Como parte de la deprimente realidad de las mujeres hondureñas, no podrían estar ausentes los abusos y violaciones sexuales del día a día, el martes 13 de noviembre de 2018 y en pleno pasillo de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), una chica, cuya identidad se encuentra en el anonimato, fue violada sexualmente por un hombre que al aprovecharse de la falta de iluminación -pues el flujo eléctrico se había cortado- y que la mujer se encontraba sola en el cuarto piso del edificio D1, arremetió violentamente contra su dignidad, el hecho sucedió entre las 8 y 9 de la noche.
Ante esto los estudiantes de la Facultad de Pedagogía (que es la Facultad a la que pertenece la chica agredida) levantaron un comunicado donde exigían enérgicamente una completa vigilancia del pasillo, protección física y psicológica para todas las estudiantes que han sufrido agresiones de esta índole y un verdadero control de las personas que ingresan a la Universidad. Las autoridades universitarias no se hicieron esperar y ante tantos cuestionamientos sobre la seguridad dentro del campus universitario lanzaron un comunicado donde esclarecían que cualquier tipo de agresión debía ser denunciada a los organismos de la misma, esto como medida para proteger el ya botado “prestigio” que suponen poseer.
Ser mujer en Honduras
Vivir en el país más pobre de América Latina -según la Cepal1– no solo significa padecer de una gran cantidad de precariedades económicas, sino que ser mujer supone estrictamente sobrellevar una vida con riesgos de violencia tanto en los espacios laborales y caseros como en el ámbito académico.
Las mujeres e hijas de la clase trabajadora son las más golpeadas por el sistema capitalista; la ideología de la clase dominante ha estipulado muy claramente el sistema patriarcal donde de alguna manera han orillado a las mujeres en un rincón sin voz donde se les puede pisotear y puesto que no existen organismos gubernamentales capaces de operar seriamente en estas situaciones, los casos de violencia quedan impunes; de hecho, la joven abusada prefirió no levantar una denuncia por miedo a represalias.
La culpa es del capitalismo
Este no es un caso único, en abril del presente año unos hombres en el norte del país arremetieron contra una joven menor de edad violándola en los baños de la Universidad Autónoma del Valle de Sula2, y aunque el caso si tuvo una denuncia, hasta el día de hoy no se han encontrado los culpables de delito.
En la Izquierda Marxista nos sumamos a los reclamos de los estudiantes de la Facultad de Pedagogía, pero al mismo tiempo entendemos que las peticiones de los mismos resultan un tanto complicadas por la realidad política y social que vivimos, aunque se tengan muchos cuerpos de seguridad una violación sucede en un abrir y cerrar de ojos, por lo tanto, tener más vigilantes en los pasillos no es sinónimo de seguridad real para las mujeres; además las mujeres no son vulnerables únicamente en el campus universitario, los abusos sexuales son un problema que suceden en todos los espacios de la vida cotidiana, académica y laboral.
Luchamos por una educación sexual de calidad, científica y laica, pero no creemos que eso sea el acabose de la barbarie contra las mujeres. La opresión de la mujer y todas las manifestaciones de violencia tienen su base en la sociedad dividida en clases, la última expresión de esta sociedad es el capitalismo y los problemas que las mujeres enfrentan solo podrán ser resueltos con la superación de este sistema. Es decir, solo acabando con el capitalismo y la división de clases en la sociedad se podrán de verdad erradicar la opresión que sufren las mujeres.
Condenamos rotundamente este hecho de violencia que se suma a una larga lista de abusos contras las mujeres pobres, estudiantes y de la clase trabajadora. Hacemos un llamado enérgico a la organización de las mujeres para crear comités de autodefensa en la UNAH que puedan hacerle frente a estas situaciones de violencia y acoso. La seguridad de las mujeres no descansa en las leyes burguesas, sino en su propia organización para alcanzar la plena igualdad en la sociedad. Debemos organizarnos, por tanto, contra el capitalismo y acabar de raíz con este sistema que es la fuente de todos los males que sufrimos las mujeres a diario.
NOTAS: