En los últimos días, el gobierno y el Estado de la clase dominante griega se han embarcado en una guerra abierta y descarada contra miles de refugiados, con la complicidad del cínico régimen de Erdogan y la tolerancia y el apoyo de la Unión Europea.
Hace dos semanas, el gobierno turco anunció que dejaría de bloquear “los flujos migratorios” hacia Europa, inmediatamente después de que 34 soldados turcos murieron tras un bombardeo por parte del ejército sirio de Assad, apoyado por Rusia, en Idlib, norte de Siria. De esta manera, Erdogan intenta presionar a la UE y la OTAN para apoyar a su régimen financieramente y militarmente en su intervención en el norte de Siria, que se encuentra en un impasse desde las últimas semanas. Este es otro intento del régimen de Erdogan de utilizar a miles de refugiados para servir a los intereses directos y los planes imperialistas de la clase dominante turca. Con su intervención militar en Siria, la clase dominante turca busca anexionarse territorio y aplastar el movimiento de liberación nacional kurdo, con el pretexto de crear una zona territorial para los refugiados.
La respuesta del gobierno griego ha sido competir con el cinismo y la barbarie de Erdogan. Los más de 10.000 refugiados empobrecidos que sufren, tras haber cruzado la frontera turca desde Edirne en los últimos días están siendo tratados por la policía griega, el ejército y la guardia fronteriza como si fueran un hostil ejército de intrusos. Han sido disparados con gases lacrimógenos, pelotas de goma e incluso con munición real. Según el provocador comunicado emitido por el cuarto cuerpo del ejército con base en Tracia, desde el 2 de marzo “y a lo largo del período de 24 horas, se efectuarán disparos de primera trayectoria con ametralladora, rifle de asalto y pistola a lo largo del área de conflicto.” Esta orden equivale a una declaración de guerra hacía miles de personas perseguidas y desarmadas.
El pasado lunes 3 de marzo ya tuvimos las primeras víctimas en esta guerra abierta contra los refugiados. Mohamed al Arab, de Alepo, abatido por la guardia fronteriza griega en su intento por cruzar la frontera. Por otro lado, un niño murió al volcar la embarcación en la que iba en una operación de “rechazo” por parte de la autoridad portuaria griega, prohibida por las leyes internacionales. Estas acciones disuasorias pueden verse en un video que circula la red, el cual fue publicado (por sus propios motivos) por las autoridades turcas y muestra a la guardia costera griega no solo ahuyentando a los refugiados, sino también disparando hacia ellos para intimidarlos.
Barbarie
Esta exhibición de barbarie sin precedentes representa una continuación natural de la larga campaña del gobierno para suprimir las movilizaciones de masas de los residentes de Lesbos y Quíos de finales de mes de febrero, contra los planes del gobierno de convertir esas islas en nuevos centros penitenciarios permanentes para refugiados. La declaración de guerra contra los refugiados se produjo después de la reunión del Consejo Gubernamental de Asuntos Exteriores y Defensa, el domingo 1 de marzo, el cual decidió suspender la aceptación y aprobación de aplicaciones de asilo durante un mes. Esto supone la abolición de un derecho humano fundamental, reconocido internacionalmente por la Carta de las Naciones Unidas, así como en la misma constitución griega. Ni siquiera el racista y ultra-derechista de Salvini se atrevió a hacer esto en Italia. Las pocas decenas de refugiados que consiguieron cruzar la frontera griega fueron arrestados y algunos de ellos ya han sido condenados en procesos breves por “entrada ilegal al país” por primera vez desde 2014.
Al mismo tiempo, en los últimos días el gobierno y los medios de comunicación burgueses han redoblado su retórica xenófoba y racista – incluido el mismísimo primer ministro – hablando de una “amenaza asimétrica” y de “invasores que intentan destruir la seguridad del país.” Esto, de forma sistemática, genera un clima de histeria nacionalista y de odio contra los refugiados, que incentiva a todo tipo de organizaciones fascistas y racistas a formar grupos paramilitares y a atacar tanto a refugiados como a activistas que se solidarizan con ellos. Indicativo de ello es el video que muestra a un grupo de racistas bloqueando el desembarco de un barco de refugiados en el puerto de Lesbos el 1 de marzo, lanzando insultos repugnantes. En el barco viajaban una mujer embarazada y un niño pequeño. El mismo día, dos corresponsales de prensa alemanes sufrieron ataques racistas violentos.
El gobierno y la clase dominante griega son asombrosamente hipócritas al esconderse tras el cinismo y explotación de los refugiados por parte del régimen de Erdogan. Para empezar, ellos mismos siguen siendo aliados de Erdogan en la OTAN, lo cual fue claramente evidente en la última cumbre de esta alianza imperialista, en la que Turquía requirió asistencia de la OTAN para mantener su ocupación de los territorios del norte de Siria. El gobierno griego no alzó protesta alguna contra los planes turcos y según se sabe, sólo planteó la cuestión de “respeto por parte de Turquía de los acuerdos UE-Turquía en materia de refugiados”.
El gobierno griego sigue manifestando excesiva fe en este despreciable acuerdo, firmado en 2016, y que supone una farsa racista que otorga compensación económica a Erdogan para “controlar los flujos” de refugiados y que también elimina los visados para los ciudadanos turcos. Este tratado ha dado a Erdogan una excusa para utilizar a los refugiados como un medio de negociación con la UE. En términos más generales, el gobierno griego y la clase dominante están aplicando las políticas de la UE al pie de la letra al tratar a los refugiados de forma inhumana y denegándoles la entrada a países europeos, así como entorpeciendo su derecho a asilo y a una existencia civilizada.
La clase dominante griega y sus gobiernos son conjuntamente responsables por el sufrimiento de esta gente porque, con su participación en la OTAN y la UE, han apoyado directa e indirectamente las devastadoras guerras imperialistas (Afganistán, Irak, Siria, etc) y las acciones de los reaccionarios regímenes en Oriente Medio y el Norte de África, que han creado grandes y continuadas olas de refugiados en las últimas décadas. No debemos olvidar que millones de refugiados son víctimas de guerras imperialistas para controlar el petróleo, otras materias primas y esferas de influencia. La explotación extrema, opresión y la profunda crisis del capitalismo que devasta a sus países de origen son un fenómeno por el cual el imperialismo occidental de los EEUU y la UE (en la que la Grecia capitalista está activamente involucrada) tienen una responsabilidad decisiva. Han conducido al desplazamiento de los refugiados y ahora no solo se niegan a ocuparse de ellos, sino que los mantienen en fronteras cerradas herméticamente – campos de concentración y prisiones – se les deniega el asilo y son asesinados. Esta inhumanidad es lo que se entiende por “capitalismo moderno y culturizado”, personificado no solo por el régimen de Erdogan, sino por el Estado de la clase dominante griega, que dispara y oprime a refugiados desarmados.
Con esta actitud, el gobierno griego se ha “renovado” y se ha erigido como el gendarme más bárbaro de las fronteras europeas. Como mezquino y sumiso socio de los capitalistas noreuropeos, aceptando plenamente este papel, al gobierno griego no solo no le importa lo más mínimo la distribución proporcionada y equitativa y la inclusión social de los refugiados entre todos los países de la UE, sino que también pretenden obtener beneficio financiero de ello. Esto fue demostrado recientemente en un anuncio de la presidente de la Comisión Europea, quien viajó con Mitsotakis a Evros, de que se otorgarán 700 millones de euros en tres tramos al gobierno griego por los refugiados. Este dinero, como los miles de euros que se han dado al régimen de Erdogan, podría destinarse a la asistencia e integración social de los refugiados en los países europeos en los que deseen vivir. En lugar de eso, se destina a constructoras como AKTOR, TERNA y Mytilineos, las cuales están proyectando – con el visto bueno del gobierno – la construcción de prisiones inhumanas en las islas del noreste del Egeo.
Campaña de mentiras y fanatismo
Se ha tratado de utilizar la campaña de mentiras sistemáticas y de alarmismo por parte de los medios de comunicación burgueses y del gobierno para justificar esta guerra bárbara y descarada contra los refugiados, en la que se invoca el riesgo de “alterar” la población griega. Pero según la Agencia de la ONU para los Refugiados, en la actualidad Grecia solo alberga a 5 refugiados por cada 1000 habitantes, mientras que Turquía cuenta con 45. En total hay solo 70.000 refugiados en suelo griego, mientras que en Turquía la cifra supera los 3,7 millones.
Al mismo tiempo, el gobierno y la clase dominante griega están intentando crear un clima de “unidad nacional” con su campaña contra los “refugiados-invasores”, con el objetivo político de desviar la atención de las masas trabajadoras de sus políticas de recortes de salarios; derechos sindicales, seguridad social y educación, los cuales solo pueden combatirse mediante la lucha de clases.
Ante esta guerra bárbara contra los refugiados y el azuzamiento de la histeria nacionalista y racista en la sociedad, la izquierda y el movimiento obrero en Grecia deben contraatacar con determinación, posicionándose claramente del lado de los refugiados. Pero esta tarea vital está siendo socavada desde dentro, ante todo por la inaceptable actitud tomada por la dirección de SYRIZA. El punto culminante fue cuando el mismo Alexis Tsipras dijo en una entrevista el 3 de marzo en el canal Mega, que la actitud del gobierno de Mitsotakis contra el intento de miles de refugiados de entrar en Grecia era justo y necesario. La dirección de SYRIZA está sistemáticamente siguiendo los mismos pasos de su reciente periodo en el poder, durante el cual aplicó una política inhumana contra los refugiados, como evidencian los infames campos de Idomeni y Moria. Rechaza defender el derecho a asilo para todos los refugiados y acepta sin ninguna crítica el papel criminal de la UE y los EEUU en la cuestión de los refugiados y en la intervención en Siria y en Oriente Medio, mientras que al mismo tiempo apoya la línea nacional erigida por la burguesía griega contra la turca, abogando por una actitud “más decisiva” contra Turquía.
Decepcionantemente, la postura de la dirección del Partido Comunista se queda muy corta ante los requerimientos de la situación, como evidencia la declaración del Buró político del Partido Comunista de Grecia (KKE) del 2 de marzo sobre el desarrollo de los acontecimientos en la cuestión de los refugiados. La dirección del KKE solo condena tibiamente la violencia del gobierno y del Estado griego hacia los refugiados, mientras acepta que es “necesario proteger las fronteras en Evros”. De esta manera, implícita pero claramente, el KKE da cierta legitimidad a la retórica nacionalista dominante sobre la necesidad de defender las fronteras y confunde “tanto el nacionalismo reaccionario y la represión como el peligroso cosmopolitismo de la teoría de las ‘fronteras abiertas’”, en un momento en que abrir las fronteras es una condición elemental para salvar miles de refugiados de penurias y la muerte. Más todavía, se niega a proponer iniciativas concretas de masas en defensa de los refugiados y a promover un frente común de lucha con los sindicatos y la juventud contra el gobierno griego y la UE. En lugar de eso, parece pedir al reaccionario gobierno griego que responda a las políticas de la UE y de la OTAN.
¡Solidaridad con los migrantes!
Todo activista de izquierdas consciente, en el movimiento sindical y entre la juventud debe, con todas sus fuerzas, ponerse de lado de los refugiados y exigir el fin inmediato de la guerra desvergonzada llevada a cabo contra ellos por la clase dominante griega, con la complicidad de la UE y Turquía. La izquierda y las organizaciones obreras y juveniles de masas deben tomar iniciativas concretas y unitarias urgentemente, bajo los siguientes objetivos y consignas:
¡Detener ya la desvergonzada guerra por parte del ejército, la policía y la guardia costera contra los refugiados! ¡Que ningún soldado ni oficial participe en estos combates cobardes!
¡Abrir todas las fronteras griegas a los refugiados, otorgar asilo a aquellos que lo pidan y proveer documentos para viajar a cualquier país europeo en el que quieran entrar!
¡No a la histeria xenófoba y de odio de la clase dominante y del gobierno griegos! ¡No a las tácticas de divide y vencerás de la clase dominante! ¡Los refugiados no son invasores, son víctimas de la guerra imperialista, de la explotación y opresión salvaje del capitalismo. Son hermanos de los trabajadores y la juventud griega, son nuestros aliados en la lucha común contra la barbarie capitalista!
¡Necesitamos iniciativas ahora para una acción de masas conjunta con los refugiados! ¡Hay que formar comités unitarios entre residentes de las islas y los refugiados contra los planes para construir nuevas prisiones para refugiados, para combatir conjuntamente la violencia estatal y la represión, y expulsar a grupos racistas y fascistas que intenten organizarse en lugares donde los refugiados han quedado atrapados!
¡Los partidos de masas de izquierdas, organizaciones juveniles y sindicatos deben tomar iniciativas directas para la acción coordinada con organizaciones obreras de Turquía y Europa en la lucha por el fin inmediato de la guerra en Siria y para sacar a todos los ejércitos extranjeros del país! ¡Hay que cancelar, subsecuentemente, el tratado UE-Turquía que mantiene a millones de desplazados apresados y permite al régimen de Erdogan usarlos cínicamente a favor de los intereses capitalistas turcos! ¡Abrir todas las fronteras europeas a los refugiados para su asistencia, asilo e inclusión social! ¡La rica UE capitalista de 600 millones de habitantes puede asimilar cómodamente y atender a 5-6 millones de personas que sufren!