban pues los aullidos de indignación de la derecha sobre la creación de un «partido» interno? Del mismo modo, ¿dónde está la crítica de los Fabianos, otra organización de derechas dentro del Partido Laborista? Como siempre, hay un tipo de regla para los patrones y sus lacayos, y otra para los demás.
Lucas Akehurst, Secretario de Primero Laborismo, (una organización dentro del partido creada para mantener al partido «a salvo de la izquierda dura organizada»), expresó esta hipocresía con toda claridad en una entrevista en el Daily Polítics Show de la BBC (13 de octubre). Tras criticar a Momentum por ser una organización dentro del partido, afirmó que:
«Si vienen y tratan de cambiar fundamentalmente la composición de todas las estructuras democráticas del partido, tanto si tratan de cambiar la composición del grupo parlamentario del partido, o los consejos locales, o el Foro de Política, o la Ejecutiva nacional o los delegados de la conferencia, bien, todo ello ha sido el resultado de elecciones democráticamente competidas, y lo impugnaremos. Ellos podrían encontrarse que hay más con que somos más de los que suponían y que estamos mejor organizados de lo que esperaban. No vamos a entregarnos precisamente atados de pies y manos» (el subrayado es nuestro).
Una vez más, otra buena muestra de la hipocresía apestosa de la clase dirigente y de sus burócratas, que son realmente los que tratan al Partido, a sus estructuras democráticas, y a sus miembros con desprecio.
El programa socialista
La tarea ahora es construir Momentum en una organización de campaña, luchadora, capaz de defender a Corbyn en contra de la derecha; y también de ir a la ofensiva contra los Tories (conservadores) y su programa de austeridad.
Con el fin de inspirar a millones de personas a unirse Momentum y construir un movimiento de masas genuino, necesita armarse con su propio programa claro – es decir, un programa socialista audaz.
Dicho programa incluiría la restauración de la antigua cláusula IV de los Estatutos del Partido Laborista – es decir, luchar por el control democrático de los trabajadores de las «palancas fundamentales de la economía», con el fin de planificar la producción para satisfacer las necesidades de las personas. Al hacerlo, nos gustaría realmente poder aplicar las demandas progresistas presentadas en el programa de Corbyn, incluyendo la protección del NHS (Servicio Nacional de Salud), la construcción masiva de viviendas populares y la eliminación de las tasas de matrícula.
La campaña por la dirección de Corbyn dio una idea de lo que un movimiento de masas real puede llegar a parecerse, cuando se le da algo positivo por lo que luchar. Desechó la idea de que los jóvenes son apáticos. Por ejemplo, más de 16.000 se ofrecieron como voluntarios para ayudar a asegurar la victoria de Corbyn.
Ahora es necesario aprovechar esa energía, y organizarla para terminar la tarea: la tarea de la defensa de Corbyn contra la derecha; la tarea de recuperar al Partido Laborista de los gánsteres arribistas que han gobernado durante décadas; la tarea de luchar por un programa socialista audaz dentro del movimiento obrero, para poner fin a la austeridad y comenzar la revolución socialista, en Gran Bretaña e internacionalmente.