Finalmente, después de meses de duras negociaciones, los negociadores del Reino Unido y de la UE han llegado a una propuesta de acuerdo. Sin embargo, todo está cosido con alambres. Todo el infierno está a punto de desatarse. Desde el punto de vista de las grandes empresas, el proyecto de acuerdo no es tan malo, al mantener vinculada la economía británica con Europa. Pero para los partidarios del Brexit del campo Conservador, en particular, se trata de un acuerdo tóxico.
Después de una reunión de gabinete de cinco horas, a pesar de las intensas divisiones, la Primera Ministra pudo forzar un acuerdo. Su ultimátum fue eficaz: mi acuerdo, o ningún acuerdo, y ningún Brexit.
Al parecer, 10 u 11 ministros se opusieron a ella en esta reunión, pero finalmente aceptaron. Fue un acuerdo «colectivo», a punta de pistola.
Paso decisivo… sobre el borde de un acantilado
«Este es un paso decisivo», dijo May, «que nos permite avanzar y finalizar el acuerdo en los próximos días».
Pero tales garantías tranquilizadoras deben tomarse con precaución No habrá ningún «avance».
Las cosas ya han comenzado a desmoronarse rápidamente. Dos ministros del gabinete han renunciado: la secretaria de pensiones Esther McVey y, lo que es más importante, el ministro responsable de negociar la salida de Gran Bretaña de la UE, Dominic Rabb.
Rabb solo había estado en el puesto unos meses, luego de la renuncia de David Davis, quien renunció como ministro del Brexit después de anunciarse la propuesta de acuerdo planteada por May a la UE en el verano, y que fue rechazada por Bruselas.
Estas últimas salidas se derivan de una serie de renuncias de alto perfil en el último año, ya que la cuestión del Brexit desgarra al Partido Tory. Parece probable que otros lo sigan, poniendo en serio el futuro de May como líder del partido y primera ministra.
Los tories: un barco que se hunde
Esta es la crisis gubernamental más grave que pueda recordarse. El gobierno de May se tambalea al borde de un precipicio. Tiene un agujero por debajo de la línea de flotación, hundiéndose rápidamente. Todos los intentos de tapar los boquetes parecen ineficaces. El agua continúa entrando. Pronto les llegará hasta el cuello.
Irónicamente, unos días después de las conmemoraciones del Armisticio de la I Guerra Mundial, a comienzos de noviembre, el periódico alemán Der Spiegel lo expresó bien al afirmar que May había esquivado una bala en el gabinete. Sería más apropiado decir una lluvia de balas.
El acuerdo lo ha dividido por todos lados. Ahora May está luchando por salvar su propia piel política. Ella ha arriesgado todo por el bien del país, el llamado «interés nacional»; en otras palabras, los intereses de las grandes empresas.
El Brexit ha sido un desastre desde el principio. Cameron, el anterior Primer Ministro que lo impulsó, jugó y perdió. Y ahora la clase dominante se enfrenta a las consecuencias. El Partido Tory va a quedar destrozado. Europa ha envenenado al Partido Tory y está en proceso de destruirlo.
Fracaso épico
Para los banqueros y los capitalistas, la idea de un Brexit sin acuerdo era demasiado desalentadora. Sería una calamidad para sus mercados y ganancias. Ellos están haciendo todo lo posible para impedir esto. Claramente, le retorcieron el brazo a May para que aceptara un Brexit «suave», y ella obedeció.
Según el proyecto de acuerdo, dejando de lado todos los detalles, Gran Bretaña permanecería estrechamente vinculada a Europa, ya sea dentro un acuerdo comercial o de un mercado común «provisional». Gran Bretaña tendría que aceptar las leyes de la UE para proporcionar un «terreno de juego nivelado». Este acuerdo aduanero podría extenderse indefinidamente si no se llega a un acuerdo posterior. Esto sería un Brexit sólo de nombre.
Esto ha llevado a los partidarios tories del Brexit al frenesí, y han amenazado con destituirla. Como declaró el diputado tory, Conor Burns:
“Siempre he dicho que no queremos cambiar de Primera Ministra, queremos cambiar la política de la Primera Ministra. Sin embargo, llega un punto en el que si la Primera Ministra insiste en que no cambiará de política, entonces la única forma de cambiar la política es cambiar el personal».
El mismo punto lo señaló el diputado Jacob Rees-Mogg, quien instó a la rebelión, comparando la situación con la lucha contra el rey Juan.
«Ha llegado el momento», dijo «en el que la política y el individuo se conectan tan íntimamente que será muy difícil seguir apoyando a la persona que promueve esta política».
Otro parlamentario euroescéptico describió la renuncia de Raab como el «final del juego» para el liderazgo de la Sra. May. «Si el tipo que se suponía que iba a liderar el Brexit no puede apoyar el acuerdo», agregó, «entonces, ¿cómo pueden hacerlo los parlamentarios o el país?». Es un espectáculo de terror. No hay vuelta atrás. Ella solo tiene que irse. Esto es un fracaso épico».
Elecciones generales sobre la mesa
Por lo tanto, todo está decidido para Theresa May. Todo lo que se requiere para desafiar a la dirección de los tories es que se presenten 48 peticiones de renuncia para activar la elección de un sustituto.
Tal desarrollo podría suceder en días. Por lo tanto, es posible que May pueda estar a punto de ser echada. Incluso si los conservadores encuentran un nuevo líder (posiblemente Boris Johnson o Rees-Mogg), es probable que el gobierno caiga ya que no tendría la mayoría.
Un nuevo líder tory tendría que negociar al mismo tiempo con Europa y con el DUP, el reaccionario partido del norte de Irlanda que ahora tiene poco interés en apuntalar un gobierno tory. Y sin el apoyo del DUP, el gobierno está terminado.
La fecha límite para abandonar la UE es el 29 de marzo. No hay tiempo para renegociar otro acuerdo. Sin embargo, todo esto podría ser superado con una elección general en el Año Nuevo.
Si May es depuesta y no hay mayoría, se le pedirá a Jeremy Corbyn, que es el líder del partido de la oposición, que forme un gobierno. Sin una mayoría para esto, la única opción será una elección general.
Aguas inexploradas
Incluso si May sobrevive, lo que no se puede descartar, después de que los europeos hayan respaldado el acuerdo, éste tendrá que ser refrendado por la Cámara de los Comunes, lo que probablemente debe plantearse antes de Navidad.
El acuerdo ya ha atraído la oposición generalizada de todas las partes. Ambas alas del Partido Laborista están en contra. Al parecer, ambas alas del Partido Tory también están en contra. Los partidos nacionalistas se oponen, al igual que los liberales-demócratas y el DUP.
El acuerdo negociado de May, por lo tanto, parece muy improbable que llegue al parlamento. Mientras tanto, no hay tiempo para renegociar un nuevo acuerdo y la UE no está interesada en extender el plazo del 29 de marzo.
Claramente estamos en aguas inexploradas. Las cosas solo se van a complicar a partir de aquí.
Corbyn correctamente debería rechazar el acuerdo de May e intentar forzar una elección general. Esta es la única alternativa.
Con el acuerdo rechazado por el parlamento, la autoridad de May sería cero. Podemos estar bastante seguros de que este es el final de juego para su gobierno.
Esta es una posición alarmante para las grandes empresas, el no tener un acuerdo negociado hasta el momento. Se esforzarán al máximo para presionar a los parlamentarios y hacer un Brexit «blando». Pero eso puede tener que esperar hasta el resultado de una nueva elección general.
Un nuevo capítulo
La posibilidad de una elección general, y la elección de un gobierno laborista de Corbyn, abre un nuevo capítulo y nuevos desafíos en Gran Bretaña.
La profundización de la crisis del capitalismo británico continuará independientemente del resultado exacto de las elecciones. La única forma de avanzar para un gobierno de Corbyn es la puesta en práctica de políticas socialistas audaces en interés de la clase trabajadora.
Esta es la única manera en que podemos «recuperar el control del país», en la lucha por una Gran Bretaña socialista y una Europa socialista.