Desde el 14 de agosto hasta el 10 de septiembre se elegirá al secretario del Partido Laborista de Gran Bretaña. Por primera vez votarán no solo los afiliados sino también los simpatizantes del partido, una novedad que está creando muchos problemas al ala derecha que lo impulsó para diluir el peso del voto militante.
Desde el 14 de agosto hasta el 10 de septiembre se elegirá al secretario del Partido Laborista de Gran Bretaña. Por primera vez votarán no solo los afiliados sino también los simpatizantes del partido, una novedad que está creando muchos problemas al ala derecha que lo impulsó para diluir el peso del voto militante. La candidatura de Jeremy Corbyn, diputado de la izquierda laborista, está catalizando la rabia y el descontento de muchos jóvenes y trabajadores y lidera las intenciones de voto.
La tarde de ayer [4 de agosto] 2.500 personas se congregaron en Londres para escuchar la alternativa a las políticas de austeridad, propuesta por Jeremy Corbyn. Este fue el último de una serie de debates con participaciones de masas en todo el país. La reunión fue tan participativa que, a pesar de que el Centro Camden estuviese lleno hasta lo inverosímil y de que se pusieran a disposición otras dos salas para los simpatizantes de Corbyn, centenares quedaron fuera del edificio.
Imperturbable ante la gran participación, Corbyn habló cuatro veces, una en cada una de las salas del interior del centro, y la última en las afueras del mismo, subiendo a un camión de los bomberos cuyo sindicato apoya la candidatura de Corbyn a líder del Partido Laborista.
Hay tan gran interés por las ideas de Corbyn que varios grupos de adolescentes se treparon a las ventanas de la calle para escuchar aunque solo fueran fragmentos de su discurso en la sala principal. Corbyn ha descrito lúcidamente el impacto devastador que las políticas de austeridad están teniendo en Gran Bretaña, hablando de los millones que tienen que acudir a comedores para pobres y de una emergencia habitacional que, de hecho, está forzosamente alejando de Londres a la gente de bajos recursos. Asimismo ha delineado su alternativa, una sociedad fundada en los intereses de quienes realmente crea la riqueza; es decir, los trabajadores.
A Corbyn se unió al estrado Owen Jones (editorialista del periódico The Guardian), quien dijo que aunque la campaña ha sido hasta ahora impresionante no tiene que detenerse. Que Corbyn gane o pierda, esta campaña tiene que convertirse en un trampolín para lanzar un movimiento general para cambiar la sociedad.
En la asamblea intervino también Mark Serwotka, dirigente del sindicato de los empleados públicos, PCS. Expresó toda su indignación por los ataques a Corbyn de la derecha laborista y por sus intentos paternalistas de convencer a sus seguidores de que el candidato de la izquierda no es elegible. A la sola mención del nombre de Blair todo el edificio estalló en un coro de silbatinas y rechifles, demostrando todo el desprecio que hay hacia el ex primer ministro.
Este mitin de Londres llegaba después de otros de igual éxito. 1.500 se habían reunido en Liverpool y hubo otras asambleas de masas en Birmingham y Coventry la semana anterior. La campaña además está muy cerca de alcanzar el objetivo de recaudar cien mil libras esterlinas y ya todos los corredores de apuestas consideran Corbyn como el más probable vencedor. Desde el apoyo recibido por el sindicato UNISON, también del sector público y con 1,3 millones de afiliados, la campaña ha adquirido un impulso incontenible.
La derecha intenta enlodar a Corbyn
El crecimiento de la campaña ocurre a pesar de los ataques continuos a Corbyn tanto de la derecha laborista, vinculada a Blair, como de los medios de comunicación. Chris Leslie, destacado exponente de la derecha laborista, se ha sumado recientemente al coro infamante, afirmando que las medidas económicas que Corbyn propone en realidad harían a los trabajadores aún más pobres. Completando la horrífica lista de los críticos de Corbyn está Neil Kinnock, ex líder del Partido Laborista, que ha hecho gala de todo su bagaje maccartista culpando a los “malditos trotskistas” por el crecimiento del apoyo a la campaña, sin dejar obviamente de mofarse de Corbyn declarándolo inelegible.
Lo que más resalta en todo esto es el completo descrédito de todos estos políticos de carrera a los ojos no sólo de los militantes del partido sino de toda la sociedad. Cada ataque de estos personajes no hace más que fortalecer la campaña de Corbyn. El sentimiento general parecer ser el de pensar que “si Blair está en contra, entonces debo apoyarlo”.
Los líderes de la derecha, así como la prensa burguesa, están completamente aislados de la realidad de la sociedad. Consecuentemente no entienden el enorme cambio que ha tenido lugar en la conciencia en el último periodo. Desde 2008 la gente común de toda Europa y del resto del mundo ha empezado a interrogarse, a hacerse preguntas sobre qué tan necesario puede ser un sistema que pretende empeorar sus niveles de vida para que paguen una crisis de la cual no son culpables.
Millones de trabajadores sienten la necesidad de una alternativa, pero hasta el momento (por lo menos en Gran Bretaña) la bancarrota de los dirigentes del Partido Laborista y de los sindicatos ha impedido que este sentimiento encontrase una forma genuina de expresarse. Esto se vio en Escocia donde el referéndum sobre la independencia y el crecimiento exponencial del Partido Nacionalista Escoces fue una clara muestra de este urgente deseo por el cambio.
La campaña de Corbyn está dando ahora una voz a aquel mismo sentimiento en toda Gran Bretaña. Sin embargo no se trata de un fenómeno que se refiere solo a Gran Bretaña como hizo notar Stella Christou, una militante de Socialist Appeal en una entrevista a The Guardian: “en toda Europa emergen nuevos partidos y nuevos líderes, lo mismo que está ocurriendo aquí también. Jeremy Corbyn está aglutinando a la gente desilusionada, desmoralizada y apolítica”.
¿Quiénes serían los apáticos?
Lo más interesante de este fenómeno es el gran número de jóvenes que participan. Los medios nos hablan continuamente de jóvenes apáticos y desinteresados de la política. Pero los adolescentes con sus oídos apoyados a las ventanas del centro donde se celebraba el mitin de ayer demuestran lo contrario. De hecho, en la asamblea de ayer intervinieron muchos voluntarios de la campaña y la mayor parte de ellos tenían menos de 20 años y solo recientemente habían llegado al activismo político, impulsados por el deseo de luchar por una sociedad mejor. Esto demuestra que la campaña de Corbyn está atrayendo a la misma juventud que llenó las calles y las plazas para protestar en contra de los conservadores después de las elecciones.
Está quedando claro que estamos asistiendo al nacimiento de un nuevo movimiento político que, si Corbyn ganara, podría atraer a centenares de miles de personas a la lucha contra la austeridad. Se trata probablemente de uno de los hechos políticos más significativos que Gran Bretaña haya conocido en los últimos años, seguramente desde el movimiento contra la guerra en Iraq o desde el movimiento contra la Poll Tax en los ’80. Lo más digno de ser anotado de toda esta campaña es el gran entusiasmo y el optimismo que demuestran todos los que están involucrados en ella, ya sean jóvenes o viejos, algo que falta por completo en otros espacios políticos del país.
Como militantes de Socialist Appeal compartimos este entusiasmo y apoyamos completamente la campaña por la elección de Jeremy Corbyn, pero no tenemos que ser ingenuos sobre lo que esto significa. Si Corbyn ganara, comenzaría de inmediato una guerra civil en el Partido Laborista. La derecha de Blair nunca aceptaría semejante resultado y no porque, como dicen, Corbyn sería inelegible, sino porque este movimiento entra en contradicción con los intereses de la clase dominante que ellos representan fielmente con su apoyo a las políticas de austeridad.
La derecha laborista comenzaría de inmediato una campaña de sabotaje para tratar de forzar la renuncia de Corbyn de cualquier manera. No podemos pensar recibir estos ataques sin hacer nada, debemos prepararnos para sostener la batalla con la cabeza en alto, defendiendo la voluntad de la mayoría de los afiliados al partido y a los sindicatos.
¡Vota por Corbyn! ¡Vota por el socialismo!
En este sentido no compartimos las palabras que Corbyn derrocha por la “unidad del partido”. El Partido Laborista de hecho ha sido habitado durante años por dos tendencias diferentes y opuestas: quienes luchaban en nombre y por los intereses de la clase obrera, y los verdaderos infiltrados que representaban los intereses patronales. Si Corbyn quiere realizar su programa, tendrá que luchar contra el sabotaje de la derecha laborista y liberarse de toda la camarilla de arribistas y oportunistas del partido. Esta es la verdadera unidad en la lucha contra los conservadores.
E incluso si Corbyn perdiera, esta es una batalla que tendremos que combatir. No podemos permitir que los miles que han vuelto a llenar el partido se quemen y se vayan. Debemos en cambio luchar para organizarlos en una fuerza capaz de imponer un cambio radical de la sociedad.
Cualquier cosa pase, el genio ya salió de la lámpara. Miles de personas se han lanzado a la actividad política. La rabia y el deseo de las masas trabajadoras y de los jóvenes por un cambio radical han adquirido una forma concreta y tangible. Armado con un programa militante, combativo y socialista, sería imposible detener este movimiento.
¡Votar por Corbyn!
¡Echar a los Blairistas!
¡Luchar por el socialismo!
Londres, 4 de agosto