Este informe fue recibido esta noche [5 de enero] de nuestro corresponsal en Kazajistán luego de un apagón de Internet de 7 horas. De la noche a la mañana, las protestas que comenzaron contra la subida del precio del gas se han convertido en un levantamiento que ya ha provocado la dimisión del gobierno, pero que no muestra signos de ceder.
La situación es la más intensa en Almaty. Los combates callejeros continuaron durante la noche en diferentes puntos de la ciudad, con la policía y el ejército utilizando granadas, gases lacrimógenos y balas de goma. Decenas de coches de la policía fueron incendiados y algunas imágenes de video sugieren que los manifestantes se apoderaron de varios vehículos de transporte del ejército.
La lucha no se limita a peleas callejeras. Ha habido paros laborales por parte de trabajadores industriales empleados en grandes empresas que están presentando sus propias reivindicaciones. La huelga se está desarrollando entre los trabajadores de las industrias del petróleo y del gas al oeste de Kazajistán, así como entre los mineros y los trabajadores del metal.
El régimen ha reaccionado con una combinación nerviosa y tardía de concesiones y nuevas medidas represivas. Además de la promesa de reducir los precios del gas natural en la región de Mangystau, el presidente Tokaev destituyó al gobierno y anunció una serie de medidas, como la introducción de una regulación estatal del precio de la gasolina, del diésel, del gas natural y de los productos alimenticios de primera necesidad. Además, prometió que el Estado «consideraría la posibilidad» de subsidiar las rentas de los hogares socialmente vulnerables, «consideraría la necesidad» de congelar los costos de los servicios públicos y … comenzaría a redactar una ley sobre quiebras personales. Sin embargo, Tokaev insiste en que «principios como el unitarismo, la supremacía de la ley, el respeto de los derechos de propiedad y la economía de mercado, siguen siendo los más importantes en nuestra política estatal».
Pero junto con la zanahoria, el presidente kazajo también agita el palo advirtiendo que tratará a los que describió como «terroristas» «de la manera más dura posible». Se ha declarado el estado de emergencia en la ciudad de Almaty, en las regiones de Almaty y Mangystau, y en la capital. Se ha establecido un toque de queda y la principal red de Internet móvil, las redes sociales y los servicios de mensajería permanecen bloqueados.
Nada de esto está teniendo el efecto deseado. Al día de hoy, 5 de enero, los enfrentamientos han continuado con renovada intensidad en todo el país, comenzando por la madrugada. Las protestas se han extendido geográficamente a más ciudades y se ha reanudado el asalto a los edificios administrativos locales. En Almaty, los manifestantes han irrumpido en la oficina de la administración de la ciudad, la plaza de la ciudad se llena con los sonidos de explosiones y disparos, y un incendio está arrasando en la planta baja del edificio.
El movimiento revolucionario espontáneo que nace frente a nuestros ojos hace tiempo que trascendió las reivindicaciones iniciales relacionadas con los precios del gas natural. Una de las varias listas de demandas que circulan a través de los canales de Telegram y los chats grupales comprende los siguientes puntos:
- Cambio de régimen.
- Elecciones populares de akims [alcaldes de ciudades y pueblos, gobernadores regionales, etc.] en cada región y ciudad, el pueblo debe elegir por sí mismo.
- Vuelta de la Constitución de 1993.
- Los activistas cívicos no deben ser objeto de persecución.
- Transferencia del poder a una persona ajena al sistema actual, que no forme parte de las autoridades existentes, alguien de lealtad revolucionaria.
Las consignas que se pueden escuchar en las manifestaciones y en colectivos de trabajadores combinan las reivindicaciones sociales (salarios, edad de jubilación, etc.) junto con otras políticas (la renuncia del presidente y del gobierno, elecciones justas, una república parlamentaria, etc.).
La increíble determinación de los manifestantes, su intrepidez y la impotencia generalizada de las autoridades son factores que conducen al éxito del movimiento. El aparato represivo está siendo derrotado por los manifestantes en las calles. Perdiendo rápidamente cualquier resto de apoyo que pudiera haber retenido, el régimen no se atreve a dar la orden de ahogar en sangre las protestas y se limita a adoptar una postura defensiva.
Sin embargo, para lograr y consolidar victorias tangibles, el movimiento debe adquirir un carácter más organizado: los movimientos de base radicales siempre desarrollan sus propios instrumentos democráticos para liderar y dirigir el movimiento, y siempre proponen sus propios líderes. Sin duda, los partidos burgueses de oposición intentarán aprovechar el movimiento. Si tienen éxito, solo reemplazarán una banda de oligarcas por otra, mientras que la masa de trabajadores seguirá sufriendo. Los trabajadores solo deben confiar en sus propias fuerzas.
La propia experiencia de lucha de la clase trabajadora kazaja sugiere que los ejemplos más decisivos, consistentes y poderosos de autoorganización surgen de las filas de la clase trabajadora, como se demostró en Yanaozen en 2011 y en la ola de huelgas del año pasado, que consiguió una significativa parte de sus reivindicaciones. Solo de la lucha de la clase trabajadora por el poder real, tanto político como económico, nacerá una sociedad justa sin explotación ni opresión: una sociedad de bienestar universal y dignidad de los trabajadores.
¡Por la victoria de la revolución en Kazajistán!
¡Por la dirección de la clase trabajadora y un programa de clase!
¡Por el socialismo!