Bajo el lema de “Servir y Proteger” la Policía Nacional opera con el falso objetivo de perpetuar un orden público basado en las leyes de la Constitución en todo el país, sin embargo, como en todos los países capitalistas del mundo, la policía es un órgano que surgió junto al Estado para proteger los intereses de la burguesía e impartir violencia hacia los pobres de distintas maneras. El siguiente artículo pretende exponer la necesidad de abolir todos estos aparatos estatales basándonos en los cientos de crímenes que ejecutan todos los años y en especial en el más reciente asesinato de Keyla Martínez, una joven estudiante de enfermería que tras ser arrestada fue asesinada en la madrugada del domingo 7 de febrero a manos de policías en una celda de la estación policial de La Esperanza, Intibucá.
Keyla Martínez apenas tenía 26 años, pero sus sueños fueron apagados por la existencia de un sistema colmado de fallas donde policías y militares hacen, con total consentimiento del Estado, todo tipo de atrocidades. Según los comunicados de la policía la muerte de Keyla fue producto de un suicidio y eso despierta una lluvia de cuestionamientos, las autoridades indicaron que se había colgado con una prenda de vestir en su celda y fue trasladada al hospital, donde falleció, pero ¿no se supone que previo a ser encarcelado la policía decomisa hasta los cordones de los zapatos para evitar estas situaciones? ¿qué tipo de prenda tuvo que usar para hacer eso posible? Es absurdo. Pero no bastando con esto, los reportes del hospital señalan que la joven ni siquiera llegó con vida al hospital como dice la policía, al contrario, llegó muerta.
Estas contradicciones que existen en los informes del Hospital con los comunicados de la policía apuntan a que realmente hubo un asesinato y, de hecho, considerando el contexto de violencia que hay hacia las mujeres y el historial de denuncias hacia agentes de la policía por acoso sexual y violaciones, no se descarta para nada que se haya tratado de un feminicidio, una investigación del Ministerio Público debe tener un enfoque de género.
Como población cansada del terror del policial y militar, es fundamental la organización contra estas instituciones podridas, no se trata de un caso único, es toda una historia de injusticias, por mucho tiempo la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas no solo han otorgado a sus agentes la potestad de pisotear los derechos de las personas, sino que como instituciones han estado vinculadas a maras, pandillas y el narcotráfico y, al mismo tiempo, han sido las encargados de reprimir todo tipo de manifestaciones y respaldar candidaturas y elecciones fraudulentas.
Es verdad que el ascenso ilegal de JOH al poder le ha dado un cierto carácter a la represión en estos últimos años de la dictadura, pero también es verdad que se trata de un problema histórico y debemos resolverlo luchando.
¡Autodefensas obreras ya!
Para nosotros los marxistas, los acontecimientos de violencia policial, militar y pandilleril no expresa más que la necesidad de la intervención directa de los trabajadores a través de la organización comunitaria y sindical poniendo en práctica autodefensas obreras que garanticen protección especial hacia las mujeres de los ataques de los violadores, naturalmente, la burguesía se opondrá eufóricamente a tales acciones pues les causa terror que la clase trabajadora se organice y diluya los ejércitos permanentes de su putrefacto Estado.
Las asambleas y los grupos de autodefensa deben ser creados y puestas en prácticas por las masas proletarias, es decir, milicias populares de seguridad, elegidos y controlados democráticamente por asambleas de trabajadores. Haciendo un claro llamado a los elementos honestos de la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas a sumarse a la tarea de la protección y el resguardo de nuestra seguridad, en estas asambleas la democracia debe de ser menester para mantener el control de los grupos de autodefensa, asimismo, los elementos del aparato estatal que decidan sumarse deberán estar sujetos no a sus oficiales, sino a lo que decida la mayoría en las asambleas en cada una de las colonias, barrios, sectores y centros de trabajo del país.
Luchamos enérgicamente para que se haga justicia para Keyla, pero creemos que encarcelar a sus homicidas, aunque es necesario, no basta, bajo este sistema surgirán nuevos casos y se trata de evitar que eso suceda. La policía del Estado es un problema que se extiende en todo el mundo, desde China hasta EE. UU hemos presenciado casos violencia que han llevado a la muerte a cientos de personas cada año y toda esta podredumbre mezclada con el machismo y el patriarcado multiplicando la violencia hacia las mujeres.
Los problemas que las mujeres enfrentan sólo podrán ser resueltos en la medida que seamos capaces de avanzar en la superación del Estado de la burguesía, para esa ardua lucha incitamos a las mujeres a que se organicen para crear comités de autodefensa, su seguridad será obra de ellas mismas y del apoyo de los miembros de la clase obrera a la que pertenecen. Su lucha es una cuestión de clase, evidentemente, son las mujeres de la clase trabajadora las que sufren los peores golpes del sistema capitalistas y entendiendo que el fin de su opresión subyace en el derrocamiento de la burguesía, es vital la organización obrera y la lucha por un sistema orientado a derrocar los problemas de raíz.
La población más consciente ya se ha levantado exigiendo un alto a los abusos policiales y militares y a esta euforia colectiva nos hemos sumado como Izquierda Marxista exigiendo la verdad del el caso, creemos que es el mejor momento para luchar por autodefensas obreras, nuestra seguridad no descansa en las leyes de la burguesía, en su Estado y su policía, sino en la organización del pueblo, de otra manera uno tras otro crimen policial sucederán cada año y quedarán en el olvido como ha sucedido tantas veces.
Lanzamos un mensaje enérgico:
¡No más policía nacional y ejército!
¡Si a la organización de la mujeres y autodefensas obreras!