El modelo nórdico es alabado tanto por la derecha como por la izquierda reformista. Cada uno de estos bandos saca sus propios argumentos basándose en características del modelo nórdico que son favorables a su ideología: que si la derecha dice que allí el salario mínimo no existe y que por eso no hay paro, que si la izquierda reformista habla de empresas estatales que funcionan bien, etc.
Es verdad que en esos países no hay salario mínimo y que hay una gran intervención del Estado en la economía. Lo que también es verdad es que se trata del capitalismo y de un Estado burgués, es decir un Estado diseñado para defender las ganancias empresariales y oprimir al proletariado. Antes de analizar las peculiaridades de los Estados nórdicos uno por uno en particular recordamos las cosas que lo caracterizan.
Características del modelo nórdico
Los países nórdicos tienen características similares. Aunque con diferencias en cada uno de ellos, los caracteriza una participación importante del Estado en la economía, una progresividad fiscal alta, así como altos impuestos indirectos (IVA), llegando en el caso de Dinamarca al 25%. En estos países no hay salario mínimo, como bien le gusta decir a la derecha, de lo que se olvidan es de una serie de conquistas de la clase obrera, como los convenios colectivos, que fijan, de facto, todos los salarios, en todos los sectores.
El principal motor de la economía Noruega es la industria, que alcanza un porcentaje de la economía muy superior a la española, y el petróleo, cuya empresa nacionalizada (pero parcialmente privatizada en 1981) llegó a tener unos beneficios de 27 mil millones de euros en 2012. Destacar que en 1994 hubo una crisis en la producción de petróleo que cayó a unos niveles nunca vistos antes, y de la que todavía no se ha recuperado. Por eso quizá el interés en desarrollar vehículos eléctricos, y no por el altruismo de la clase dominante. También tiene nacionalizados otros sectores de la energía como la hidroelectricidad, y el Estado tiene participación en el sector del aluminio, en la construcción, la banca, y las telecomunicaciones. En Dinamarca también tienen nacionalizados los trenes, y el Estado tiene participación en las energéticas, las telecomunicaciones y las aerolíneas. En Suecia hay empresas totalmente nacionalizadas como una empresa de aerolíneas (Swedabia AB), el transporte ferroviario, las tiendas de licores, la empresa energética Vattenfall, que se dedica a diversos sectores de la energía, y el Estado tiene participación en las operadoras de telefonía móvil.
Como se mencionó antes estos países poseen un desarrollo industrial superior al del Estado español, y es que cuentan con muchas más multinacionales, que además explotan y saquean a los países pobres del mundo en busca de materias primas y para expandir sus mercados
Por hacer una comparativa, en Noruega, la industria aporta un 33,7% al PIB, mientras que en España, la industria aporta un 23,2%. Estos países tienen muchas más empresas que crean más valor, mientras que la economía española está basada en sectores que producen menos valor, como la banca o la construcción
Un país que genera mucho más valor y que tiene menos población tendrá por tanto un PIB/per cápita superior. Observemos la siguiente tabla:
PAÍS | Habitantes (mill.) | PIB (mill €) | PIB/per Cápita (mill. €) |
Noruega | 5,33 | 360.000 | 67.610 |
Dinamarca | 5,81 | 311.000 | 53.522 |
Suecia | 10,2 | 475.000 | 46.568 |
Finlandia | 5,3 | 240.101 | 45.302 |
España | 47,1 | 1.200.000 | 25.477 |
Cómo surge
Pero, ¿cómo en un Estado burgués, que de por sí no da nada, se han conseguido estas conquistas? Precisamente por la lucha de clases, que ha estado decantándose para los trabajadores durante mucho tiempo, debido a su alta sindicalización, en los países nórdicos. Hagamos un repaso histórico.
Noruega, siguiendo el modelo de los países europeos tras la segunda mundial, emprendió con el partido laborista a la cabeza, una serie de reformas socialdemócratas de concesiones a los trabajadores. Incluyó medidas para el desarrollo de las fuerzas productivas que habían sido destruidas, lo cual dejó un periodo de crecimiento de 30 años. Fue “la época dorada del capitalismo”, una época caracterizada por medidas intervencionistas. Una peculiaridad de estos países es que encontraron, en los años 70, importantes reservas de petróleo (en 1973 se produjo la crisis del petróleo), y se creó la empresa pública Statoil (1972). En esa época fue un servicio no rentable, que pasó a ser rentable después, y fue privatizada parcialmente en 1981. Las razones para crear una empresa que fue 100% pública inicialmente por el Estado noruego fueron los siguientes; previendo la crisis del petróleo que estalló en 1973, poder controlar su mercado de petróleo en competencia con otras burguesías y controlar la inflación. Las exportaciones de las energéticas, que están parcial o totalmente nacionalizadas, fueron en aumento y actualmente estos países tienen un saldo positivo respecto a las exportaciones e importaciones.
Hay que destacar que tras el colapso de la URSS estos países se vieron afectados en su PIB, sobretodo Suecia y Finlandia de lo cual se pudieron recuperar a finales de la década de los 90. Esto se debe a que tenían más relación con la URSS en comparación a otros países occidentales de la OTAN, a la cual Suecia y Finlandia no pertenecen.
Estos países han tenido superávit en los últimos 15 años aproximadamente, incluso tras 2008 (cuando el superávit se redujo bastante). Aunque en los 90, cuando experimentaron una crisis, su déficit estaba en un promedio del 8%. Su deuda pública no es catastrófica (aun así es del 60,2% del PIB en el caso de Noruega, que está en el punto medio de la deuda de los países nórdicos), aunque la deuda privada es superior.
Pese a todo, han hecho medidas de “estabilidad presupuestaria”, es decir bajar impuestos (a los pobres no) y reducir el gasto público. Los ingresos vía impuestos se redujeron en todos estos países, salvo Dinamarca, y el gasto público también. Hay que destacar que el impuesto de sociedades en Suecia estuvo en el 60% del beneficio en 1985, hasta reducirse al 28% en 2006. Es la forma que tiene un país capitalista de salir de las crisis: hacer que la paguen los trabajadores. Es por ello que estos países son vistos como modelo para muchos capitalistas, parece que se pueden combinar medidas de ajuste neoliberales y medidas de bienestar social. Lo que no parecen entender, aparte de que este modelo está en crisis, es que a más recortes, y menos ingresos tenga el Estado, menos dinero habrá para todos los planes de bienestar y desarrollo que tiene el gobierno. También, en Suecia, se han hecho nacionalizaciones de bancos, pero para socializar las pérdidas de los banqueros.
Límites del modelo nórdico
Como vemos estos países tienen límites, las empresas públicas tiran muchas veces de las privadas y dependen de booms en las materias primas.
Como hemos visto, algunas empresas fueron privatizadas parcialmente como es el caso de Statoil en Noruega. Demuestra que si no vas más allá, las reformas que se dan con una mano las quitan con la otra. Las empresas que han mantenido los mismos niveles de participación no son muy rentables, como es el caso de las hidroeléctricas, y otras aun manteniendo esa participación han privatizado los beneficios.
Por poner un ejemplo de esta situación, en donde no solo la derecha hizo ajustes y privatizaciones, sino que también el Partido Laborista, abrazando el “Nuevo Laborismo” de Tony Blair. Hubo privatizaciones de viviendas municipales, cuya titularidad pública pasó del 75% en 1990 al 45% en 2015. Esto, aparte de los efectos directos sobre el acceso a la vivienda, ha hecho que se dispare el precio de las viviendas privadas debido al afán de lucro de las inmobiliarias. También, por ejemplo en Suecia el Partido Socialdemócrata ha propuesto leyes que serían muy lesivas para los trabajadores. Una de ellas se traduce en que todas las formas de acción colectiva fueron consideradas ilegales si no estaban dirigidas a que los empleadores firmasen un acuerdo de negociación colectiva. Esto, en la práctica, ha hecho que, en ocasiones algún tribunal declarase ilegal el reparto de panfletos a los trabajadores o la publicación de algún artículo. Además no puedes hacer huelga legalmente mientras se esté firmando un acuerdo colectivo.
También en Suecia la legislación laboral ha hecho que los empresarios puedan evitar trámites legales si despiden a los trabajadores dándoles una compensación. Claramente esto no es un estímulo al empleo y al desarrollo de las fuerzas productivas, y por lo tanto al progreso, que están a nivel global al 65% de su capacidad aproximadamente.
Se puede, incluso, hacer responsable a un sindicato de las pérdidas que tengan los empresarios por medio de una acción colectiva dirigida contra ellos considerada, bajo esta legislación reaccionaria, como ilegal. Esto podría acabar con una herramienta de lucha de la clase obrera, que aunque está bastante debilitada y atada al Estado no debe permitirse. Además, esta propuesta incluye que los empresarios no se vean obligados a firmar acuerdos colectivos con los sindicatos mayoritarios, pudiéndolos firmar con el sindicato que quieran y aplicarlo a todo el sector. La burguesía y su Estado están aprovechando para aplicar medidas reaccionarias, con tal de que no haya un nuevo brote de protestas y huelgas, y poder seguir liquidando este modelo que tanto ha costado a los trabajadores.
Auge de la reacción, crisis y horizonte revolucionario
¿Pero, y el medio ambiente, no estaban haciendo algunos planes estatales para el desarrollo de una alternativa verde? Sí, es cierto, y muestra la incapacidad del libre mercado para desarrollar estos planes, pero, no se cuenta la segunda parte. Noruega, por ejemplo, ha sido denunciada por Greenpeace, por autorizar hasta 10 licencias de explotación petrolífera para 13 empresas en el Ártico, que como todos sabemos no está en su mejor momento, según el grupo ecologista violando su propia constitución ¡Ya vemos que para la burguesía muchos de sus acuerdos son papel mojado!
Otra muestra de hipocresía de estos países es como aceptan la llegada de refugiados en mayor cantidad en comparación a otros países de Europa, pero colaboran en la destrucción imperialista de estos mismos países. Si fueran coherentes denunciarían la explotación de los países pobres por los países ricos, la barbarie imperialista a la que se somete al pueblo africano, que ha visto como se le arrancan sus fuentes de riqueza humanas y naturales.
Todo esto además por supuesto, de los factores económicos con medidas que han provocado el malestar de la clase obrera, que ha visto empeoradas sus condiciones y atacados sus medios de lucha tradicionales como los sindicatos. Esto ha sido el caldo de cultivo para el surgimiento de la extrema derecha, que ha subido en número de escaños y aumentado su apoyo popular en Suecia. En Noruega tenemos un partido “libertario” que no ha recibido el apoyo popular en esta ola de racismo, posiblemente porque todavía mantiene la clase trabajadora un buen nivel de vida y alta conciencia de clase. En Finlandia el partido xenófobo de ultraderecha es el Partido Finlandés, que es segunda fuerza. El partido danés Venstre creció significativamente en 2015 pero se dio un batacazo en 2019.
Sin embargo, la dirección de la izquierda no ha hecho mucho para impedir el crecimiento de estos partidos y no ha sabido dar una alternativa. El Partido Socialdemócrata Sueco ha hecho un pacto sin incluir al Partido de la Izquierda, con los verdes y la derecha. Mientras tanto el Partido de la Izquierda se ha abstenido, permitiendo un gobierno que se cimentó en un pacto que incluía bastantes medidas reaccionarias. Es una estrategia similar a la de Francia con Macron: para “frenar” a la extrema derecha se hace un gobierno con un paquete de medidas que incrementan la precariedad de la clase obrera, lo que es un caldo de cultivo para la demagogia de la derecha. Al final ese “mal menor” del que hablaba el Partido de la Izquierda ha resultado ser un impulso a ese “mal mayor”. Este pacto está mucho más a la derecha que el gobierno en mayoría de centroderecha de la Alianza, que gobernó en el pasado. Por eso el Partido de la Izquierda debería presentar un programa auténticamente socialista que sea una alternativa a este gobierno, así se presentaría como un faro contra toda esa ola de demagogia y ataques a la clase obrera.
Además, que surjan protestas masivas como en Francia es bastante probable debido a las tendencias globales que estamos observando, la situación objetiva cada vez da más pasos hacia una situación revolucionaria, ¿Dónde estará el Partido de la Izquierda entonces? Tomar la decisión de dar una dirección a ese movimiento debe hacerse ya, antes de que sea demasiado tarde. Para ello debería empezar por alejarse del gobierno, que, de facto, es reaccionario, y hacer una verdadera oposición, y un verdadero programa que atraiga a las masas, como se ha demostrado en otros países cuando surgieron partidos que hacían una oposición al régimen. Y es que esta oposición al régimen tarde o temprano, será considerada por los trabajadores como algo atractivo, si no lo está siendo ya.
En Dinamarca el partido xenófobo vino de los tradicionales conservadores radicalizados, que en un gobierno de coalición con la extrema derecha y los liberales, deportaron a una serie de refugiados de Irak. Esto se vio contestado en las calles con movilizaciones, que sufrieron la represión policial. Pero no solamente este gobierno está provocando una ola de racismo, sino que, durante ese mandato de 2015-2019 se ha produjo un aumento de la pobreza, con el 10% de las personas más pobres viendo cómo sus ingresos disminuían aún más, la desigualdad crece. También vemos la presión que se ha ejercido sobre el sector público. En este sector falta personal y, esta falta hace que la paguen los trabajadores en sus condiciones de trabajo. Es un ejemplo de que un sistema de empresas públicas necesita de un Estado obrero sano y democrático para que funcionen adecuadamente. Los datos acerca de los trabajadores del sector público nos muestran que desde 2012 los problemas de estrés en educadores y personal sanitario han aumentado en un 50%. Más recortes incrementarán esta tendencia. Es bastante abrumador ver que la juventud vaya a vivir peor que la generación anterior. Los problemas de salud mental están creciendo, sobretodo en mujeres, con una 1 de cada 4 teniendo alguno de ellos y un 40% con problemas de estrés.
Pero la relativa calma en la lucha de clases acabará llegando a su fin como estamos observando en países de “estabilidad” similar a los nórdicos. Todas las contradicciones y enfado acumulados desde 2008 encontrarán su forma de expresión tarde o temprano. Por eso la tarea de los revolucionarios es encontrar un punto de conexión con las masas y trabajar con ellas para que, llegado el momento, se pueda ofrecer una dirección que conduzca la situación objetiva a la victoria revolucionaria.
Notas
https://elpais.com/diario/1981/11/10/economia/374194812_850215.html
https://mobile.twitter.com/MarxianoCasual/status/1180085498573922305
https://www.todoporhacer.org/lucha-clases-suecia/
http://www.revistalacomuna.com/internacional/avanzados-paises-nordicos/
https://www.marxist.com/denmark-protests-racist-policies-police-brutality.htm
https://www.marxist.com/sweden-for-a-new-general-election-reject-the-right-wing.htm
https://elpais.com/economia/2012/05/21/actualidad/1337597797_357073.html
https://www.cia.gov/library/publications/the-world-factbook/geos/sp.html
https://www.theodora.com/wfbcurrent/norway/norway_economy.html