Por Camila Castillo
La inflación es el proceso económico provocado por el desequilibrio existente entre la producción y la demanda; causa una subida continuada de los precios de la mayor parte de los productos y servicios, y una pérdida del valor del dinero para poder adquirirlos o hacer uso de ellos.
A partir del año 2021 el mundo ha sufrido un incremento pronunciado de los niveles de inflación, estas son las consecuencias de un sistema capitalista enredado en sus propias contradicciones. Algunas de las causas de esta elevada inflación son: los problemas en las cadenas de suministro, los incrementos de los costos de transporte y el aumento de los precios de las materias primas.
Realmente, en una economía capitalista como la nuestra, es poco o nada lo que se puede hacer al respecto porque dependemos de lo que suceda en Estados Unidos y no tenemos una moneda nacional, por el contrario tenemos la presencia del dólar estadounidense y una criptomoneda que impide aún más una política monetaria que beneficie a los más desfavorecidos.
Por otro lado, ha pasado un año desde que el Gobierno anunció la creación del Plan Maestro de Rescate Agropecuario, sin embargo productores de la zona occidental del país mencionan que aún no han recibido apoyo de parte del gobierno, el plan del gobierno resulta ser insuficiente o solamente una ficción a la cual nos tiene ya acostumbrados. Una de las expresiones más contundente de la quiebra del agro salvadoreño, ha sido el acelerado aumento de los precios de los lácteos, donde muchos ganaderos han tenido que vender sus reses porque no pueden pagar los insumos que se necesitan para poderlas mantener, por lo tanto, han tenido que dejar a un lado la producción de leche, materia prima para la producción de quesos en el país. Alimentos importantes para la dieta de la clase obrera salvadoreña.
En el país hay muchos elementos que profundizan el alza de la canasta básica, entre estos están:
- Escasez del gas
- Energía eléctrica
- La crisis de contenedores
- Aumento de los insumos agrícolas
- Falta de subsidios o políticas que apoyen al pequeño y mediano productor de agro nacional
La crisis inflacionaria mundial nos afecta directamente porque no tenemos un sector agropecuario desarrollado, ni políticas que impulsen el desarrollo agropecuario, ni una institución que vela por la alimentación de la clase obrera, como lo fue en determinado momento el Instituto Regulador de Abastecimientos (IRA), el cual llegó a su fin en el Gobierno de Alfredo Cristiani en 1990, debido a la constante corrupción y mala administración que se fraguó en las entrañas del organismo, lo cual “justificó” la privatización y desaparición posteriormente de esta institución que aunque con todas sus limitantes brindó cierto apoyo a los productores y consumidores.
La sobreproducción en la economía capitalista
Pareciera que existe una gran escasez, pero lo que realmente sucede es lo contrario, una exagerada sobreproducción de artículos que no pueden ser vendidos en los mercados porque la clase obrera no posee capacidad adquisitiva, esto debido a los bajos salarios. En términos concretos, los pobres terminamos siendo más pobres cada año sin ver alguna mejora en nuestra vidas. Esta sobreproducción contradictoria, donde sí existen los artículos que necesitamos para vivir, pero no los podemos comprar por falta de un salario a la altura de los precios de todas las mercancías necesarias para subsistir dignamente, se podía notar incluso antes de la pandemia con establecimientos abarrotados, exceso de capacidad en las industrias, las especulaciones desenfrenadas y la acumulación de dinero en grandes empresas, pasaba a la luz de nuestros ojos.
Las medidas tomadas por la clase dominante a través de su gobierno en respuesta al coronavirus solamente agravaron la inestabilidad y sobreproducción, sumando la suspensión de contratos y despidos del cual el gobierno ha sido cómplice. De igual forma las medidas tomadas por el gobierno con respecto a las canastas solidarias en el país, han dejado de lado a los productores locales llevando a la quiebra a muchos pequeños comerciantes que pudieron suplir las necesidades alimenticias de la clase obrera salvadoreña. Nos encontramos en un absurdo callejón sin salida, cada vez trabajamos más pero podemos comprar menos, es una contradicción ilógica del sistema en el que sobrevivimos.
¿Cómo podemos solucionar esto?
Dado que el capitalismo es incapaz de solucionar los males que él mismo provoca, es necesario erradicarlo por completo. mientras tanto la clase obrera y la juventud debe exigir medidas inmediatas para amortiguar el impacto de la crisis que generan los ricos y que solo nos afectan a los pobres, tales como:
- Congelación de los productos de la canasta básica
- Aumentar el salario con respecto al aumento de la canasta básica
- Activar nuevamente el IRA bajo el control democrático comunitario y de los trabajadores agrícolas e industriales para combatir la corrupción
- Reducción de la jornada laboral de 44 a 36 horas, repartiendo el trabajo existente en las manos existentes para evitar el desempleo crónico
- Subsidios y paquetes agrícolas para medianos y pequeños productores gratuitos y de calidad
- Créditos estatales de apoyo al mediano y pequeño producto a bajas tasas de interés
Estas medidas son sólo paliativas y no erradicarán todo el problema en el que está enrollado el capitalismo por lo tanto, debemos seguir firmes en la lucha por la revolución socialista, y agitar por una conciencia revolucionaria en la clase obrera ya que estos acontecimientos son parte de la más de una década de crisis y austeridad provocada por este sistema y no se resolverán en los límites de un sistema que solo beneficia a los más ricos del país.
“Las crisis y los auges son inherentes al capitalismo desde su nacimiento; y lo acompañarán hasta su tumba”.
León Trotsky