Hace 50 años, el 4 de abril de 1968, el Dr. Martin Luther King Jr., el líder del movimiento por los derechos civiles en EEUU, fue asesinado a sangre fría. Ese día, el Dr. Luther King se encontraba en Memphis, Tennessee, para dirigir una manifestación, así como un mitin en solidaridad con la lucha de tres meses por el reconocimiento sindical para 1.300 trabajadores municipales de la limpieza.
Él se alojaba en el Motel Lorraine. Justo después de las 6 p.m., él y un par de amigos salieron al balcón para conversar con algunas personas en el aparcamiento de abajo. El ambiente era totalmente relajado y amigable. Estaba con un amigo músico que había compuesto una versión de ‘Precious Lord, Take Me by Thy Hand’. King le pidió que la tocara en el mitin: «Realmente quiero que lo toques esta noche», le comentó.
Luego, sonó un disparo y King se desplomó, la sangre brotaba abundantemente por su mandíbula y cuello. La ambulancia tardó 15 minutos en llegar, pero King estaba perdiendo sangre rápidamente. Fue trasladado al Hospital de San José. Media hora más tarde se comunicó su muerte. Tenía solo 39 años.
El disparo hizo resonar las palabras de Malcolm X, que había repudiado la estrategia de «no violencia» para el movimiento de los derechos civiles negros defendida por Martin Luther King en ese momento, también el mismo fue asesinado en febrero de 1965.
Ambos fueron asesinados porque se estaban radicalizando. Malcolm X estaba sacando conclusiones revolucionarias. El Dr. Luther King se oponía a la guerra de Vietnam y se estaba comprometiendo con la difícil situación de los pobres.
Fueron los problemas de pobreza, de clase y anti-guerra los que empujaron al Dr. Luther King aún más en la dirección de Malcolm X. Por esta razón, fue asesinado.
Publicamos aquí extractos de un artículo de 2006 de Roland Sheppard. Roland es un representante sindical retirado del Consejo de Distrito de Pintores #8 en San Francisco. Ha sido un activista social y socialista durante toda su vida. Asistía regularmente a las reuniones de Malcolm X en Harlem y estaba a cargo de la defensa cada vez que Malcolm X hablaba en el Militant Labor Forum en la ciudad de Nueva York de 1964-1965. Fue testigo del asesinato de Malcolm X en el Audubon Ballroom, el 21 de febrero de 1965.
Este artículo es, de muchas maneras, aún más relevante hoy en día tras las protestas de Black Lives Matter que han estallado en todo Estados Unidos en los últimos años. Estas protestas se hicieron eco de las que tuvieron lugar en ciudades y guetos en los días posteriores a la muerte del Dr. Luther King. Los trabajadores y jóvenes negros de Estados Unidos salieron a las calles para mostrar su rabia, reflejando su creciente politización tras la sublevación de Chicago de 1966 y los disturbios del «verano caluroso» de 1967 en Newark, New Jersey, Maryland y Detroit, por nombrar solo algunos
Entendieron que hubo un asesinato político y no el loco acto de un «pistolero solitario», como el gobierno más tarde afirmaría. Este nuevo cambio del estado de ánimo por parte de las masas negras en Estados Unidos definiría los próximos meses y años y paralizaría a la clase dominante que había respondido a su lucha solo con violencia, una táctica a la que se apegaría con sangrientos resultados. Las fotos de humo saliendo de edificios en llamas en Washington, atravesando el Capitolio, se convertirían en un símbolo definitorio del creciente descontento de las masas negras contra la guerra, el racismo y la pobreza.
In Defence of Marxism, 2018
Desde el asesinato de Martin Luther en adelante, las muchas inconsistencias en cuanto que James Earl Ray fue el único asesino quedaron manifiestas. Cuando las operaciones de COINTELPRO [un acrónimo de COUNter INTELligence PROgram], una serie de proyectos encubiertos salieron a la luz, a veces ilegales, llevados a cabo por el Buró Federal de Investigaciones de los Estados Unidos con el objetivo de evaluación, infiltración, desprestigiar y bloquear las actividades de las organizaciones políticas domésticas contra el movimiento de los derechos civiles, el movimiento anti-guerra, y radicales y socialistas, quedó expuesto, el Comité Selecto de Asesinatos de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, bajo la presión de estas exposiciones y del Movimiento por los Derechos Civiles, llevó a cabo una investigación en 1979 con el propósito de reexaminar el caso.
Inmediatamente después de que se publicara el informe afirmando que Ray era el único asesino, este comité selló todas las pruebas que tenía en su posesión durante 50 años (hasta 2029). Por lo tanto, nos quedamos con nada más con la integridad de los senadores para justificar sus hallazgos, en lugar de los hechos. La única razón lógica para mantener los archivos secretos es proteger a los culpables.
Recientemente, nuevos hechos sobre este asesinato han salido a la luz. El 8 de diciembre de 1999, un jurado otorgó a Coretta Scott King y su familia 100 dólares en concepto de daños y perjuicios como resultado de una conspiración para asesinar a su difunto esposo, Martin Luther King. El juicio se inició con la confesión de Lloyd Jowers en la televisión nacional en 1993 que había contratado al asesino de King como un favor a una figura del inframundo que era su amigo. Al concluir el juicio, Dexter King, el hijo del Dr. King, dijo: «Después de lo ocurrido hoy, no queremos preguntas como ‘¿Crees que James Earl Ray mató a tu padre?’ He estado oyendo esto toda mi vida. No, no, y este es el final. Este fue el encubrimiento más increíble del siglo, y ahora ha quedado expuesto. Ahora podemos seguir adelante con nuestras vidas».
La familia King, junto con su abogado, William Pepper, planean presionar a los historiadores y funcionarios electos para que cambie la catalogación de los registros oficiales del asesinato. Siempre ha habido muchas preguntas sin respuesta sobre el asesinato de Martin Luther King Jr. Desde el principio, ha quedado claro que el FBI estuvo involucrado en un grado u otro.
El FBI filtró información a la prensa de Memphis que Luther King se alojaría en un hotel blanco un par de días antes de su llegada a la ciudad. Esto obligó L. King a quedarse en el menos seguro Motel Lorraine.
La pregunta sigue siendo: ¿por qué el gobierno sería parte de la conspiración contra L: King? ¿Por qué lo querrían muerto? Una clave para entender el motivo del gobierno es que Martin Luther King mantenía una perspectiva política diferente en el momento de su muerte a la que pronunció en su discurso de 1963, «Tengo un sueño». Sus últimos discursos y acciones revelan que había comenzado a ver la lucha por la igualdad como una lucha económica y al sistema económico capitalista como el problema.
En uno de sus últimos discursos, pronunciado en la Universidad de Stanford en abril de 1967 y titulado «La Otra América», King abordó la situación de los ricos y los pobres en este país. En lugar de su sueño, habló sobre la pesadilla de la situación económica a la que enfrentaban los negros. Habló sobre «hombres hambrientos por trabajos, en busca de trabajos que no existían»; sobre la población negra que vive en una «isla solitaria de pobreza rodeada por un océano de prosperidad material»; y el drama de tener que vivir en un «triple ghetto de raza, pobreza y miseria humana». Explicó que después de la Segunda Guerra Mundial, la tasa de desempleo entre negros y blancos era igual y que en los años comprendidos entre entonces y 1967, el desempleo negro había duplicado a la tasa de los trabajadores blancos. También habló sobre cómo los trabajadores negros ganaban la mitad del salario de los trabajadores blancos.
Desde su experiencia, cuando comenzó su campaña por la igualdad en Chicago y en otras partes del norte, L. King concluyó en este discurso que lidiar con el problema de las Dos Américas era mucho más difícil que acabar con la segregación legal. Señaló que los liberales del norte, que habían brindado apoyo moral y financiero a la lucha contra las leyes de Jim Crow [las leyes de segregación racial promulgadas entre 1876 y 1965, NdT], no brindarían tal apoyo a los esfuerzos para poner fin a la segregación económica. También polemizó contra el concepto de que la gente debería valerse por sí misma. Explicando los obstáculos a los que se enfrentan los negros que entran en este país y que los europeos no sufrían, dijo: «Es una broma cruel decirle a un hombre sin botas que se levante por sus propios medios». La población negra, dijo, eran «extranjeros empobrecidos en su propia tierra».
En este discurso, King también se opuso a la guerra en Vietnam. Criticó al gobierno por gastar cientos de millones de dólares en la guerra y no para promover la igualdad nacional. Él declaró su objetivo de organizar y movilizar fuerzas para luchar por la igualdad económica. En su última carta, solicitando apoyo para la Marcha sobre Washington por Trabajo y Libertad, en 1968, escribió:
«Fue una obstinada insensibilidad por parte del gobierno hacia la miseria lo que primero avivó las llamas de la ira y de la frustración. Con el desempleo como un flagelo en los guetos negros, el gobierno todavía juega con medidas desganadas, se sigue negando a convertirse en un empleador de último recurso. Le pide a la comunidad empresarial que resuelva los problemas como si sus errores pasados lo calificaran para el éxito».
También declaró esta perspectiva en la Convención de SCLC [Conferencia Sur de Liderazgo Cristiano, NdT] de agosto de 1967:
«Tenemos que comenzar a hacer preguntas sobre toda la sociedad. Estamos llamados a ayudar a los mendigos desanimados en el mercado de la vida. Pero un día debemos ver que un edificio que produce mendigos necesita una reestructuración. Eso quiere decir que estas preguntas deben ser planteadas: ‘¿A quién pertenece este petróleo?… ¿A quién pertenece el mineral de hierro?… ¿Por qué la gente tiene que pagar facturas de agua en un mundo que tiene dos tercios de agua?
En otro discurso importante en 1967, King también indicó el curso que planeaba tomar en la lucha por la igualdad económica:
«No hay nada más que una falta de visión social para evitar que paguemos un salario adecuado a cada ciudadano estadounidense ya sea un trabajador de un hospital, un trabajador de lavandería, una empleada doméstica o un jornalero.
«No hay nada, salvo la miopía, para evitar que garanticemos un ingreso mínimo anual y un ingreso digno para cada familia estadounidense.
«No hay nada, excepto un trágico deseo de muerte, para evitar que replantearnos nuestras prioridades…
«La coalición de un sector enérgico de trabajadores, negros, desempleados y beneficiarios de asistencia social puede ser la fuente de poder que reconfigurará las relaciones económicas y marcará el comienzo de un nuevo logro en la reforma social.
«La eliminación total de la pobreza, ahora es una responsabilidad práctica, la realidad de la igualdad en las relaciones raciales y otros cambios estructurales profundos en la sociedad bien pueden comenzar aquí».
Estas palabras tienen aún más significado en el mundo de hoy. En ese momento, el mercado de valores estaba por debajo de 1.000 puntos. Hoy en día, está por encima de los 10.000 puntos y, sin embargo, las condiciones para los negros son aún peores que después de la Segunda Guerra Mundial.
En el momento de sus asesinatos, tanto Martin Luther King como Malcolm X se estaban cuestionando la existencia del sistema capitalista. De la lectura y audición de sus discursos finales resulta claro que ambos habían llegado a conclusiones similares sobre el papel del capitalismo en el mantenimiento del racismo. Es por eso que fueron neutralizados.
A diferencia de Malcolm X, que nunca tuvo la oportunidad de actuar según sus convicciones, Martin Luther King estaba organizando un movimiento para lograr sus objetivos declarados cuando fue asesinado en Memphis. Estaba en Memphis para construir «la coalición de un sector activo de trabajadores, negros, desempleados y beneficiarios de asistencia social» en apoyo de los huelguistas municipales. Si tal fuerza hubiera sido lanzada, todo el poder del movimiento contra la guerra y los derechos civiles en la década de 1960 podría haber transformado el movimiento obrero y convertido en «la fuente de poder que reconfigurará las relaciones económicas y marcará el avance hacia un nuevo nivel de reforma social». Tal coalición, como la concibió King hace 33 años, se necesita hoy.
Desafortunadamente, el movimiento por los derechos civiles, después de Martin Luther King y Malcolm X, subordinó la lucha de masas independiente en las calles a la actividad electoral, es decir: elegir a los Demócratas. Los políticos Demócratas negros bajo el lema: «voten por mí y los liberaré», comenzaron a distribuir el dinero de la «guerra contra la pobreza» a las organizaciones negras. Lo que W.E.B. DuBois llamó el «décimo talentoso» consiguió empleos en el gobierno y medró. Todo este proceso desmovilizó el movimiento por los derechos civiles de las masas negras, que posteriormente abandonaron.
Hoy, la bancarrota de esta política está afectando a todos los trabajadores, ya que las pensiones, los salarios, nuestros niveles de vida, etc., están siendo atacados y devaluados por la inflación. Los negros y otras minorías especialmente se han enfrentado al grueso de estos ataques, ya que ocupan desproporcionadamente las filas de los desempleados y subempleados.
Sobre la cuestión de los derechos civiles, las condiciones se han revertido a la década de 1960 para las masas negras y para los latinos. Según el Proyecto de Derechos Civiles de Harvard, las escuelas del país han vuelto a segregar a las poblaciones negras, latinas y en términos económicos. En todo este país, las ciudades del interior están siendo gentrificadas, vemos cómo negros y pobres son expulsados y dispersados por todo el país. La acción en respuesta al huracán Katrina y la explosión del movimiento por los derechos de los inmigrantes – un reflejo del ascenso de los pueblos indígenas de toda América Latina por sus derechos – traen esperanza para un futuro mejor y son sólo un indicio de lo que está por venir.
Al hacer un balance del movimiento por los derechos civiles con el telón de fondo de la situación mundial y doméstica en la apertura del siglo XXI, está claro que el «sueño» del Dr. Martin Luther King no es posible bajo la pesadilla del capitalismo. La tiranía moderna de las multinacionales y sus representantes en el gobierno se basa en dividir a los trabajadores en todo el mundo en función de la raza, la nacionalidad y el género. Bajo el capitalismo no hay forma de mejora para los trabajadores negros y latinos, ni siquiera para sus hermanos de clase blancos. Si el sistema del capitalismo se basa en la explotación del trabajo, y uno de los principales métodos de explotación capitalista del trabajo es el arma del racismo, ¿cómo puede lograrse una solución duradera a este problema de la humanidad bajo el capitalismo? Como dijo Malcolm X: «El racismo es rentable, si no fuese así, no existiría».
La única solución permanente a la explotación y opresión de los afroamericanos es el socialismo, basado en que la clase trabajadora multirracial se convierta en dueña de su propia sociedad, cultura y economía. Sólo sobre esta base se puede eliminar la doble explotación ancestral de los negros y reemplazarla por una sociedad adecuada para todos los seres humanos. Solo sobre esta base puede la clase obrera afroamericana ocupar el lugar que le corresponde, junto con sus otros hermanos de clase y hermanas, como dueños del país que fue construido con la sangre y el sudor de la esclavitud: la esclavitud de las plantaciones y la esclavitud asalariada de la ciudad.
La lección de esta historia es que si mantenemos nuestra política independiente de los partidos Republicanos y Demócratas y del gobierno; si confiamos en nuestro propio poder en las calles; si asumimos la lucha donde quedaron Malcolm X y Martin Luther King, ganaremos.