En busca de frenar la maravillosa movilización revolucionaria de las masas árabes las potencias imperialistas han comenzado una intervención armada. Desde el sábado 19 Libia se encuentra bajo una agresión militar extranjera.
¡Manos fuera de Libia!
¡Fuera el imperialismo del mundo Árabe!
En busca de frenar la maravillosa movilización revolucionaria de las masas árabes las potencias imperialistas han comenzado una intervención armada. Desde el sábado 19 Libia se encuentra bajo una agresión militar extranjera.
Por mandato del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas una coalición militar de Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos inició un bombardeo contra territorio Libio utilizando para ello aviones caza, barcos de guerra y submarinos que arrojaron 110 misiles de crucero Tomahawk.
El imperialismo yanqui utilizando su posición de “policía internacional” ha hecho valer su peso en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para hacer aprobar los ataques. Los grupos económicos y el complejo industrial-militar estadounidenses juegan un papel claramente dominante en la política internacional. Esto se ve reflejado en la manera en que el imperialismo norteamericano utiliza este escudo diplomático que es la ONU, cuyas resoluciones son acatadas por Estados Unidos sólo si le sirven de pretexto para lanzar alguna invasión militar. Y cuando estas resoluciones son contrarias a los intereses económicos y políticos norteamericanos estas son vetadas o simplemente ignoradas. Queda en evidencia la farsa que representa este organismo que fue el que dio luz verde para iniciar una intervención militar contra Libia contando con los votos positivos de Francia, Gran Bretaña, EEUU, Bosnia, Gabón, Nigeria, Sudáfrica, Portugal, Colombia y Líbano.
Venezuela (junto con China, Rusia, Uruguay y Paraguay) se opuso correctamente a los ataques y al intervencionismo. Esta maniobra del imperialismo y sus socios Europeos es una clara e inadmisible intervención con el fin de sofocar el proceso revolucionario desatado en el mundo Árabe y como manera de garantizar sus intereses económicos en la región, apoderándose del petróleo tal como lo han hecho en Irak donde la situación actual es desastrosa para el pueblo iraquí que continua siendo masacrado e invadido.
Petróleo y algo más
Una vez más el Imperialismo asiste raudamente a aplastar los intentos de liberación de los pueblos. Mostrándonos toda su experiencia en violar masivamente los derechos humanos allí donde mete la cola en defensa de sus intereses económicos como el petróleo y geopolíticos, como frenar la expansión del movimiento revolucionario árabe. De eso tenemos experiencia de sobra aquí en Latinoamérica donde el Departamento de Estado de EEUU avaló y apoyó el establecimiento de salvajes dictaduras que desangraron nuestro continente.
El imperialismo no engaña a nadie. Por más que a Obama le regalen el premio Nobel de la paz y se llene la boca hablando de que la intervención en Libia es por razones humanitarias la experiencia nos ha enseñado de sobra que lo que el imperialismo busca es obtener toda una serie de argumentos legales y diplomáticos para conseguir sus objetivos militares y económicos aunque deba violar sistemáticamente los DD.HH., como lo ha hecho (y hace) en Irak, Afganistán, Guantánamo, etc.
Después de décadas de apoyo a los dictadores de la región, los imperialismos yanqui y europeos temen perder su influencia y sus negocios en la zona y aplican la táctica de aparecer en defensa de la víctimas de la feroz represión de Gadafi, cuando hasta hace unos meses eran socios suyos en la explotación de esas masas hoy en rebeldía.
Hay algo que es claro: el imperialismo siempre conspira utilizando cualquier método a su alcance para obtener sus objetivos, de eso no está exento Libia donde efectivamente está operando, pero esta situación es solo un factor más dentro del proceso y no su impulsor. El motor de la acción imperialista es el intento de detener el proceso revolucionario abierto en Libia y en los demás países árabes y no las posibles contradicciones con Gadafi, aunque pudiera tenerlas.
Manipulación mediática
Todas las declaraciones de los imperialistas, tanto norteamericanos como europeos, son reproducidas como verdades irrefutables por los medios hegemónicos, que intentan, utilizando la guerra psicológica, hacernos creer que los gobiernos imperialistas están actuando para favorecer las causa popular y “ayudar” a los rebeldes.
La gran manipulación mediática que busca confundir con respecto a las revolución en el mundo Árabe pone de manifiesto la urgente necesidad que tenemos de contar con una Corriente Internacional de la Comunicación que responda a los intereses de los trabajadores y los oprimidos del mundo entero y no a los intereses patronales como en la actualidad claramente lo hacen las grandes cadenas informativas.
Contagio revolucionario
El levantamiento en Libia es producto de la oleada Revolucionaria que atraviesa el norte de África y los países árabes donde la situación es de inestabilidad en casi toda la zona.
La historia nos ha demostrado en reiteradas ocasiones una de sus inexorables leyes. Las Revoluciones son contagiosas, Así como hemos podido ver en la Rusia de 1917 o en la Cuba de 1959, incluso la propia Revolución Bolivariana, que está aún inconclusa, ha sido motor de un fermento revolucionario por toda América Latina.
Los procesos revolucionarios una vez iniciados en un país o región determinada son rápidamente sucedidos por procesos de características similares que no respetan fronteras.
Protagonismo de las masas
Más allá de los sectores reformistas, procapitalistas y reaccionarios que intentan adueñarse del movimiento revolucionario en Libia, para luego entregar nuevamente el poder al imperialismo y sus corporaciones, hay que decir que las revoluciones las hacen las masas y han sido ellas y solo ellas las que han sostenido este movimiento contra las desigualdades y el desempleo causado por las políticas económicas en beneficio del capital extranjero, que Gadafi y su régimen aplicaban sobre el pueblo Libio. La crisis de Libia y del mundo Árabe es una expresión más de la crisis en la que se encuentra atascado el capitalismo mundial.
Han sido las masas oprimidas las que han impulsado y formado al calor de los acontecimientos los comités populares o vecinales como elementos de doble poder encargadas de coordinar el abastecimiento, el tráfico, la autodefensa, la organización de la atención médica y el armamento popular, etc.
Deben ser estos los organismos que deben oponerse firmemente a la intervención imperialista y ajustar cuentas con el tirano Gadafi, ya que cualquier salida que emerja de una intervención militar encabezada por los Estados Unidos sólo garantizará que sus intereses económicos sigan intactos repartiéndose el botín con sus socios europeo.
Tareas inmediatas
La salida favorable para las masas árabes pasa por avanzar en la recuperación de las fabulosas riquezas de la región, como la petrolera; por la unidad de los pueblos árabes, divididos artificialmente mediante el reparto imperialista; y por el establecimiento de una democracia basada en esos gérmenes que son los mencionados comités populares. Para que todo esto sea posible es necesaria la construcción de una organización política independiente de los trabajadores y la juventud árabe que unifique los reclamos democráticos y de profundas transformaciones sociales de las masas que ya llevan dos meses en las calles de todo el Magreb y Medio Oriente.
Es por eso que condenamos firmemente la agresión imperialista contra todo el pueblo árabe y su Revolución. Denunciamos a la ONU por su papel servil a los intereses del poder concentrado y repudiamos al régimen de Muamar el Gadafi. Los socialistas revolucionarios sólo confiamos en las fuerzas que emanan de los trabajadores, los pobres y la juventud para derribar al dictador y rechazar las garras del imperialismo.
Cualquier otra salida que logren la burguesía y el imperialismo será provisional, las masas del mundo Árabe se han puesto en marcha y ya nada las puede detener.
Desde nuestros países, con historias plagadas de golpes de estado promovidos por el imperialismo e invasiones directas, debemos movilizarnos solidariamente con el movimiento revolucionario de las masas árabes en su lucha contra sus oligarquías, dictadores y empresas transnacionales, todos ellos sostenidos por el imperialismo. La necesidad de unidad de los pueblos árabes en una federación socialista es idéntica a la necesidad de unidad latinoamericana contra nuestras oligarquías y contra el imperialismo.
¡Al imperialismo le decimos: Manos Fuera de Libia!
¡Abajo el Régimen de Muamar el Gadafi!
¡Por una Federación socialista del Norte de África y Medio Oriente!